Crítica literaria: «The Establishment», de Owen Jones
Su segundo libro se titula: The Establishment: And how they get away with it (“El Establishment: y cómo se sale con la suya”). Quienes hayan leído el trabajo anterior de Jones este nuevo libro les resultará familiar. Incluye partes de muchos de sus artículos y hasta fragmentos de Chavs. Dicho esto, el libro tiene un carácter propio.
Contenido
La puerta giratoria de la clase dominante
Como sugiere el título, el libro se centra en el establishment, refiriéndose a «grupos poderosos que necesitan proteger su posición» y «administran la democracia para asegurar que sus intereses no se vean amenazados». A lo largo del libro, Jones disecciona varios sectores del establishment como la policía, los medios de comunicación, Westminster, etc. Señala los numerosos crímenes e hipocresías de estas instituciones y también pone de relieve cómo hay una puerta giratoria entre ellas para los individuos que son miembros del establishment – es decir, la burguesía.
Lo que hace ameno este libro es precisamente la descripción que hace Jones de los lugares y personas entrevistadas. En el libro, se relatan almuerzos en restaurantes de lujo, reuniones en edificios financieros etc. Es en estos lugares donde queda con varios miembros de la burguesía, cuyo perfil, no siempre, pero a menudo, es descrito de manera mordaz. Aunque probablemente sirva para dar a los lectores una idea de cómo es el mundo del establishment, no siempre es políticamente relevante. Sin embargo, el humor del libro se basa en comentarios sobre individuos de falso bronceado y por el estilo.
El pozo negro de la política del Westminster
También hay momentos oscuros en estas entrevistas. Jones obviamente tiene un don para arrancar un acto de sinceridad a sus entrevistados. A menudo, durante estas conversaciones se levanta la tapa de la cloaca que es la mentalidad capitalista. La página de apertura se inicia con una entrevista a Paul Staines (“aka Guido Fawkes”), quien afirma que «no es un entusiasta de la democracia» y más adelante afirma «apoyar a los plutócratas del mundo».
También son terribles los relatos de algunas de las víctimas que aparecen en el libro. Por ejemplo, mujeres «violadas por el Estado» que mantuvieron relaciones con policías encubiertos sin saberlo, o historias trágicas de quienes murieron días después de ser declarados aptos para trabajar para ATOS, ponen los pelos de punta y dan escalofríos.
¿Dónde está la clase obrera?
Es aquí donde el libro causa su mayor impacto. Sin embargo, existen algunos defectos políticos.
La parte inicial se centra en lo que Jones llama los “precursores”, refiriéndose a los comités de expertos, departamentos universitarios, columnistas de prensa, etc.. Estos “precursores” promueven opiniones irrelevantes, al principio, hasta que consiguen desplazar el debate. El blog Guido Fawkes, de Staines, se pone como ejemplo, o el “Adam Smith Institute”. También nombra a Friedrich Hayek como “precursor” clave históricamente. Si se entiende correctamente, Owen Jones nos estaría diciendo que debido a que estos grupos llevan el debate a sus parámetros, es lo que provoca el consenso actual “neoliberal”.
Hay un problema con esta idea – y aparece en varios puntos en el libro. Irónicamente, siendo una publicación de crítica a la burguesía, parece a menudo quedarse atrapada en una mentalidad burguesa.
Para ser claros, muchos de los críticos de Jones lo han acusado de ser miembro del establishment y, por lo tanto, un hipócrita. Pero tanto si lo es como si no, no es eso lo importante. De cualquier manera, hay una falta de discusión o incluso reconocimiento de la clase obrera como una fuerza en la sociedad. En el libro, se da a entender que todo sucede desde arriba hacia abajo.
Por ejemplo, Jones habla de la prensa de Murdoch como si fuera quien decidiera quién gana las elecciones. Es cierto que su influencia es peligrosamente grande. Pero veamos un ejemplo, como el fracaso del Partido Laborista bajo Kinnock en las elecciones de 1992. ¿Qué fue lo más probable que afectara en la conciencia de los trabajadores? ¿La portada que The Sun publicó el día antes de las elecciones como parte de una campaña mediática contra Kinnock; o la larga lista de fracasos del líder laborista a la hora de representar a los trabajadores, traicionando completamente la lucha de los mineros durante la huelga del 84/85? Jones no aborda esto último y sí parece estar sugiriendo lo anterior.
Visión idealista de la historia
En la conclusión del libro, Owen Jones pide una «revolución democrática», que él define como «reclamar por la vía pacífica los derechos democráticos y el poder usurpado por el establishment«. Sostiene que para hacer esto, la izquierda debe ganar una batalla de ideas y cambiar los términos del debate mediante el uso de comités de expertos al igual que hicieron los “precursores” de derecha en los años 1970/80.
Esta es una visión idealista y utópica del cambio histórico. Las ideas de los “precursores” de derechas, como dice Jones, sirvieron a los intereses del establishment. Lo más importante, reflejaron las necesidades del capitalismo mundial en ese momento. Reducir la política y la historia sólo a una batalla de ideas es equivocado. Lo que se conoce como el neoliberalismo fue sólo la lógica del capitalismo después del final del auge de la posguerra, cuando se produjo la primera crisis generalizada del capitalismo en 1973-74. Se tuvieron que reducir los niveles de vida de los trabajadores con el fin de restaurar las ganancias de los capitalistas. El capitalismo no podía otorgar concesiones a los trabajadores de la misma manera que lo había estado haciendo antes de la crisis.
Los “precursores” de Jones bien pueden haber influido en este proceso, pero debe entenderse que estaban empujando una puerta abierta de una manera que nunca podrán los “precursores” de izquierdas.
¿Reforma o revolución?
Se pueden hacer paralelismos entre aquella crisis y la que atravesamos hoy. De manera asombrosa, Jones es incapaz de plantear que el capitalismo está en crisis y achaca la austeridad actual en Gran Bretaña a la constante «energía intelectual» y «dinamismo» de los “precursores ideológicos”.
Las conclusiones políticas de Owen Jones apestan a reformismo, planteando cambios dentro de los parámetros del capitalismo. Aunque no se deja explícito de tal manera, el libro parece estar sugiriendo que la izquierda debería funcionar dentro del establishment con el fin de ganar una batalla ideológica y luego conceder más derechos democráticos a los trabajadores.
La clase obrera necesita una revolución -que pueda derrocar al capitalismo y dar a los trabajadores un auténtico control democrático sobre el funcionamiento de la sociedad. Al establishment sólo lo puede erradicar un movimiento revolucionario de los trabajadores y la juventud.
Como libro, The establishment está bien escrito, es informativo y emotivo. Como argumento político, no proporciona una auténtica solución a los problemas que enfrenta la mayoría de la gente en este periodo de crisis capitalista, por su falta de confianza en el poder de la clase obrera para cambiar la sociedad.
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