Entrevista con un activista revolucionario irakí

A continuación, publicamos una entrevista con un activista kurdo-Irakí sobre la situación en Irak. Aunque no estamos de acuerdo con todas las conclusiones extraídas en la entrevista, seguimos pensando que será de interés para nuestros lectores. La entrevista se realizó en agosto: es decir, antes de las protestas actuales y antes de la formación de un nuevo gobierno en octubre. Sin embargo, brinda información de fondo muy interesante sobre los procesos que se están llevando a cabo hoy en Irak.

La invasión de Irak fue un desastre para la clase trabajadora Irakí. ¿Podría contarnos un poco sobre sus consecuencias para la sociedad actual?

Después de la invasión estadounidense de Irak, la mayoría de las fábricas públicas fueron cerradas o saqueadas y muchas otras vendidas al sector privado. Muchas instituciones de servicio público fueron destruidas, como hospitales y escuelas; incluidos dos de los laboratorios médicos más avanzados de Irak, que a juicio de los EE. UU. habrían realizado pruebas químicas para detectar armas de destrucción masiva. Esto no era realmente cierto, y era una justificación patente para la guerra y la invasión planeadas por los Estados Unidos. La invasión estadounidense de 2003 también ha profundizado los problemas étnicos y sectarios en el país.

Las crisis políticas y económicas se han disparado. La guerra, los bombardeos, la pobreza, el desempleo, los desplazamientos internos, el terror, las milicias, el derramamiento de sangre, el saqueo de petróleo, la corrupción, la regresión en la agricultura, los préstamos internacionales, la privatización y muchas otras calamidades se han convertido en las principales características de Irak después de 2003. Además, AL-Qaeda y el ISIS surgieron de las cenizas de la profunda crisis en Irak, en detrimento de la lucha de la clase trabajadora. Todas estas atrocidades y profundas crisis que surgieron de las relaciones Iraki-estadounidenses en el país causaron que la lucha de la clase trabajadora retrocediera, porque la clase trabajadora Irakí buscaba estabilidad, paz, empleo y su pan de cada día en lugar de una revolución de la clase trabajadora, que yo considero como la resolución final de los problemas a que se enfrentan los trabajadores, entonces y ahora.

¿Podría contarnos sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora en Irak hoy?

Las condiciones a que se enfrenta la clase trabajadora son peores que nunca. Por ejemplo, la tasa de desempleo y desempleo aumenta cada día, en particular entre los jóvenes, para quienes el desempleo se estima en 40 por ciento en general y 69 por ciento para las mujeres jóvenes. Se ve a muchos niños trabajando en las calles en condiciones catastróficas. Los salarios han disminuido dramáticamente. Y en relación con los salarios, el costo de vida es muy alto. También se estima que se necesitan 2,5 millones de hogares. Hay demasiados trabajadores que viven en alojamientos alquilados, o no tienen hogar, y el gobierno no tiene planes para abordar este problema, ni ninguno de nuestros problemas apremiantes.

La ley laboral también es altamente represiva. Los trabajadores están privados del derecho a la autoorganización. Los gremios y sindicatos están controlados por la burguesía y sus partidos políticos. Los lugares de trabajo se convierten en campamentos militares, ya que están bloqueados por las fuerzas de seguridad, y cualquier trabajador descontento es fácilmente castigado y despedido. El número de trabajadores expulsados ​​de empresas y fábricas siempre aumenta porque no hay seguridad laboral. Y así, estos trabajadores reprimidos se ven obligados a soportar sus terribles condiciones de trabajo con salarios muy bajos.

Además, el Gobierno Regional de Kurdistán (KRG) ha suspendido formalmente el empleo gubernamental en 2014, y la tasa de empleo en el Gobierno Central Irakí (gobierno federal) ha disminuido considerablemente, a pesar de que ambos gobiernos necesitan miles de trabajadores en varios departamentos. Se considera que Irak tiene la mayor proporción de jóvenes de cualquier nación, debido al efecto de las guerras, los servicios médicos deficientes debido a la destrucción de los hospitales y los recortes a los servicios públicos a causa de la crisis económica y la destrucción total.

En total, el país está plagado de desempleo juvenil; los salarios y la tasa de empleo han disminuido drásticamente; y la privatización del sector público, y los impuestos a los trabajadores, han aumentado considerablemente.

Estos problemas a que se enfrenta la clase trabajadora, derivados del neoliberalismo, la competencia burguesa y las oportunidades laborales limitadas, están desintegrando cada vez más a la clase trabajadora, lo que empeora sus condiciones en todo el país. Las condiciones de los trabajadores extranjeros son mucho peores que las de los trabajadores Irakíes. La mayoría de los trabajadores extranjeros se ven obligados a trabajar de 10 a 16 horas diarias, ganan salarios muy bajos, no tienen contratos en muchos casos y no pueden quejarse debido a las leyes laborales de Irak. Además, las mujeres como fuerza laboral son abusadas psicológica, física y sexualmente. Hay muchas compañías privadas que traen trabajadores extranjeros a Irak, lo cual está prohibido de acuerdo con la Ley  Laboral, y aunque muchos trabajadores se quejan en silencio de que sus compañías les roban sus salarios, siempre están bajo amenaza de deportación si se atreven a pedir sus derechos básicos.

¿Qué tipo de programa llevó a cabo el antiguo gobierno en términos de leyes laborales, austeridad, educación, salud, privatizaciones, etc.?

Hay dos leyes laborales separadas para el gobierno federal y el gobierno regional (KRG). El Irakí es nuevo (n.°37/2015), mientras que Kurdistán todavía tiene la antigua ley establecida en el momento del régimen de Ba’ath (n.°71/1987). Sin embargo, ambos gobiernos necesitan una ley mejor, que garantice los derechos legales de la clase trabajadora, y esta debe ser impulsada por la misma clase trabajadora. Los trabajadores deben luchar por dicha ley mediante la formación de sus propias organizaciones independientes: comités con una visión y agenda clara de la clase trabajadora. Además, hay un nuevo proyecto de la ONU, en alianza con el gobierno Irakí, para el Irak posterior al ISIS. Está específicamente designado para aumentar la privatización y los préstamos internacionales, lo que creará condiciones más catastróficas para la clase trabajadora. Como mencionamos, con el apoyo de los gremios y sindicatos burgueses, el proyecto ha sido aceptado, aunque fue rechazado por algunas organizaciones independientes.

Tanto los gobiernos como sus supuestas organizaciones obreras están formal e informalmente en contra del mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, que se están deteriorando ante sus propios ojos. La sede del gobierno irakí en Basora fue incendiada por lugareños frustrados por sus condiciones miserables. Los manifestantes bloquearon y cerraron el principal puerto marítimo de Irak en Umm Qasr, a través del cual importa la mayor parte de su grano y otros suministros. Se han disparado proyectiles de mortero contra la Zona Verde en Bagdad por primera vez. Al menos 10 personas han sido asesinadas a tiros por las fuerzas de seguridad en los últimos cuatro días en un esfuerzo fallido para calmar los disturbios. Como resultado, creo que las causas de las manifestaciones fueron y siguen siendo evidentes para los trabajadores; y las mismas causas pueden llevar a manifestaciones y huelgas más violentas en el futuro.

Las protestas estallaron el año pasado debido a la falta de electricidad, agua, empleos y cualquier otro servicio gubernamental. La injusticia fue aún más flagrante porque las compañías petroleras de Basora están exportando más petróleo crudo que nunca. En agosto de 2018, esto totalizó cuatro millones de barriles por día, lo que le valió al gobierno en Bagdad $7,7 mil millones en el transcurso del mes.

Pero a pesar de su vasta riqueza petrolera, Basora fue amenazada peligrosamente por un brote de cólera el año pasado, según funcionarios de salud locales. Los hospitales de Basora trataron a 17.500 personas por diarrea crónica y dolencias estomacales en solo dos semanas, después de enfermarse por beber agua contaminada. Hay muchas bacterias porque el sistema de agua no se ha actualizado durante 30 años y las aguas residuales de las tuberías rotas se mezclan con el agua potable.

¿Ha tomado el nuevo gobierno alguna medida al respecto?

No. Para la clase trabajadora, no hay diferencia entre el viejo y el nuevo gobierno. Ambos están profundizando las miserias de los trabajadores. Afortunadamente, los trabajadores irakíes no confiaron en el nuevo gobierno y está claros que tenían razón al desconfiar de él.

¿Podría contarnos sobre el movimiento sadrista y los antecedentes de su llegada al poder?

Históricamente, había una lista de actores políticos antes de la caída de Saddam Hussein. Esto incluyó a los líderes kurdos Jalal Talabani y Mustafa Barzani; los políticos chiítas seculares Iyad Allawi y el difunto Ahmad Chalabi; los islamistas chiítas Ibrahim al-Jaafari y Nuri al-Maliki; y los difuntos hermanos clérigos chiitas Muhammad Bakr y Abdulaziz al-Hakim. Una de las incorporaciones más intrigantes a este grupo es el clérigo radical chiíta Moqtada al-Sadr: un arribista que nunca había ocupado un cargo electo antes de 2018, pero que cuenta con miles de seguidores y se ha establecido como un agente de poder clave en el país.

«Moqtada», como lo llaman sus seguidores, es un personaje duro: el hijo de un clérigo venerado que fue asesinado por orden de Saddam en 1999. Sadr se abrió paso en la escena política, cuando tenía apenas veinte años, con un calculado acto de violencia. El 10 de abril de 2003, tres semanas después de la invasión estadounidense, Abdel Majid al-Joei, un clérigo chiíta moderado, a quien los estadounidenses habían traído a Najaf, la ciudad sagrada de los chiítas minoritarios del país, con la esperanza de que de alguna manera ayudara a administrar de forma influyente a la comunidad religiosa de la ciudad – fue apuñalado hasta la muerte. Se corrió la voz rápidamente de que uno de los lugartenientes de Sadr había llevado a cabo el asesinato, que ocurrió a plena luz del día frente a numerosos testigos, por orden suya. El asesinato coincidió con la aparición, en las calles de Najaf y Bagdad, de una chusma armada que llamó a Sadr su líder y ellos mismos su Ejército Mahdi. En cuestión de días, se habían apoderado de la gran barriada chiíta de Saddam City, que pasó a llamarse Sadr City.

En 2003, construyó su base de poder y ha sido una figura política clave desde entonces. Más tarde, en abril de 2004, coincidiendo con la rebelión sunita que comenzó en Fallujah, el Ejército Mahdi de Sadr se levantó y atacó a soldados de la coalición en Najaf, Bagdad, en el sur y centro de Irak, y también dentro de Bagdad. El levantamiento fue provocado por el arresto por parte de los estadounidenses de uno de los ayudantes de Sadr, quien fue acusado del asesinato de Joei. Cuando las tropas de la coalición y los seguidores de Sadr se enfrentaron, los estadounidenses dijeron que Sadr era buscado por el asesinato y enviaron una gran cantidad de tropas para rodear Najaf. Sadr amenazó con lanzar una yihad completa si entraban en la ciudad. Se produjo un enfrentamiento. Ante la propagación de la violencia, los estadounidenses finalmente se retiraron.

Las fuerzas de la coalición lucharon contra el Ejército Mahdi varias veces más, siempre sin resolución. Los soldados de Sadr estuvieron fuertemente implicados en la brutal violencia sectaria de 2006 a 2008, pero desde entonces ha cambiado el nombre de su ejército a Saraya al-Salam, las Brigadas de la Paz, y ahora controlan un gran bloque en el parlamento, así como su propio partido político. Cuando dos de sus ministros del gobierno fueron acusados de corrupción, les ordenó renunciar a sus oficinas y presentarse ante los tribunales irakíes. Él es chiíta, pero se ha esforzado por mostrarse no sectario, abrazando las manifestaciones de la «Primavera Árabe» dirigidas por los sunitas de hace varios años, y más recientemente formando un comité, compuesto por intelectuales seculares chiítas, sunitas y kurdos, para elaborar un «plan nacional» para Irak. Pero está claro que él hizo retroceder la lucha de clases al desintegrar a la clase trabajadora en más áreas. Sobre todo, esta nueva y desastrosa escena política fue cultivada por el militarismo estadounidense en la región.

Sadr, en estas condiciones de parálisis política, sabe elegir sus momentos. En los últimos dos años, se ha convertido en una gran noticia como representante de la reforma. Amenazó al ex primer ministro Haider al-Abadi y a su gobierno por incumplir sus promesas reformistas. Se opuso públicamente a la corrupción y atrajo a una mayoría por su postura. A fines de febrero, Sadr resurgió para exigir acciones, y 100.000 de sus seguidores se unieron a él en una de las manifestaciones públicas más grandes de Irak.

Sadr le dio al gobierno 45 días para que se limpiara, y mientras el reloj marcaba el tiempo, miles de sadristas (un equipo bullicioso compuesto principalmente por chiítas) acamparon ruidosamente fuera de la Zona Verde. Sadr amenazó con asaltar el enclave con sus seguidores si no se cumplían sus demandas, pero, al final, él y el gobierno acordaron un desenlace salomónico. Sadr solo irrumpió en la Zona Verde, permitida por los guardias, que lo saludaron cariñosamente. Más tarde, el gobierno de Abadi presentó una propuesta de gobierno planificada para ejecutarse en 11 horas, y la inestabilidad terminó milagrosamente sin una solución real a la crisis.

Abadi, quien accedió a la última demostración de fuerza de Sadr, es una figura más inclusiva que su predecesor, Nuri al-Maliki, que era odiado por los sunitas y fue expulsado en 2014, después de la toma del control por parte del ISIS de la mayor parte del Irak sunita. Sin embargo, queda por ver cuánto tiempo sobrevivirá Abadi. Por lo menos, sabe que tendrá que lidiar con Sadr para mantener la estabilidad en las calles de Irak y el poder para sí mismo. En el bullicioso baile frenético de la política irakí, saber cómo sobrevivir lo es todo. Al ritmo que va, Moqtada al-Sadr bien podría terminar siendo el último hombre en pie.

Ahora el movimiento Sadr es parte del gobierno, y miente sobre la corrupción y la falta de reformas por las cuales anteriormente era un crítico tan fuerte. Esto se debe a la falta de lucha de clase revolucionaria por parte de los propios trabajadores, dejando a la burguesía explotadora para que promulgue sus políticas en el poder, mientras atomiza y reprime la lucha de la clase trabajadora, evitando el surgimiento de organizaciones revolucionarias.

¿Qué papel jugó el Partido Comunista a este respecto y qué posición tomaron con respecto a los principales problemas a que se enfrenta Irak?

El Partido Comunista irakí no comprende lo que realmente está sucediendo en Irak, ya sea política o económicamente. Nunca se han aferrado a un programa marxista revolucionario. No pueden entender, o les falta el deseo de entender, la situación real, y nosotros, como clase trabajadora, deberíamos señalar esto, claramente y sin temor. Además, los conflictos internos en el partido lo han socavado desde adentro. Hay muchos miembros descontentos, y las divisiones ocurren con más frecuencia. Ninguno de los líderes del PC o de estas escisiones tiene una perspectiva obrera, teoría de la lucha ni métodos revolucionarios. La mayoría de los conflictos son internos y no tienen nada que ver con un plan y programa revolucionario para los trabajadores, lo que significa que los grupos divisionistas no son mejores para la causa de los trabajadores irakíes o la revolución socialista. Por lo tanto, ninguno de los cambios en el partido ha tenido un impacto en la escena política irakí en general, ni en la clase trabajadora en particular, principalmente porque el partido en sí es uno de los partidos más débiles y marginales de Irak.

¿Podría contarnos algo más sobre el movimiento sindical en Irak? ¿Qué tan fuertes son y en qué actividades han participado?

Responder esta pregunta es un poco difícil, porque en Irak antes de 2003 había gremios y sindicatos formales, que estaban absolutamente controlados por el Estado bajo el lema «La Unión General de Sindicatos Irakíes». Después de 2003, esta unión y otros sindicatos fueron controlados por los nuevos partidos políticos; y su presupuesto, que fue recaudado por los trabajadores irakíes, fue saqueado como el resto de la riqueza de Irak, por estos mismos partidos políticos. Vale la pena mencionar que los trabajadores radicales que no estaban de acuerdo con los sindicatos, ya sea antes o después de 2003, entraron en escena y crearon sus propias organizaciones, que desempeñaron un papel importante en manifestaciones y huelgas. Pero debido a que la Ley Laboral irakí no permite que los trabajadores formen organizaciones políticas, y debido a que Irak no había firmado ninguna ley internacional para otorgar tal derecho, no se estableció una organización formal y no se produjo la inscripción de trabajadores y cuadros. Incluso la disposición para la autoorganización con una nueva ley o acuerdo no puede garantizar a los trabajadores una vida mejor hasta que los trabajadores prácticamente luchen por ella en el terreno.

Afortunadamente, en 2017, tras la lucha y la presión de la clase trabajadora desde abajo, Irak firmó un acuerdo con la OIT para la libertad de las organizaciones de trabajadores. Pero desde entonces, Irak no ha emitido ninguna ley para tal libertad. A pesar del hecho de que los trabajadores irakíes han tomado las calles y han anunciado huelgas muchas veces en los últimos años, y aunque formamos parte de estas huelgas y hemos creado nuestros propios grupos obreros bajo varios nombres, no pudimos crear nuestras propias organizaciones y partidos politicos de clase. Hasta ahora, esto nos ha impedido intervenir en los niveles superiores de la política y la economía: a nivel del gobierno, las empresas, las fábricas y los lugares donde viven las personas. Nuestro objetivo inmediato es hacerlo, y esperamos progresar. Es importante destacar que estamos luchando por dicha libertad política dentro y fuera de las leyes locales e internacionales, y mantenemos firmemente un programa y una estrategia basados ​​en organizaciones independientes de trabajadores; luchando por la creación de consejos de trabajadores y asambleas; y un partido revolucionario radical para todo Irak. Esta no es una tarea fácil, porque todavía tenemos dificultades en términos del nivel de conciencia de la clase trabajadora, sin mencionar la interferencia de izquierdistas, nacionalistas, reformistas y sectarios con sus propios partidos y organizaciones políticas, que han tenido una influencia negativa en los trabajadores.

Consideramos que este es un nuevo comienzo para los jóvenes y trabajadores marxistas en Irak, que creen en la teoría y la práctica revolucionarias para establecer organizaciones políticas de trabajadores; y quienes consideran la revolución socialista como la solución para la crisis en Irak. También creemos que esto no puede hacerse sin tener una perspectiva internacionalista. Por lo tanto, además de nuestras luchas locales, estamos buscando organismos y organizaciones internacionales que apliquen la teoría y la práctica revolucionarias marxistas a la situación política en todo el mundo. Irak es una situación algo única para la burguesía internacional y local, que ha profundizado nuestros problemas y ha estado en un total impasse durante mucho tiempo. Esto ha estado afectando a los jóvenes en particular. La invasión estadounidense ha complicado la situación para la lucha de clases revolucionaria.

¿Ha habido huelgas significativas recientemente? ¿De qué se trataban y cómo terminaron?

En los últimos tres años, el descontento de los empleados del gobierno ha tomado la forma de manifestaciones y huelgas. Estas fueron fuertes, y surgieron de los sectores de educación, salud, electricidad y municipalidad, y otros. También hay descontento en el sector privado, pero los trabajadores se sienten intimidados hasta el silencio. Toda esta ira proviene de la explotación de los trabajadores debido a la profunda crisis política y económica. Después de la aparición de ISIS en 2014, los gobiernos regionales federal y de Kurdistán reclamaron un estado de guerra excepcional. El KRG introdujo e implementó de inmediato un plan para reducir los salarios de los empleados del gobierno a la mitad, y luego a una cuarta parte. Dijeron que el resto de sus salarios se ahorrarían y se pagarían después de la guerra. Durante cuatro años, los empleados recibieron cuatro o cinco cheques de pago al año, con una gran cantidad de sus salarios recortados. El sufrimiento de los trabajadores llevó a muchas huelgas y manifestaciones. Sin embargo, no hay esperanza de recibir este pago atrasado. Muchos trabajadores llegaron a la conclusión de que el plan era robar y saquear sus salarios en primer lugar, y que el gobierno no tiene intención de devolverlo, porque ambos gobiernos anunciaron formalmente el fin del ISIS el año pasado.

Las manifestaciones, desde el principio, tuvieron lugar en muchas provincias irakíes, pero principalmente en Basora y Sulaimaniyah y sus ciudades y pueblos circundantes. Más tarde, surgieron en muchas provincias más, incluidas ambas capitales, Bagdad y Hawler (Erbil). En todas partes, las manifestaciones y huelgas han sido brutalmente reprimidas por las fuerzas militares estatales. Debido a la falta de organizaciones y partidos revolucionarios de los trabajadores, y la ausencia política de los partidos comunistas en los movimientos de masas en todo Irak, los llamados partidos de oposición burgueses se aprovecharon de la situación y encauzaron las luchas de los trabajadores contra los partidos gobernantes.  Las demandas económicas de los trabajadores, que se estaban desarrollando y asumiendo algunas características políticas, no pudieron llegar a una conclusión revolucionaria de una lucha política contra toda la burguesía irakí. Por lo tanto, finalmente fueron controlados y engañados. Es por eso que hay nuevos partidos en el poder y en el parlamento, como el movimiento Sadr en Bagdad y la Nueva Generación en Kurdistán.

¿Cuál ha sido la principal característica del movimiento de protesta de los últimos años y qué demandas han aceptado?

Para empezar, en Kurdistán, los principales objetivos de las manifestaciones y huelgas fueron recortar y retener salarios, privatizaciones, desempleo, crisis política, guerra y corrupción. En Irak, la oposición a la privatización, el desempleo, la crisis política, la guerra y la corrupción fueron los principales lemas. Los trabajadores ahora se han vuelto más conscientes de la situación actual en Irak y han estado atacando al estado, al gobierno y a los partidos gobernantes y opositores.

¿Qué piensa sobre el referéndum kurdo del año pasado? ¿Y cuál es la situación general en el Kurdistán irakí hoy?

El 25 de septiembre de 2017 se celebró un referéndum de independencia para el Kurdistán irakí, con resultados preliminares que muestran que aproximadamente el 93,25 por ciento de los votos emitidos fueron a favor de la independencia. La legalidad del referéndum fue rechazada por el gobierno federal de Irak. Los líderes de la burguesía kurda, en particular Masud Barzani, siguió adelante con el referéndum a pesar de ello. Pero como no hubo preparación política o económica por parte del gobierno kurdo y los líderes políticos, las medidas contrarias tomadas por el gobierno central crearon una situación grave para los trabajadores kurdos, amenazando sus vidas. Nosotros, representando a una minoría de grupos comunistas y personalidades no organizadas en los partidos comunistas, hemos luchado contra el anuncio del referéndum, porque no vimos ninguna ventaja en tal cosa para los trabajadores. En ese momento, escribimos docenas de artículos explicando por qué los trabajadores no deberían votar por un referéndum ya que solo nos dividiría. El referéndum fue mera propaganda burguesa apoyada por una agenda nacionalista atrasada. Claramente vimos en la promesa de independencia más esclavitud para los trabajadores irakíes, no libertad y unidad. Desafortunadamente, los partidos comunistas no tenían una postura o la apoyaban local e internacionalmente. Era evidente que estaban influenciados por la agenda y la propaganda de Masud Barzani. Nuestra comprensión del tema se hizo más clara cuando los trabajadores kurdos pagaron caro el resultado, y fueron Masud Barzani, su partido (PDK) y otros quienes lamentaron la implementación del referéndum. Después del referéndum, Kurdistán perdió el 50 por ciento de su tierra, que nuevamente fue anexionada por Irak. La población de esas áreas (las áreas en disputa entre Irak y Kurdistán) ha sufrido desplazamiento, guerra y saqueo desde entonces.

Este referéndum fue planeado originalmente para celebrarse en 2014, en medio de controversias y disputas entre los gobiernos regionales y federales. Los llamamientos a la independencia kurda han estado en curso durante años, con un referéndum no oficial de 2005 que resultó en un 98 por ciento de votos a favor de la independencia. Estos llamamientos de larga data cobraron impulso después de la ofensiva del norte de Irak por parte del Estado Islámico y durante la Guerra Civil irakí, en la cual las fuerzas controladas por Bagdad abandonaron algunas áreas, que luego fueron tomadas por los Peshmerga y controladas de facto por los kurdos. Esto no trajo ventaja ni para los kurdos ni para otras etnias en el área, porque el PUK (el partido de Jalal Talabani) y PDK (el partido de Masud Barzani) ponen los intereses de sus partidos por encima de todo.

Hicimos responsables a todos los partidos kurdos por las miserias que esperábamos que ocurrieran. El 7 de junio de 2017, el presidente kurdo Masud Barzani mantuvo una reunión con el Partido Democrático de Kurdistán (KDP), la Unión Patriótica de Kurdistán (PUK) y otros partidos gobernantes, donde se confirmó que el referéndum de independencia se celebraría el 25 de septiembre de 2017.

El referéndum condujo a un conflicto militar con el gobierno central irakí, en el cual el KRG perdió la mitad de su territorio y su principal fuente de ingresos: los campos petroleros de Kirkuk. Después del referéndum, Masud Barzani renunció a la presidencia y se encogió de hombros ante el fracaso y las miserias traídas a todo Kurdistán, y en particular a las personas que viven en esas áreas en disputa, formadas principalmente por kurdos, pero también por otros grupos étnicos.

¿Tiene otros puntos que le gustaría agregar o hacer?

La situación actual en Irak es peor que nunca para los trabajadores. Afortunadamente, la mayoría de los trabajadores han perdido su confianza en todos los poderes y partidos de Irak y no escuchan sus promesas. Está claro que los gobiernos y estados de Irak siempre han sido una carga pesada para los trabajadores, y esto ahora se ha convertido en parte de su conciencia diaria. Las crisis burguesas se han profundizado y toda la clase dominante se encuentra en un punto muerto terrible. No hay esperanza de ninguna transformación de la situación. En este momento, solo hay una salida en Irak: los trabajadores deberían crear sus propias organizaciones obreras y el partido revolucionario, forjar vínculos con otros países de la región y organizaciones marxistas en todo el mundo. Necesitamos dar todos los pasos hacia la revolución socialista, la toma del poder y el establecimiento de una sociedad dirigida por los intereses de los trabajadores. Esto es en lo que creemos y por lo que luchamos todos los días.

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