Elecciones en Rusia: La marea está cambiando
Las elecciones parlamentarias de Rusia, el domingo 4 de diciembre, fueron planteadas como una prueba para la popularidad del primer ministro, Vladimir Putin, quien es candidato a la presidencia en marzo. El resultado fue un duro golpe para Putin, que registró una fuerte caída en el apoyo a su partido, Rusia Unida. De acuerdo con los resultados oficiales, que están sin duda manipulados, Rusia Unida obtuvo casi la mitad de los votos válidos emitidos, lo que le da una mayoría muy ajustada en la Duma del Estado [el Parlamento ruso].
Las elecciones parlamentarias en Rusia se llevaron a cabo, simultáneamente, con las elecciones locales en 27 regiones. Lenin hizo, a menudo, hincapié en la importancia de estudiar todas y cada una de las estadísticas que pudieran arrojar luz sobre la evolución de la conciencia de clase. Él prestó una atención cuidadosa incluso a la elección más insignificante y trató de evaluar su importancia para el desarrollo de la lucha de clases; la relación cambiante entre los partidos y las clases. Por tanto, es necesario preguntar: ¿Cuál es el significado de estas elecciones y en qué dirección se está moviendo Rusia?
El resultado preliminar en la mañana del lunes 5 de diciembre, con el 95,71% votos contabilizados, fue el siguiente:
• Rusia Unida: 49,54%
• Partido Comunista: 19,16%
• Una Rusia Justa: 13,22%
• Partido Liberal Democrático: 11,11%
• Yábloko: 3,3%
• Patriotas de Rusia: 0,97%
• Causa Justa: 0,59%
Las elecciones en Rusia tienen una importancia muy relativa, ya que todo el mundo sabe que están manipuladas por el Kremlin. Muchos rusos son, comprensiblemente, cínicos sobre las elecciones y los partidos políticos. Sin embargo, las elecciones del domingo al Parlamento ruso (la Duma) revelaron un cambio significativo en la situación. El resultado de Rusia Unida debe ser comparado con el 64% que obtuvo en las elecciones parlamentarias de 2007.
La elecciones a la Duma fueron un indicador importante para el futuro de Rusia. Las elecciones presidenciales en marzo del próximo año darán un resultado inevitable. Putin será el próximo presidente de Rusia. Sin embargo, el Kremlin necesitaba conseguir una mayoría constitucional en la votación del domingo, o el 66% de los escaños (el 62% de los votos). Al final, apenas logró raspar la mayoría simple. El partido gobernante perdió su anterior mayoría de dos tercios que le permitió cambiar la Constitución sin oposición.
Se habían presentado siete partidos para disputarse los 450 escaños, que se distribuyen de forma proporcional entre los partidos que obtienen más del 7% de los votos emitidos en todo el país. El propósito de esto es anular a los partidos más pequeños. Esto significa que sólo cuatro partidos tenían una posibilidad real de conseguir escaños: Rusia Unida de Putin, el Partido Comunista (PCFR), Rusia Justa (Spravidlivaya Rossiya) y el Partido cómicamente mal llamado Liberal Democrático (PLDR) de Yirinovsky, un demagogo de derecha. Los escaños asignados son ocupados por los candidatos de las listas del partido presentadas ante la Comisión Electoral Central al comienzo de la campaña.
El desglose de los escaños en la Duma será el siguiente:
• Rusia Unida: 238 (315 en 2007)
• PCFR: 92 (57)
• Una Rusia Justa: 64 (38)
• Partido Liberal Democrático: 56 (40)
Rusia Unida fue fundada exclusivamente como un vehículo para Putin. Ahora, su autoridad ha sufrido un golpe del que será difícil recuperarse. Esto indica una caída en su apoyo. Y refleja un marcado cambio en la opinión pública. Un número creciente de rusos lo culpa de la corrupción rampante, de la caída de los niveles de vida y de una economía estancada. Rusia Unida se conoce hoy como «el partido de los ladrones y de los estafadores.» A pesar de esto, pocas personas esperaban que ningún partido, salvo Rusia Unida, fuera declarado ganador. Pero los votantes esperaban por lo menos darle una patada a Putin. Ciertamente, esto lo consiguieron. La caída en el apoyo a Putin y a su partido se sintió incluso en lugares como Vladivostok, la capital de Rusia en el Pacífico situada siete husos horarios al este de Moscú. Esta región fue alguna vez un bastión de apoyo a Putin. Pero muchos votantes aquí se orientaron a la oposición el domingo, por primera vez en una década.
El partido de Vladimir Putin consiguió tan sólo un 25,5% en el distrito industrial Noginsk en las afueras de Moscú, donde ganó el PCFR. En el distrito electoral central de San Petersburgo (27,7% para Rusia Unida) el domingo, el partido de Putin venció a duras penas a Una Rusia Justa, que intenta presentarse como un partido «socialista». Rusia Unida también consiguió pobres resultados en Kareliya (32,3%), la región rusa cerca de Finlandia; en Arjangelsk (31,8%), un puerto en el Mar Ártico; y en Primorsky Krai (33,4%), la región costera del Pacífico en el Lejano Oriente. Mientras tanto, en el área de Dimitrov, en la región de Moscú (29,0%), hogar de los distritos industriales en crisis, el Partido Comunista capturó casi la misma cantidad de votos que Rusia Unida.
Un régimen en crisis
Putin fue nombrado recientemente por la revista Forbes como la segunda persona más poderosa del mundo, sólo por detrás de Barack Obama en EE.UU. Ahora, de repente, se lo ve como a un coloso con pies de barro.
Hace doce años, cuando Putin fue impulsado al poder sobre la base de la repulsa generalizada contra el gobierno títere pro occidental de Boris Yeltsin, gozó de una amplia aprobación pública. Parecía tomar medidas contra los oligarcas que se enriquecieron bajo Yeltsin, y su demagogia nacionalista y su postura de «mantener firmeza frente a Occidente», lo ayudó temporalmente.Sin embargo, la razón principal fue la recuperación económica que siguió a la debâcle económica de 1998. El producto interno bruto nominal de Rusia (PIB) se elevó a US$ 1,9 billones este año, en comparación con sólo $ 200 mil millones en 1999. Esto fue un alivio temporal.
Ahora, todas las ilusiones se han evaporado. La gente se da cuenta de que el supuesto ataque a los oligarcas no fue más que una mera transferencia del botín de un grupo de bandidos a otro, mientras que la mayoría de la población no está mejor que antes. Rusia ha sido duramente golpeada por la crisis económica global. Putin ahora es considerado comúnmente como un dictador, mientras que Rusia Unida es vista por muchos votantes como profundamente corrupta.
Esta elección fue en realidad un referéndum sobre Vladimir Putin y el partido gobernante, Rusia Unida. Boris Gryzlov, presidente del parlamento y presidente de Rusia Unida, argumentó que el partido tuvo un buen resultado en comparación con otros partidos europeos en el poder. Pero este argumento no va a engañar a nadie. La verdad es que el régimen de Putin ha perdido toda legitimidad entre los votantes, sobre todo en las grandes ciudades.
Los resultados también fueron un duro golpe para Dmitri Medvedev, quien como candidato a Primer Ministro de Rusia Unida, era teóricamente el líder del partido en las elecciones a la Duma. «Si tomamos en consideración la configuración más complicada de la Duma, vamos a tener que entrar en coaliciones y acuerdos [con las otros partidos] en ciertos temas», dijo el domingo. «El parlamentarismo y la democracia tienen que ver con esto.»Hablar sobre el parlamentarismo y la democracia en Rusia es, por supuesto, una broma de mal gusto. La Duma es considerada ampliamente por la mayoría de la gente como un mero sello de goma del Kremlin. Sin embargo, si Rusia Unida pierde la mayoría la situación puede cambiar. La camarilla del Kremlin se verá obligada a maniobrar y a negociar con otros partidos. Las elecciones presidenciales de marzo –que se esperaba que coronaran a Putin- ahora pueden llegar a ser más complicadas.
La Constitución estipula que el poder político debe concentrarse en la Duma, ya que es un órgano elegido. En realidad, sin embargo, está en manos de la camarilla del Kremlin controlada por Putin. Putin fue presidente desde 2000 hasta 2008, pero la Constitución prohibía que se presentara como candidato para un tercer mandato consecutivo. Él se zafó de este inconveniente con una maniobra transparente. Cuando Putin se vio obligado a dimitir como presidente, le dio el trabajo a su homólogo el títere Dimitri Medvedev. Pero el poder real permaneció en manos de Putin.
Desde el principio estaba clara la intención de Putin de regresar a su antiguo trabajo como presidente. Medvedev, previsiblemente, dijo que le cedería su lugar a Putin, con la esperanza de recibir el cargo de primer ministro como recompensa. Putin planeaba regresar a la presidencia en marzo por otros dos períodos hasta 2024. Pero, como Robert Burns dijo hace mucho tiempo: «Los mejores planes, sean de hombres o de ratones, a menudo yerran.” [«The best – laid schemes o’ mice an ‘men gang aft agley”, en inglés antiguo en el original. NdT]
Trucos sucios
Abraham Lincoln señaló que era posible engañar a alguna gente todo el tiempo, y también a todo el mundo durante un tiempo, pero que no era posible engañar a todo el mundo todo el tiempo. Nadie cree más en las mentiras oficiales. Había un amplio cinismo muy extendido sobre estas elecciones.
No puede haber ninguna duda de que incluso el mal resultado de Rusia Unida fue inflado en gran medida. El resultado real ha sido mucho peor. Han habido numerosos informes de llenado de urnas, intimidación a los votantes y de hostigamiento a los observadores electorales. Durante la campaña electoral hubo muchos informes de la manipulación ilegal de la prensa y de otros trucos sucios organizados por el Kremlin.
«Hemos recibido miles de llamadas de las oficinas regionales, lo que confirma violaciones y fraude masivo», dijo el portavoz del Partido Comunista Ivan Melnikov en la página web del partido. «Durante todo el día, estuvimos recibiendo informes como si se tratara de una zona de guerra». El dirigente del PCFR, Gennady Zyuganov, denunció el fraude electoral y describió la elección como «un robo a una escala especialmente grande». Dijo que la policía había prohibido el ingreso de fiscales comunistas en muchas mesas electorales por todo el país, y agregó que «algunos de ellos terminaron en el hospital con los huesos rotos». Algunas urnas, dijo, habían sido llenadas de votos, incluso antes de iniciarse la votación.
En varias ciudades, los gerentes de empresas exigieron a sus empleados que votaran por Rusia Unida, amenazándolos con recortes salariales o, incluso, el despido si no lo hacían. Durante las clases, los maestros hicieron que sus estudiantes marcaran la casilla de Rusia Unida en cientos de votos en blanco. Hubo edificios enteros de apartamentos donde ninguno de los residentes estaba en las listas de votantes. También se informó que ninguno de los estudiantes, académicos o profesores de Universidad Estatal de Moscú, procedentes de las afueras de Moscú, podían votar. Tuvieron que regresar a sus lugares de origen para emitir su voto.
La violencia fue generalizada. En Belgorod, un diputado regional del Partido Comunista fue golpeado por la policía. En Perm, el jefe de campaña de un partido de la oposición fue golpeado por desconocidos con bates de béisbol. En Bratsk, región de Irkutsk, hombres enmascarados sin identificar secuestraron a la hija de 16 años de edad de la jefa de la oficina local del Partido Comunista. Posteriormente la dejaron en libertad con un mensaje para su madre: «Deje la campaña, o vamos a secuestrarla de verdad».
Varias importantes organizaciones rusas de noticias, incluyendo los diarios The New Times y Kommersant, así como la radio Eco de Moscú, vieron caerse sus sitios web, aparentemente por ataques de denegación de servicio justo antes de que se abrieran los lugares de votación, lo que les impidió informar del creciente número de denuncias de irregularidades en las mesas electorales. Pequeñas protestas se desataron en las calles de Moscú y de otras ciudades, y los accesos al Kremlin y a la Plaza Roja fueron bloqueados la noche del domingo por filas de los soldados y tropas transportadas del Ministerio del Interior.
El fraude fue evidente. El lema del día fue: «Vote temprano y vote muchas veces», informó The Economist:» A lo largo del día gente joven en idénticas batas blancas era transportada entre las mesas electorales, algunos votaron más de una docena de veces, de acuerdo con los periodistas rusos. Vi a varios grupos organizados emitiendo votos en colegios electorales diferentes, con los permisos del voto a distancia.»
En algunas regiones la suma de los votos emitidos a favor de todos los partidos superó el 140% del censo electoral. En Chechenia, gobernada por un títere de Putin, Ramzan Kadyrov, el resultado de Rusia Unida fue del 99,5% – ¡como en los viejos tiempos de la Unión Soviética! Podría resultar apropiado que un resultado similar se consiguiera en un hospital psiquiátrico de Moscú.
Los rusos saben que partidos como PLDR de Zhirinovsky, y Una Rusia Justa están en el bolsillo del Kremlin y votarán con Rusia Unida en el Parlamento. Rusia Justa, que se disfraza como un partido «socialdemócrata», fue creado en realidad por Putin para quitarle votos al PCFR. Gennady Gudkov, un importante miembro de Rusia Justa, admitió en un repentino ataque de sinceridad: «Estamos perdiendo votos a favor del Partido Comunista, al que la gente ve más como un partido de oposición, ya que no tienen un historial de cooperación con las autoridades como tristemente lo tenemos nosotros.»
Incluso antes de que el conteo se completara, el líder del partido, Mironov, dijo que «no descarta» una coalición con Rusia Unida. Zyuganov aparentemente ha hecho declaraciones similares. Todo esto levanta la cortina tras la cual se desarrolla el juego sucio de la intriga política que siempre se despliega en Rusia.
A pesar de todos los trucos sucios y del fraude electoral, la campaña del Kremlin para mantener a la actual camarilla gobernante en el poder le ha salido muy mal. Todas las maniobras y el fraude electoral no han podido impedir una caída espectacular en la votación para el partido de Putin.
El PCFR
Por una de esas ironías en que la historia es tan rica, la Unión Soviéticase derrumbó hace 20 años
justamente esta semana. Sin embargo, el principal ganador de las elecciones del domingo fue el Partido Comunista de la Federación Rusa. Esto no fue un accidente. Reuters publicó ayer un artículo con el título: Los comunistas rusos ganan apoyo mientras el partido de Putin se desvanece. Y comenta:
«Hace sólo 20 años, parecía relegado al basurero de la historia. […] El Partido Comunista (PCFR) evoca para la mayoría de los rusos imágenes de veteranos de guerra condecorados y de ancianos pobres privados de jubilaciones, que fueron dejados atrás por una «nueva Rusia» de indulgencia deslumbrante. Amplios sectores de la sociedad han quedado fuera del alcance de la bandera roja y de la hoz y el martillo».
Sin embargo, la votación del domingo ha cambiado esta percepción. El PCFR ha duplicado su voto hasta un 20 por ciento, y ahora es el segundo mayor partido de la Duma. Noes que esto exprese gran entusiasmo por la política de Ziugánov. Muchas personas no confían en el partido debido a su pasado y debido a las maniobras de Ziugánov. Entonces, ¿cómo se explica este voto? La respuesta no es difícil de encontrar. El voto por el PCFR refleja una corriente creciente de descontento en la sociedad rusa contra todo lo que ha sucedido en las últimas dos décadas.
El fin de la Unión Soviética condujo a un colapso económico sin precedentes, y al saqueo al por mayor del Estado por las grandes empresas. El resultado fue el imperio de los ricos oligarcas y corruptos, que lucharon por el reparto del botín saqueado al pueblo ruso. Tras el colapso económico de 1998 se produjo un cierto renacimiento basado principalmente en la exportación de petróleo y gas rusos. Grandes fortunas se hicieron para unos pocos, pero la mayoría de los rusos quedaron en un estado de pobreza. Los niveles de desigualdad se dispararon.
Rusia fue duramente golpeada por la crisis de 2008, pero la economía está comenzando a recuperarse, y se espera que crezca en torno al 4-4,5% este año. Sin embargo, 143 millones de rusos no han visto grandes beneficios de este crecimiento. Lo que han visto es erosionarse sus condiciones de vida por los altos precios, la desaceleración del crecimiento del salario real, un estado de bienestar que se desmorona, y desempleo. Ellos comparan esto con las inmensas riquezas de los oligarcas, la desigualdad enorme y creciente, y la corrupción obscena que hay arriba.Los beneficios de la recuperación han sido acaparados por la elite de negocios que se mueve alrededor del Kremlin. El pueblo ruso ha llegado ahora el peor de los mundos: el caos, la explotación y la desigualdad del capitalismo, y el Estado corrupto, autoritario y burocrático heredado del estalinismo. La blogosfera rusa compara el partido de Putin con el PCUS de la era estalinista. Una imagen popular muestra el rostro de un Putin anciano con la cara superpuesta de un retrato del decrépito dirigente soviético Leónidas Brezhnev.
El partido gobernante es odiado, pero la gente que quiere protestar en contra suya no tiene mucha opción. El régimen ha hecho imposible la legalización de los partidos pequeños, por lo que partidos comunistas más pequeños como el Partido Obrero Comunista Ruso (RKRP) están excluidos. Rusia Justa es vista ampliamente como un títere del Kremlin (aunque en San Petersburgo tiene más votos que el PCFR). El PCFR ha ganado por la sencilla razón de que no hay otra alternativa.
Para muchos rusos desilusionados por la corrupción desenfrenada y una creciente brecha entre ricos y pobres, los comunistas representaban la única oposición creíble frente a Rusia Unida de Putin. En parte es una cuestión de superioridad organizativa. Cuando colapsó la Unión Soviética, el partido mantuvo una fuerte organización nacional basada en las regiones y los lugares de trabajo. La mayoría de los otros partidos lo son sólo de nombre. El nacionalista PLDR está construido alrededor de un hombre, el demagogo de derecha Vladimir Yirinovski. Otros partidos carecen de estructura nacional.Un banquero occidental en Moscú, fue citado por Reuters diciendo: «. Los comunistas son el único partido real que hay», «Rusia Unida es una broma, Rusia Justa es una broma y el PLDR es una broma y mucha gente lo sabe. Así que votan comunistas porque se dan cuenta de que es un verdadero voto de oposición y en contra de Rusia Unida «.
«Rusia Unida ha enfurecido a todo el mundo y la gente está buscando una alternativa», dijo Alexander Kurov, 19 años, estudiante de Físicas en Moscú. Y añadió: «No me gustan especialmente los comunistas, pero no hay nadie más (a quien votar) y yo no quiero que mi voto sea robado.» «Es un partido diferente al de los tiempos soviéticos «, dijo Anna, 21 años, estudiante de mecánica en la Universidad Estatal de Moscú,. «Tengo muchos amigos que son activistas del Partido Comunista. Se ha vuelto popular. «Incluso una capa de la clase media y de profesionales, desilusionados con Putin y con la camarilla del Kremlin, está girando hacia el PCFR.
Reuters cita las palabras de una mujer joven, Yulia Serpikova, de 27 años, gerente de locación independiente en la industria del cine: «Con tristeza recuerdo cómo me había comprometido apasionadamente con mi abuelo que nunca votaría a los comunistas. Es triste que con la boleta en la mano tuviera que marcar la casilla de ellos para votar en contra de todo «.
El éxito del PCFR, sin duda, refleja el desencanto con Putin y su partido. Pero esto es sólo una parte de la historia, sin embargo. Para muchos trabajadores rusos, la antigua Unión Soviética, con todos sus defectos, era preferible a lo que tienen ahora. La idea está muy extendida, especialmente en las provincias lejos de Moscú y San Petersburgo: «Las cosas estaban mejor antes.»
Este estado de ánimo debe ser generalizado entre los trabajadores de mayor edad, pero está comenzando a encontrar un reflejo en una capa de la juventud, como lo demuestra uno de los participantes del foro de chat del PCFR, que ofreció un nuevo género de «comunista cool» con una composición de rap, cuyas palabras son interesantes:
Quiero recuperar lo que me quitaron / Educación gratuita, no hay almuerzo gratis / Medicamentos gratuitos es mi derecho, se ve / ¿Le importa a usted? ¿De qué lado está usted? / Si quiere ayudar a su país / Así que es nuestra elección y es nuestro rap / Así que vamos a votar por el PCFR.
Un cambio radical en Rusia
Después de dos décadas de capitalismo mafioso el pueblo de Rusia está desencantado con las ¨alegrías¨ de la economía de mercado. La última votación del domingo fue un voto masivo de falta de confianza, no sólo en Putin y el Kremlin, sino en todo el sistema económico y político.
Los resultados de las elecciones recientes fueron sólo un reflejo muy apagado de la ira generalizada que está alcanzando el punto de ebullición. Los observadores occidentales temen que la ira que se está acumulando, tarde o temprano estalle en las calles de las ciudades rusas.
Business New Europe expresó sus temores cuando escribió después de las elecciones: «[…] Lo que se viene en Rusia con las elecciones presidenciales, más que un debate entre los partidos, es el aumento de la probabilidad de algún tipo de revolución, en la medida que el pueblo está excluido completamente del proceso político y no tiene donde desahogarse, salvo en la calle. «(http://www.bne.eu/)
La crisis del régimen, las intrigas políticas y las combinaciones electorales son sólo una expresión de la caricatura de las contradicciones sociales insolubles, y el descontento que se acumula debajo de la superficie. Cuanto más tiempo Putin y su camarilla traten de mantenerse en el poder, más explosivas se volverán las contradicciones. Lo que ocurrió en Túnez y Egipto puede suceder también en Rusia.
Londres, 6 de diciembre 2012
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