Contra el genocidio en Gaza, ¡Huelga general, ya!
El genocidio sionista contra los palestinos de Gaza se ha convertido en el mayor acontecimiento de la política mundial. Está agitando un país tras otro, golpeando la conciencia de las masas oprimidas de todo el globo y lanzando a la lucha política a millones de personas. La barbarie que vemos desarrollarse en Gaza está desgarrando la hipocresía moral de los “valores occidentales” defendidos por las instituciones burguesas y sus organismos internacionales, que permanecen en una pasividad cómplice.
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La clase obrera da un paso al frente
El movimiento de solidaridad con Palestina ha adquirido un apoyo masivo como nunca antes. Esto está expresándose en movilizaciones multitudinarias, con un protagonismo innegable de las masas de la clase obrera, por no hablar de la juventud. Como suele ocurrir, la reserva última de sensibilidad, de solidaridad, de conmoverse por el sufrimiento humano…, descansa en la clase obrera. Frente a esto, tenemos la barbarie y mentalidad desalmada de las clases propietarias, que viven de explotar y oprimir a otros, y que manifiestan su apoyo al genocidio sionista o tratan de justificarlo.
Durante dos años hemos visto innumerables manifestaciones masivas en todas partes. Pero, en las últimas semanas, ha calado la idea de que eso no basta para detener el genocidio de Gaza ni para obligar a los gobiernos occidentales a actuar decididamente contra Israel, que se necesita emprender acciones directas y contundentes. Aunque hubo algunos bloqueos en puertos como Génova, Fos-sur-Mer, El Pireo y Barcelona contra el embarque de armas destinadas a Israel, esto tuvo un carácter esporádico.
Un primer indicio del cambio de situación fue la despedida masiva a fines de agosto, en Italia, de la Flotilla Global Sumud, compuesta por decenas de embarcaciones que tienen la pretensión de romper el bloqueo israelí de Gaza para llevar ayuda humanitaria, y que concentró 50.000 personas en el puerto de Génova y decenas de miles en el resto de Italia y otras ciudades europeas, como Barcelona. Allí, los portuarios genoveses se comprometieron a bloquear todo el comercio portuario con Israel, no solo en Italia sino en toda Europa, si la flotilla es atacada. A esto le siguió la movilización masiva en el Estado español alrededor de la Vuelta Ciclista a España, y que culminó en el boicot de masas, con más de 100.000 personas presentes, a la etapa final de la Vuelta en Madrid, que terminó suspendida. Paralelamente, la principal central sindical italiana, la CGIL, convocó el pasado 19 de septiembre un paro laboral de dos horas en todos los centros de trabajo, que se prolongó a cuatro horas en muchos de ellos, contra el genocidio en Gaza. A su vez, un pequeño sindicato italiano, la USB, convocó un paro de 8 horas el lunes 22 de septiembre que tuvo un impacto muy superior a sus fuerzas. Más de medio millón participaron en manifestaciones, y decenas de miles tomaron acción directa para bloquear estaciones de tren, puertos, y otras arterias viales importantes, demostrando la voluntad de ir más allá de la convocatoria simbólica de la dirección de la CGIL.
Pánico en la clase dominante
La clase dominante de Europa y más allá, está mirando con pánico el ambiente de ira que está acumulándose y que amenaza con estallar en un país tras otro, alimentado también por los recortes sociales, el aumento de precios, el empleo precario y el encarecimiento de la vivienda. Por esta razón, toda una serie de gobiernos imperialistas (Francia, Gran Bretaña, Australia, Bélgica, Canadá, Portugal, entre otros) se han apresurado a reconocer el Estado palestino en la reciente cumbre de la ONU, para tratar de reconciliarse con la opinión pública de sus países. Pero esto son simples declaraciones en un papel, que no resuelven nada.
Justamente, este ambiente de disposición a la lucha activa contra el genocidio que se respira en amplias capas de la clase obrera española, es lo que está detrás de las medidas aprobadas por el gobierno de Sánchez contra Israel. Una encuesta del Instituto Elcano en julio pasado, constataba que el 82% de la población española calificaba como “genocidio” la actuación de Israel en Gaza. Pero el decreto de embargo de armas a Israel de Sánchez será papel mojado si los trabajadores no establecen un verdadero control obrero en puertos y aeropuertos para asegurarlo, o mientras EEUU pueda utilizar sus bases militares para cargar armas con destino a Israel sin control alguno.
La reacción histérica a las movilizaciones de masas en el Estado español y a las medidas tibias de Sánchez contra Israel han retratado completamente a la derecha y la ultraderecha (PP, Vox y Aliança Catalana), que apoyan abiertamente la carnicería de Gaza. Vemos aquí el corolario de la islamofobia y las posiciones racistas contra los inmigrantes de esta gente.
Derrocar a Netanyahu y al Estado sionista
Los responsables de la masacre del pueblo palestino tienen nombre y apellido. El gobierno israelí sigue un plan sistemático para ocupar todo el territorio palestino, objetivo compartido por toda la clase dominante sionista, independientemente de las divisiones internas sobre el momento oportuno de hacerlo o los métodos para alcanzarlo. Tras dos años de guerra genocida en Gaza, es impensable que simplemente pedir un alto el fuego o el acceso humanitario logre algo. Es necesario derrocar a Netanyahu y al Estado sionista de Israel. Eso pasa en primer lugar por el derrocamiento revolucionario de los regímenes árabes reaccionarios de la zona, simples agentes del imperialismo que no hacen nada para combatir el genocidio de sus “hermanos” palestinos. Esta es la tarea de la clase obrera de Oriente Medio, empezando por las masas árabes. La toma del poder por la clase obrera y el pueblo pobre de los países árabes cambiaría radicalmente la correlación de fuerzas en favor del pueblo palestino.
Solo mediante medios revolucionarios puede lograrse la paz en Oriente Medio. Expropiando a los capitalistas y terratenientes sería posible establecer una federación socialista de todo Oriente Medio, poniendo las bases para una coexistencia fraternal que trascienda las divisiones religiosas y étnicas fomentadas por el imperialismo para dividir y dominar a los explotados.
Paralizar el país para detener la guerra
Pero lo que ocurra en casa, aquí y en Europa, es igualmente decisivo. Israel puede actuar así porque cuenta con el apoyo militar, político y económico del imperialismo estadounidense y europeo, incluido el español, que tienen enormes intereses en la región. Por eso debemos librar una lucha contra nuestra propia clase dominante.
Todos los gobiernos europeos que hablan de reconocer un Estado palestino, siguen armando al ejército israelí hasta los dientes o compran armas a Israel, financiando de esta manera su campaña genocida. Rechazamos esta repugnante hipocresía que oculta los verdaderos intereses del sistema económico capitalista y de empresas que obtienen enormes beneficios del dinero público y del sufrimiento del pueblo palestino.
No es casualidad que todos los gobiernos europeos aprueben políticas de austeridad para elevar el gasto militar, lo que alimenta la escalada del militarismo.
Lo que más temen las clases dominantes es un levantamiento masivo en Occidente y Oriente Medio, porque saben que es lo único que realmente detendría su saqueo. Este miedo es, precisamente, lo que debemos acrecentar. Necesitamos una lucha que los acorrale.
Es necesario ampliar la movilización de jóvenes y trabajadores, con asambleas e iniciativas de protesta en institutos, universidades y centros de trabajo, como se han anunciado.
Exigimos la caída de los gobiernos que apoyan a Israel, la ruptura de los acuerdos militares con el Estado sionista, la expropiación de las empresas y bancos cuyos productos o servicios contribuyen al genocidio, la nacionalización de la industria militar bajo control obrero y su reconversión para fines socialmente útiles, la eliminación del gasto militar para financiar escuelas, sanidad, infraestructuras y pensiones, y el cierre de todas las bases militares de EEUU.
La única solución reside en la movilización internacional de la clase trabajadora, que es la única fuerza capaz de paralizar la maquinaria militar israelí y el sistema capitalista que la sustenta.
Apoyamos la declaración de bloquear todos los puertos de Europa si se pierde el contacto con la Flotilla. Pero, para intensificar la lucha, es necesario que actúe el conjunto de la clase trabajadora. Aquí, UGT y CCOO han convocado “movilizaciones” ¡para el 15 de octubre! Esto es demasiado poco y demasiado tarde. En Euskal Herria, ELA, LAB, CCOO y otros sindicatos pequeños han convocado un “paro general» ese día. Esto va en la dirección correcta, pero no basta. Se necesita una huelga general inmediata en todo el Estado. Si UGT y CCOO se resisten, CGT, ELA, LAB, CIG, y especialmente la Coordinadora Estatal de Trabajadores Portuarios, deben seguir el ejemplo de la USB de Italia. Deben llamar a una huelga general inmediata contra el genocidio en Gaza y los cómplices políticos y empresariales del asesino de Netanyahu en el Estado español. Esto tendría un impacto colosal y abriría las puertas del descontento de masas contra el genocidio en Gaza, el militarismo y las políticas antiobreras que se derivan de esto.
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