EEUU: Amazon podría perder, por primera vez, en su intento de mantener al sindicato fuera de sus almacenes
Publicamos por su interés este interesante informe de la lucha de los trabajadores de Amazon en Alabama (EEUU) por establecer un sindicato dentro de la empresa, por primera vez en la historia de Amazon en EEUU. Esta experiencia tiene ricas lecciones para los trabajadores de Amazon en todo el mundo.
En noviembre del 2020, ocho meses después de la apertura del Amazon Fulfillment Center (BHM1) en Bessemer, un pequeño suburbio de 26.000 habitantes en Birmingham, Alabama, en el profundo y racista sur republicano, los trabajadores apoyados por el Sindicato de los trabajadores del pequeño comercio, al por mayor y de los Grandes Almacenes (RWDSU), han presentado una petición al National Labour Relations Board para poder realizar una votación para permitir la actividad del sindicato en el almacén.
No solo Amazon, sino el conjunto de empresarios de los Estados Unidos, que desde siempre han visto el Sur como una especie de colonia donde explotar a los trabajadores gracias a leyes laborales y ambientales reaccionarias y a una clase obrera dividida en líneas raciales, ha sufrido un verdadero shock.
Hasta el momento Amazon ha conseguido mantener los sindicatos fuera de todos sus centros de trabajo en los EE.UU, dónde a fines del 2020 trabajaban más de 1 millón de personas. Precisamente por estas condiciones extremas, el primer desafío importante que podría perder tiene lugar en una zona pobre y atrasada del sur controlada desde siempre por los Republicanos y con una clase obrera compuesta en un 85% de negros y y en su mayoría mujeres.
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Contra el sindicato todo vale
Amazon ha intentado en primer lugar impedir el voto, representada por el estudio legal Morgan Lewis, – el principal grupo de abogados especializado en batallas contra los sindicatos – y ha declarado que las firmas presentadas en la petición no eran suficientes. El sindicato había presentado una petición el pasado 20 de noviembre con las firmas del 30 por ciento de los trabajadores del almacén (como exige la ley) que había calculado en 1.500. La empresa ha presentado documentos acreditando que el total superaba los 5.700 y que por lo tanto 1.500 firmas no bastaban. Pero a pesar de ello, el auditor federal ha convalidado la petición de voto.
Entonces la empresa ha intentado retrasar la votación no aceptando el voto por correo propuesto por los trabajadores a causa de la pandemia. Pero una vez más el National Labour federal ha decidido que la votación se habría realizado por correo, entre el l 8 de febrero y el 29 de marzo.
El almacén de Bessemer había sido inaugurado en marzo del 2020, al principio de la pandemia. Es una estructura de cuatro pisos de 82.000 metros cuadrados en una de las comunidades más pobres de Alabama. El ayuntamiento de Bessemer acogió con entusiasmo la apertura, presentando estos puestos de trabajo de $ 15 a la hora como particularmente atractivos en una zona con un salario mínimo legal de $ 7,25.
Queremos recordar a quien no trabaja en Amazon que la empresa pretende que sus trabajadores se consideren no empleados, sino “socios” de un “club de gente que está haciendo historia” que se llama Amazon. Una propaganda constante, un salario por encima de la media y algunos benefit deberían ayudar a construir esta imagen, dónde cada dependiente debería “comunicar” con su encargado, con la seguridad que Amazon le resolverá cualquier tipo de problema.
La portavoz de Amazon Lisa Levandowski ha declarado a la CNBC que la empresa respeta el derecho de los trabajadores de organizarse en un sindicato: «En Amazon, en todas nuestras estructuras operativas, damos un enorme valor al hecho de tener conversaciones diarias con cada colaborador». Obviamente para esta señora escuchar a cada individuo por separado es mucho mejor que encontrarse a los trabajadores organizados en un sindicato. ¿Por qué será? Como sostiene el sindicato RWDSU, de media los salarios en las empresas de logística sindicalizadas como Ups son un 30% superiores a los de Amazon. Tal vez porque la relación de fuerzas entre un individuo solo frente a la empresa es aplastante. Amazon non quiere que sus trabajadores piensen en plural (nosotros) y por ello exalta el papel del individuo come el paraíso de la libertad: «Yo, que trabajo desde hace casi cuatro años aquí no veo la necesidad», ha dicho Abdirizak Abdi, asistente de procesos en el almacén de Amazon’s Shakopee, Minnesota. «Soy muy feliz y me encanta la atmósfera y lo que hacen para nuestros clientes y también para nuestros colaboradores.» declara Allison Clawson, que es también asistente de proceso en la estructura de Shakopee, se muestra de acuerdo con Abdi y ha declarado que la empresa anima a los trabajadores a expresar sus preocupaciones con los encargados, en particular usando la pizarra digital Voice of the Associate en cada puesto de trabajo.
Amazon usa las tecnologías más avanzadas para disponer de cada segundo de la vida que sus “socios” pasan en la empresa. y la aceleración continua de los ritmos, los problemas de salud y de seguridad que han aumentado durante la pandemia y el ambiente de lucha social y política de los EE.UU. en los últimos 12 meses han provocado un cambio radical en la conciencia de muchas de estas trabajadoras de Alabama.
El argumento anti-sindical más abusado en los Estados del sur de los EE.UU. intenta presentar al sindicato como una organización dirigida por un grupo de moralistas blancos del Norte. Amazon ha intentado usarlo, pero se ha encontrado con la horma de su zapato: el sindicato RWDSU ha conseguido una cierta reputación con luchas muy duras para sindicalizar a la mayoría de las enormes granjas avícolas del sudeste de los EE.UU. y solo en Alabama cuenta con 7.500 afiliados, la mayoría negros como los que trabajan en Amazon. Organizados en este sindicato los trabajadores de la Koch Foods habían hecho una huelga y una manifestación el 3 de junio del pasado año, obligando a la empresa a proporcionarles equipos de protección individual (EPI) y condiciones más seguras durante la pandemia. Vecinos de casa, parientes y amigos de estos trabajadores que trabajan en Amazon y que sufrían los mismos problemas, pero sin disponer de una organización para luchar, seguramente habrán tomado buena nota.
Una batalla por la dignidad
Jennifer Bates, trabajadora del almacén Amazon-Bessemer, se ha afiliado al sindicato el pasado verano y declara que sus compañeros están “entusiasmados” con la votación para hacer entrar el sindicato porque han sufrido mucho a causa del trabajo pesado y de las horas extras obligatorias. «Nos han tratado como si fuésemos prisioneros que deben acabar un trabajo», ha declarado a la Tv CBS. Su compañero Daryl Richardson ha dicho que sus mayores frustraciones se debían a la falta de «seguridad en el trabajo» y al «respeto, la seguridad y el bienestar en general», y añade: «Ha llegado el momento de que tomemos una decisión. Es el momento de cambiar». «Lo que la comunidad no sabe es lo que sucede dentro de la empresa», ha dicho Bates. «¿Que le sucede a quien trabaja dentro solo para asegurar que recibimos nuestros paquetes?»
El New York Times ha comentado la pausa de la comida de Jennifer con estas palabras: “ …se aleja de su puesto en el almacén de Amazon dónde trabaja, tiene los minutos contados. Dispone de 30 minutos exactos para ir al comedor y volver a su puesto de trabajo. Eso comporta atravesar un almacén de las dimensiones de 14 campos de fútbol, lo que consume un tiempo precioso. No se trae la comida de casa, porque calentarla en el microondas le costaría demasiado tiempo. Opta por comer bocadillos fríos de 4 dólares del distribuidor automático y se apresura a volver a su puesto. Si lo consigue, tiene buena suerte. Si no lo consigue, Amazon podría reducir su salario o, peor, despedirla”.
Como respuesta a la intransigencia de Amazon la batalla por el derecho a realizar actividad sindical en la empresa se ha extendido a toda la comunidad. Los trabajadores de una cercana empresa avícola de la Pilgrim’s Pride, afiliados a la RWDSU, aseguran desde hace meses un fuerte piquete desde el amanecer delante de Amazon-Bessemer para distribuir panfletos a favor del sindicato. Pero la cosa más importante es que muchos de ellos habitan en los mismos barrios de de los que lo reciben.
Stuart Appelbaum, presidente de RWDSU, señala que el movimiento de Black Lives Matter ha sido crucial. “No es solo una cuestión de ritmos o de salarios, es hora que estas trabajadoras sean respetadas”. La tozudez anti-sindical de Amazon está creando las condiciones de uno enfrentamiento político de ámbito federal. Incluso el presidente Biden se ha visto obligado a declarar formalmente hace dos semanas que “ los empleados de Amazon deben ser libres de sindicalizarse”
Como ha informado la agencia Bloomberg Amazon realiza reuniones en el horario de trabajo para defender sus posiciones. Los encuentros duran en general una media hora y se realizan en grupos de 15 dependientes cada vez, presentando come hechos “neutrales” sus argumentos de su posición anti-sindical. Se distribuye propaganda hsta en los aseos, mientras todos reciben sms con consignas contra el sindicato. Han creado incluso un sitio web especial para este objetivo, usando lo slogan: “porqué pagar las cuotas sindicales, cuando la empresa te da los mismos resultados sin necesidad del sindicato”. Obviamente los periódicos y las tv locales están llenos de programas “neutrales” que exponen los argumentos de la empresa.
Hasta hoy Amazon ha conseguido mantener el sindicato fuera de la empresa en los EE.UU. En marzo del 2020 la RWDSU había organizado una huelga en un pequeño almacén en Staten Island, New York, a causa de la falta de equipos de protección, pero la dirección ha despedido el dirigente sindical, Chris Smalls, acusándole de participar en el piquete mientras estaba en cuarentena. Todos los trabajadores que han hecho huelga sido despedidos más tarde con diferentes excusas.
Tim Bray, ha dimitido de la vice-presidencia de Amazon pocas semanas más tarde, explicando que no podía seguir en la empresa mientras sus empleados se veían obligados a trabajar en silencio. En octubre del 2020, Amazon ha confirmado que 20.000 de sus trabajadores en los EE.UU. se habían contagiado de coronavirus.
Un gigante vulnerable si “los socios” se organizan y luchan
Amazon quiere vencer por goleada también en Alabama y por ello está empeñando todas sus fuerzas y no tiene pocas. Pero a su vez ello está provocando una reacción social y política de signo opuesto y de una fuerza similar y quizá superior. El enfrentamiento es claramente político. No se trata solo de la posibilidad de disponer de un tablón de anuncios sindical y de delegados elegidos por los trabajadores, sino mucho más: encontrar la fuerza para levantarse en pie y sentirse capaces de luchar por una vida digna en una población explotada desde hace siglos.
En estas condiciones una victoria del voto pro-sindicato marcaría un momento histórico. Amazon no solo se encontraría con el sindicato por primera vez “inside”, sino además con una base sindical radicalizada y consciente de su fuerza, una vez que consigue unirse en la lucha por un objetivo común.
Los trabajadores de estructuras logísticas come Bessemer disponen de un poder importante. La vulnerabilidad de Amazon se encuentra en su gestión de la cadena de aprovisionamiento, un mecanismo de relojería basado en una sofisticada coordinación del inventario de los productos a nivel nacional e internacional y de la logística, que permita transportarlos hasta el cliente final. Todo lo controla el algoritmo minuto por minuto. En los almacenes los millones de productos no disponen de una posición determinada. Se colocan dónde hay espacio libre. Será el algoritmo el que se asegurará que los trabajadores, siguiendo su táblet que les indica que hacer en cada momento, los encuentren en el menor tiempo posible. Amazon une la tecnología informática más moderna al control taylorísta del tiempo de trabajo, en la más genuina tradición fordista. Es consciente de que está arrancando el mayor beneficio posible de cada segundo de la vida que sus trabajadores le ceden en sus almacenes y para poder hacerlo sin problemas no quiere que se organicen en un sindicato.
Amazon es consciente de que si los trabajadores de Bessemer ganan y consiguen imponer el sindicato en Alabama, el millón de trabajadores de los EE.UU. lucharán para disponer de los mismos derechos. Con Amazon no pueden tratar sindicatos que temen el conflicto, amigos de los democráticos como Biden. En efecto Bezos los ha despreciado siempre. Para defender a los trabajadores de una empresa que ha visto un crecimiento del 600% del valor de sus acciones entre fines de 2015 y fines de 2020, es necesario un sindicato combativo, decidido a organizar desde la base a sus afiliados y consciente que la fuerza para las negociaciones viene solo de la participación activa de los trabajadores. Frente a acciones de lucha coordinadas a nivel nacional e incluso internacional la filosofía “just in time” de Amazon puede colapsar.
Durante 25 años Amazon ha conseguido impedir la entrada de los sindicatos en sus centros logísticos en los EE.UU. en Europa y otros países lo ha intentado y en cualquier caso ha hecho lo posible para dificultar la actividad sindical. La flexibilidad inherente al modelo de negocio de Amazon, que consiente la entrega en 24 horas y la eficiencia “de la última milla”, puede ser utilizada también para crear problemas a las reivindicaciones de los trabajadores si estas se realizan a nivel de un solo almacén.
Así mismo si el modelo de organización y de condiciones de trabajo de Amazon se expanden aún más, los salarios y las condiciones de trabajo de millones de trabajadores, incluyendo obviamente a los más de 200.000 trabajadores de UPS Usa sindicalizados en el sindicato Teamsters, se encontrarán en peligro.
La alternativa al modelo Amazon
En la pasada Navidad hemos visto propuestas para organizar un boicot de Amazon “para defender las tiendas locales”.
Seguramente nos parece estúpido y alienante el comportamiento del que compra en modo compulsivo en Amazon, pero como activistas sindicales no creemos que sea el modo correcto de oponerse a esta multinacional.
Amazon ha revolucionado – a través de la aplicación masiva de nuevas tecnologías y de la explotación científica del tiempo de trabajo de sus dependientes – la actividad comercial en su conjunto. No ha encontrado rivales, con la excepción de China, donde a partir de julio del 2019 ha decidido vender sólo productos extranjeros, después de haber intentado competir con la multinacional china Alibabá y ver como su cuota de mercado pasaba del 15% en el 2012 al 1% en el 2018. Amazon hace lo mismo en la India, dónde no ofrece productos locales. Pero son excepciones, aunque importantes. En el resto del mundo Amazon crece entre el 20 % y el 40% cada año y los accionistas se han convencido de que seguirà esta tendencia durante los próximos años. Esto explica el crecimiento explosivo de las acciones en los últimos años.
En la parte superior e inferior de la cadena de la producción y de la comercialización de los productos, Amazon roe márgenes de ganancia en base a su peso cada vez mayor, cuando no sustituye directamente las empresas que hasta ayer formaban parte de su sistema. El caso más evidente es la substitución – en las zonas de mayor concentración de clientes – de empresas de logística como Ups o Dhl con las suyas. O la producción “in house” de mercancías de largo consumo entre su clientela.
No podemos oponer a este mecanismo multinacional la propuesta de volver a la tienda debajo de casa donde, sean las condiciones de trabajo como todo lo demás, no son necesariamente mejores. Nuestra alternativa debe pasar por una lucha intransigente para mejorar las condiciones de trabajo en Amazon indicando al mismo tiempo que este modelo de organización logística muestra aunque de forma burda, lo que podría ser una moderna planificación y distribución de los productos necesarios para la población.
Mientras Amazon se mantiene bajo el control de los accionistas luchamos sin tregua para defender nuestras condiciones de trabajo y de vida. Pero desde ahora defendemos nuestra alternativa para Amazon y todas las grandes empresas, bancos y sociedades de seguros: la nacionalización bajo el control de los trabajadores y de los usuarios en un sistema socialista basado en la democracia de los trabajadores.
Que esta propuesta se convierta en realidad depende del cambio revolucionario en la conciencia de la mayoría de la población, que vería mejorada su vida si se convirtiese en realidad. Estos procesos de cambio en la conciencia que – si miramos atentamente – se pueden observar en la lucha para sindicalizar el almacén Amazon Fulfillment Center (BHM1) en Bessemer (Alabama).
Las ganancias de Amazon
En el 2020 la empresa nacida en Seattle (Estado de Washington, EEUU) en el 1994,facturó 386.064 millones de dólares, un 38% más del 2019, es decir 42,64 dólares por acción, mientras en el 2019 fueron 23,46. Las ganancias antes de impuestos declaradas fueron de 21.300 millones de dólares. Más de la mitad provienen de la división Cloud del grupo (Amazon Web Services) cuyo facturado ha crecido en el 2020 del 30%. Con estos resultados y las perspectivas para los próximos años no nos sorprende que el valor de las acciones haya aumentado del 640% en los últimos 12 meses.
En el 2020 ha crecido de forma importante la deuda a largo plazo, alcanzando 31.816 millones de dólares, mientras era de 23.414 al cierre del balance del 2019.
El negocio de base, el comercio online, continúa basándose en gran medida en Norteamérica, dónde facturó el pasado año 236.282 millones de dólares, un 38,4% más del 2019
En el resto del mundo, la facturación de Amazon alcanzó 104.412 millones de dólares, con un crecimiento del 39,7%.
Evolución de las ganancias entre 2010 y el 2020
Año Ganancia/Perdida de ejercicio en millones de $
2010 1.152
2011 631
2012 -39
2013 274
2014 -241
2015 596
2016 2.371
2017 3.033
2018 10.073
2019 11.588
2020 21.300
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