El caso de Julian Assange: Un asalto contra la democracia
En 2010, dos mujeres ex-colaboradoras de Wikileaks en Suecia acusaron a Assange, ciudadano australiano, de cometer delitos sexuales contra ellas cuando se encontraba en Estocolmo para dar una conferencia. Assange insiste en que la relación sexual fue consentida y que las denuncias están basadas en motivaciones políticas. Originalmente, la acusación de violación fue eliminada en agosto de 2010 después de que el fiscal considerara que no había evidencias suficientes. Sin embargo, un par de semanas más tarde, el caso fue reabierto por un fiscal distinto.
Nunca vamos a saber exactamente lo que pasó entre Assange y las mujeres que lo acusan, pero ese no es realmente el asunto en juego. El celo con que el Estado sueco y la prensa internacional han perseguido a Assange es diferente al que ha tenido lugar contra cualquier otro caso de violación. Todo el mundo sabe que el verdadero «pecado» de Assange es haber expuesto públicamente las maquinaciones criminales del imperialismo de EEUU, sus negocios turbios y sus intrigas cínicas. Él ha puesto al descubierto los verdaderos motivos que hay detrás de toda la propaganda y de la mentira cínica sobre la «democracia» y el «humanitarismo». Ha demostrado al mundo entero la verdadera actitud del establishment militar y político de EEUU frente a sus «amigos y aliados».
Los EEUU están llevando a cabo una vendetta contra Wikileaks, que ha publicado una gran cantidad de cables diplomáticos filtrados, avergonzando a varios gobiernos, incluidos el sueco, y los negocios internacionales. Assange ha ayudado a exponer a la CIA como una vasta organización internacional conspirativa dedicada a la búsqueda implacable de los objetivos del imperialismo de EEUU por medio del terrorismo, el asesinato, la tortura y la destrucción de gobiernos hostiles a través de golpes de estado, guerras e invasiones. Ha ayudado a exponer los crímenes de las fuerzas de ocupación estadounidenses en Irak y Afganistán.
El gobierno británico se ha comportado de una manera peculiarmente servil en todo este asunto. En los días en que Gran Bretaña realmente dominaba los mares, cuando era un Estado poderoso y rico que regía un imperio en el que nunca se ponía el sol, la clase dominante británica se sentía lo suficientemente confiada como para ofrecer el derecho de asilo a personas como Marx y Lenin ¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora que perdido todo su poder, la burguesía británica se reduce a un papel de lacayo de segunda categoría de Washington, y deben obedecer cada capricho suyo, sin cuestionarlos.
Esa es la verdadera naturaleza de la «relación especial» entre Gran Bretaña y los EEUU. El caso Assange sólo proporciona nueva evidencia de este lamentable estado de cosas. Obama grita «¡salta!» y Cameron responde: «¿cómo de alto?» Afortunadamente para el gobierno de Londres, existe un conjunto aún más servil y repugnante de burguesías, a las que Cameron puede pasar la culpa como un hombre le tira una papa caliente a otro.
Un papel verdaderamente despreciable en todo esto ha sido interpretado por el gobierno sueco. Todo el mundo puede ver el carácter abiertamente reaccionario del imperialismo de EEUU. Ninguna persona inteligente ahora le hace caso a sus protestas sobre la «democracia» y las «misiones humanitarias”. Washington, por tanto requiere los servicios de aliados más creíbles en un país famoso por sus valores democráticos y humanitarios – por lo menos en teoría. La tarea de la persecución y captura de Julian Assange ha sido acogida con entusiasmo por el gobierno de Suecia.
La hipocresía repugnante de la burguesía y de la clase media escandinava ha sido muy bien expuesta por autores como Ibsen en obras como Un enemigo del pueblo. Es cierto que estaba escribiendo acerca de los burgueses de su Noruega natal, pero exactamente los mismos rasgos se pueden ver en la vecina Suecia.
La bonita, democrática y civilizada burguesía sueca ha demostrado su firme compromiso con el pacifismo cuando negoció con Gran Bretaña y Alemania en las dos guerras mundiales, exportando alegremente las materias primas necesarias para el buen funcionamiento de las máquinas de guerra, y aún más alegremente embolsándose los beneficios de la muerte ¡Tal «pacifismo» hace un montón de dinero!
Ahora, la misma bella, democrática y civilizada burguesía sueca demuestra su fuerte compromiso con el «feminismo» al perseguir a un enemigo del pueblo, y, de paso, congraciarse con el jefe en Washington ¡Tales son sus fuertes principios! ¡Y conseguir una relación provechosa con el jefe! ¿Qué más puede desear cualquier gobierno burgués? ¡Qué lástima que no haya premio Nobel de la hipocresía cínica! Las damas y caballeros de Estocolmo no tendrían ninguna dificultad en ganarlo todos los años.
Si las autoridades suecas tuvieran el más mínimo interés en conocer los hechos de la «violación», hay una opción muy simple ante ellos. Assange ha dicho en repetidas ocasiones que él estaría muy feliz de ser interrogado por la fiscalía sueca – pero en el Reino Unido, no en Suecia. Si los suecos creen que es un fanfarrón, deberían probar su fanfarronería.
Fácilmente podrían enviar un equipo a Londres para interrogarlo. En los tiempos que corren, no faltarán seguramente recursos técnicos en Suecia para organizar una videoconferencia para permitir la participación de los testigos ¡Pero no! Todos los esfuerzos del Estado sueco se dirigen a una cosa, y sólo una cosa: conseguir que Assange sea extraditado.
Sólo un completo imbécil podría tragarse las tontas historias que emanan de Estocolmo. Sólo un loco o un bribón podrían dejar de comprender que detrás de este escandaloso asunto está la mano de Washington. No puede haber ninguna duda de que las revelaciones de Wikileaks asestaron un duro golpe al imperialismo de EEUU y a su red criminal de espionaje y de conspiración internacional. Los imperialistas estaban decididos a vengarse y lo están haciendo.
El imperialismo de EEUU ha identificado, en efecto, al periodista australiano como su objetivo. Y ha contado con la ayuda de sus títeres extranjeros para ayudar a eliminar este objetivo. Esto, y sólo esto, es la razón por la cual los gobiernos de Suecia y de Gran Bretaña han conspirado contra Julian Assange. Están actuando como agentes a sueldo de Washington, que estaba, y sigue estando, decidido a vengarse del hombre que ha ayudado a exponer sus maquinaciones criminales a escala mundial.
Assange ha declarado en repetidas ocasiones que la campaña para conseguir su extradición a Suecia es sólo el primer paso para obtener finalmente su extradición a los EEUU, donde se enfrentaría a juicio y luego a una larga pena de prisión en las condiciones más inhumanas, o incluso a una sentencia de muerte. Ha habido frecuentes intentos de negar esto, desde el canciller británico Willam Hague, a otros.
Estas son mentiras completamente transparentes. El gobierno de EEUU no ha ocultado su descontento con Assange. El Vicepresidente de EEUU, Joe Biden, ya lo ha calificado de «terrorista». El jefe del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU, Diane Feinstein, en fecha tan tardía como julio pidió a la Administración de Obama que procesara a Assange, y el Departamento de Justicia de los EEUU ha confirmado que Assange está siendo investigado. Esta es la verdadera razón por la cual el gobierno sueco se niega a dar a Assange una garantía contra su extradición a los EEUU.
Al declarar que el gobierno británico ha pedido al gobierno ecuatoriano reanudar las discusiones sobre el tema lo antes posible, Hague rechazó la idea de que los derechos humanos de Assange pudieran ser violados si fuera extraditado a Suecia. Hizo hincapié en que esas afirmaciones eran «totalmente infundadas», y señaló que habían sido «ampliamente rechazadas» por los tribunales del Reino Unido.
«Como lo hemos discutido con el gobierno de Ecuador, el Reino Unido y Suecia adhieren e implementan los más altos estándares de protección de los derechos humanos. La sugerencia de que los derechos humanos del señor Assange, se pondrían en riesgo por la posibilidad de extradición de Suecia a un tercer país también carece de fundamento», dijo Hague. Pero los hechos nos inclinan a pensar lo contrario.
En 2001, el gobierno sueco entregó a dos ciudadanos egipcios a la CIA, que «retornaron» a Egipto, donde fueron torturados, acusados de terrorismo. El gobierno de Estocolmo ignoró la legislación de derechos humanos existente en Suecia y tomó una decisión ejecutiva para enviar a los hombres a las cámaras de tortura. Una de las razones que dieron fue que la acusación era de terrorismo. Pero es muy probable que los estadounidenses quieran cobrarle a Assange de la misma manera. El mismo año, Suecia congeló todos los activos de cuatro ciudadanos suecos cuando los EEUU los puso en su lista de terroristas.
El Estado sueco, una y otra vez, demostró su servilismo al imperialismo de EEUU. Esta vez no es diferente y es correcto que Assange se preocupe por su extradición.
La tortura de Bradley Manning
Examinemos ahora el caso de Bradley Manning, ahora de 24 años, un analista de inteligencia del ejército estadounidense que sirvió en Irak, quien está acusado de haber filtrado los cables del gobierno de EEUU a la página web de Wikileaks. Él se enfrentará a una corte marcial. Después de su arresto, la presunta fuente de Wikileaks dentro del ejército de los EEUU, fue sometido a las condiciones más bárbaras. El (entonces) Manning de 22 años permaneció «detenido» en un navío calabozo de la base de marines de Quantico para que fuera vigilado en “prevención de lesiones”.
Esto significaba: 23 horas de confinamiento solitario al día, con la prohibición de realizar ejercicios de flexiones y abdominales en la celda, y también tenía prohibido tumbarse y apoyarse en las paredes. Manning fue privado de todos sus artículos personales en su celda, pero fue equipado con una «manta de seguridad irrompible» que le provocó al prisionero erupciones y quemaduras. Con el tiempo, las gafas de lectura de Manning le fueron confiscadas, lo mismo que toda su ropa.
Este trato a un prisionero indefenso tiene un nombre conocido por todos. Se llama tortura. La técnica de la privación del sueño era bien conocida por la Gestapo y la KGB, y es claramente igual de bien conocida por los honorables defensores de la democracia y la civilización estadounidense, que están tan preocupados por la salud y el bienestar de Bradley Manning que lo obligan a responder cada cinco minutos de vigilia a consulta de los guardias: «¿Estás bien?»
Este estrés repetitivo implacable, diseñado para impedirle a la víctima dormir y descansar en ningún momento, tiene un efecto más perjudicial sobre la salud mental si se mantiene durante un largo período de tiempo. Puede llevar a un hombre sano a la locura, y eso es precisamente lo que se pretende hacer. Si esto no es tortura, es una excelente imitación. Y a pesar del hecho de que los psiquiatras del barco-calabozo Quantico insistieron con urgencia en que no había ninguna justificación médica o psiquiátrica para este tratamiento, la tortura continuó.
Finalmente, en abril de 2011, como resultado de la presión política, sobre todo desde el extranjero, Bradley Manning fue trasladado a la prisión de mediana seguridad en el Fuerte Leavenworth. Pero estos hechos contradicen completamente las tranquilizadoras palabras de William Hague y sus amigos en Estocolmo sobre el posible destino de Julian Assange, una vez que sea extraditado.
El derecho de asilo
¡Abajo la diplomacia secreta!
– ¡Defendamos el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información!
– ¡Pongamos un poderoso reflector apuntando a los tratados de los imperialistas!
– ¡Hay que poner fin a toda la diplomacia secreta!
– ¡Libertad inmediata para Julian Assange y Bradley Manning!
4 de septiembre 2012
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