Argentina y la crisis del capitalismo en Sudamérica

Se configura un nuevo escenario en la región. Organizarnos en un polo anticapitalista para luchar por el socialismo

Mientras se cierra el capítulo de la muerte del Fiscal Nisman, con una estrepitosa debacle por parte del arco opositor que intentó en vano endilgar su muerte a la presidenta Cristina Fernández y a una serie de funcionarios de su gobierno, la escena política está ganada por tres claros escenarios.

Por un lado, la profundización de la crisis mundial capitalista que se manifiesta, en estas latitudes, en una tremenda recesión en Brasil, con la consiguiente consecuencia en la economía Argentina. La crisis política y social, que no es más que la cruda expresión de la crisis capitalista, se desarrolla sostenidamente y no deja de impactar en los territorios latinoamericanos y en cada una de sus economías. Como resultado, la crisis mundial del petróleo y el enorme impacto en la economía venezolana, o la crisis brasilera y la consecuente desaceleración en la industria automotriz en Argentina. O la desaceleración en la economía China y el impacto en países de la zona.

La otra, es el colorario de un proceso que no ha tenido pausas en años, desde la salida aérea de De La Rua en 2001, la ruina de lo que fue unos de los primeros movimientos populares en el país, la Unión Cívica Radical –UCR-, con su último acuerdo en la Convención Nacional desarrollada en estos días, Sanz logró su elección e imponer a esta organización política el acuerdo arribado con Mauricio Macri y Elisa Carrió. Todos ellos consideran un paso importante y se sienten muy contentos que el Radicalismo, la Coalición Cívica y el Macrismo puedan competir en las PASO y el que salga dirige!

Por último, la ofensiva del imperialismo hacia Venezuela, que por cierto encuentra resistencia sostenida en la juventud y trabajadores de los pueblos latinoamericanos que levantan la voz en repudio a las declaraciones del Presidente de EEUU y Nobel de la Paz Barack Obama que Venezuela representa un peligro a la seguridad nacional de EEUU.

La descomposición de la Unión Cívica Radical (UCR)

No es la primera vez que este partido político presta sus servicios a la reacción y no sólo hablamos de nuestra historia reciente, la última dictadura militar donde radicales y dirigentes peronistas prestaron a cientos de Intendentes, Gobernadores y funcionarios a la feroz casta militar que impuso a sangre, cruz y bayoneta la desaparición de treinta mil compañeros y un modelo económico que representó un retroceso histórico al país.

Durante el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916 – 1922), en 1919 los obreros de los Talleres Metalúrgicos Vasena, trabajaban nueve horas por día. Se produce la huelga por las 8 horas y la reincorporación de los despedidos: “Dignidad y Justicia”. La respuesta del poder fue bala y más bala. Con los uniformados de siempre. Esta vez ya con la ayuda del barrio Norte, las guardias blancas, la llamada después “Liga Patriótica Argentina”. Salieron a matar y las calles de Buenos Aires quedaron teñidas de sangre obrera.

Luego, durante el año 1920 – 1921, la Patagonia Trágica ocurrida en la Provincia de Santa Cruz donde el gobierno de Yrigoyen manda al ejército y fusilan a 1500 obreros que sostenían una huelga contra la explotación de la patronal británica.

En 1955 prestan apoyo social a la “revolución libertadora” que bombardeó la Plaza de Mayo y el centro de la ciudad de Buenos Aires con un saldo de 364 muertos y centenares de heridos, para sostener el régimen impuesto contra el segundo gobierno de Juan Domingo Perón elegido democráticamente con el 62% de los votos en 1952.

La UCR en 1981 integró la Multipartidaria, que fue una instancia de acción política conjunta, integrada por los partidos: Unión Cívica Radical, Justicialista (peronismo), Intransigente, Demócrata Cristiano y Movimiento de Integración y Desarrollo, manifestaban que como objetivo tenían que presionar a la dictadura militar para que abandonara el poder y se estableciera un régimen democrático. Se disolvió el 10 de diciembre de 1983, una vez asumido el gobierno democrático.

La realidad fue otra, el ascenso obrero y juvenil se manifestaba, entre otras acciones, el30 de marzo de 1982 donde decenas de miles de personas respondieron a la convocatoria de la CGT-Brasil para exigir democracia y otras reivindicaciones en Plaza de Mayo y otras ciudades del país. La movilización fue severamente reprimida, con miles de detenidos y un grave deterioro del régimen militar. Junto a la aventura de Malvinas por parte de la dictadura, la Multipartidaria jugó un papel decisivo, hacia una salida institucional burguesa, desviando las luchas y la conciencia de la clase obrera que no sólo exigía más democracia sino que evolucionaba a un cuestionamiento general de los partidos del régimen.

La UCR fue perdiendo su base social popular, y el acuerdo arribado hoy con Macri y Carrió, resulta la consecuencia de un proceso que viene de lejos. Plantean el endeudamiento del país y de esta manera financian a los que fugan capitales al exterior. Sólo basta ver la gestión de un gobierno como el de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires para darse cuenta de lo que pasaría en el país ¡y con el apoyo de UCR!

La Crisis Capitalista

La caída del Real en relación al dólar es de (U$S 1 = 3,27- Reales), la devaluación del 15% que ha sufrido el Real desde comienzos de año, y que para muchos, es la clave para una salida a la crisis a través de un fuerte incremento de las exportaciones.

En los últimos días, aguijoneada por el agravamiento de la crisis política nacional, la coalición de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff y del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) avanza en la elaboración de un acuerdo para aprobar en el Parlamento el plan de ajuste que propugna Joaquín Levy -llamado “Manos de Tijera”por ser el promotor del ajuste- y terminar con los cuestionamientos a la política económica. La burguesía brasilera no deja de presionar buscando la derrota del gobierno del PT e impulsar, de este modo, un plan de ajuste al estilo más liberal, para avanzar sobre las conquistas de la clase obrera. Cierto es que hoy el PT y el gobierno de Dilma Rousseff está llevando el ajuste a las mesas obreras, una posición política que seguramente en un futuro no tan lejano pagará muy caro

Las primeras manifestaciones no se hicieron esperar, no sólo la juventud y los trabajadores salieron a cuestionar las medidas de su propio gobierno (PT), a pesar de que la CUT sólo levantó la bandera de la defensa de PETROBAS sin cuestionar a los funcionarios que la llevaron a su situación actual; sino que la derecha se movilizó para aprovecharse de la situación y a través de la denuncia de la corrupción en Petrobras plantear una salida vía achicamiento del Estado.

Si miramos detenidamente, lo que está mal es que la dirección de la CUT y el PT hizo todo lo posible para vaciar los actos del 13M, dándoles un carácter de «defensa de Petrobras», sin explicar que la principal amenaza de Petrobras hoy es el gobierno de Dilma y la dirección recién nombrada de Petrobras, con su plan de venta de activos para pagar los préstamos del exterior.

Por otro lado, la defensa de la reforma política que no resuelve nada en la vida de la gente, olvida que la lucha es contra los diputados que atacan la seguridad, el seguro social y no hacen nada contra el desempleo, etc.

Actualmente, Brasil atraviesa una fase de clara contracción económica, con un pronóstico de caída del 0,7% del PIB durante 2015, una tasa de inflación que supera el 7%, bien por encima del objetivo oficial del 4,5% anual y, muy en particular, un altísimo nivel de endeudamiento de los hogares y del sector empresarial privado.

En tanto, la actividad industrial en el país vecino registró en enero una caída de 5,2% en la comparación anual y acumula en los últimos doce meses una baja de 3,5%.

Dejemos hablar a los empresarios argentinos: “En el sector textil, Brasil tiene un PBI diez veces más grande que el nuestro. O sea que si quiere colocar acá el 10% de lo que produce, nos quedamos sin industria nacional”, explicó el presidente de ProTejer y director de la firma TN&Platex, Jorge Sorabilla. Brasil en los últimos años estuvo perdiendo participación en el mercado local a manos de China, de modo que el efecto de la modificación cambiaria no es tan fuerte como era antes.

“La repercusión y preocupación por parte de la burguesía argentina no se hizo esperar, ya que Brasil es nuestro primer origen de importación, el año pasado entraron cerca de 7 a 8 millones de pares de calzado. Todavía no advertimos algo que nos alarme, pero lo vemos con cuidado”, dijo Horacio Moschetto, de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC). “Su devaluación todavía no los hace tan competitivos, están más o menos igual que nosotros, también han tenido inflación interna. Pero si esta tendencia se siguiera acentuando, lo veríamos con preocupación. También hay que aclarar que el control del comercio funciona, que el año pasado la entrada de calzado brasileño fue importante pero pareja, sin sobresaltos”, agregó el empresario.

Gerardo Venutolo, presidente de Adimra, explicó el efecto para las pymes con filial en Brasil. “Si la competencia allí es con empresas de otros lugares, estamos en igualdad de condiciones. En caso de que haya producción brasileña en el rubro, hay complicaciones. Pero sobre todo hay un efecto financiero: desde acá se hace la factura en dólares, se vende en reales y se cobra de vuelta con varios meses de atraso en divisas, ahora con una diferencia negativa por la devaluación del Real. Es decir que las empresas pierden capital de trabajo por sus filiales en Brasil”, indicó el metalúrgico.

El Real profundizó en estos días su caída y se depreció 3,2%, hasta ubicarse a U$S 3,27, su mínimo valor desde abril de 2003. La depreciación de la moneda brasileña se da en un contexto convulsionado política y económicamente.

Esta situación hace dificultosa la aprobación en el Congreso del paquete de ajuste con el que el gobierno de Dilma pretende revitalizar la economía. Los relevamientos semanales realizados por el Banco Central brasileño sobre estimaciones privadas de crecimiento económico se revisan en cada oportunidad a la baja. El último prevé un descenso de 0,7% del PIB para este año. Esta situación es acompañada por niveles de inflación cercanos al techo fijado en las metas anuales de la administración brasileña.

En su discurso, Dilma dijo que sabe del enojo del trabajador o del enojo de la juventud, pero que era momento de repartir la crisis entre todos, hay que hacer el esfuerzo, y que la crisis era pasajera.

Pero ¿podemos pensar la crisis en Brasil al margen de la crisis mundial capitalista?

Desde el 2008, todos los factores que impulsaron al sistema al alza se han combinado para conducirlo hacia abajo. El aumento masivo del crédito se ha convertido en una enorme montaña de deudas, una carga colosal sobre el consumo, que está arrastrando a la economía mundial hacia abajo con todo su peso. Mientras que la prensa y los políticos hablan de una recuperación, los estrategas serios del capital están sumidos en el pesimismo más negro. Los economistas serios están hablando no de recuperación, sino del peligro de una crisis nueva y más profunda. La “recuperación” es en realidad una ficción conveniente, calculada para calmar los nervios de los inversores y restaurar la “confianza”.

Entonces sería poco serio decir que Brasil esta desgajada de la crisis capitalista mundial, ya que los gurúes del gran capital hablan de una recuperación que va a tardar más de 30 años.

Brasil como en el resto de Latinoamérica solo podrá hacer florecer su economía de la mano de la clase obrera en el gobierno con un programa Socialista.

El imperialismo yanqui y Barack Obama

El 9 de marzo de 2015, el Presidente de EEUU y Nobel de la Paz Barack Obama emitió una Orden Ejecutiva declarando una “emergencia nacional”, afirmando que “la situación en Venezuela” representa una “ameaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los Estados Unidos”.

La declaración emitida por Obama es un ataque directo a la Revolución Venezolana y a los trabajadores del mundo y sienta las bases para una intervención de todo tipo desde lo económico hasta lo militar.

El gobierno de EEUU no tie-ne la más mínima autoridad moral ni política para hablar de defensa de derechos huma-nos, libertad de expresión y prensa. En EEUU la policía regularmente dispara y mata a adolescentes negros sólo por el color de su piel.

Llama a risa que un gobierno se arrogue el derecho de intervenir blandiendo las banderas de la paz y la libertad, algo absurdo en boca de quienes desmembraron países como fue el caso de Irak con el fundamento de que el gobierno de Saddam Hussein, tenía en su poder armas de exterminio masivo.

Hay que destacar que antes de la intervención del imperialismo yanqui en la región tanto el grupo Al Qaeda como Estado Islámico, no existían.

Las declaraciones de Barack Obama se deben leer en línea con la ofensiva del capitalismo en la región, ya que no es sólo Venezuela la que sufre la ofensiva de los grupos capitalistas, sino además el gobierno en Argentina o Bolivia. Debemos tener en cuenta que si pasa la ofensiva imperialista en Venezuela esto tendrá graves consecuencias para los derechos ganados del pueblo trabajador latinoamericano.

Defender la Revolución Venezolana es defender las conquistas obtenidas y la posibilidad de profundizarlas.

La salida a la crisis

La irracionalidad del capitalismo, atrapado en medio de contradicciones insolubles, le ha dado un carácter aún más agudo, doloroso y destructivo a través de la globalización. “La soberanía nacional” se ha convertido en una palabra vacía, ya que cada gobierno está sometido a las vicisitudes del mercado mundial.

El nerviosismo de la burguesía se refleja en el cuadro febril de subida y caída de los mercados. La cosa más leve puede causar pánico. El panorama económico es oscuro e incierto. Nadie quiere gastar o invertir porque no pueden predecir el futuro. Esto se refleja en la ausencia de cualquier mejoría en la inversión empresarial.

La crisis en EEUU, Europa y demás países es palpable y se desarrolla con toda su furia. Las esperanzas puestas en Asia y China se han evaporado rápidamente a medida que continúa su desaceleración. Los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y otros países “emergentes”) están toos en la misma situación y las predicciones del FMI para las economías del sudeste asiático también han tenido que reducirse drásticamente a la baja. El FMI habla ahora de “una ralentización estructural” de las economías emergentes.

El crecimiento en los llamados mercados emergentes se ha desacelerado. Esto no es difícil de entender. Si Europa y los EEUU no están consumiendo, China no puede producir. Si China no puede producir, países como Brasil, Argentina y Australia no pueden exportar sus productos. ¡Y Brasil ya comenzó!

No hay peor ciego que el que no quiere ver: el capitalismo muestra su incapacidad para poder seguir produciendo como lo hacía antes. La ofensiva del imperialismo, la acción de conjunto de las oligarquías y burguesías de la región que avanzan sobre las conquistas de derechos sociales y económicos de la juventud y los trabajadores, la descomposición de organizaciones de masas como es el caso de la UCR en Argentina, expresan en última instancia la crisis estructural del sistema capitalista.

Los episodios que tendrán lugar en nuestro país en 2015 con las elecciones presidenciales y legislativas, o en Venezuela con las Parlamentarias y en otros países de Latinoamérica, o el caso del gobierno de Dilma Rousseff, que apenas hace dos meses salió electa, están sujetas a las presiones y movilizaciones de los sectores más rancios del capitalismo que hacen el trabajo sucio y que expresan el sentimiento generalizado de su clase.

Los gobiernos que han puesto límites a la voracidad de los capitalistas, como subproducto de las rebeliones populares, como es el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina, tienen características muy similares ya que en el orden estratégico avanzaron sin una ruptura brusca con la institucionalidad burguesa heredada. Optaron por mantener la legitimidad dentro de la legalidad burguesa de siempre, persistiendo en reformas institucionales a través del mecanismo fundamental de implementar nuevas Constituciones, pero siempre dentro de las relaciones de producción capitalistas que, ante el nuevo escenario, muestran las limitaciones de este programa político al no avanzar en la expropiación del gran capital.

Solo avanzando en la planificación de la economía controlada democráticamente por los trabajadores y teniendo en nuestras manos los resortes fundamentales de la industria y el comercio exterior, podremos de manera definitiva y perdurable avanzar hasta lograr el Socialismo.

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