Guía de lectura: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana
En este breve texto, Engels retoma las cuestiones planteadas cuando él y Carlos Marx estaban empezando a establecer el marxismo como filosofía propia e independiente de la de Hegel. Ambos estaban preparando un manuscrito sobre la oposición del marxismo a la filosofía alemana de la época, pero finalmente este proyecto fue abandonado. Marx pasó gran parte de lo que le quedaba de vida apoyando a los trabajadores de Europa en sus diversas luchas, así como escribiendo los volúmenes de El Capital, por lo que no pudo retomar este tema y darnos una explicación clara de los orígenes de la filosofía marxista. Es esta tragedia la que Engels se propone rectificar con este análisis brillantemente conciso y sustancioso.
Capítulo I
El primer capítulo del texto explora el contenido verdaderamente revolucionario del redescubrimiento de la dialéctica por Hegel, así como sus deficiencias en la cuestión del materialismo.
Engels parte de la famosa afirmación de Hegel: «Todo lo real es racional; y todo lo racional es real». Esto no significa que todas las cosas que existen estén justificadas, como algunos han querido interpretar, sino que mientras algo sea necesario, estará justificado y podrá explicarse por las condiciones que crean su necesidad. En la medida en que existe, actúa sobre estas condiciones, desarrollándolas más y más, hasta que ya no puede justificarse, y deja de ser necesaria. Así, la necesidad de la cosa provoca su propia desaparición. Engels da la vuelta brillantemente a la afirmación anterior: «Todo lo que existe merece perecer». Desgraciadamente, fue este aspecto revolucionario de la filosofía de Hegel el que no fue comprendido plenamente.
Este descubrimiento tiene implicaciones revolucionarias para la propia filosofía. La filosofía trata de encontrar las verdades más generales para todas las personas y para todo el tiempo y el espacio. La dialéctica hegeliana revela que todo lo que es «real» lo es sólo temporalmente, lo que hace que esta tarea sea absurda para cualquier persona. En su lugar, la tarea de buscar la verdad sólo puede ser llevada a cabo con éxito por un gran número de pensadores sucesivos, cada uno construyendo sobre el anterior, y obteniendo su conocimiento no del razonamiento abstracto, sino de la interacción con el mundo real. Sin embargo, las propias limitaciones filosóficas de Hegel le impidieron ver esto, pues, al contrario, creyó que el sistema hegeliano era la forma última y final de la filosofía.
Esta interpretación también tiene implicaciones revolucionarias para la historia. La clase dominante de cualquier época ha descrito todo lo anterior como «una maldita cosa tras otra», una serie de acontecimientos horribles e innecesarios de los que el nuevo sistema les ha salvado por fin y de los que estarán a salvo para siempre. Esto también se revela como una farsa. Toda época histórica fue de hecho necesaria y justificable en su momento. Pero a medida que las condiciones se desarrollaron, su necesidad se desvaneció, se volvieron inexcusables y despóticas. Esto se aplica igualmente a todos los estados de cosas presentes y futuros. También aquí Hegel se queda corto, pues considera su propia época histórica como la última.
Feuerbach pudo avanzar más allá de Hegel en algunos aspectos devolviendo la dialéctica a sus raíces materialistas, sin embargo, al hacerlo perdió gran parte del nuevo contenido ganado. Era necesario sacar adelante los grandes logros de Hegel, pero superar sus defectos trabajando sobre una base materialista. Esta fue la carga que recayó directamente sobre los hombros de Carlos Marx y Federico Engels.
Preguntas:
- ¿Qué aspecto de la filosofía de Hegel es revolucionario y cuál da cabida a puntos de vista conservadores?
- «Todo lo real es racional». «Todo lo que existe merece perecer». ¿Qué significan estas afirmaciones? ¿Se contradicen entre sí?
- ¿Podemos superar todas las contradicciones con nuestras ideas? ¿No es esto lo que deberíamos hacer?
- Si lo «real» cambia con el paso del tiempo, ¿significa esto que todo es posible y que no tiene sentido investigar? ¿Es la dialéctica afín al relativismo?
- Consideremos el sistema capitalista actual. ¿Es ‘racional’ y ‘real’? Las protestas y levantamientos masivos de los últimos años, ¿tienen alguna relación con tu respuesta? ¿Sería diferente tu respuesta durante una época de gran auge capitalista?
Capítulo II
La cuestión de la relación entre el pensamiento y el ser tiene sus orígenes en la prehistoria de la humanidad, y hoy separa dos campos filosóficos definidos. Los materialistas consideran que el mundo material es primario y que la mente es sólo un producto de él. Los idealistas ven el mundo material como dependiente de la conciencia, o como producto de un espíritu o idea eterna como Dios.
¿Qué relación guardan nuestros pensamientos sobre el mundo con el propio mundo? ¿Podemos producir un reflejo correcto de la realidad en nuestras mentes? Para Hegel la respuesta es afirmativa, ya que lo que conocemos en el mundo real es precisamente lo que lo convierte en una forma alienada de la idea absoluta, que es su verdadera naturaleza.
Algunos otros idealistas, como Kant, dicen que no. Para ellos el mundo exterior nos es ajeno y no podemos conocerlo íntimamente, a diferencia del conocimiento de nuestros propios pensamientos o de las matemáticas que podemos conocer «sin observación». Si veo algo desde mi propio punto de vista, ¿cómo puedo saber que sus cualidades proceden de la cosa misma y no son características añadidas por mi propia mente? Este punto de vista queda refutado en la práctica. Cuando actuamos sobre el mundo, podemos producir con nuestro trabajo las mismas cosas que antes habíamos observado: la “cosa en sí” ya no es ajena, sino que se convierte en una cosa para nosotros.
En cuanto al punto de vista de Feuerbach, es la de un hegeliano que marcha hacia el materialismo. Para él, la idea absoluta no es algo que haya existido antes que el mundo, sino los restos de una creencia en la existencia de un creador; y el mundo en el que vivimos es la única realidad. Nuestra conciencia es el producto del órgano corporal conocido como cerebro. La mente es el producto más elevado de la materia. Feuerbach rechaza el materialismo sólo de nombre. Agrupa el materialismo como visión filosófica junto con las burdas concepciones materialistas del siglo XVIII. Esta forma de materialismo es a la vez mecanicista y metafísica. No acepta el cambio, por lo que vuelve a caer en el idealismo. El materialismo mecánico requiere un impulso externo para dar movimiento a su sistema, ya que supone que la materia es inerte. ¿Qué es este impulso externo, sino Dios?
Desgraciadamente, Feuerbach no pudo ver los grandes descubrimientos científicos ligados entre sí de forma que pudieran dar luz a una visión materialista dialéctica de la historia y la naturaleza. Esto se debía a sus condiciones, aislado en la Alemania rural. Por eso condenó todo materialismo. No podía ver un camino más allá de la forma cruda, mecánica y metafísica del materialismo.
Además, Feuerbach era incapaz de armonizar las ciencias sociales con la filosofía materialista, por lo que, al igual que un idealista, consideraba que la sociedad estaba regida por ideas.
Preguntas:
- ¿En qué cuestión fundamental discrepan materialistas e idealistas?
- ¿Se puede ser materialista y religioso? ¿E idealista y ateo?
- ¿Podemos formar una idea correcta del mundo que nos rodea? ¿Qué ocurre con la “cosa en sí” kantiana?
- ¿Fue Feuerbach un materialista?
- ¿Qué problemas aquejaron al materialismo del siglo XVIII?
Capítulo III
En el tercer capítulo Engels nos habla por fin de la filosofía del propio Feuerbach, que está relacionada con la religión y las relaciones afectivas entre las personas. Para él, un movimiento sólo puede hacer progresar la historia «cuando está arraigado en el corazón de los hombres». Históricamente, dice, ha sido la religión la que ha estado arraigada en el corazón de los hombres, pero las inclinaciones más verdaderas del corazón son las relaciones auténticas con otras personas, que Feuerbach considera la forma más elevada de religión. En realidad, la concepción materialista de la naturaleza de Feuerbach es un salto más allá de las ideas religiosas retrógradas, Engels compara esto con llamar a la química la forma más elevada de alquimia. Y aunque ve la historia como un proceso de desarrollo material, la ve como del desarrollo de la religión, lo que implica una filosofía idealista.
Feuerbach se interesa por el componente moral de las relaciones humanas, y nada más. Sus puntos de vista morales parten de una posición concreta, del hombre. Desgraciadamente, toma al hombre en abstracto, la esencia destilada de muchos hombres y no de cualquier hombre particular. Al hacerlo, separa al hombre de sus condiciones, toma las cualidades esenciales del hombre como internas, no como determinadas por el entorno material en el que debe sobrevivir. No hay lugar para el desarrollo histórico de la naturaleza humana. Hace que las relaciones entre las personas sean «puras», como las que supuestamente encontramos en el «amor sexual». En consecuencia, las relaciones morales entre personas son ahistóricas y fijas, son relaciones entre individuos abstractos y vacíos. No puede dar cuenta de las innumerables y cambiantes condiciones materiales que en realidad determinan las diversas relaciones sociales que se desarrollan en la historia, lo que supone un enorme paso atrás con respecto a Hegel, que identificaba las distintas esferas sociales como poseedoras de un carácter moral diferente debido a las relaciones existentes en ellas.
Su visión moral es relativamente simple. El hombre tiene un impulso innato hacia la dicha. Para satisfacer este impulso con éxito, hará bien en ser comedido, en no excederse y consumir su dicha futura, y también en ser amable, en no infringir la felicidad de los demás para que no infrinjan la suya. Esto es bastante banal y expone muy poco.
La moral de Feuerbach imagina que las cosas que queremos ya están a nuestro alcance, y sólo debemos tener cuidado en cómo las disfrutamos. Esto es erróneo, para alcanzar la dicha debemos aventurarnos en el mundo. Debemos trabajar socialmente para conseguir comida y todo lo que necesitamos, debemos tener a otras personas con las que conversar y hacer el amor.
Y en cuanto a atentar contra la dicha de los demás, depende mucho del contexto social. ¿Tiene cuidado el amo de no atentar contra la felicidad potencial de su esclavo por miedo a que le arrebaten su propia felicidad? En absoluto, el amo se basa en su dominio del esclavo para acceder a sus deseos materiales. Al tratar al hombre en abstracto, el materialismo de Feuerbach no encuentra otro fin moral que los ideales tradicionales de bondad y moderación.
- ¿Qué consideraba Feuerbach como la fuerza motriz de la historia? ¿Por qué?
- ¿Cuál es el componente materialista de la moral de Feuerbach? ¿Con qué error traiciona este materialismo?
- ¿Qué son la bondad y la maldad para Feuerbach?
- Considera lo que nos dice Engels sobre la moral feuerbachiana respecto a la Bolsa. ¿Cómo crees que esta misma moral vería el trabajo asalariado o la democracia burguesa?
Capítulo IV
El último capítulo trata de la filosofía de Marx y Engels, con los filósofos anteriormente tratados como telón de fondo. Con el marxismo, el materialismo se lleva y aplica por primera vez de forma coherente en todos los ámbitos. En lugar de limitarse a rechazar a Hegel como hizo Feuerbach, Marx rescata la filosofía revolucionaria de la dialéctica y la asienta sobre una base material, dando la vuelta a la filosofía de Hegel. Como ahora todo desarrollo puede explicarse por las relaciones dialécticas entre los fenómenos materiales, ya no es necesario un impulso exterior para establecer el mundo material, ya sea Dios, la lógica, la justicia o incluso el afecto.
A diferencia del viejo materialismo del siglo XVIII, el marxismo no ve sólo objetos, sino procesos. Todo está siempre naciendo y desapareciendo, es y no es a la vez. A través de este proceso, todas las cosas se desarrollan, a menudo en una dirección durante un tiempo, seguidas de periodos de retroceso, pero a pesar de todo, el desarrollo tiene lugar. Esto pone fin a la necesidad de que los filósofos dicten verdades eternas, ya que no hay tales verdades a las que aferrarse, al contrario, la comprensión del desarrollo del mundo sólo puede avanzar a través de la ciencia positiva combinada con una comprensión dialéctica.
Un avance similar se produce en la comprensión de la ciencia de la historia. La sociedad sólo difiere del resto de los fenómenos naturales en que en ella intervienen actores conscientes. Todas las voluntades de los actores desempeñan un papel en el desarrollo de la sociedad, aunque no generalmente de la forma en que ellos imaginan. Aunque sean conscientes de sí mismos, no lo son necesariamente de las leyes que los rigen, por lo que el resultado de perseguir conscientemente determinados objetivos no suele ser el que habían imaginado. Si somos conscientes de las leyes que gobiernan la sociedad, podemos actuar dentro de ellas de manera que realmente consigamos los objetivos que nos proponemos, lo que convierte al marxismo en la primera filosofía consciente. La filosofía del marxismo es consciente de sus orígenes en la lucha material de la clase obrera, y consciente de su propósito de lograr la revolución proletaria.
- ¿Ha eliminado la ciencia la necesidad de la filosofía? Si no es así, ¿qué queda?
- ¿Marx le dio la vuelta a la filosofía hegeliana? ¿O fue al revés?
- ¿Por qué fue la clase obrera alemana la heredera de la filosofía clásica alemana?