21D: Radiografía y lecciones de las elecciones en Extremadura

Este domingo se han celebrado las elecciones autonómicas en Extremadura, las primeras que confirman un nuevo panorama electoral. Los partidos de derecha, PP y Vox, han sumado juntos el 60% de los votos (con 29 y 11 escaños respectivamente), mientras que el PSOE se ha derrumbado de 28 a 18 escaños. Una derrota catastrófica y sin precedentes en una comunidad como Extremadura, bastión del PSOE hasta la reciente entrada del PP en el gobierno regional en 2023. Por su parte, la coalición de izquierdas, Unidas por Extremadura, conformada por Podemos e IU, ha tenido un resultado significativo, con más del 10% de los votos (el mejor resultado histórico de una marca electoral situada a la izquierda del PSOE en Extremadura), pasando de 4 a 7 escaños. De cualquier modo, el dato llamativo ha sido la subida de la abstención, con una baja participación de apenas el 63% del electorado. Claramente, el grueso de esta abstención se ha concentrado en antiguos votantes socialistas.

El Partido Socialista, que se encuentra en una situación de debilidad tras los escándalos de corrupción del caso Koldo-Ábalos-Cerdán, la condena al FGE, y las denuncias a Paco Salazar y otros por acoso, ha pagado la factura en las elecciones extremeñas, así como es probable que también lo haga en los próximos meses en Aragón, Castilla y León, y Andalucía, lugares donde actualmente gobierna el PP. Si bien la causa de fondo, en clave estatal, es la incapacidad del gobierno de resolver problemas fundamentales como la vivienda, la pérdida de poder adquisitivo o la precariedad laboral, Además, hay que añadir dos particularidades que han incentivado la caída del PSOE, por un lado, el anuncio del cierre de la central nuclear de Almaraz, que ha sido utilizada de manera demagógica por  la derecha, y, por otro lado, el pésimo candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo, carente de carisma y procesado en la causa judicial del hermano de Sánchez. Todo esto se ha reflejado en los 108.000 votos que ha perdido el PSOE respecto a las últimas votaciones (RTVE, 22/12/2025).

Por otro lado, el Partido Popular, que esperaba ganar una mayoría absoluta y frenar el avance de Vox mediante estas elecciones anticipadas, no ha conseguido ninguno de sus objetivos, a pesar de ganar en escaños al resto de partidos y mantener a la candidata María Guardiola al frente. Aunque la misma haya ganado un escaño más que hace dos años, en realidad su partido ha perdido 9.000 votos (RTVE, 22/12/2025). Esto se debe a la baja participación que ya mencionamos (del 70% en 2023 al 63% en 2025), por lo que, una vez más, la abstención ha sido la verdadera ganadora.

Desde 2023, las cosas han cambiado. A causa de la desilusión entre votantes del PSOE, el 11% de ellos han optado por el PP, el 15% han dado su voto a la coalición Unidas por Extremadura, y muchos otros se han abstenido. Pero no solo ha habido fugas en los votos del PSOE, pues el 12% de los votantes del PP se han pasado a Vox, que se está aprovechando de la caída del PSOE mucho más que los populares, criticando al mismo tiempo a ambos partidos (El País, 22/12/2025). Si la ultraderecha avanza, es porque su discurso “combativo” conecta ante el desprestigio tanto del PSOE como del PP. Esto no es ninguna sorpresa, ya que el “bipartidismo” ha demostrado no poder resolver ninguno de los problemas fundamentales de la población, y Vox se presenta como opositor en este escenario.

De todas maneras, conviene poner una nota de cautela ante lo que los medios describen como un “despegue” de Vox. Vox aún está lejos de desafiar a PP y PSOE, y ni siquiera alcanzó el 17% de los votos, que es el pronóstico promedio que viene registrando en las encuestas desde el pasado verano, sin cambios significativos. Tampoco hay que olvidar que ya en las elecciones generales de noviembre de 2019, Vox sacó en Extremadura un porcentaje de votos similar (16,85% en 2019, y 16,90% en 2025), e incluso entonces sumó varios miles de votos más que ahora.

Sin embargo, el descontento no solo está inflando el voto a Vox; ese malestar también se está expresando por el lado izquierdo, ya que Unidas por Extremadura (sin Sumar) ha pasado de 4 a 7 escaños. Es un indicio del vacío que hay a la izquierda y de cómo se puede llenar a la mínima que aparece una “alternativa radical”, aunque Podemos e IU ya han sido probados y deberán cambiar mucho no sólo en palabras sino en programa y acciones, si pretenden volver a generar expectativas sustanciales en la clase trabajadora.

En esta situación, difícilmente funcionará el voto “para frenar a la ultraderecha”. La izquierda parlamentaria ya ha jugado esta carta y es incapaz de ofrecer un programa radical de medidas que tanto necesitan jóvenes y trabajadores. El resultado de las elecciones en Extremadura son un anticipo de lo que veremos en otras comunidades autónomas y a nivel estatal en el próximo periodo. La “derechización” no es más que la confirmación de la falta de alternativa que existe en la izquierda y la profundización de la crisis del sistema capitalista, que lo único que nos ofrece es miseria, precariedad, austeridad, falta de recursos, militarismo, represión, etc. No queremos un gobierno de izquierdas que se limite a gestionar la crisis y a repartir la miseria, necesitamos construir un partido revolucionario para derrumbar este sistema podrido y resolver las necesidades de la mayoría de la sociedad. Esta es nuestra tarea, ¡únete a los comunistas!

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