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El imperialismo occidental hace la vista gorda ante los acontecimientos en Yemen

A medida que los medios de comunicación occidentales se saturan de imágenes condenatorias de las atrocidades llevadas a cabo en la ciudad siria de Alepo, la catástrofe humanitaria en Yemen está siendo más o menos escondida en silencio bajo la alfombra. ¿La razón? Occidente tiene sus narices profundamente metidas en la tragedia de Yemen.

Hasta 200 personas fueron asesinadas y más de 500 heridas la semana pasada, tras los ataques aéreos de la coalición dirigidos contra un funeral en la capital yemení de Saná. El funeral, que se estaba llevando a cabo por el padre de un prominente líder Huti, contó con la presencia de una serie de altos funcionarios de seguridad, pero también de cientos de civiles. De acuerdo con la Cruz Roja el lugar fue sacudido por hasta tres ataques aéreos dejando tras de sí lo que algunos testigos llamaron «un lago de sangre.» La organización de ayuda dijo que había preparado 300 cuerpos embolsados.

La coalición liderada por Arabia Saudita negó inicialmente haber llevado a cabo los atentados, aunque es difícil imaginar otras fuerzas aéreas que hayan volado sobre la zona. En cualquier caso, la excusa saudí quedó desacreditada ante el inusual ataque del aliado estadounidense del reino. Una declaración del portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Ned Price, dijo que Estados Unidos llevaría a cabo «una revisión inmediata» de su apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudita, con posibles ajustes «para alinearse mejor con los principios de EEUU, sus valores e intereses.»

Pero, sin embargo, por horrible que sea la última atrocidad, no es un punto de referencia importante para lo que los yemeníes han estado sufriendo a manos de los saudíes. Los medios occidentales han estado derramando ríos de lágrimas de cocodrilo por Alepo, mientras que al mismo tiempo no mencionan el calvario impuesto a millones de yemeníes que han pasado a vivir a las zonas controladas por los Hutis. El asedio brutal se ve agravado por el hecho de que, incluso antes de esta guerra unilateral, Yemen era uno de los países más pobres, más secos y más subdesarrollados del mundo, donde más del 40 por ciento de la población vivía en la pobreza y el agua potable fresca regular era un lujo.

La campaña liderada por los saudíes golpeó muy fuerte a la infraestructura civil. Todas las carreteras principales, los puertos y otras infraestructuras claves han sufrido graves daños, por lo que el transporte de los productos básicos es extremadamente difícil. De hecho, un tercio de todos los ataques aéreos han sido sobre sitios no militares, tales como edificios escolares, hospitales, mezquitas y mercados. Un mercado en Sirwah en la gobernación de Marib ha sido atacado 24 veces. En septiembre de 2015, 135 personas murieron en el bombardeo de una boda en Taiz, más de 100 personas murieron en abril de este año en un bombardeo en un mercado en la gobernación de Hajja, mientras que 30 fueron asesinados en un atentado-bomba en un mercado en Hayfan durante un supuesto alto al fuego. En la gobernación de Saada, donde los Hutis disfrutan de un gran apoyo popular, los incidentes relacionados con los sitios no militares superan a los blancos sobre objetivos militares por tres a uno. Además, una serie de hospitales y centros de socorro, incluyendo los de los Médicos Sin Fronteras, han sido bombardeados de forma regular.

En el punto más alto de la embestida militar, la coalición ha impuesto sanciones económicas severas, así como un bloqueo completo de las zonas controladas por los Hutis, donde vive la mayoría de la población. Un bloqueo marítimo de las zonas controladas por los rebeldes impuesto por la coalición detiene los envíos que llegan a la mayoría de los puertos. La mayoría de las instalaciones portuarias también han sido completamente destruidas, lo que hace imposible la descarga y el atraque- excepto en las áreas controladas por los saudíes.

La guerra ha dejado a millones en una situación desesperada. Según la ONU, más de la mitad de la población de 28 millones sufre escasez de alimentos. Los niños son los más afectados, con cientos de miles de personas que corren el riesgo de morir de hambre. 370.000 niños sufren desnutrición severa y 1,5 millones de niños pasan hambre.

«El nivel de sufrimiento como resultado del conflicto en curso en Yemen es impactante. Se estima que 21,2 millones de personas, lo que constituye casi el 80% de la población total, necesitan ayuda humanitaria. Casi la mitad de los necesitados son niños,» dijo el representante de UNICEF en Yemen, Meritxell Relano. El coordinador humanitario de la ONU en Yemen, Jamie McGoldrick, dijo a CNN que: «Es probablemente una de las crisis más grandes en el mundo, pero es como una crisis silenciosa, una situación de silencio y una guerra olvidada.»

Presionadas por el aumento de la opinión pública en contra de la guerra, las clases dominantes estadounidenses y británicas están ahora mostrando «inquietud» por las atrocidades de la guerra saudí. Sin embargo, este cambio de tono huele a hipocresía. El imperialismo norteamericano –junto con sus cachorros británicos– han estado suministrando grandes cantidades de armas a Arabia Saudita y a los Estados del Golfo. Sólo el año pasado los EEUU vendieron $33 millones de dólares en armas a los países del Golfo. Según The Guardian, la administración de Obama «ha ofrecido vender $ 115 mil millones de dólares en armas a Arabia Saudita durante sus ocho años en el cargo, más que cualquier administración anterior de los EEUU».

Pero esto no se detiene aquí. La marina de Estados Unidos participa activamente en la aplicación del bloqueo marítimo sobre Yemen, y los Estados Unidos impusieron sanciones bancarias que son claves en la obstaculización del comercio, en particular, de los bienes básicos que son desesperadamente demandados por la población.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos también participan en la logística de la guerra junto con la provisión de instalaciones de abastecimiento de combustible. Según Military Times, la Fuerza Aérea de los EEUU realizó 1.144 misiones de combate aéreo y reabastecimiento por un total de 9.793 horas de vuelo, aportando 40,5 millones de libras de combustible para 5.525 aeronaves receptoras en Yemen hasta agosto de este año. El reabastecimiento en vuelo sólo tiene un objetivo, sostener una campaña aérea intensa sin que los aviones tengan que «perder el tiempo» abasteciéndose de combustible en un aeropuerto. El apoyo de reabastecimiento de combustible de Estados Unidos para la campaña de Arabia Saudita se ha incrementado en un 61 por ciento desde febrero.

Por otra parte, los oficiales estadounidenses y británicos han estado presentes en los centros de mando y control de Arabia Saudita desde el primer día de la guerra, ayudando a elegir objetivos para la campaña de bombardeos saudí.

Los Estados Unidos y Gran Bretaña están involucrados en todos los aspectos de esta guerra, con la excepción de que no son los que están disparando las armas directamente. Todo esto es con la intención de apaciguar a la podrida camarilla dominante de Arabia Saudita que está sumida en una crisis existencial. En declaraciones a la CNN, Peter Salisbury de Chatham House, dio una explicación muy precisa de las cuestiones que están en juego:

«La guerra de Yemen sigue siendo regional porque no hay mayor respaldo internacional en el otro lado del conflicto. Y los americanos y el Reino Unido no tienen ningún interés estratégico real en Yemen, por lo que es por eso que han decidido apoyar a los saudíes. Para ellos, el imperativo estratégico en Yemen es realmente mantener los saudíes felices y mantener un cierto grado de estabilidad en el Golfo.

«Básicamente, los políticos de Occidente ven el mundo como un gigantesco juego de aventura y ven que es más importante mantener su relación con Arabia Saudita que deshacerse de la molesta prensa sobre el caso de Yemen».

Cuando un periodista le preguntó al portavoz de Estados Unidos, John Kirby, sobre la diferencia entre el bombardeo de Yemen por Arabia y el bombardeo ruso de Alepo, Kirby respondió que había una «necesidad apremiante de «autodefensa» de los saudíes. Cuando se le pidió que diera explicaciones detalladamente se le enredó la lengua. Vale la pena citar de forma extensa lo que sucedió (ver video aquí):

PREGUNTA: De acuerdo […] Sin embargo, usted ha señalado que el hecho de que los saudíes estén haciendo esto en defensa propia. Es que el – no éste –
MR KIRBY: Ellos fueron- mira, así que ellos fueron-
PREGUNTA: – no la cosa específica, sino el todo – en su totalidad.
MR KIRBY: Ellos atendieron una solicitud del gobierno de Yemen [para el bombardeo]. La coalición liderada por Arabia fue invitada por el gobierno de Yemen. Ahora, y sé lo que vas a decir: Bueno, los rusos fueron invitados por Siria, por Assad a –
PREGUNTA: No, no. No no no no no.
MR KIRBY: Entiendo esto. No estoy tratando de hacer en absoluto una analogía histórica aquí.
PREGUNTA: Yo no iba a – yo no iba a – eso es

MR KIRBY: Pero ellos – Sí, ellos fueron- sí, ellos fueron invitados por el gobierno de Yemen y están bajo amenaza real por su parte – en el lado yemení de su frontera.

La respuesta se resalta claramente: no hay ninguna razón particular para el apoyo de Estados Unidos al asesinato de decenas de miles de yemeníes inocentes. La guerra en Yemen se inició como un intento desesperado del rey Salman y su hijo Mohammad Bin Salman de apaciguar a la camarilla wahabí del reino y para defender la deteriorada  importancia internacional de la camarilla gobernante. No es ningún secreto que los EEUU nunca han estado de acuerdo con esta guerra, pero esto sólo hace resaltar su cinismo.

El hecho es que esta guerra es imposible de ganar. Los hutis llegaron al poder sobre la base de un movimiento de masas, mientras que el «oficialmente reconocido» gobierno yemení de Hadi tiene muy poco apoyo interno. De hecho, sus aliados, principalmente grupos separatistas del sur y varios grupos islamistas, siempre han subrayado el carácter temporal de su alianza. El bombardeo al funeral, sumado al año y medio de un devastador bombardeo unilateral, sólo servirá para aumentar el odio hacia las fuerzas alineadas en torno a Arabia Saudita y para aumentar el apoyo a las fuerzas Hutis, especialmente en el norte. Tarde o temprano la hemorragia de dinero y prestigio dará lugar a una retirada de los saudíes que, a su vez, acelera la desintegración de este régimen reaccionario y apresurará su caída.

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