Bolivia: diez tesis urgentes sobre el resultado electoral
Al momento de escribir estas líneas, el cómputo oficial del voto alcanza el 83% del electorado y la ventaja de Evo sobre Mesa es inferior a los cinco puntos. Faltan al conteo aproximadamente un millón de votos, de pocas grandes ciudades como El Alto y de áreas rurales. Aun sin saber si habrá o no la segunda vuelta prácticamente anunciada la noche del domingo por el propio Órgano Electoral (OEP) hay algunos elementos que ya son claros. El MAS es el primer partido de Bolivia, pero Evo ha obtenido su peor resultado en 14 años, peor incluso que en el referéndum constitucional del 21F de 2016.
1. En la muy compleja situación que vivimos en Bolivia en estos momentos, es necesario fundar el análisis en datos objetivos y una perspectiva de clase, es decir basada en la lucha de la clase trabajadora por su emancipación y las estrategias de la burguesía para mantener la explotación laboral vigente. Quien pierda de vista este criterio está condenado a confundir lo que ve.
2. Al momento de escribir estas líneas, el cómputo oficial del voto alcanza el 83% del electorado y la ventaja de Evo sobre Mesa es inferior a los cinco puntos. Faltan al conteo aproximadamente un millón de votos, de pocas grandes ciudades como El Alto y de áreas rurales, donde los datos oficiales muestran no solo la fuerza electoral de Evo, sino también la importante afirmación de Chi Hyung Chung, el candidato ultraconservador sostenido por las iglesias evangélicas. El 15% que suma Chi en Achacachi o El Alto, donde falta todavía escrutar más de doscientos mil votos (34%), es sorprendente y demuestra el peso de las iglesias en suplir la ausencia de Estado y comunidad entre los sectores más humildes del pueblo, que deben pero su condición al propio programa económico neoliberal defendido por este Bolsonaro boliviano.
3. Aún sin saber si habrá o no la segunda vuelta prácticamente anunciada la noche del domingo por el propio Órgano Electoral (OEP) hay algunos elementos que ya son claros. El MAS es el primer partido de Bolivia, pero Evo ha obtenido su peor resultado en 14 años, peor incluso que en el referéndum constitucional del 21F de 2016. En porcentajes perdió alrededor de 20 puntos y queda entre 4 y 5 puntos debajo del 50%; en términos absolutos, con un padrón electoral con casi un millón de nuevos electores registrados, pierde casi un millón de los sufragios que lo premiaron en 2014.
4. Los datos preliminares del OEP dicen que Evo podría ser proclamado vencedor en primera vuelta pero solo por dos o tres décimas, que corresponden a menos de veinte mil votos, ganados en el extranjero, hecho que la oposición utiliza para denunciar el fraude. Evo tendría que gobernar sin mayoría en el Senado y con un posible empate en Diputados, con todas las grandes ciudades del país, excepto El Alto, en contra, con una mayoría rural que ya no es plebiscitaria y bajo una creciente presión internacional.
5. La OEA y los observadores de la UE, de hecho, están avalando las denuncias de fraude. Evo quería mostrar internacionalmente su legitimidad democrática, después de haber demostrado a los gobiernos imperialistas su “responsabilidad” con la inversión extranjera y el orden mundial. Sin embargo, así como habíamos previsto después de la visita de Almagro, los observadores internacionales estaban acá para certificar su derrota y exponerla a la clase obrera internacional. La OEA silente ante las luchas del pueblo de ahora en Chile y frente al descarado fraude que dio un nuevo mandato a JOH en Honduras, no tiene ninguna legitimidad para exigir al OEP una segunda vuelta. La UE que Evo ha intentado poner de su lado, incluso a costa del litio y del apoyo en Potosí, ha demostrado una vez más su oportunismo.
6.El país amanece dividido verticalmente. Los enfrentamientos y las movilizaciones que se han dado en todas las sedes departamentales del OEP, que hizo peor todo lo que podía hacer mal, no son de una minoría. No es casualidad que estas movilizaciones han asumido un carácter más violento en los mismos escenarios de los más radicales conflictos de los últimos meses, que, desde Potosí a Tariquía, desde el Beni hasta Sucre, tienen todos el mismo trasfondo: la austeridad determinada por la desaceleración económica capitalista; la política de concesiones a multinacionales, latifundistas, grandes ganaderos y empresarios nacionales; el uso del aparato estatal y del MAS para dividir, controlar y reprimir sindicatos y organizaciones sociales.
7. Como ha hecho a lo largo de todo este año de campaña electoral, Mesa sigue buscando catalizar protestas y decepciones contra el MAS que son independientes del propio candidato de Comunidad Ciudadana. Los que convocan a estas movilizaciones son de hecho los Comités Cívicos, en particular los de Potosí, Sucre y Santa Cruz, y el CONADE donde hay ex dirigentes sindicales y ex autoridades del MAS a nivel local y regional que entraron en colisión con el gobierno, defendiendo el medioambiente, los derechos indígenas o las libertades sindicales. Los que participan son muchísimos jóvenes, principalmente universitarios, las capas más bajas de la clase media y algunos sectores de trabajadores, como la COD de Sucre, los sindicatos de los trabajadores en salud o el magisterio. Pero hay también falangistas en Sucre, unión juvenil en Santa Cruz y Cochabamba, exponentes de la oligarquía en las capitales del Oriente. Es un movimiento confuso y variado que la derecha más cavernaria está intentando utilizar para forzar el derrocamiento de Evo.
8. La Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM) a la cabeza de la COB, los sindicatos campesinos y otras organizaciones afines al MAS, ha anunciado movilizaciones “en defensa de la victoria de Evo”. Compartimos la necesidad de la movilización, pero no sus objetivos. La división en que hoy se encuentra el pueblo pobre y trabajador de Bolivia es responsabilidad de Evo, su gobierno y su política pro-empresarial que ha disipado un patrimonio único de consenso en nuestra historia. Callar sobre los centenares de miles de votos perdidos para aferrarse a las decenas de miles que evitarían una segunda vuelta, en la cual Evo, evidentemente, se ve perdedor, es garantía de seguir con los mismos errores. Además ninguna de las posibles perspectivas de un próximo gobierno favorece a la clase trabajadora y el movimiento campesino e indígena de Bolivia.
9. En minoría en el país y tal vez en la Asamblea Legislativa, un futuro gobierno de Evo tendría pocas opciones. Podría gobernar buscando acuerdos y votos de diputados de Mesa o del reaccionario Chi, implementando las gotas más amargas del programa burgués que estos defienden endulzadas de azul y usando el MAS para ejercer un más estricto control sobre sindicatos y movimientos sociales. En tal caso se impondría la “transición ordenada” pregonada por la burguesía y el imperialismo, transición hacia el fin del poder absoluto del MAS sin perder la función de control social de este partido. O podría dar un giro autoritario y bonapartista, un gobierno cívico-militar en el cual, como ya ocurrido en otras etapas históricas, la misma clase trabajadora sería la primera víctima.
10. Para evitar que esto ocurre, CONALCAM debe dar un carácter revolucionario y permanente a su movilización, que permita basar el próximo gobierno no sobre un puñado cuestionado de votos, sino sobre la movilización y el poder popular. El mensaje de las urnas es claro: las conquistas sociales son todavía insuficientes, el espectro de la derecha continental no puede ser usado para frenar nuestra lucha y Evo ya no es garantía de estabilidad. Ante todo esto es imprescindible reivindicar una auténtica reforma agraria contra incendios y latifundio, la expulsión de las multinacionales para dar salud, trabajo, educación y vivienda de calidad a todos, la garantía de que se cumplan los derechos laborales, y organizar las asambleas populares en defensa de este programa para que seamos obreros y campesinos con la movilización a imponer este programa a Evo y acabar con su política de concesiones a empresarios y multinacionales que nos llevaron a este desastre. Solo así se podrá reconstruir la confianza de la población, la clase obrera y la juventud convocándolos a la lucha.
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