El caso Ferreras-Inda contra Podemos: la dictadura burguesa de la desinformación
El escándalo en torno a las maniobras de periodistas inescrupulosos contra Podemos exponen a la vista cómo funcionan los medios de comunicación burgueses y a qué intereses de clase sirven.
El domingo, 10 de julio, se filtraban unos audios de una conversación entre el excomisario Villarejo y Antonio García Ferreras, presentador del programa ‘Al Rojo Vivo’, de La Sexta, y uno de los periodistas más influyentes del Estado español. En esos audios, este último confesaba a Villarejo que iba a publicar noticias contra el entonces dirigente de PODEMOS, Pablo Iglesias, sobre una falsa cuenta en las islas Granadinas con dinero procedente de Venezuela a sabiendas de que eran informaciones falsas proporcionadas por Eduardo Inda, director del tan despreciable medio ‘OkDiario’. Nuevos audios revelan operaciones similares contra otros dirigentes de Podemos, como Monedero. Esto es una muestra más de hasta qué punto se hunden los cimientos de las cloacas del Estado, puestas a disposición de la burguesía para acabar con cualquier síntoma que pueda poner en jaque su dominio.
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Un nuevo escándalo
Sin duda, los audios del excomisario Villarejo han puesto de relieve lo que los marxistas describen acerca del capitalismo y del aparato de Estado. Y es que esta filtración no se trata de un hecho aislado, sino que entra dentro de una serie de escándalos que han salpicado tanto a políticos, al aparato judicial y, como en este último caso, al periodismo. Villarejo ha acumulado un gran arsenal de grabaciones mientras hacia el trabajo sucio para diferentes estamentos del aparato del Estado y del poder económico. Desde hace un tiempo, los sucios negocios de Villarejo han entrado en contradicción con las necesidades e intereses del régimen. Esto lo ha llevado a prisión y él está respondiendo con la filtración periódica de conversaciones grabadas comprometedoras de personajes públicos, como una manera de chantajear al Estado y obligarlo a llegar a un acuerdo en sus asuntos judiciales.
Recordemos cuando salieron las grabaciones hace unas semanas en las que se demostraba que Cospedal utilizó los servicios de Villarejo en varios temas, como el espionaje a rivales políticos dentro del PP, como Javier Arenas, y al entorno del extesorero del partido, Luis Bárcenas, para que le sustrajeran material comprometedor de la corrupción del PP. O las vinculaciones de la exministra de Justicia y actual Fiscal general del Estado, Dolores Delgado con el excomisario. La monarquía tampoco escapó de los escándalos y también pudimos conocer unos audios de Corinna Sayn-Wittgenstein, una empresaria alemana prostituta de lujo del monarca Juan Carlos, que comprometían al antiguo rey en una de sus aventuras, en este caso ocultar patrimonio y crear una estructura de blanqueo en el extranjero.
Las nuevas filtraciones, esta vez protagonizadas por Ferreras, solo son parte de un entramado mayor que involucra al aparato del Estado (monarquía, justicia, cuerpos y fuerzas de seguridad, políticos) con actividades ilícitas y corrupción. Los audios demuestran que Ferreras fue cómplice y partícipe de una campaña de descrédito hacia PODEMOS y su dirección con la divulgación de noticias falsas. En concreto, la noticia de que Pablo Iglesias tenía cuentas en Panamá en las que recibía dinero del gobierno venezolano. Esto, que tan pronto salió se demostró como una burda falacia, no impidió que el presentador de ‘Al Rojo Vivo’ diera la noticia como veraz.
Fue Eduardo Inda, director de OkDiario y colaborador en el programa presentado por Ferreras y otros de la parrilla de La Sexta, quién lanzó la noticia de la que después se haría eco Ferreras. Desde la fundación de PODEMOS, Inda ha basado sus intervenciones televisivas y su línea editorial en un acoso y derribo hacia estos. Tal ha sido así, que ha quedado ante los ojos de las masas como un personajillo con aires de grandeza que se pasea por los platós de televisión lamiendo las botas que le dan de comer. Era sorprendente, que un periodista con el prestigio que ha acumulado Ferreras en los últimos años, contara con él para sus tertulias y programas.
Ahora bien, lo que debe quedar claro es que la operación de acoso y derribo de Podemos durante años no fue obra de cuatro individuos que actuaban por su cuenta en la policía y en los medios, sino que fue una operación claramente diseñada desde las altas instancias del poder económico (el Ibex35) en connivencia del aparato del Estado que sirve a aquél. Vale recordar que, poco antes de morir, el anterior presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, reconoció en una entrevista off the record al diario ABC que lo que más le preocupaba era el surgimiento y avance de Podemos. Veía en Podemos una fuerza radical con apoyo de masas creciente y con fuertes denuncias en aquel momento a los ricos y corruptos que temía condujera a una radicalización incontrolable de amplios sectores de la clase trabajadora y de las capas medias empobrecidas.
«El periodismo necesita una «catarsis»»
Una vez más, la figura del periodismo como garante de la libertad de expresión y de información queda en entredicho. En los últimos años, la gente ha comenzado a tomar conciencia acerca de los intereses reales que hay detrás de las grandes cadenas de televisión, la prensa o la radio. Y estas intenciones no son las de mantener al pueblo informado con información veraz y de calidad, sino todo lo contrario. Mentir, manipular y desinformar ha sido la principal tarea del periodismo, especialmente tras la irrupción de los indignados del 15-M, que representaron una amenaza contra los intereses de la burguesía española. Las mentes más lúcidas de la profesión saben de primera mano el descrédito que ha sufrido el periodismo en los últimos años. Por eso no es de extrañar que, mientras algunos periodistas en ejercicio de compañerismo hacían malabares para intentar defender a Ferreras, otros han salido al paso criticando su actuación. Es el caso de la periodista de la Cadena Ser, Angels Barceló, para la que el periodismo necesita una «catarsis». Angels afirmó que «ciertas prácticas, como publicar noticias falsas sabiendo que lo son, a quien hace realmente daño es a la democracia». Es cierto que Estas declaraciones no son baladís. Conscientes de que la clase trabajadora volverá a ponerse en pie de guerra contra la nueva crisis económica que se cierne y que, de nuevo, pretenden que paguen los mismos, el periodismo tiene que mantener un status como elemento neutral, por encima de la lucha de clases, para así poder seguir ejerciendo su verdadera finalidad: la de alienar a la mayoría en favor de los ricos.
Pero hay que recordarle a Angels Barceló que el grupo para el que trabaja (PRISA) y sus medios principales, El País y la SER donde ella lleva trabajando muchos años, jugaron el papel más sucio en la guerra contra Podemos. Publicaron las mismas noticias y denuncias falsas que OkDiario y Al Rojo Vivo, a sabiendas también que eran falsas. Y en ese momento la señora Barceló callaba. También es sospechoso que las últimas grabaciones de Villarejo, como la de Cospedal y otras, fueron publicadas en primer lugar por El País quien, por alguna razón, las recibió del entorno de Villarejo y las va filtrando de manera dosificada de acuerdo a sus intereses particulares. A nadie se le escapa que hay un fuerte enfrentamiento empresarial entre el grupo PRISA y Atresmedia (dueño de La Sexta) y con el oligarca Florentino Pérez quien en otro audio filtrado hace un par de años afirmaba que “Ferreras es mi hombre”.
¿Existe libertad de información bajo el capitalismo?
Al final, el caso de Antonio Ferreras – Inda – Villarejo solo es un caso anecdótico, pero que muestra muy bien el servilismo de los periodistas a los intereses de la burguesía. Los grandes medios de comunicación están controlados por la burguesía, participan de sus consejos de administración, invierten acciones en estos grandes medios, los dirigen. Nada ni nadie escapan a su control directo. Con los grandes medios de comunicación en su poder, y una lista sin fin de periodistas a sueldo, la burguesía tiene el mejor altavoz para moldear la opinión pública, engañar a la gente, hacer que no se preocupen de sus problemas reales y atacar a sus enemigos de clase. Sin embargo, esto puede ser útil para determinados momentos concretos. Las masas comienzan a tomar conciencia y aprenden de su propia experiencia. Cuando la situación es insostenible y la lucha de clases se erige en su máxima expresión, el manto sagrado que envuelve a la opinión pública se cae, y muestran su verdadera cara a las masas. Como decía Lenin «los capitalistas llaman libertad de prensa a la facultad de los ricos de corromper la prensa, la facultad de utilizar sus riquezas para fabricar y sostener la llamada opinión pública».
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