Argentina: El límite es el capitalismo, derrotarlo es la tarea

La presión que sufre el país desde hace meses a manos del imperialismo (Buitres/Griessa/Obama/EE.UU.), junto a la oposición interna, genera un ambiente de que Argentina se encuentra literalmente en el default y al borde del abismo.

Ante el bloqueo de los fondos, por parte del Juez Griessa, destinados al pago de los bonistas que se acogieron al canje de deuda, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner mandó un Proyecto de Ley al Parlamento Nacional. El Proyecto de Ley versa sobre tres puntos centrales: reemplazar al Banco de Nueva York por Nación Fideicomisos -Pago Soberano Local- como agente de pago, ofrecer un canje voluntario a los bonistas y, depositar el dinero a los fondos buitres, que cobrarán en las mismas condiciones que el resto de los bonistas que se acogieron al canje de 2005, 2010.

La crisis mundial y el capitalismo argentino

Según Anfavea, entidad que nuclea a los fabricantes de automóviles, la caída de las ventas es superior al 25% que proyectaban los analistas más pesimistas. Según la entidad el mal viene por el Mundial de Brasil que hizo estragos en los resultados de la industria automotriz que difícilmente pueda repararse. Brasil “tocó fondo” ya que la baja de producción pasó del 13,30%  al 17,40% y de lo que va del año se eliminaron 6.700 puestos de trabajo en automotrices brasileñas y las exportaciones de vehículos, perjudicadas por la crisis en Argentina, caen más del 35%.

En el contexto político económico en nuestro país, se aceleró la fuga de capitales y la especulación con el dólar paralelo (blue). Los especuladores compran bonos y acciones en pesos en Buenos Aires para luego venderlos en dólares en Nueva York, en una operación para evadir el “cepo”.

La Unión Industrial Argentina reclamó la semana pasado un tipo de cambio más alto. Las multinacionales retrasan las exportaciones de granos. El gobierno está cediendo a esas presiones con un aumento gradual del tipo de cambio.

Según Pagina 12 (23/08/14): “El resultado comercial en julio arrojó un superávit de U$S 803 millones, un aumento del 113,5% respecto del mismo mes de 2013, mientras que computó en lo que va del año un excedente de 4487 millones, lo que representa una caída interanual del 18,7%. Así lo informó ayer el Indec. El mes pasado, la baja de las importaciones ascendió al 16%, por menores compras de autos y de componentes para bienes de capital. A su vez, las exportaciones anotaron una contracción del 9%, debido a la desaceleración de las ventas del complejo agropecuario y de las terminales automotrices. La fuerte desaceleración de la economía brasileña fue el elemento central para explicar la floja performance de los despachos de vehículos. El complejo cerealero liquidó U$S 200 millones menos respecto de julio del año pasado.”

“Las importaciones ascendieron a U$S 5920 millones el mes pasado, cuando habían sido de U$S 7022 millones en 2013, mientras que acumularon U$S 39.014 millones en el año, contra 42.797 millones del mismo lapso de 2013, una caída del 9%. La desaceleración de la actividad económica durante 2014 fue un factor central para explicar la merma de las compras al resto del mundo”.

Ante cada embestida de la crisis reaparecen los límites estructurales del capitalismo argentino, que no tiene que ver con este u otro Gobierno. Son los problemas de un capitalismo atrasado dependiente del mercado mundial. Y un Gobierno, como el actual, que apela a la intervención del Estado, que mejora la distribución del ingreso, pero que cuando aparecen estos límites estructurales se ve en la imposibilidad de resolverlos en términos progresivos.

Límites estructurales en términos de restricción externa, que aparece cada vez que hay una crisis, falta de divisas; aparece conla inflación estructural; aparece con las debilidades del Estado argentino para sustituir importaciones, y mucho más por la crisis actual, que es mucho más difícil. La matriz insumo-producto en la Argentina actual, tiene entre un 37% y un 40% de importados. Ya no sólo importamos como en el pasado bienes de capital, sino que importamos componentes e insumos intermedios. Por este camino devaluando a la “industria” instalada en el país.

Se expresa así, el carácter parasitario de la burguesía ya que en este marco de crisis y de capacidad ociosa de la industria es una utopía pretender que los capitalistas inviertan, desarrollen las industrias y den más empleo.

La oposición

Como era de esperar la oposición de derecha salió a cuestionar y hostigar el conjunto de medidas asumidas por el gobierno de CFK, haciéndose eco de las declaraciones del Juez Griessa que Argentina se encuentra fuera de la ley. Tanto el Frente Renovador, el PRO y la UCR no van a acompañar el cambio de domicilio de pago por considerarlo “muy peligroso” y caer en desacato, ya que el país quedaría en situación “ilegal” ante los EE.UU.

Desde los medios de comunicación, la Iglesia, el Poder Judicial y los diferentes sectores capitalistas, arremeten contra el conjunto de medidas que el gobierno propone ante la crisis.

La burguesía en general con sus voceros más rancios, Clarín, Nación, junto al Presidente de la Sociedad Rural Luis Miguel Etchevehere salieron a fogonear el miedo a las clases medias, ante el inminente default por los anuncios de la Presidenta, acusando al gobierno de implementar medidas “chavistas”.

Todo el arco opositor está montando una operación política contra el gobierno cabalgando sobre los despidos y aprovechándose de la coyuntura económica, forzando la suba del dólar.

Por su parte, los dirigentes empresarios agrupados en el llamado Grupo de los 6 rechazaron de forma unánime el contenido del proyecto que impulsa el Gobierno para modificar la Ley de Abastecimiento con el que podría fijar precios máximos, determinar márgenes comerciales, o sancionar a los que acaparen materias primas de forma innecesaria para el normal funcionamiento de la actividad.  Señalaron que la ley solo serviría para profundizar la caída de la actividad económica.

Como nos tienen habituados, cuentan tan sólo con un plan de ruta para desestabilizar al gobierno, con todas las medidas que están a su alcance.

El cinismo, la hipocresía, el servilismo, la demagogia, el entreguismo, la falta de escrúpulos, son todas características de esta oposición que en caso de ser gobierno prepararían un infierno inmediato para los trabajadores y el pueblo pobre, como ya lo han hecho una y otra vez producto de su sumisión incondicional al empresariado, al imperialismo y la oligarquía terrateniente para la cual operan abiertamente con ayuda de los monopolios mediáticos.

El Gobierno

La Presidenta CFK sigue insistiendo en apelar fundamentalmente al  empresariado a fin de «despertar confianza» y generar un mercado de capitales local, ante la falta de inversión externa. Un empresariado que sistemáticamente golpea a las clases populares y que opera permanentemente para desgastar el actual gobierno.

La Presidenta CFK defiende que el signo de la época es la exclusión y no la explotación, disocia arbitrariamente la existencia de un capital productivo y uno financiero -siendo ambos expresiones del capitalismo de nuestra época-, sostiene la idea que sólo los trabajadores -los que creamos el mundo con nuestras manos y cerebros- no podemos gobernar; resulta un programa inviable (ya que los intereses de trabajadores y empresarios son antagónicos e irreconciliables) y que terminará llevando el poder político a quienes pretenden girar la rueda de la historia al pasado.

En el capitalismo, las ganancias obtenidas por los empresarios no es más que la parte excedente que produce el trabajador y que se apropia el capitalista en forma de trabajo no pagado, por lo tanto la explotación sigue siendo el elemento central de esta época ya que es inherente al sistema. La exclusión, es en todo caso la otra cara de una misma moneda en la que explotación y exclusión se combinan para perpetuar la dominación de la burguesía y la oligarquía sobre el resto de la sociedad.

Por otro lado, si bien el Estado puede jugar coyunturalmente un papel reaccionario o relativamente progresista según qué fuerza lo controle políticamente, no siendo lo mismo en la práctica un Estado que a través de su gobierno intenta distribuir el ingreso, que uno que se ajusta a la lógica neoliberal, hay que dejar en claro que el Estado no es de Todos, sino de una clase social bien definida: la burguesía. Sea este un Estado incluyente o excluyente su función siempre será garantizar la explotación de una pequeña minoría de empresarios, banqueros y terratenientes sobre la inmensa mayoría de la sociedad como lo somos los trabajadores.

Desde estas páginas, desde nuestros materiales que repartimos, desde nuestra prensa, hemos dado cuenta de los avances en conquistas del pueblo trabajador en estos diez años en el gobierno kirchnerista y de la lucha incansable de la clase obrera y de los sectores populares desde el 2001. Apoyamos lo que representó y representa un avance concreto en reivindicaciones, fortalecimiento y conciencia de la clase obrera y sectores populares, pero como ya lo advertimos en otros momentos, estamos obligados a decir a viva voz, que si la crisis se acentúa, el margen de maniobra del gobierno se reducirá y deberá enfrentar el dilema de avanzar sobre los privilegios, ganancias y derechos de propiedad de los grandes empresarios y monopolios, o acometer políticas de ajuste contra el pueblo trabajador.

Estamos en presencia de una verdadera pesadilla para la humanidad, el capitalismo en cada rincón del planeta así lo muestra. El desempleo de masas afecta a más de mil millones de hombres y mujeres, que va acompañado por una lucha brutal por el mercado mundial entre diferentes potencias capitalistas. Guerras atroces como las que se suceden en Irak o Palestina resulta una constante inadmisible.

Los países de Latinoamérica, como es el caso de Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, en los últimos años han implementado políticas progresistas y sus gobiernos mostraron signos de resistir a las políticas imperialistas y sus agentes internos. También es verdad, que estas medidas se dieron en un ascenso de la economía después de la depresión en la década de los ’90, pero hoy la perspectiva de la economía mundial es de descenso.

La lucha que la Presidenta CFK lleva adelante contra los fondos buitres es vista por decenas de miles de trabajadores y jóvenes con respeto y apoyo entusiasta.

La Corriente Socialista Militante apoya esta lucha pero decimos que todo  el capitalismo es buitre.

Como señalamos en materiales anteriores,“cualquier gobierno que se mueva dentro de los márgenes del capitalismo se encuentra soldado a sus leyes inexorablemente más allá de las intenciones que este tenga y es esta la pared con la que choca el gobierno kirchnerista. Sobre todo, cuando en este preciso instante el mismo capitalismo se encuentra atravesando una crisis orgánica reflejo de su etapa de decadencia y cuyas consecuencias se ven en un mundo altamente convulsionado donde los economistas burgueses hablan de 20 años de ajuste y austeridad contra la clase obrera en los países del centro y la periferia”.

Avanzar en las tareas. Movilizar a los sectores obreros y a la juventud

Desde la Corriente Socialista Militante nos sumamos y apoyamos toda iniciativa a movilizar contra los fondos buitres. Sostenemos que hay que avanzar en la necesidad de armar un polo de izquierda anticapitalista, que levante las banderas de nacionalizar los resortes fundamentales de la economía para que pasen a estar bajo control democrático de los trabajadores; que toda empresa que suspenda o despida sea expropiada y estatizada bajo control de sus trabajadores.

No podemos aceptar y debemos denunciar el papel de los jefes sindicales en general, y del SMATA y Metalúrgicos en particular por el rol que han jugado y juegan ante los conflictos obreros, como es el caso de Lear, Acindar, etc. No aceptamos y rechazamos los dichos de CFK al demonizar a los obreros y a las organizaciones que han participado en los conflictos y han ayudado a resistir los embates de los empresarios. Así como la luz verde a los jefes sindicales como fue el caso de Pignanelli y la política de caza de brujas a activistas de izquierda. Llamamos a romper con esta política y con los personeros dentro el movimiento obrero.

No debemos dejar lugar al pesimismo, al derrotismo, ni al posibilismo que sólo nos desarman políticamente. Debemos profundizar el debate y la acción política para dar continuidad a los avances conseguidos en los últimos años y que hoy se encuentran en peligro.

El capitalismo es miseria, desocupación y hambre.

Las tareas del momento deben encontrarnos en la acción y el debate. En la calle enfrentando a los enemigos de nuestra clase, en las fábricas contra quienes defienden los intereses de las multinacionales. En el debate para avanzar en la toma de nuestros destinos en nuestras manos.

El Socialismo se justifica ante la historia frente a la barbarie capitalista, ya que es capaz de alcanzar un desarrollo económico, social, cultural y científico superior y sólo los trabajadores estamos interesados en un verdadero desarrollo de la industria, la agricultura, de la ciencia y de la cultura.

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