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Derecha venezolana y caridad en la Universidad de Granada

La Universidad de Granada a través de su equipo de gobierno y la Junta de Andalucía (PSOE) han iniciado una campaña de recogida de medicamentos en colaboración con una organización de la oposición derechista de Venezuela denominada LEAN (Liderazgo Emergente Alternativo Nacional de Venezuela), impulsada por burgueses del país latinoamericano residentes en España.

Una vez más vuelven a asentarse de forma bastante cómoda las campañas de organizaciones de la derecha venezolana en el Estado español. Si en 2016, ya hubo recogidas de alimentos y medicamentos en la madrileña Puerta del Sol, apadrinada por Lilian Tintori (esposa del opositor burgués Leopoldo López) y el cantante Carlos Baute; esta vez entran con alfombra roja a la universidad pública, en otro intento más del régimen del 78 de apoyar la contrarrevolución en Venezuela e impulsar la caridad de las clases dominantes frente a la auto-organización de la clase trabajadora. En el primer caso, la iniciativa llegó a niveles esperpénticos, ya que los medicamentos o no llegaron a tiempo o no fueron enviados (ver https://www.lamarea.com/2016/07/13/la-esperpentica-historia-las-medicinas-recogidas-madrid-venezuela/). Dicha campaña fue además impulsada por Lilian Tintori, que fue pillada con 200 millones de bolívares en su coche, hecho que evidencia el carácter de clase que tienen estas organizaciones.

En esta ocasión, la organización LEAN (Liderazgo Emergente Alternativo Nacional de Venezuela) obtiene todo el apoyo de una universidad pública para llevar a cabo sus campañas e iniciativas en las bibliotecas de cada facultad, con publicidad en los canales oficiales en redes sociales y de las estructuras de poder. Dicha asociación instalada en España, formada por residentes venezolanos de clase alta o media-alta y de carácter confesional católico como se puede ver en sus páginas en redes sociales, dice que su cometido es “rescatar de la ideologización a las clases populares más pobres del país y gira en torno a la formación de la estructura organizacional necesaria para aglutinar el sentimiento de los ciudadanos, difundiendo información a través de foros, conferencias y redes sociales hasta concluir con el aporte de propuestas que activen las vías eficientes para encontrar soluciones democráticas”. Es decir, pretenden acabar con el sentimiento revolucionario de las clases populares venezolanas con el fin de impulsar una definitiva restauración conservadora-capitalista en el país y una forma de conseguirlo precisamente es a través de redes caritativas y proselitismo religioso. En cierto modo, impulsa una especie de “ONGismo neoliberal” cuyos fines son claramente favorables a las oligarquías.

Este hecho evidencia las estrechas relaciones de la oligarquía venezolana con las estructuras de poder del régimen del 78, incluidas universidades públicas, que intentan ir imponiendo una única visión del mundo, la neoliberal y pro-capitalista, la ideología de la clase dominante. Por su parte, en el país caribeño, el gobierno de Maduro continúa con una dirección tímida y poco determinante en poner fin al poder e influencia de las oligarquías que están causando una crisis sanitaria y social para intentar acabar con el proceso de la Revolución Bolivariana iniciada en 1999.

Estas mismas oligarquías que impulsan estas ONGs son las responsables e impulsoras de la guerra económica que sufre Venezuela desde hace años para conseguir así el derrocamiento del Gobierno bolivariano y la vuelta a una gestión neoliberal de la economía bajo los auspicios del FMI. El acaparamiento de productos de primera necesidad, como medicinas, es llevado a cabo por importantes corporaciones del país (ver http://www.arsenalterapeutico.com/2017/08/18/acaparamiento-de-medicamentos-de-alta-demanda-en-cadena-de-farmacias-en-yaracuy/), en una acción que recuerda a la llevada a cabo a inicios de la década de 1970 por la burguesía chilena para derrocar al ejecutivo de Salvador Allende. Y de forma similar a este caso, Nicolás Maduro junto a los sectores burocráticos del PSUV están ofreciendo una respuesta bastante tenue e incluso conciliadora con sectores de la burguesía y la derecha, en lugar de profundizar en el proceso revolucionario bajo la meta del socialismo que ya hace más de una década propugnó Hugo Chávez.

Esa falta de respuesta, más allá de un cierto control institucional (Asamblea Nacional Constituyente y victoria en las elecciones regionales y municipales de 2017 frente a una MUD dividida y en cierto modo, desgastada y desprestigiada), están causando el alargamiento en el tiempo de una crisis social que está afectando de forma negativa al nivel de vida de las clases populares y en particular, un deterioro del sector sanitario.

Frente a dicha situación, la salida no es la caridad impulsada por los mismos sectores oligárquicos que generan o apoyan la guerra económica, sino la profundización de la Revolución con medidas de control como la nacionalización de las redes de producción, distribución y venta de alimentos, medicamentos y otros productos básicos, además de un efectivo control social y obrero de los medios de producción del país. De lo contrario, la República Bolivariana de Venezuela cada vez más se verá amenazada y asfixiada por las oligarquías que siguen controlando una parte importante del aparato productivo del país y cuentan con el apoyo de la Administración estadounidense, la Unión Europea o las autoridades del régimen del 78 en España.

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