IU Cayo Lara mani Valderas

La X Asamblea Federal de IU y el contexto de la lucha de clases (2ª parte)

 

…Y un programa socialista

 

Actualmente, los banqueros constituyen el sector social más denostado. Los grandes empresarios, como Díaz Ferrán, ex-jefe de la CEOE detenido por corrupto y malversador, no les siguen muy atrás. Abogar por la lucha contra el capitalismo, levantando un amplio programa de consignas transicionales que partan de la experiencia cotidiana que padecen los trabajadores y las enlacen con la lucha por una sociedad socialista, ahora conectaría con amplias capas de la clase trabajadora si una organización conocida como IU las defendiera.

 

En cambio, el programa que propuso la dirección federal (y, básicamente, fue aprobado) queda muy lejos de eso. Se habla de luchar por crear mediante nuestra acción de gobierno 3 millones de puestos de trabajo tan sólo (de los que la mitad serían creados por la empresa privada gracias a los incentivos públicos en inversión e impuestos).

 

Hay un auténtico retroceso en el programa aprobado ahora con respecto a la Convocatoria Social de Octubre de 2011, al defenderse ahora la creación de una «banca pública» y «empresas públicas en los sectores estratégicos» como elementos centrales que conformarían un “Nuevo Modelo productivo” que, básicamente, supone otra nueva forma de gestión distinta pero, en esencia, dentro del sistema capitalista. En cambio, en octubre de 2011, después de nuestra Convocatoria Social, salimos a la calle demandando la “nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos de la economía”.

 

Los compañeros que han defendido la ponencia oficial se han opuesto a las enmiendas que subrayaban el carácter socialista en el programa de IU, explicando que iban contra el último programa electoral con el que concurrió IU a las últimas elecciones generales del 20N de 2011.

 

Pero dicho programa electoral no era nuestro programa (el nuestro, el de IU, que fue aprobado como dijimos en la Convocatoria Social de octubre de 2011 mencionada), sino un documento consensuado con otros partidos pequeños regionales, como la Chunta Aragonesista, Los Verdes e Iniciativa Per Catalunya para ir juntos a las elecciones del 20-N.

 

¿Entonces IU retrocede en su programa para abrazar el de Iniciativa Per Catalunya?

 

* IU debe defender un programa que aspire a resolver en un breve plazo de tiempo todos los problemas fundamentales que afecta a la inmensa mayoría de la sociedad. En primer lugar, la creación de empleo, no para tres millones, sino para los más de 6 millones de desempleados que hay en este país.

 

* Desde IU hemos aprobado subir ampliamente los impuestos a las empresas y a los ricos para obtener los recursos para sostener y ampliar el estado del bienestar. Ahora bien, esto acrecentará más aún el fraude fiscal y la nula inversión privada por parte de los capitalistas. Actualmente, en el caso del Impuesto de Sociedades que pagan las empresas, la contribución efectiva media de éstas fue sólo del 11,6% en el 2011, no del 30% que deberían pagar. Pero los 3.000 conglomerados económicos españoles más importantes pagaron apenas un 5% sobre sus beneficios (según GESTHA, el sindicato de técnicos de Hacienda). Siguiendo la experiencia de Venezuela u otros gobiernos de izquierda que subieron los impuestos a los ricos para hacer más inversiones sociales, los grandes potentados responderían en ese caso con una huelga de inversiones y una evasión a raudales del dinero. La limitada reforma de Hollande en Francia ya fue anulada por aquellos que controlan efectivamente la sociedad. Pero el programa de IU invoca a estos mismos capitalistas a contribuir a crear el 50% de los insuficientes puestos de trabajo que decimos que crearemos. 1

 

* Por tanto, si llegamos al poder, tenemos que estar preparados para una situación en la que la burguesía se enfrentaría de manera feroz a cualquier intento de aplicar medidas progresistas a favor de la mayoría. Si no, pecaríamos de una ingenuidad extrema. De hecho, en el contexto económico explicado, ya la inversión privada se desplomó en los últimos trimestres. IU debe explicar cómo la crisis es una crisis del sistema capitalista y no se puede resolver dentro del marco del sistema (cómo bien señala el documento de la Asamblea Federal). La única alternativa para un gobierno de izquierdas que defienda los intereses de la clase trabajadora y de los sectores de la sociedad más humildes es acabar con la anarquía del capitalismo mediante la nacionalización bajo control democrático de los trabajadores de los resortes fundamentales de la economía (es decir, las grandes empresas más la totalidad del sistema financiero). Sólo de esa manera se podrían poner a funcionar los enormes recursos humanos y materiales que quedan infrautilizados por la “economía de mercado” sobre la base de un plan racional de producción que atendiera a los intereses de la mayoría. Sin eso no habrá democratización alguna de la economía ni el Estado podrá demostrar a los autónomos y pequeños empresarios en ruinas (machacados por la gran propiedad) la viabilidad plena de una política socialista.

 

La expresión de “nuevo modelo productivo”, que lleva siendo décadas invocada por los dirigentes del PSOE para exponer su proyecto socialdemócrata dentro del capitalismo, es equívoca. El programa aprobado por esta X Asamblea de IU, que propuso a su vez la mayoría de la dirección federal, no va a solucionar por tanto la mayor parte de los problemas de los trabajadores. Más bien, siendo realistas, es una declaración de intenciones en gran medida, en el contexto económico y político explicado, pues no se dota de los instrumentos adecuados para que Estado pueda controlar de manera efectiva la economía bajo el control democrático de los trabajadores.

 

Preguntamos a los compañeros de la mayoría de la dirección federal, que han utilizado en diciembre en la X Asamblea Federal todo su prestigio para lograr esto: ¿No se ha recrudecido la crisis del capitalismo en el último año y medio? ¿No han avanzado las demandas en la calle ni el nivel de conciencia de los millones de trabajadores y jóvenes que se han movilizado repetidamente desde entonces? Precisamente por todo ello ¿No está claro que deberíamos radicalizar aún más los aspectos confusos del programa aprobado en la Convocatoria Social de octubre de 2011, haciéndolos más concretos aún? Sí, debemos hacerlo.

 

Nuestra tarea, parafraseando nuevamente al compañero Arregui, de la dirección federal, “no es poner parches al sistema, sino edificar un nuevo sistema (…) Si ponemos en una balanza los intereses de las 200 familias más ricas junto a los intereses de centenares de miles de familias que están siendo expropiadas y arrojadas de sus hogares, no hay dudas ¡Yo quiero expropiar a esas 200 familias que controlan el 50% de la economía en el Estado español!”.

 

El empirismo de nuestra dirección ante las buenas expectativas electorales, de llevarse a un extremo, nos llevaría a cegarnos con los “árboles que no nos dejan ver el bosque”. Ante los acontecimientos que nos van a estallar en los próximos 6-12-18 meses (unas elecciones anticipadas a nivel estatal y la posibilidad de la repetición de un pacto de gobierno con el PSOE) tenemos que elegir entre repetir la experiencia actual en Andalucía o no: ser el báculo de izquierdas de los dirigentes del PSOE, que en esencia no persiguen una política de ruptura con el capitalismo, o reflejar el movimiento vivo de los trabajadores y sectores sociales descontentos, como bien venía a decir el compañero Garzón.

 

Si la dirección federal pretendiera entonces sostener una política parecida a la andaluza podremos defraudar muy rápidamente las expectativas puestas en la organización: si algo demuestra cualquier resultado o encuesta electoral en cualquier país europeo en los dos últimos años (reflejando la cada vez mayor aceleración de los procesos políticos) es su enorme fugacidad.

 

Recordamos a los compañeros otras palabras de Rosa Luxemburgo.

 

La naturaleza de un gobierno burgués no viene determinada por el carácter personal de sus miembros, sino por su función orgánica en la sociedad burguesa. El gobierno del Estado moderno es esencialmente una organización de dominación de clase, cuya función regular es una de las condiciones de existencia para el Estado de clase. Con la entrada de un socialista en el gobierno, la dominación de clase continúa existiendo. El gobierno burgués no se transforma en un gobierno socialista, pero en cambio un socialista se transforma en un ministro burgués. (…) Mientras que en el Parlamento, o en el Consejo Municipal, podemos obtener reformas útiles luchando contra el gobierno burgués, ocupando un puesto ministerial sólo conseguimos esas reformas si apoyamos al Estado burgués. La entrada de los socialistas en un gobierno burgués no es, pues, como podría creerse, una conquista parcial del Estado burgués por los socialistas, sino una conquista parcial del partido socialista por el Estado burgués» (El affaire Dreyfus y el caso Millerand).

 

El debate en IU sí ha alumbrado una necesidad de un giro a la izquierda

 

En Andalucía, aparte de la CUT (partido político del Sindicato Andaluz de Trabajadores, de Diego Cañamero y Sánchez Gordillo), la reacción contra este pacto que maniata la política de IU es cada vez más fuerte en la mayoría de las agrupaciones del PCE. Hay diputados y dirigentes provinciales del PCE que reflejan esto, lo cual es muy positivo.

 

Pero lo que demostró la X Asamblea Federal es que la izquierda dentro de IU más consecuente y fuerte no está comandada por la CUT andaluza, sino que se da en comunidades como La Rioja, País Valenciano, Madrid o la UJCE (Juventudes Comunistas), dentro de IU y del PCE federales. Los delegados de fuera de Andalucía, más a la izquierda, veían correctamente como algo inconsecuente el agrupamiento de la CUT con los sectores más socialdemócratas de IU, como son los partidarios de Llamazares de Izquierda Abierta, para plantear listas confrontadas frente a la dirección del PCE, en vez de buscar una alianza con los sectores críticos que existen en el propio PCE andaluz o federal.

 

Un dato significativo de esta X Asamblea es que de los cerca de 1000 delegados, el 50% era la primera vez que participaban en una Asamblea Federal. Esta renovación se notaba también en el número significativo de jóvenes presentes.

 

Las intervenciones que más gustaron a los delegados (y las más ovacionadas, aparte del discurso de Cayo Lara), fueron las de señalados izquierdistas, como la coordinadora de La Rioja, Henar Moreno, o la de Enrique Santiago, que representaba a todas las tendencias de la izquierda de Madrid.

 

Las enmiendas debatidas de abajo a arriba han cuestionado el papel jugado por los partidos de izquierda en la llamada Transición, tras la muerte de Franco; se ha pedido (y logrado en algunos casos) limitar algunas decisiones antidemocráticas que se pretendía cambiar en los estatutos internos; se pedía más implicación en los movimientos sociales, en la lucha en la calle…

 

Una de las más claras expresiones del  ambiente del giro a la izquierda entre las bases se puso de manifiesto en el pleno, con la enmienda que defendió brillantemente Marina Albiol, diputada regional en el País Valenciano por Castellón. En ella, utilizando un lenguaje clasista (“no defendemos a la clase trabajadora, formamos parte de la clase trabajadora…”), defendió el establecimiento de un tope máximo en las remuneraciones de los representantes públicos de IU de entre 2,5 y 3 veces el SMI (junto con un tope máximo de dietas y alojamientos, justificable, de 1,5 veces el SMI).

 

Los defensores de la ponencia federal intentaron evitar por todos los medios que esto se votara, argumentando que estaban de acuerdo con el fondo, pero que era mejor transaccionar el texto y no concretar una cifra. Finalmente, Marina se mantuvo firme y tuvo que votarse la enmienda, concitando el apoyo mayoritario de un pleno que estaba lleno.

 

También fueron más que significativos del ambiente real, el apoyo y aplausos que recogieron las 2 intervenciones reseñadas de Alberto Arregui en el pleno y también la de Manolo Monereo (los más señalados miembros de la izquierda en el Consejo Federal). Los grandes aplausos cosechados por ambos reflejaban un hartazgo entre un sector importante de delegados (incluso entre algunos que no tenían una veleidad explícita crítica por la izquierda) sobre las concesiones que se había hecho a la representación en la dirección de la corriente más a la derecha en IU (Izquierda Abierta, del diputado estatal Gaspar Llamazares) y del ambiente falso que algunos compañeros parecían transmitir de que “no hay ningún problema ni discrepancia en IU”.

 

Este impulso desde abajo hacia la izquierda se vio reflejado inequívocamente en el discurso final del compañero Cayo Lara, y en la Declaración Final de la X Asamblea, que utilizó un lenguaje donde se cuestionaba de forma más concreta al sistema, negando ninguna posibilidad de llevar a efecto pactos sociales que apuntalen “el régimen existente”, y ratificando el llamamiento a la “rebelión ciudadana”.

 

La X Asamblea terminó con la elección de la lista única que se propuso al Consejo Federal, máximo órgano de dirección (850 delegados votaron a favor y hubo más de un centenar de votos entre blancos y nulos) y con el discurso final de Cayo Lara. En su cierre, Cayo insistió en 2 ideas-fuerza:
1) Que, como demuestra la experiencia de Grecia y Syriza, por primera vez existe la posibilidad real (al menos potencialmente) de que IU se convierta en el principal partido de la izquierda y los trabajadores. 2) Que es necesario que la organización crezca en militancia, participando activamente en las movilizaciones sociales, abriéndose a los nuevos sectores y potenciando lo que se ha denominado internamente como un nuevo
Bloque Político y Social.

 

Ahora bien, como hemos mencionado antes, la propia lucha de clases nos va a marcar nuestro camino, más que la estrategia elaborada en los documentos. Llegados a un momento determinado, las prácticas y el programa socialdemócratas que todavía juegan un papel fundamental en la organización, entrarán en contradicción evidente  con las necesidades de los trabajadores, que no se van a contentar con llamamientos genéricos a la “rebelión”.

 

La perspectiva entonces será la de la cristalización de un ala de izquierdas a nivel estatal (federal) que reflejará las aspiraciones mayoritarias entra la base. Desde abajo se vislumbra cómo muchísimas agrupaciones del PCE y asambleas de IU promueven un giro a la izquierda en su día a día en el programa y la estrategia de IU. Ya hay una nueva capa de dirigentes o diputados regionales y estatales mucho más susceptibles de reflejar este proceso.

 

Es un movimiento tan claro, acompaña tan rotundamente al mismo giro que está teniendo lugar en la inmensa mayoría de la sociedad, que esta presión se acentuará aún más claramente en el próximo periodo y hará girar a la organización aún más a la izquierda después de esta X Asamblea Federal.

 

Notas:

1 Es decir, en un país que ya superó los 6 millones de desempleados, el programa de IU sólo se compromete a crear 3 millones de trabajo en 4 años, de los cuales la mitad serían creados por obra y gracia del sector privado.

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