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El caso de Julian Assange: Un asalto contra la democracia

En 2010, dos mujeres ex-colaboradoras de Wikileaks en Suecia acusaron a Assange, ciudadano australiano, de cometer delitos sexuales contra ellas cuando se encontraba en Estocolmo para dar una conferencia. Assange insiste en que la relación sexual fue consentida y que las denuncias están basadas en motivaciones políticas. Originalmente, la acusación de violación fue eliminada en agosto de 2010 después de que el fiscal considerara que no había evidencias suficientes. Sin embargo, un par de semanas más tarde, el caso fue reabierto por un fiscal distinto.

Nunca vamos a saber exactamente lo que pasó entre Assange y las mujeres que lo acusan, pero ese no es realmente el asunto en juego. El celo con que el Estado sueco y la prensa internacional han perseguido a Assange es diferente al que ha tenido lugar contra cualquier otro caso de violación. Todo el mundo sabe que el verdadero «pecado» de Assange es haber expuesto públicamente las maquinaciones criminales del imperialismo de EEUU, sus negocios turbios y sus intrigas cínicas. Él ha puesto al descubierto los verdaderos motivos que hay detrás de toda la propaganda y de la mentira cínica sobre la «democracia» y el «humanitarismo». Ha demostrado al mundo entero la verdadera actitud del establishment militar y político de EEUU frente a sus «amigos y aliados».

Los EEUU están llevando a cabo una vendetta contra Wikileaks, que ha publicado una gran cantidad de cables diplomáticos filtrados, avergonzando a varios gobiernos, incluidos el sueco, y los negocios internacionales. Assange ha ayudado a exponer a la CIA como una vasta organización internacional conspirativa dedicada a la búsqueda implacable de los objetivos del imperialismo de EEUU por medio del terrorismo, el asesinato, la tortura y la destrucción de gobiernos hostiles a través de golpes de estado, guerras e invasiones. Ha ayudado a exponer los crímenes de las fuerzas de ocupación estadounidenses en Irak y Afganistán.

El gobierno británico se ha comportado de una manera peculiarmente servil en todo este asunto. En los días en que Gran Bretaña realmente dominaba los mares, cuando era un Estado poderoso y rico que regía un imperio en el que nunca se ponía el sol, la clase dominante británica se sentía lo suficientemente confiada como para ofrecer el derecho de asilo a personas como Marx y Lenin ¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora que  perdido todo su poder, la burguesía británica se reduce a un papel de lacayo de segunda categoría de Washington, y deben obedecer cada capricho suyo, sin cuestionarlos.

Esa es la verdadera naturaleza de la «relación especial» entre Gran Bretaña y los EEUU. El caso Assange sólo proporciona nueva evidencia de este lamentable estado de cosas. Obama grita «¡salta!» y Cameron responde: «¿cómo de alto?» Afortunadamente para el gobierno de Londres, existe un conjunto aún más servil y repugnante de burguesías, a las que Cameron puede pasar la culpa como un hombre le tira una papa caliente a otro.

Un papel verdaderamente despreciable en todo esto ha sido interpretado por el gobierno sueco. Todo el mundo puede ver el carácter abiertamente reaccionario del imperialismo de EEUU. Ninguna persona inteligente ahora le hace caso a sus protestas sobre la «democracia» y las «misiones humanitarias”. Washington, por tanto requiere los servicios de aliados más creíbles en un país famoso por sus valores democráticos y humanitarios – por lo menos en teoría. La tarea de la persecución y captura de Julian Assange ha sido acogida con entusiasmo por el gobierno de Suecia.

La hipocresía repugnante de la burguesía y de la clase media escandinava ha sido muy bien expuesta por autores como Ibsen en obras como Un enemigo del pueblo. Es cierto que estaba escribiendo acerca de los burgueses de su Noruega natal, pero exactamente los mismos rasgos se pueden ver en la vecina Suecia.

La bonita, democrática y civilizada burguesía sueca ha demostrado su firme compromiso con el pacifismo cuando negoció con Gran Bretaña y Alemania en las dos guerras mundiales, exportando alegremente las materias primas necesarias para el buen funcionamiento de las máquinas de guerra, y aún más alegremente embolsándose los beneficios de la muerte ¡Tal «pacifismo» hace un montón de dinero!

Ahora, la misma bella, democrática y civilizada burguesía sueca demuestra su fuerte compromiso con el «feminismo» al perseguir a un enemigo del pueblo, y, de paso, congraciarse con el jefe en Washington ¡Tales son sus fuertes principios! ¡Y conseguir una relación provechosa con el jefe! ¿Qué más puede desear cualquier gobierno burgués? ¡Qué lástima que no haya premio Nobel de la hipocresía cínica! Las damas y caballeros de Estocolmo no tendrían ninguna dificultad en ganarlo todos los años.

Si las autoridades suecas tuvieran el más mínimo interés en conocer los hechos de la «violación», hay una opción muy simple ante ellos. Assange ha dicho en repetidas ocasiones que él estaría muy feliz de ser interrogado por la fiscalía sueca – pero en el Reino Unido, no en Suecia. Si los suecos creen que es un fanfarrón, deberían probar su  fanfarronería.

Fácilmente podrían enviar un equipo a Londres para interrogarlo. En los tiempos que corren, no faltarán seguramente recursos técnicos en Suecia para organizar una videoconferencia para permitir la participación de los testigos ¡Pero no! Todos los esfuerzos del Estado sueco se dirigen a una cosa, y sólo una cosa: conseguir que Assange sea extraditado.

Sólo un completo imbécil podría tragarse las tontas historias que emanan de Estocolmo. Sólo un loco o un bribón podrían dejar de comprender que detrás de este escandaloso asunto está la mano de Washington. No puede haber ninguna duda de que las revelaciones de Wikileaks asestaron un duro golpe al imperialismo de EEUU y a su red criminal de espionaje y de conspiración internacional. Los imperialistas estaban decididos a vengarse y lo están haciendo.

El imperialismo de EEUU ha identificado, en efecto, al periodista australiano como su objetivo. Y ha contado con la ayuda de sus títeres extranjeros para ayudar a eliminar este objetivo. Esto, y sólo esto, es la razón por la cual los gobiernos de Suecia y de Gran Bretaña han conspirado contra Julian Assange. Están actuando como agentes a sueldo de Washington, que estaba, y sigue estando, decidido a vengarse del hombre que ha ayudado a exponer sus maquinaciones criminales a escala mundial.

Assange ha declarado en repetidas ocasiones que la campaña para conseguir su extradición a Suecia es sólo el primer paso para obtener finalmente su extradición a los EEUU, donde se enfrentaría a juicio y luego a una larga pena de prisión en las condiciones más inhumanas, o incluso a una sentencia de muerte. Ha habido frecuentes intentos de negar esto, desde el canciller británico Willam Hague, a otros.

Estas son mentiras completamente transparentes. El gobierno de EEUU no ha ocultado su descontento con Assange. El Vicepresidente de EEUU, Joe Biden, ya lo ha calificado de «terrorista». El jefe del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU, Diane Feinstein, en fecha tan tardía como julio pidió a la Administración de Obama que procesara a Assange, y el Departamento de Justicia de los EEUU ha confirmado que Assange está siendo investigado. Esta es la verdadera razón por la cual el gobierno sueco se niega a dar a Assange una garantía contra su extradición a los EEUU.

Al declarar que el gobierno británico ha pedido al gobierno ecuatoriano reanudar las discusiones sobre el tema lo antes posible, Hague rechazó la idea de que los derechos humanos de Assange pudieran ser violados si fuera extraditado a Suecia. Hizo hincapié en que esas afirmaciones eran «totalmente infundadas», y señaló que habían sido «ampliamente rechazadas» por los tribunales del Reino Unido.

«Como lo hemos discutido con el gobierno de Ecuador, el Reino Unido y Suecia adhieren e implementan los más altos estándares de protección de los derechos humanos. La sugerencia de que los derechos humanos del señor Assange, se pondrían en riesgo por la posibilidad de extradición de Suecia a un tercer país también carece de fundamento», dijo Hague. Pero los hechos nos inclinan a pensar lo contrario.

En 2001, el gobierno sueco entregó a dos ciudadanos egipcios a la CIA, que «retornaron» a Egipto, donde fueron torturados, acusados de terrorismo. El gobierno de Estocolmo ignoró la legislación de derechos humanos existente en Suecia y tomó una decisión ejecutiva para enviar a los hombres a las cámaras de tortura. Una de las razones que dieron fue que la acusación era de terrorismo. Pero es muy probable que los estadounidenses quieran cobrarle a Assange de la misma manera. El mismo año, Suecia congeló todos los activos de cuatro ciudadanos suecos cuando los EEUU los puso en su lista de terroristas.

El Estado sueco, una y otra vez, demostró su servilismo al imperialismo de EEUU. Esta vez no es diferente y es correcto que Assange se preocupe por su extradición.

La tortura de Bradley Manning

 thumb_Free_Manning-VertigogenExaminemos ahora el caso de Bradley Manning, ahora de 24 años, un analista de inteligencia del ejército estadounidense que sirvió en Irak, quien está acusado de haber filtrado los cables del gobierno de EEUU a la página web de Wikileaks. Él se enfrentará a una corte marcial. Después de su arresto, la presunta fuente de Wikileaks dentro del ejército de los EEUU, fue sometido a las condiciones más bárbaras. El (entonces)  Manning de 22 años permaneció «detenido» en un navío calabozo de la base de marines de  Quantico para que fuera vigilado en “prevención de lesiones”.

Esto significaba: 23 horas de confinamiento solitario al día, con la prohibición de realizar ejercicios de flexiones y abdominales en la celda, y también tenía prohibido tumbarse y apoyarse en las paredes. Manning fue privado de todos sus artículos personales en su celda, pero fue equipado con una «manta de seguridad irrompible» que le provocó al  prisionero erupciones y quemaduras. Con el tiempo, las gafas de lectura de Manning le fueron confiscadas, lo mismo que toda su ropa.

 
Los Estados Unidos han ratificado la Convención Internacional contra la Tortura, cuyo órgano, el Comité contra la Tortura, ha recomendado que a largo plazo la incomunicación debe ser totalmente abolida. Pero eso es sólo un pedazo de papel, que se publica convenientemente cuando Washington tiene que denunciar algún «Estado canalla» o de otra índole, pero que es ignorado cuando sus propias acciones son escrutadas.
 
Es bien sabido que el aislamiento puede tener graves efectos psicológicos, psiquiátricos, y fisiológicos a veces. He hablado con un hombre que pasó años en régimen de aislamiento después de graves torturas. Él me dijo que hubiera preferido que lo sacaran para ser torturado  fin de tener alguien con quien hablar. A ello va asociada una larga lista de síntomas documentados que incluyen: insomnio, confusión, alucinaciones y  locura absoluta.
 
 
La tasa de suicidios de reclusos aislados es considerablemente mayor que entre los que viven en comunidad en la población general de la prisión. Pero el aislamiento es sólo uno de los métodos utilizados para romper al preso, mental y físicamente. Si Manning dormía por la noche – no se le permitía dormir durante el día – en una posición tal que sus guardias no podían verlo, en ese caso se lo despertaba y reposicionaba. En otras palabras, se le privó sistemáticamente de dormir.

Este trato a un prisionero indefenso tiene un nombre conocido por todos. Se llama tortura. La técnica de la privación del sueño era bien conocida por la Gestapo y la KGB, y es claramente igual de bien conocida por los honorables defensores de la democracia y la civilización estadounidense, que están tan preocupados por la salud y el bienestar de Bradley Manning que lo obligan a responder cada cinco minutos de vigilia a consulta de los guardias: «¿Estás bien?»

Este estrés repetitivo implacable, diseñado para impedirle a la víctima dormir y  descansar en ningún momento, tiene un efecto más perjudicial sobre la salud mental si se mantiene durante un largo período de tiempo. Puede llevar a un hombre sano a la locura, y eso es precisamente lo que se pretende hacer. Si esto no es tortura, es una excelente imitación. Y a pesar del hecho de que los psiquiatras del barco-calabozo Quantico insistieron con urgencia en que no había ninguna justificación médica o psiquiátrica para este tratamiento, la tortura continuó.

 
Recordemos que el presidente Obama, antes de ser elegido, se comprometió a clausurar el tristemente célebre campo de concentración y centro de torturas en Guantánamo. Cuatro años más tarde, la Bahía de Guantánamo sigue abierta para los negocios y la tortura de los prisioneros estadounidenses.
 
El hipócrita de palabra fácil que reside en la Casa Blanca le dijo a un reportero que había examinado personalmente el asunto y que el aislamiento continuo y la desnudez  forzada de Manning eran para el bien del joven. De hecho, el personal psiquiátrico de la prisión en repetidas ocasiones encontró que no había ninguna razón médica para que Manning estuviera en aislamiento, y argumentó mes tras mes que debía ser sacado del status de  «Prevención de lesiones».
 
Imagínense las protestas de Washington, si los mismos métodos se utilizaran contra un soldado norteamericano, prisionero, por ejemplo, en Corea del Norte o Irán. Sin embargo, durante nueve interminables meses fue infligido este tratamiento a Bradley Manning. No hubo objeción por parte del presidente Obama ni de Hillary Clinton. No hubo editoriales en la prensa, ni campañas de denuncias en la CNN. Su lema era: «Manning está en su prisión, todo va bien».
 
Hay una vieja frase legal que viene a decir que el silencio significa aprobación: “quien calla, otorga” ¡El silencio de Obama dice más que mil palabras! Para los dirigentes de EEUU, la tortura está muy bien, siempre y cuando se trate de que sean «nuestros muchachos» quienes la estén llevando a cabo. Precisamente, este tipo de cosas es lo que Wikileaks ha descubierto. Por este «crimen», un joven soldado estadounidense ha sido encarcelado, maltratado, calumniado y torturado.

Finalmente, en abril de 2011, como resultado de la presión política, sobre todo desde el extranjero, Bradley Manning fue trasladado a la prisión de mediana seguridad en el Fuerte Leavenworth. Pero estos hechos contradicen completamente las tranquilizadoras palabras de William Hague y sus amigos en Estocolmo sobre el posible destino de Julian Assange, una vez que sea extraditado.

 

El derecho de asilo

 
Con el fin de escapar de un peligro inminente, Assange se refugió en junio en la embajada de Ecuador en Knightsbridge, Londres. Entró en la embajada después de que la Suprema Corte del Reino Unido rechazara su intento de reabrir su apelación contra la extradición y le diera un período de gracia de dos semanas antes de que el proceso de extradición comenzara.
 
Ecuador anunció que le había concedido asilo al Assange, pero el Reino Unido ha dicho que no le otorgará ningún salvoconducto para salir fuera del país. Además, ha dado a entender que podría suprimir el estatuto diplomático de la embajada para permitir a la policía entrar en el edificio y detener a Assange, por el incumplimiento de sus condiciones de libertad bajo fianza.
 
En una declaración emitida después de la decisión de Ecuador de otorgar asilo político a Assange, el Secretario de Relaciones Exteriores, William Hague, dijo que el Reino Unido estaba bajo una «obligación vinculante» para  extraditarlo a Suecia. No sabemos lo que significa la «obligación vinculante» que el gobierno de Londres tiene con Estocolmo, pero somos muy conscientes de la «obligación vinculante» que une a ambos gobiernos con Washington: es la «obligación vinculante» entre los sirvientes y el amo.
 
Las normas hipócritas de doble moral del gobierno británico son realmente evidentes. El sangriento dictador chileno Pinochet fue recibido con los brazos abiertos cuando llegó a Londres, al parecer para un tratamiento de salud en 1998. Cuando se hizo un intento de obtener su extradición para ser juzgado en España por torturas, el gobierno británico se negó obstinadamente a acceder a ese pedido utilizando todo tipo de trucos y subterfugios para defender a este monstruo. Ahora están haciendo todo lo posible para asegurar la extradición de un hombre cuyo único delito fue servir a la causa de la democracia y de la libertad de expresión.
 
«Más allá de las obligaciones internacionales, el Reino Unido tiene completa confianza en la independencia e imparcialidad del sistema judicial sueco», dijo Hague en un discurso ante la Cámara de los Comunes. Assange no cree en estas huecas garantías, y tiene toda la razón en no hacerlo. Un portavoz del gobierno de Ecuador en Londres, dijo que la declaración de Hague sólo señala parcialmente el problema. «La omisión más importante fue su incapacidad para abordar la cuestión de la extradición a un tercer país y, específicamente, a los EEUU», dijo.
 
«El gobierno ecuatoriano daría la bienvenida a las garantías del gobierno del Reino Unido si se asegurara  que el destino que se ha abatido sobre Bradley Manning no será impuesto al señor Assange. Si el Reino Unido proporciona estas garantías básicas de  derechos humanos, entonces creemos que habría una solución rápida, justa y digna al callejón sin salida actual».
Sin embargo, el gobierno del Reino Unido no está en condiciones de dar ninguna garantía. No hay absolutamente ninguna garantía de que Assange no sea apresado en el momento en que abandone la relativa seguridad que ha encontrado en Gran Bretaña y sea puesto en el primer vuelo a Nueva York o a la Bahía de Guantánamo.
 
El derecho de asilo es un derecho democrático respetado por todas las naciones civilizadas, pero ahora está bajo amenaza en Gran Bretaña. El gobierno británico ha empleado medidas extremas en este caso – medidas que nunca se han utilizado en ningún caso similar. Ha rodeado la embajada de Ecuador en Londres con la policía, que tiene órdenes estrictas de no permitir la salida de Assange de la embajada – incluso en un vehículo diplomático, sino que debe ser detenido inmediatamente.
 
Ecuador es un país pequeño y pobre de América Latina. Gran Bretaña es un estado rico y poderoso relativamente, que desvergonzadamente intima a Ecuador con estas tácticas de mano dura. El gobierno británico ha ido tan lejos como para afirmar su derecho legal a entrar en la Embajada de Ecuador en Londres «en algunas circunstancias». Se trata de una amenaza implícita para violar la integridad territorial de la embajada de Ecuador en Londres, un acto que constituye una violación del derecho internacional.
 
Se trata de una convención internacional bien establecida en la que la policía y las fuerzas de seguridad locales no tienen permitida la entrada a una embajada, a menos que tengan el permiso expreso del embajador. La Convención de Viena establece claramente que la policía y las fuerzas de seguridad locales no pueden entrar en una misión diplomática sin el permiso del jefe de esa misión.
 
En un discurso televisado recientemente, el Presidente Correa describió esto correctamente como «intolerable» y «una amenaza explícita», que tenía que ser rechazada de plano. Para mérito suyo, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha defendido el derecho de asilo de Assange. Correa dijo que quería una garantía de Gran Bretaña y de Suecia, de que no habría una posterior extradición de Assange a un tercer país.
 
«Ecuador, de manera soberana, decidió conceder asilo diplomático al Sr. Julian Assange», dijo. «¿Qué clase de mentalidad es la que todavía no se da cuenta que América Latina es ahora soberana y libre?» El presidente señaló que si un país sudamericano hubiera actuado de la misma manera que Gran Bretaña o Suecia, se lo llamaría una dictadura.
 
En una reunión de emergencia convocada por la OEA en Washington, la enviada de EEUU Carmen Lomellin dijo que una reunión de ministros de Relaciones Exteriores «sería inútil y perjudicial para la reputación de la OEA como institución». Ella dijo que los EEUU no «reconocen el concepto de asilo diplomático, como cuestión de derecho internacional». Sin embargo, los dos únicos países que la apoyaron fueron los satélites de los EEUU: Canadá y la diminuta isla de Trinidad y Tobago.
 
Posteriormente, el gobierno de Londres ha dado señales de querer salir de la crisis diplomática que la ha aislado tanto a ella como a los EEUU en América Latina. El Observador Permanente del Reino Unido ante la OEA, Philip Barton, dijo que el Reino Unido seguirá trabajando con Ecuador «para llevar este asunto a una conclusión amistosa y exitosa». Sin embargo, la Oficina de Asuntos Exteriores británica insiste en que va a arrestar a Assange si abandona la embajada.
 
Los habitantes de Ecuador apoyan a su presidente en este asunto. La BBC citó a un hombre que dijo: «Somos libres de hacer lo que queramos». El mismo informe admite que «es la libertad de conceder inmunidad diplomática y asilo a quien les plazca lo que ha unido a los partidarios del presidente Rafael Correa».
 
«Un hombre en una concurrida calle Quito dice que el señor Assange está siendo perseguido por los EEUU simplemente por ‘decir la verdad‘ y que es correcto que Ecuador lo apoye”. El vicecanciller Rafael Quintero dijo a la BBC que el señor Assange quería venir a Ecuador ya que sentía que «sus derechos humanos, civiles, cívicos y políticos estarían protegidos». Dijo: «Sólo esperamos que el gobierno del Reino Unido respete la decisión soberana del pueblo de Ecuador».
 
En la explicación larga y detallada que dio ayer el canciller, Ricardo Patiño, sobre por qué habían dado asilo a Julian Assange, hay una frase que salta a la vista: «Ecuador es un Estado libre y democrático, no sujeto a tutela extranjera, independiente de intereses ajenos a los de su pueblo y soberano en sus decisiones». ¿Qué interés popular podría estar en cuestionamiento con la política de protección que el gobierno decidió dar a Julian Assange?
 
Ecuador tiene un acuerdo de comercio preferencial con los EEUU sobre 1.300 mercancías y ese acuerdo está por renovarse en enero. Sin embargo, su gobierno ha decidido enfrentarse a los EEUU y defender la democracia. La valiente postura adoptada por Ecuador es un golpe en defensa de la libertad de expresión y del libre acceso a la información. Se merece el apoyo total e incondicional del movimiento obrero internacional.

¡Abajo la diplomacia secreta!

La clase obrera de todo el mundo tiene interés en desenmascarar las intrigas del imperialismo y exponer los cálculos de las cínicas políticas de poder -que normalmente están ocultos detrás de una pantalla impenetrable de mentiras.  Lo que Julian Assange y Wikileaks hicieron al publicar una gran cantidad de documentos secretos del imperialismo de EEUU es un enorme servicio a la clase obrera y a los pueblos de todo el mundo.
 
Desde el punto de vista del imperialismo de EEUU, las acciones de Julian Assange son vistas como las de un peligroso criminal y traidor. Pero desde el punto de vista de los trabajadores del mundo, e incluso desde el punto de vista de la democracia más elemental, lo que Assange hizo fue progresista y muy valiente.
 
Decimos que Julian Assange merece una medalla por sus servicios a la democracia. En lugar de eso, ha sido difamado vergonzosamente, perseguido, y cazado como un criminal común, hasta que no tuvo más remedio que buscar refugio en la embajada de Ecuador en Londres, donde vive como un animal enjaulado.
 
Desde su refugio en la embajada ecuatoriana, Assange ha mantenido su postura desafiante, exigiendo que EEUU ponga fin a la caza de brujas contra Wikileaks. En su primera declaración pública desde que entró en la embajada, también pidió por la liberación de Bradley Manning, quien está a la espera de juicio. Dijo, Estados Unidos debe poner fin a su «guerra contra el denunciante».
 
Assange dijo que Estados Unidos se enfrenta a una elección entre reafirmar los «valores revolucionarios sobre los que fue fundado » o «nos arrastra a todos a un mundo peligroso y opresivo en el que los periodistas se callan bajo el temor de la persecución y los ciudadanos deben susurrar en la oscuridad».
 
Dijo que Estados Unidos debe prometer que no va a enjuiciar a los empleados de  Wikileaks ni a sus colaboradores: «Los Estados Unidos deben comprometerse ante el mundo que no va a perseguir a los periodistas por sacar a la luz los crímenes secretos de los poderosos».
 
Dirigiéndose a una multitud de sus partidarios desde un balcón de la embajada, Assange dijo: «Dentro de esta embajada en la oscuridad, podía oír los equipos de policías que pululan en el edificio a través de la escalera de incendios interna, pero yo sabía que iba a haber testigos y esto se debe a ustedes”.
 
«Si el Reino Unido no tiró a un lado las Convenciones de Viena la otra noche, es porque el mundo estaba mirando y el mundo estaba mirando porque ustedes estaban viendo.»
 
¡Eso es correcto! La única manera de salvar a Julian Assange es intensificar la más amplia campaña de protesta contra el asalto a los derechos democráticos, que está siendo lanzado desde Washington con la complicidad maliciosa de Londres y de Estocolmo. Sobre todo, es necesario movilizar toda la fuerza del movimiento sindical internacional para exigir la liberación inmediata e incondicional de Julian Assange.

– ¡Defendamos el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información!

– ¡Pongamos un poderoso reflector apuntando a los tratados de los imperialistas!

– ¡Hay que poner fin a toda la diplomacia secreta!

– ¡Libertad inmediata para Julian Assange y Bradley Manning!

4 de septiembre 2012

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