El Tribunal Supremo rechaza aplicar la ley de amnistía: ¡Abajo el podrido aparato judicial!
El Tribunal Supremo (TS) del régimen del 78 se ha negado a aplicar la ley de amnistía a Puigdemont y Junqueras. No tendría que sorprender a nadie: esta pieza fundamental del régimen está formado por jueces reaccionarios hasta la médula, que buscan venganza por la amenaza que supuso el movimiento independentista al pilar de su poder y privilegios: la infrangible unidad de España.
Este caso en particular es un buen ejemplo (uno más) del carácter de la justicia en general y de la podrida justicia española en particular. Por mucho que la propaganda de la burguesía y de sus lacayos (incluidos los dirigentes del PSOE, SUMAR y el PCE) mire de imprimir en las mentes de las masas que la justicia es neutral e independiente, esta es en realidad burguesa y dependiente de la propiedad privada. Históricamente, es el producto de la sociedad de clases, y en el caso de la actual justicia, una herencia directa del aparato del Estado franquista.
El auto del TS expresa con nitidez la podredumbre del capitalismo que defiende. Así, para negarse a amnistiar a Puigdemont, alega que este y otros dirigentes del movimiento se enriquecieron personalmente, porque al promover el referéndum con fondos de la Generalitat, no utilizaron sus propios recursos económicos!
En la editorial del 02/07 de El País, en contra de su habitual calma y serenidad, no se pudieron estar de atacar abiertamente una estupidez tan llamativa:
«Un repaso a la hiperactividad judicial sobre temas relacionados con el proceso desde que empezó a tramitarse la ley de amnistía permite concluir, sin embargo, que España está generando abundantes pronunciamientos judiciales creativos con decisiones y argumentos extravagantes o sobrevenidos que torpedean, siete años después de los hechos juzgados, la aplicación de la ley de amnistía.»
Pero la estupidez de los cerebros carcomidos de los jueces que forman este órgano no acaba aquí: hace una semana, el Tribunal Superior de Cataluña aplicó la ley de amnistía al delito de malversación al ex consejero Buch. En el «caso Tsunami», el juez reaccionario García-Castellón, se ha visto obligado a archivarlo después de que la Audiencia Nacional anulara toda la «investigación» realizada desde el 2021 hasta ahora debido a «un error procesal». Igualmente, el Tribunal Supremo también ha archivado el «caso Tsunami» contra Puigdemont ¿Qué tienen en común todos estos casos? Que son el producto de una justicia que busca venganza a todo precio, hasta el punto de que se exponen a sí mismos abiertamente como la casta judicial podrida que son, tergiversando descaradamente su propio sistema judicial. Si la cosa no fuera tan seria, este circo estúpido protagonizado por estos jueces payasos provocaría fuertes risotadas.
El tono de la editorial de El País, el órgano de la burguesía española más inteligente, es debido al hecho que entienden (correctamente) la aplicación de la amnistía como una herramienta para acabar de canalizar la traición de los dirigentes de ERC y Junts por las vías seguras de la Constitución, el régimen del 78 y el autonomismo. Están enfadados y atacan el TS porque este va en contra de los intereses generales del capitalismo español, que necesita mantener la estabilidad política y el misticismo de la «neutralidad e independencia» de la justicia para evitar el aumento del descrédito de su sistema por parte de las masas.
Pero todo esto era de esperar. A pesar de que el aparato del Estado, en este caso el TS, defiende la propiedad privada y, por lo tanto, los intereses de los capitalistas en general, esto no equivale a decir que este no pueda actuar defendiendo sus propios intereses de casta, aunque estos choquen con los planes de la burguesía más inteligente. La burguesía y el aparato del Estado formaron un bloque sólido y unido ante la amenaza del movimiento independentista, pero ahora hay choques entre diferentes elementos de la clase dominante para imponer como liquidarlo. Nada de esto tiene que ver con la democracia, por mucho que algunos utilicen esta idea.
Así, a pesar de que el gobierno de PSOE-SUMAR defensa los intereses del imperialismo y el capitalismo español, y a pesar de que la amnistía fue aprobada para reconducir los dirigentes independentistas hacia el autonomismo, el TS está frontalmente en contra. Nosotros nos oponemos a este último ataque del TS, no porque apoyamos políticamente a Puigdemont, sino porque defendemos los derechos democráticos de la clase obrera, por muy limitados que estos sean bajo la democracia burguesa. La amnistía, una demanda del movimiento que apoyamos, fue aprobada en el parlamento por mayoría, más allá de las razones políticas por las cuales el PSOE la impulsó. Además, el TS es un órgano formado por jueces reaccionarios que no ha votado nadie, de franquistas con toga que defienden el capitalismo español sin rendir cuentas con nadie más que a sí mismos.
Por todo esto, exigimos que se aplique la amnistía a Puigdemont y a Junqueras y a todo el resto de represaliados. Estamos totalmente en contra de la represión del régimen del 78 por el simple hecho de luchar por ejercer el derecho democrático a votar en un referéndum.
Ahora bien, y como ya hemos explicado, apoyamos críticamente la ley de amnistía precisamente porque defendemos consecuentemente el derecho a la autodeterminación de Cataluña. Así, exigimos la amnistía, a cambio de nada. En el sentido contrario, tanto ERC como Junts han negociado y conseguido la ley de amnistía a cambio de abandonar de facto la vía unilateral.
Pero incluso esto no es suficiente por el aparato del Estado. Este es el carácter del capitalismo español, carcomido de arriba abajo, con capas significativas de la clase dominante y del aparato del Estado qué no aceptan la amnistía de aquellos que amenazaron uno de sus pilares fundamentales, la unidad de España. Lo que esto demuestra, una vez más, es que la tarea para lograr la república catalana es revolucionaria, una tarea que requiere destruir el Estado capitalista español, y en este proceso, acabar con el capitalismo mismo; esto es, la república catalana será socialista y obrera, o no será.
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