España sigue practicando la tortura
Por novena vez, el pasado mes de noviembre, las instancias jurídicas internacionales condenaron a España por su práctica de la tortura y por no llevar investigaciones a cabo en respuesta a las denuncias de los presos vascos encarcelados en sus prisiones. El gobierno autonómico vasco ha publicado recientemente un informe que ilustra los hechos: más de 4.000 personas habrían sido torturadas entre 1960 y 2013, algunas en varias ocasiones. El Estado español niega practicar la tortura, pero la usa efectivamente para lograr confesiones, lo que le permite eludir sus propias leyes al respecto y condenar a los militantes de la causa vasca a severas penas.
El caso de Nekane Txapartegi ilustra esta situación escandalosa. Esta periodista vasca detenida en Zurich es objeto de una solicitud de extradición presentada por España. Suiza podría satisfacer esta petición para evitar un enfriamiento diplomático con España, que acusa a Nekane de haber colaborado con ETA en 1999. Su condena, sin embargo, se basa en una confesión obtenida mediante la tortura, cuando se hallaba detenida en el sótano de una comisaría de Madrid, privada de contactos con su familia y sus abogados. Para colmo del horror, Nekane ha sido asfixiada, golpeada, desnudada y violada en varias ocasiones por los agentes españoles.
La prisión y la tortura son medios utilizados por el Estado español para mantener un manto de plomo sobre la sociedad vasca, que es mayoritariamente favorable a la autodeterminación. Esta represión es inaceptable. Prestamos nuestro apoyo a Nekane y a todos los presos políticos vascos, cuya puesta en libertad exigimos. La juventud vasca aspira a una vida exenta de represión.
¡Libertad a Nekane!
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