Corbyn consigue una victoria excepcional – Un terremoto político sacude al Establishment británico al ver cómo un izquierdista se convierte en el líder del Laborismo

Esta asombrosa victoria de Jeremy Corbyn, que lo convierte en el líder del Partido Laborista, representa un terremoto político de proporciones monumentales. Ha transformado el mapa político británico de arriba abajo. Cientos de miles de trabajadores y jóvenes, desesperados por la situación, están celebrando esta victoria en todo el país. Michael Meacher ha descrito correctamente la campaña de Corbyn como «el mayor vuelco no revolucionario del orden social».

RESULTADOS DE LA ELECCIÓN:

Jeremy Corbyn:     251.417 votos   –   59.5  %
Andy Burnham:     80.462 votos   –   19,0  %
Yvette Cooper:         71.928 votos    –   17,0  %
Liz Kendall:             18,857 votos    –     4,5  %

Además, representa una derrota masiva del Establishment y de sus candidatos de derechas. Representa un voto abrumador a favor de un cambio fundamental. No en vano, ha hecho saltar las alarmas en los Consejos de Administración de los bancos y en la City de Londres, temerosos de un giro brusco a la izquierda.

La victoria de Jeremy parecía que no vendría de ninguna parte. Pero aquellos que tienen ojos para ver podían sentir el malestar de donde procede. Es el reflejo de una rabia y amargura hirviente dentro de la sociedad, sobre todo desde la crisis de 2008-9. “Socialist Appeal” ha declarado en repetidas ocasiones que estamos en un período de cambios bruscos y repentinos. El «fenómeno» Corbyn es sólo un reflejo de esto. Incluso el Financial Times, un vocero de la clase dominante, podía sentir el suelo temblar bajo sus pies. Al describir esta «insurgencia popular», se sorprendía de que la reacción «no hubiera sido más grande.»

«En otra época, el accidente de 2008 podría haber desencadenado una revolución», dijo. «En cambio, el Sr. Corbyn y sus compañeros de viaje están capturando el resentimiento popular hirviente, que no tiene respuestas. Muchos simplemente predican el odio al forastero. Ellos han entendido, sin embargo, que algo hay que cambiar».

Bueno, algo ha tenido que cambiar – a lo grande. «Ya basta», dicen todos aquellos que llevan demasiado tiempo soportando los males del «libre mercado» y a sus apologistas blairistas.

Una vez más, el mismo artículo del gran periódico financiero soltó la verdad a sus lectores de clase alta: «La marca del capitalismo salvaje que da todos los beneficios de la apertura de los mercados y de la integración económica al 1 por ciento de los de arriba, mientras que acumula la austeridad y la inseguridad en el resto, es políticamente insostenible». (09/10/15)

¡Por supuesto! Qué manera de asmitirlo. La verdad es que todo el sistema se ha vuelto «insostenible» e insoportable para millones de personas de la clase trabajadora.

¡Y ahora las tornas se han dado la vuelta! El viejo «topo de la revolución», del que hablara Carlos Marx, había tenido la madriguera a distancia, pero ahora ha irrumpido a la superficie.

«Un fantasma recorre las democracias liberales – el fantasma del populismo – y los tiempos políticos tienen la imagen de la insurrección de 1848, cuando Karl Marx escribió esa frase (con una diferencia significativa al final)», escribe Simón Schama en el Financial Times. “De la euforia fuerte y el fervor frenéticos con que saluda el senador Bernie Sanders, retador de Hilary Clinton por la nominación del Partido Demócrata, a la aparición de Jeremy Corbyn entre los pecadores del laborismo como el limpiador de la maldad de Blair, la política se ha vuelto apasionante y los devotos tienen fuego en el vientre y estrellas en su ojos». (29/8/15)

Esta referencia a Marx es bastante acertada. El callejón sin salida del capitalismo ha producido un nuevo y amenazante «fantasma». Lo llaman «populismo». Pero todo lo que significa es una creciente revuelta revolucionaria contra la presente situación. Incluso, Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, ha advertido de un nuevo 1968 en Europa.

Hace sólo unos meses, Jeremy fue inscrito como alguien «sin esperanza», alguien permitido en la papeleta «para ampliar la discusión» y nada más.  ¡¡Él no tenía ninguna posibilidad de ganar en realidad!! O al menos eso pensaban ellos, riendo para sí mismos. Ellos creían que debería abandonar en la primera ronda de votación, igual que Diane Abbott lo hizo en 2010. Teniendo en cuenta esto, los parlamentarios del ala de derechas del laborismo estuvieron dispuestos amablemente a «prestar» su firma a su candidatura, para permitir que él se presentara, para dar un poco de credibilidad a las elecciones.  Ahora muchos se arrepienten de lo que han hecho. No ríen ahora. Margaret Beckett se describe a sí misma como una «idiota» por ayudar con su firma a los «sin esperanza».

La derecha no sólo cometió el error de permitir inscribirlo en la papeleta electoral. Eso fue bastante malo. También ampliaron el error al permitir votar a los «simpatizantes» del laborismo, “para mantener fuera a la izquierda», como pensaban. Ellos se creyeron su propia propaganda, de que «el socialismo» estaba muerto y que las ideas de izquierdas eran impopulares. «Esta democracia ampliada está garantizada para mantener al partido más en contacto con la gente común», escribió Lord Mandelson, cuando fueron votados los nuevos acuerdos.

El único problema ha sido que «la gente común» se ha vuelto mucho más radical que el partido, que se había desviado mucho hacia la derecha. Esta apertura del Partido Laborista a la clase obrera cambió toda la dinámica política.

Una vez en la papeleta, Jeremy se convirtió en el catalizador de cientos de miles de personas que estaban enormemente descontentas con el Establishment de la derecha que controlaba el Partido Laborista. Los Blairistas habían convertido al partido casi indistinguible políticamente de los tories. Tony Blair, había creado el «Nuevo Laborismo», una marca que llegó a estar asociada con la guerra de Irak, las tasas de matrícula de la universidad, las leyes antisindicales tories, y la privatización. No es de extrañar que Margaret Thatcher considerara al Nuevo Laborismo y a Blair como parte de su legado … y tenía razón. La jerarquía del Nuevo Laborismo era vista correctamente como descendiente directa del thatcherismo.

Cinco millones de personas abandonaron el laborismo en estos años, especialmente los jóvenes, también en las zonas de fuerte composición obrera. Como muchos habían dicho, no habían desertado del Laborismo; el Partido Laborista los había abandonado.

Toda una capa de arribistas pululaba en el Partido Laborista, en especial de los restos de la Partido Social Demócrata (SDP), que fueron recibidos con los brazos abiertos, a pesar de apuñalar al partido en el periodo posterior. La democracia en el partido se apagó en gran medida y los trabajadores fueron apartados con un adecuado codazo por los «entristas» de clase media. Estas personas fueron lanzadas en paracaídas sistemáticamente en puestos de trabajo seguros, por parte de la maquinaria del partido. El «Proyecto» de Blair de hacer que el Partido Laborista fuera «seguro para el capitalismo» fue acompañado por una purga de los socialistas y el desguace de las políticas de izquierdas, incluyendo la cláusula cuarta de los Estatutos del partido [que consagraba la nacionalización de los medios de producción y una sociedad socialista. NdT].

Corbyn y sus partidarios representaban una amenaza para este proyecto «contrarrevolucionario». Eso explica por qué Tony Blair, Gordon Brown, Peter Mandelson, Jack Straw, Blunkett, Kinnock, etc., todos se levantaron de entre los muertos políticos para atacar con saña a Jeremy una vez que la campaña se puso en marcha. Blair acusó a los partidarios de Corbyn de necesitar un «trasplante de corazón». Kinnock culpó a los “trotskistas malignos” del aumento en el apoyo a Jeremy. «Cualquiera menos Corbyn» se convirtió en su grito de guerra. En esto se les unieron los medios de comunicación capitalistas, incluyendo la «independiente» BBC, cuyo programa ‘Panorama’ fue un montón de basura.  A este ataque se unieron los jóvenes aspirantes blairistas, como Tristram Hunt, Chuka Umanna y por supuesto Liz Kendall.

Tristram Hunt, el académico de Cambridge, convertido en diputado laborista, afirmó que Jeremy Corbyn era «inelegible» ¡Qué risa! Esta acusación es divertida, viniendo de alguien que fue lanzado en paracaídas a un puesto de trabajo seguro, pero que solo logró «inspirar» un irrisorio 19% de apoyo entre los electores que votaron por él en mayo. Él tiene el gran título de ser el diputado electo más impopular de Gran Bretaña. Su política blairista es responsable de la apatía y la desilusión que ha saturado a muchos bastiones de la clase obrera hacia los laboristas.

Por el contrario, el mensaje anti-austeridad de Jeremy Corbyn ha resonado en todas partes. Una encuesta de YouGov para el Evening Standard, publicado el 14 de agosto, reveló que era la primera opción de los londinenses comunes. Un masivo 46% pensaba que iba a ser el mejor dirigente, lo mismo que un 52% de los votantes laboristas. Más sorprendente, el 62% de los votantes del UKIP [partido de derechas anti-inmigración. NdT] pensaba lo mismo. Una vez más, esto demuestra que muchos de los que votaron a UKIP lo hicieron porque lo veían como un partido anti-establishment.

Corbyn, el candidato de izquierda, representa a la mayoría anti-establishment. Esto contrasta con la falta de apoyo al resto de los candidatos a la dirección, que hablaban de «ambición» y de la necesidad de apelar a las clases medias. Andy Burnham, quien fue promocionado inicialmente como el candidato «sindical», fue tan lejos como para decir: «En mi Partido Laborista, el empresario será un héroe tanto como la enfermera». Había muy poca diferencia entre estos candidatos y los tories.

Tom Watson, dijo que «Liz Kendall no es una tory y Jeremy Corbyn no es un trotskista». Si bien es cierto que Jeremy Corbyn no es trotskista, claramente la Blairista Liz Kendall es vista por todos como una Tory en todo menos en el nombre.

Esta masiva victoria de Corbyn significa que el partido rechaza claramente la agenda hacia la derecha. La gente quiere un cambio fundamental en la sociedad. Según ha informado recientemente la encuesta de YouGov, los “partidarios de Corbyn representan el anhelo de una alternativa que tiene un atractivo mucho más allá de la izquierda del Partido Laborista». Esto refleja un cambio masivo en el Partido Laborista y en sus miembros

Sin embargo, los miembros del laborismo en el parlamento están completamente fuera de sintonía con este cambio. Reflejan el pasado. Al parecer, sólo el 10% de ellos admiten a Jeremy Corbyn. Ellos trataron en primer lugar de poner obstáculos en el proceso electoral, como Simón Danezuk quien explicó que nadie podía «socavar el partido por el precio de una oferta de comida de Tesco (1)» y predijeron un golpe de Estado el «primer día» si Corbyn ganaba. Se ha hablado mucho de complots para derribar a Jeremy y socavarlo. Muchos miembros del existente gabinete en la sombra se niegan a participar en la nueva dirección. Eso es una buena cosa.

Tristram Hunt y Chuka Umunna y otros derechistas han organizado grupos de «la resistencia», para desafiar el liderazgo de Corbyn. Tácticamente, han decidido que no lo quitarán de inmediato, sino después de tomarse un tiempo. Son muy claros acerca de esto. Están actuando como un caballo de Troya, listos para expulsar a Jeremy en el momento apropiado.

Como un blairista se quejó amargamente: «Como resultado, el partido ha sido tomado. Nos va a llevar dos años de derrotas electorales y una gran cantidad de dolores de cabeza y de organización antes de que esto puede comenzar a revertirse». (The Guardian, 31/8/15)

Sin embargo, eliminar a Jeremy daría lugar a una nueva elección, en la que es probable que Corbyn se presentaría de nuevo y ganaría con una mayoría incluso más grande. Así que el ala derecha de repente cambió de tono y Chuka Umanna emitió un comunicado diciendo que «todos debemos trabajar con Jeremy Corbyn». Ellos lo matarían con amabilidad, en su lugar.

¿Qué debe hacerse en respuesta a esta amenaza blairista? Para empezar, Jeremy necesita organizar a todos los que votaron por él con el fin de contrarrestar este sabotaje desde dentro. Como muchos de sus partidarios son jóvenes, debe reorganizar inmediatamente las Juventudes Laboristas, como una organización democrática y socialista de la juventud.

Con Jeremy rodeado por la camarilla de derechas en el grupo parlamentario del Partido, las cosas tienen que cambiar para que los representantes públicos del partido estén en línea con el apoyo de la mayoría dentro del partido. La idea del cambio ha asustado a los parlamentarios de derechas, quienes creían que tenían un asiento seguro para toda la vida. Algunos se han vuelto histéricos. Por ejemplo, el diputado laborista por Dagenham, Jon Cruddas, quien fue responsable del programa electoral, dijo: «Me preocupa que [un partido liderado por Corbyn] pudiera convertirse en un acto de homenaje al comienzo de los 80, un acto de homenaje a los trotskistas, que tiene una cultura alrededor de aquéllo y que es muy hostil a cualquiera que discrepe».

Pero la democracia es la democracia. Si el partido ha elegido un dirigente de izquierdas, en consecuencia, los miembros del partido tienen derecho a elegir diputados que estén más de acuerdo con su forma de pensar. ¿Qué hay de malo con eso?

La formulación de las políticas también debe ser devueltas a las manos de los miembros del partido a través de una conferencia anual elegida democráticamente, que sea un órgano de decisión y no una mera feria de muestras glorificada.

Este resultado electoral ha puesto al socialismo en la agenda. Es evidente que el capitalismo ha fracasado. Estamos en medio de la mayor crisis del capitalismo, al menos desde la década de 1930. La aplicación de los recortes de austeridad en todas partes refleja este hecho. El capitalismo ya no puede permitirse las reformas del pasado. En lugar de las reformas, sobre bases capitalistas, tenemos contrarreformas. Nuevos movimientos radicales están en auge, por tanto, en todas partes, especialmente en Grecia y España. Esto es un reflejo de una furia que ha surgido como consecuencia de la crisis capitalista de 2008 y todavía continúa. Esto explica lo que ha sucedido.

Apoyamos plenamente las auténticas reformas prometidas por Jeremy. Todos estamos a favor de poner fin al régimen de austeridad. Queremos construir más casas, escuelas y hospitales, así como aumentar los salarios y beneficios sociales. Tenemos que ofrecer a nuestros jóvenes un verdadero futuro.

Pero con el sistema en crisis y una nueva caída en el horizonte, estas cosas no pueden ser garantizadas sobre la base del capitalismo. Incluso si las grandes empresas conceden algo con una mano, se las llevarán más tarde con la otra.

También debemos aprender las lecciones de los gobiernos anteriores del Laborismo. Todos los intentos de hacer que el capitalismo funcionara han terminado en un desastre y en la vuelta de los Conservadores. Incluso bajo Blair, que se benefició de un auge de la economía mundial, el Laborismo perdió cinco millones de votos, con sectores de la clase obrera cada vez más alejados.

No se puede planificar lo que no se controla, y no se puede controlar lo que no se posee. Cada intento de controlar la economía ha fallado. El capitalismo sólo funciona sobre la base del beneficio. Sólo haciéndonos cargo de las palancas fundamentales de la economía, de los 150 monopolios, bancos y entidades financieras, podemos dirigir la economía para los intereses de los trabajadores. A los que dicen que no lo permitirán, hay que decirles que los peces gordos han hecho bastante dinero sobre nuestras espaldas.  Nosotros decimos nacionalización sin indemnización. Además, queremos que nuestras industrias funcionen no con burócratas, sino bajo el control y la gestión de los trabajadores.

Una vez que poseamos y controlemos las principales palancas de la economía, vamos a poder elaborar un plan nacional de producción. Esta planificación socialista nos permitirá dar a todos un trabajo y aumentar los niveles de vida. Poniendo estos recursos a funcionar aumentará nuestra producción económica en más de un 20% al año, lo que nos permitirá resolver los problemas a los que nos enfrentamos.

Este era el objetivo descrito en la cláusula cuarta de la constitución (Estatutos) del Partido, que fue abolida por Tony Blair, «para asegurar a los trabajadores manuales e intelectuales todos los frutos de su trabajo». Es hora de que este objetivo socialista se introduzca de nuevo haciendo una campaña para ello, vinculándolo a una mayor prosperidad para todos. Sólo de esta manera podemos lograr un cambio fundamental. El Partido Laborista se fundó para luchar por los trabajadores – ahora bajo un nuevo liderazgo debe hacerlo con políticas socialistas claras, que rompan con el capitalismo. Esta es la alternativa socialista verdadera que la gente está pidiendo a gritos.

La victoria de Jeremy Corbyn es el primer paso en esta dirección. Tenemos que llevar a cabo esta lucha a su conclusión y arrojar el sistema capitalista a donde pertenece – al basurero de la historia. La tendencia marxista en Gran Bretaña desempeñará plenamente su papel en estos acontecimientos decisivos.

¡Defendamos a Corbyn! ¡¡Luchemos por el socialismo!!

 

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(1) Tesco es una cadena de Supermercados del Reino Unido donde se ofrece comida rápida barata. Azenuk hace referencia a que el requisito para poder votar en la elección de la dirección laborista a los no afiliados era pagar 3 libras.

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