Continúa la lucha del retén de enfermería del hospital de Basurto
Aunque estamos a diciembre de 2020, aún resuenan en mis oídos los aplausos diarios de las 8. Esos aplausos que iban a significar un salto en el reconocimiento de una profesión que siempre ha sido la sombra de la medicina. Nos hicimos héroes y heroínas para toda la sociedad, nos emocionamos con cada aplauso, con cada reconocimiento público, pero en la materialización de todo esto, sólo hemos recogido más precariedad.
Seguimos con el mismo porcentaje de temporalidad, nuestras vidas continúan dependiendo de la llamada de teléfono en cada bolsa de trabajo del país y nuestras vidas, de la reacción instantánea de la decisión que tomes en ese preciso momento.
En una misma profesión y dentro del mismo hospital también hay clases. Los fijos y los temporales. Y dentro de los temporales, somos el grupo más precario: El retén. Iniciamos una lucha por que simplemente se cumpla el convenio firmado en 2009, ya con grandes deficiencias, tal y como se cumple con el personal fijo en plantilla.
La organización sirve, hay que seguir Había que canalizar de alguna manera el enfado de 155 personas que pertenecemos al retén de enfermería de Basurto por la dignificación de nuestras condiciones de trabajo. Ya que no podemos mirar de 6 meses en adelante, ni siquiera 4, ni planificar nuestra vida a largo plazo, luchamos por que se nos proporcione una cartelera a dos meses de previsión y sin que ésta cambie en función de la mala o buena organización del hospital cada día. Luchamos por que nos respeten los días de descanso, por que no nos llamen a casa para obligarnos a trabajar o a quedarnos en casa cuando tenemos turno, sin preguntar, sin tener en cuenta nuestra decisión y sin que respeten nuestras vidas. Así pues, desde el sindicato LAB, organizamos una asamblea de trabajadores y trabajadoras del retén de enfermería de Basurto en el que asistieron 30 personas entre ambos turnos, pues se debía respetar el aforo impuesto por la situación de pandemia. Esta asamblea sirvió de impulso para ordenar nuestras reivindicaciones e iniciar un camino de lucha que comenzaría con secundar la huelga del 12 de noviembre convocada por todos los sindicatos (SATSE, ELA, LAB, SME, CCOO y UGT ) en Osakidetza en general. La huelga tuvo un seguimiento del 20,58% en Atención primaria y de tan sólo un 4,06% en los hospitales. El contexto de “segunda ola” se ha visto reflejado en dichos resultados pero sobre todo, los sindicatos deberían hacer una fuerte autocrítica por mejorar en luchas posteriores, pues aunque hayan ido unidos todos ellos a la huelga, y bajo mi percepción personal, la información era difusa, con concentraciones cada semana en varios puntos, sin unas reivindicaciones claras y fuertes llevadas a todos los puntos sanitarios, no han hecho trabajo de agitación dentro de los centros y en definitiva, estos números son el resultado de la lejanía de las direcciones sindicales de los problemas a pie tajo.
Tras dicha asamblea, la dirección del hospital vio asomar las orejas al lobo y decidió proporcionar la cartelera a todos los trabajadores/as del retén a dos meses vista, por lo que la lucha se consumió decidiendo esperar a los movimientos de arriba bajo los consejos sindicales de que así fuera. No ha pasado ni un mes, y la dirección ya ha cambiado casi de pleno las carteleras. Ya habíamos planeado el periodo de navidad, pero nada de eso sirve ahora, porque la conciliación familiar y social, se hace imposible sin derechos laborales.
La indignación de la gente ha aumentado y los acontecimientos que se avecinan van a estar determinados por las acciones sindicales que se lleven a cabo en los próximos días y semanas.
Si tan sólo una convocatoria de asamblea ha provocado movimientos por arriba, ¿Qué se podría conseguir si las acciones sindicales no se detuvieran ante cualquier concesión superficial que no resuelve los problemas reales?
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