Cádiz forja el metal de la lucha de clases
Desde hace días, los obreros del metal de Cádiz están protagonizando una lucha ejemplar por su convenio. Publicamos aquí una crónica sobre la misma y las perspectivas que vemos para su éxito, deseando una victoria para los trabajadores gaditanos que anime a nuevas capas de nuestra clase a lanzarse a luchas más amplias.
Cuando escribo esta nota, si no se llega a un acuerdo, la Huelga Indefinida en el metal gaditano será un hecho, una semana después desde que las direcciones de las principales centrales sindicales españolas paralizaron la huelga de los trabajadores metalúrgicos en Cantabria.
No es una situación nueva, son cuarenta años aguantando precariedad laboral colaboración de clase entre las direcciones de los sindicatos mayoritarios y la patronal y listas negras de gente que no puede ya entrar en ciertos astilleros por represalias, por estar un poco más dando la cara frente a movilizaciones en el día a día del sindicalismo alternativo y combativo.
Esta es la más reciente expresión de la rabia que se está acumulando en la clase trabajadora industrial española.
Los días 18, 19 y 20 de junio 26.000 trabajadores metalúrgicos de la provincia de Cádiz salieron a las calles en una ola de huelgas más amplia, luchando por recuperar los salarios hundidos tras años de aumentos salariales por debajo de la inflación, el encarecimiento de la vivienda y el aumento del IPC.
El objetivo de la huelga es forzar un nuevo convenio colectivo con la Federación de Empresas del Metal de la Provincia de Cádiz (Femca), que remplace al impuesto en 2021. Las demandas sindicales son básicas, la regulación de los contratos ‘fijos discontinuos’, la mejora de las bajas por enfermedad y la indexación de los salarios a la inflación con fecha retroactiva del 1 de enero de 2024 a 2026, nada de aumentos salariales por encima de la inflación.
Por encima de todo buscan el restablecimiento del plus de trabajo tóxico para todos los trabajadores, este es el punto donde se ha enquistado la negociación. El plus tóxico penoso se eliminó del acuerdo en 2013, con la aprobación de los sindicatos, durante las negociaciones en medio de una profunda crisis en el sector. Se planteo otra vez en 2021, pero las direcciones sindicales mayoritarias volvieron a retirarlo. Se reclama que se reconozca formalmente lo que ya ocurre en la práctica: que muchos empleos en el sector del metal en Cádiz se realizan en condiciones de peligrosidad extrema. Es un sistema salarial de dos niveles, en el que las contrataciones anteriores a 2014 reciben el bono, mientras que, a los trabajadores más nuevos, trabajando en los mismos puestos, no lo reciben.
Miles de pequeñas y medianas subcontratas vinculadas a grandes corporaciones como Navantia, Airbus, Acerinox o Dragados se ven afectadas, entre 17.000 trabajadores permanentes y hasta 9.000 fijos en 3.500 empresas. También afecta a trabajadores de micro y pequeñas empresas de carpintería metálica, aire acondicionado, fontanería y talleres mecánicos. Todos bajo el mismo yugo de salarios de usura, contratos precarios y acuerdos sistemáticamente violados con total impunidad.
Recordemos la traición sindical y del gobierno del Partido Socialista (PSOE)-Podemos, con Yolanda Díaz como ministra de Trabajo, el año 2021, que aterrorizados tras nueve días de movilización durante los cuales los trabajadores paralizaron la producción con una participación casi total, bloquearon carreteras y los barrios obreros estallaron en solidaridad, con caceroladas nocturnas, pancartas en los balcones y manifestaciones espontáneas, respondió con la fuerza bruta. Cientos de antidisturbios y blindados fueron ocuparon los barrios obreros para aplastar la huelga. Como cabía esperar las direcciones de CCOO y UGT intervinieron para sofocar el movimiento, firmando un acuerdo a puerta cerrada con la patronal… Una traición total.
Lejos de tratar ninguno de los problemas estructurales como la precariedad, extrema flexibilidad laboral, subcontratación sin control, largas jornadas, trabajo peligroso, se recortó el salario de un 7 u 8 por ciento. Pero la patronal ignora hasta estos mínimos teniendo a los sindicatos mayoritarios como garantes del poder empresarial.
Las consecuencias se dejan notar, emigración de trabajadores (entre 2.00 y 5.000 obreros), turnos de 12 horas sin descanso duranta un mes, contratos de unos pocos días, descontrol en las horas extra… Por la experiencia pasada, la desconfianza hacia las direcciones de UGT y CCOO está muy extendida.
Por esta razón un núcleo combativo de obreros de metal de Cádiz, agrupados casi en su totalidad en la industria auxiliar, los más abandonados por las direcciones de UGT y CCOO, fundaron en 2020 la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM , para dar fuerza a una voz que podría ser una parte de una movilización nacional enorme de lucha de clases: 9.500 trabajadores de Iberdrola están en huelga; los médicos y las tripulaciones de vuelo de EasyJet se están movilizando para obtener mejores salarios y condiciones de trabajo; los maestros asturianos, los trabajadores de Alcampo y Caixabank movilizados contra los recortes de empleo. Luchando contra la burocracia sindical que aísla las luchas, desgastando y debilitando las resistencias del proletariado y garantizando negociaciones para la patronal. Funcionan como policías laborales, auténticos represores de la lucha de clases.
Es imperativa la necesidad de unificar la lucha del Metal en todo el Estado español: ayer lucharon los de Cantabria, hoy los de Cádiz, pero hoy también están en lucha los astilleros de Navantia en Cartagena, separados nos derrotan uno a uno pero juntos somos más fuertes contratodas las patronales.
No obstante, esta convocatoria se ha realizado para las plantillas de la “Industria Auxiliar” que, ciertamente, es la que emplea a miles de trabajadores del Metal, y que es donde más incumplimientos del convenio y de salud laboral se perpetran. Los sindicatos mayoritarios de los comités de empresa de las tres factorías de Navantia en Cádiz “no han visto conveniente” la propuesta de SAT/CTM para la convocatoria de huelga también de la plantilla “fija” de los Astilleros y así luchar conjuntamente por ambos convenios y, de esta manera, ir acortando de una vez las grandes diferencias de condiciones entre unos y otros obreros del mismo sector realizando la misma labor.
La lucha no es solamente por la firma de un convenio justo sino, principalmente, por las garantías y vigilancia del cumplimiento del convenio, para que la patronal y las distintas empresas no conculquen los derechos laborales, incluso los más básicos: las jornadas reducidas por alertas de temperaturas, la prohibición de horas extra, la puesta a punto de los EPI… todos estos derechos que, sin ir más lejos, todos los días provocan accidentes y, demasiado a menudo, incluso muertes en los puestos de trabajo. Para que toda persona que entre a trabajar en una factoría de astilleros se ampare bajo el mismo convenio del metal, para que no se ceda ningún derecho de la clase obrera, nativa ni extranjera, para el continuo enriquecimiento de los empresarios.
En estos días veremos como se desarrolla la lucha de los trabajadores del metal. Es muy importante forjar vínculos con el resto de la clase obrera española y mundial. De ahí la importancia de la formación política, porque la lucha por los derechos salariales y de las condiciones laborales no es aislada, debe de lucharse de forma amplia contra nuestro enemigo capitalista.
Camaradas, luchemos por la expropiación y nacionalización de todas las empresas y el control obrero, por una organización de la producción basada en las necesidades humanas y no en la propiedad privada. Camaradas, ¡¡¡Luchemos por el socialismo!!!
Imagen de portada: El Salto Diario
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