Educación bajo el COVID-19: programar ya una respuesta para el próximo curso – Luchar contra toda selectividad académica y social

El gobierno anunció el 15 de abril que el tercer trimestre del curso escolar se dedicaría a actividades de refuerzo educativo. Igualmente, aconsejó a las autoridades educativas que la norma en las evaluaciones de final de curso sea el promocionar de curso, salvo en caso “muy excepcionales”. Esta apuesta por una mayor “comprensividad” es muy positiva. Ahora bien, creemos que hay algunas debilidades en la norma aprobada.

El 14 de marzo iniciamos un periodo de confinamiento del que conocíamos la fecha de inicio pero no la fecha de finalización. El viernes anterior, alumnado y profesorado dejamos los centros de forma sorpresiva sin poder planificar ni coordinar el seguimiento de las clases y con la incertidumbre creada por una situación nunca vivida hasta ahora para nuestra generación. Un mes después no sabemos cuándo se reiniciará el curso presencial ni cuándo terminará el confinamiento, aunque todos los indicios apuntan a que no volveremos a pisar los centros junto con nuestro alumnado hasta el curso que viene. Incluso esto, como luego veremos, está en cuestión. Estamos pues, en un estado de EXCEPCIONALIDAD.

Las perspectivas son que aunque, según dicen con más o menos confianza un sector de epidemiólogos, la capacidad de transmisión del covid-19 baje ahora en primavera, meter a nuestro alumnado en clases pequeñas con 30 o más por aula, en las actuales condiciones sería una absoluta temeridad, ahora, o aunque alargasen las clases a julio inclusive.

Qué ha decidido el Ministerio de Educación

El gobierno, después de reunir a los consejeros de educación del resto de comunidades autónomas, anunció el pasado miércoles 15 de abril que el tercer trimestre del presente curso escolar se dedicaría a actividades de refuerzo educativo. Igualmente, aconsejó a las autoridades educativas que la norma en las evaluaciones de final de curso sea el promocionar de curso, salvo en caso “muy excepcionales”. Durante el verano se arbitrarán medidas educativas para apoyar a los estudiantes que lo soliciten de forma voluntaria con actividades de refuerzo educativo. Esta apuesta por una mayor “comprensividad” es muy positiva, más aún en estas circunstancias excepcionales. Ahora bien, creemos que hay algunas debilidades en la norma aprobada.

En primer lugar, en el dictamen del ministerio se echa en falta toda una serie de medidas de índole material que arrojan muchas sombras de cara al futuro. Se cree que, aproximadamente, un 5% de los estudiantes más pobres carecen de ordenador, y otro 10% aproximado de familias disponen de ordenadores que no están habilitados para mantener en condiciones adecuadas ninguna clase de videoconferencia que, para las clases de la escuela de idiomas o universidad, son imprescindibles. Por tanto, lo primero es que el gobierno de UP-PSOE provea de dichos recursos tecnológicos a las familias más pobres, para este curso y para el siguiente.

Es más, aún con medios y formación del profesorado, nunca es comparable la educación presencial con la educación a distancia, más aún en una situación de emergencia y en ambiente de confinamiento. Por supuesto, esta situación perjudica al alumnado más desfavorecido socialmente y con necesidades educativas de apoyo específico, donde la segregación se eleva a su máxima potencia.

Para apoyar a este sector de alumnos el Ministerio piensa contar en verano con el apoyo de “voluntarios y ONG’s”, según palabras de la ministra, declinando contratar profesorado interino competente, lo que tiene un valor educativo o pedagógico menos que pobre.

El covid-19 deja al desnudo los problemas de la educación pública

Esta crisis pone al descubierto las deficiencias de base de nuestros sistema educativo. De una parte está la de la derecha y de los sindicatos de profesores corporativos, como ANPE o CSIF, que apuestan por una educación clasista, selectiva y segregadora. El gobierno en el poder, que sobre el papel defiende un modelo educativo progresista y comprensivo, no dota de medios humanos y suficientes al sistema. El estallido de la crisis económica, tras la pandemia del covid-19, amenaza con dejar inalterables presupuestos básicos de la LOMCE reaccionaria, junto con un presupuesto que amenaza recortarse en un contexto de crisis.

Hace varias semanas, el Consejo Escolar del Estado declaraba que era “necesario mantener la tensión educativa”, lo que dejaba entrever el tipo de educación que defiende la derecha y los sectores más corporativistas del profesorado, ante los que se inclinó una mayoría de representantes de dicha institución. Para estas señoras y señores queda muy clara la finalidad del sistema educativo. Para ellos lo importante no es que el alumnado se encuentre en un ambiente difícil, encerrado en su casa con sus familias, sin saber cuándo va a poder salir, sin poder ver a sus mayores, con padres preocupados por el futuro inmediato o que tengan que salir a trabajar estos días sin los medios de protección adecuados. No, eso no es lo importante. Lo importante es mandar actividades por Internet para que te las devuelvan y hacer el “paripé”, sí, el paripé de que las clases sigan impartiéndose desde las casas.

La realidad que viven millones de familias trabajadoras es que, con confinamiento parcial o de “las actividades no esenciales”, igualmente millones de trabajadores están yendo a trabajar en unas situaciones añadidas de presión y miedo, y con una apabullante recesión económica que acaba de estallar, que ha dejado ya a más de un millón de asalariados en paro. Millones de madres y padres, al llegar a casa, se encuentran con profesores que en demasiados casos han avanzado materia, y los padres y madres no pueden explicar a sus hijos las dudas que tienen de inglés, francés o matemáticas. La frustración añadida y la desmoralización que está provocando todo esto es difícil de explicar, pero está siendo muy dañina.

Es de todo punto contraproducente avanzar conocimientos en primaria y secundaria sin proveer de medios materiales ni humanos (profesionales) suficientes para que dichos conocimientos se puedan asimilar de forma correcta.

Hay que decir que el Ministerio tenía competencias para haber mandatado una propuesta clara y cristalina de casos concretos en los que los estudiantes pudieran aprobar o no. Al “proponer” pero no “mandatar” ha actuado como Poncio Pilatos, lavándose las manos. De esta manera, las comunidades gobernadas por PP-Ciudadanos, pero también el País Vasco, piensan hacer una interpretación más restrictiva de la ambigua norma del Ministerio, no permitiendo tan fácilmente el paso de curso para los estudiantes a los que les haya quedado alguna asignatura e impidiendo la obtención del título de la ESO, en el 4º de la ESO, o el bachillerato, en el segundo curso de esa fase escolar.

De cara a la Selectividad el ministerio de Educación no impulsa realizar ningún cambio decisivo. Plantea celebrar la Prueba de Acceso a la Universidad, a pesar de la difícil situación que están viviendo los jóvenes. Lo correcto es lo que defienden las organizaciones estudiantiles de la izquierda, que están en contra de toda clase de selectividad académica ¡Los conocimientos aportados durante todo el instituto son una base válida para afrontar el inicio de curso en 1º de cualquier carrera universitaria!

¿Y el próximo curso?

La cuestión es que, después del verano, llegará el próximo curso ¿Podremos comenzar en las aulas?. Debería empezar a preveerse esto para coordinar y reajustar todas las programaciones del curso siguiente: en toda la enseñanza obligatoria, en bachilleratos y ciclos, y en la universidad debería haber un programa inicial de adaptación al comienzo de curso, dada la excepcionalidad de la situación vivida. A día de hoy, parece muy difícil comenzar el curso próximo con normalidad.

La encuesta que va a realizar el gobierno con 60.000 test de calidad determinará, con un margen de error del 3-4%, el grado de extensión del covid-19 entre el conjunto de la población. Parece extremadamente difícil que, poco a poco, en el otoño, lleguemos a una cifra mínima de inmunización de la sociedad que permita las clases con seguridad. Más bien, hipotéticamente, si no hay vacuna hasta la primavera próxima, podemos aventurar que a fines del Otoño se pueda juntar el pico alto de la gripe con el del covid, poniendo al borde del estallido otra vez a nuestro sistema sanitario ¿Qué hace en estas circunstancias?

La necesidad obliga a apostar, de forma paliativa, por la educación virtual. En este sentido hay muchísimos medios infrautilizados en Internet, en primer lugar por la falta de medios mínimos entre el alumnado, junto con el desconocimiento de mínimas técnicas telemáticas por parte del profesorado. Se debe hacer una programación educativa básica, curso a curso, y asignatura a asignatura. No son la panacea, y no pueden sustituir nunca a una educación presencial y personalizada, pero hay que prepararse para lo peor. El profesorado reglado complementará las clase por Internet, resolverá las dudas, etc.

Si acaso, con los estudiantes más vulnerables, debería realizarse antes de la vuelta de todo el alumnado, grupos muy pequeños, de 7 u 8 por clase como máximo por motivos de seguridad sanitaria, con los que previamente trabajar para engancharlos al curso que comparten con sus compañeros: a un gobierno que se llama progresista, de UP-PSOE, le debemos reclamar una atención especial para los alumnos con más necesidades.

Así, como plantea Mareas por la pública: “…Las administraciones, los centros y el profesorado contraen el compromiso de llevar a cabo las necesarias adaptaciones de las programaciones del próximo curso. Para ello la administración debe poner los medios adecuados para que también en tiempo normal nadie se quede atrás: menos alumnado por aula y profesor, más docentes, estabilidad de las plantillas, personal y especialistas de apoyo, Equipos de Orientación, PTSC, PTI, AL, ILSE, etc…”.

https://mareasporlaeducacionpublica.blogspot.com/2020/04/mareas-por-la-educacion-publica-marca.html

Como decíamos, esta situación un tanto demencial que estamos viviendo, ha dejado al desnudo la situación que tenemos en un sistema educativo orientado a la competencia y al rendimiento, no a la cooperación ni a la solidaridad, donde rellenar unas cifras estadísticas de supuesto avance en no se qué ránking educativo vale más que el alumnado lea, comprenda y reciba una formación integral como persona.

Tras esta gran crisis sanitaria ha llegado una gran recesión que dejará millones de parados, rebajará salarios y atacará a los servicios públicos, entre ellos, la educación. En Andalucía lo pudimos ver en el 2012 con el despido de 4500 profesores y con una crisis mucho menos agresiva que la que está por llegar. Es tarea de la inmensa mayoría de la sociedad, del movimiento obrero y de la izquierda, defender unos servicios públicos de calidad. No podemos defender el posibilismo, aceptando los recortes de la crisis, de una educación minusvalorada a partir de ahora. La izquierda debe acabar con la LOMCE y luchar por otra educación pouesta al servicio de otra sociedad, donde el conocimiento solo tenga sentido en la medida que sirve para MEJORAR LA REALIDAD. Desde Lucha de Clases exigimos que no haya recortes de ningún tipo en Educación. Que esta crisis la paguen los ricos.

LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS VALE MÁS QUE LOS BENEFICIOS DE UNOS POCOS.

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