3 de marzo, treinta y seis años después. Hipotecados por el pasado

Casanova, Cuerda, Sucunza, Valderrama, Aguirre, Villacián, Cobas, Tabar, y los demás, escucharon en silencio al Ministro de Gobernación y cuando acabó sólo uno se atrevió a exponerle la exigencia popular de una investigación independiente. Acostumbrado al “ordeno y mando” Fraga se levantó bruscamente y agarrándole por la corbata le espetó; “aquí el único que investiga a la policía es el Ministro de Interior”.

Tuvieron que pasar 32 años hasta que el Parlamento Vasco lo declaró, junto a Martín Villa y Alfonso Osorio, responsable político de la masacre del 3 de marzo, a pesar de lo cual ha fallecido sin pagar por ello. Defensor del golpe de estado de 1936, y responsable de torturas y fusilamientos, Fraga consiguió credenciales democráticas explotando con habilidad la pusilanimidad de la oposición, en base al miedo y al aparato del estado franquista.

Fundador de Alianza Popular, fue un actor fundamental de una transición sin ruptura con el ordenamiento jurídico fascista, y legitimadora de autoridades y mandos policiales y militares responsables de la represión. La ley de amnistía garantizaba la impunidad y negaba la aplicación de la justicia universal a crímenes de lesa humanidad.

Tres décadas después, el Comité de Derechos Humanos, el Comité contra la Tortura, y el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzosas, todos ellos organismos de la ONU, han exigido la derogación de esta norma. La respuesta la da ahora el Tribunal Supremo en el caso Garzòn, apuntalando una ley que impide investigar mas de 140.000 casos de muertos abandonados en cunetas y fosas comunes, deslegitimando a las Asociaciones de la Memoria, que reclaman verdad y justicia, y desautorizando el exhorto judicial realizado desde Argentina para investigar crímenes relacionados con personas desaparecidas, asesinadas y torturadas, niños arrebatados a sus padres, o empresas que utilizaron a presos políticos para trabajar como esclavos.

Una categoría, la de siervos, que se vuelve hoy cercana con una involución laboral que otorga a los empresarios poder absoluto sobre nuestras condiciones de vida y trabajo. Barra libre para contratar y despedir. Contratos con un año de periodo de prueba, descuelgue salarial, inaplicación del convenio colectivo, movilidad y jornada laboral a la carta, libertad para imponer expedientes de regulación de empleo o privatización de los servicios públicos de contratación.

El Gobierno Socialista abrió el camino aplicando políticas dictadas por el capitalismo europeo; dinero público para la banca privada, recorte salarial a los empleados públicos, contrarreforma de las pensiones o modificación de la Constitución para anteponer el pago de la deuda a cualquier necesidad social. El PP, genuino representante de los intereses del capital, viene ahora a rematar la tarea.

Según el Informe Foessa, once millones de personas viven en la pobreza, uno de cada tres hogares españoles tienen dificultades serias para llegar a fin de mes, uno de cada dos hogares no pueden hacer frente a gastos imprevistos, y medio millón de familias perderán su vivienda los próximos meses por no poder pagar la hipoteca. Los más afectados; jóvenes, mujeres e inmigrantes.

Hay una profunda corriente de malestar que se expresa en movimientos masivos, especialmente en el sector educativo y sanitario, como en Madrid, Murcia, Cataluña y últimamente en la lucha de los estudiantes en Valencia reprimidos por una actuación policial que nos retrotrae al franquismo. Millones de personas nos hemos manifestado el 18 de febrero en todo el estado, miles el 25 en Euskadi, Navarra y Galicia, y multitud el 29 junto a los trabajadores europeos, en contra de la reforma laboral y los recortes sociales.

Las mismas políticas se están imponiendo en Grecia, Irlanda, Reino Unido, Portugal, Italia, Francia o Alemania. Dentro o fuera del euro no hay alternativa bajo el capitalismo. Por eso es más importante que nunca la unidad de todos los sindicatos y organizaciones sociales, por encima de fronteras nacionales, para organizar la lucha y la resistencia y preparar una masiva huelga general.

Reivindiquemos la Memoria, frente a los herederos del régimen franquista, y gritemos, con la poesía de Miguel Hernández: «ladrones de naciones, guardianes de la cúpula banquera, cluecas del capital y sus doblones: ¡Fuera, fuera!”.

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Fuente: REBELION (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145627).

[I] Nota del editor: José Arturo Val del Olmo fue Secretario General de la UGT de Álava entre 1976-83.

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