Genocidio en Gaza: ¡el movimiento obrero debe responder a la hipocresía de la UE!

Ya han pasado cerca de 4 meses desde que Israel retomó e intensificó el genocidio en Palestina, rompiendo así el cese al fuego. Desde aquel 18 de marzo, Israel ha asesinado a más de 5.600 personas. La cifra oficial, desde octubre 2023, contabiliza 57.000 muertos, pero sabemos que se esconde mucho más: teniendo en cuenta los asesinados, heridos, desaparecidos y los afectados por malnutrición y falta de recursos sanitarios, podría llegar incluso a 300.000, según The Lancet. La responsabilidad de esta barbarie recae en Israel y en las potencias imperialistas que lo respaldan económica y militarmente: EEUU y la UE.

Horror sin fin

La situación para los gazatíes es crítica, agravada por la escasez y el bloqueo total de recursos. Los últimos dos hospitales operativos de la ciudad de Gaza podrían dejar de funcionar pronto, debido a la escasez de combustible para los generadores. Sin medicamentos, sin agua y sin comida, durante el mes de junio han asesinado a cientos de palestinos que esperaban en los puntos de reparto de ayuda humanitaria de la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza, creada a comienzos del año y patrocinada por el propio Israel y EEUU. La FHG, lejos de ser una ayuda, está sirviendo para restringir la entrada de recursos y masacrar a la población. Dicen haber repartido 8.000 cajas de alimentos, que cabrían en 7 camiones, pero a día de hoy ¡se necesitan más de 600 camiones diarios!

La hipocresía de Europa y del Estado español

Aunque la UE “reclame” a Israel que no militarice la ayuda humanitaria; las palabras, los llamamientos, las exigencias no se traducen en hechos. La clase dominante europea ahora habla en defensa de los derechos humanos con lágrimas de cocodrilo, pero la UE sigue siendo el mayor socio comercial de Israel (muy por delante de EEUU y China) y no tiene intención de dejar de serlo. A pesar de que el Acuerdo de Asociación UE-Israel tiene como condición “respetar los derechos humanos”, no están dispuestos a renunciar a los más de 42.000 millones de euros anuales que ganan entre ambos. Cada euro de este negocio sangriento alimenta la máquina de guerra israelí, y los líderes de la UE lo ignoran conscientemente. Así, la hipocresía del imperialismo europeo queda más visible que nunca: no es posible defender los derechos humanos de cara al público y colaborar con Israel por la puerta trasera.

Siguiendo el ejemplo de países como Alemania e Italia, el Estado español no se queda atrás en la compraventa de armas con el Estado genocida. Por mucho que el gobierno de Sánchez insista en que no compran armas a Israel y que han suspendido todo contrato, investigaciones como el Informe 72 del Centre Delàs indican todo lo contrario: las relaciones armamentísticas han sido “más prolíficas que nunca” y el gobierno no ha revocado ningún contrato desde el 7 de octubre de 2023. El hecho de que iniciaran el proceso para rescindir la polémica compra de munición para la Guardia Civil, no implica ni garantiza que se efectúe su anulación, de hecho, hoy por hoy no se registra ninguna confirmación oficial después de todo el revuelo que generó (El Diario, 04/06/2025).

¡Hasta la victoria!

Ante esta situación, jóvenes y trabajadores de todo el planeta continúan la lucha por la liberación de Palestina y el fin del genocidio. En las últimas semanas, los activistas de la flotilla Madleen y de la Marcha Global a Gaza han sido deportados de manera injusta y unilateral, está creciendo la represión en EEUU y Alemania contra los estudiantes que acamparon por Palestina y siguen luchando, etc. Pero las muestras de solidaridad y combatividad son incomparables frente a los intentos de silenciar el movimiento.

Los estibadores franceses nos recuerdan el camino a seguir, pues una vez más han bloqueado el envío de armas del puerto Fos-sur-Mer a Haifa. Esta acción se suma a otras tantas organizadas por los estibadores y transportistas de Bélgica, India, Italia y también el Estado español. También aquí cerca, continúan las movilizaciones contra los negocios de la CAF — empresa vasca que está construyendo trenes para Israel, colaborando con la ocupación israelí del territorio palestino. Ante el malestar y la rabia de la clase trabajadora, la tarea de los dirigentes obreros no es apelar al gobierno o al “derecho internacional”, sino extender la lucha organizada y paralizar la producción en todos los sectores que mantengan negocios con Israel. No tenemos ninguna ilusión en medidas legales vacías, debemos luchar firmemente contra nuestra propia clase dominante, contra el imperialismo y contra el capitalismo que sostiene genocidios. ¡Ni un euro para la máquina de guerra israelí! ¡Intifada mundial hasta la victoria!

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