Justicia para Sandra, ¡el capitalismo es culpable!

El pasado 14 de octubre, Sevilla se vio agitada por la terrible noticia de la muerte por suicidio de Sandra, una estudiante de 14 años víctima de acoso escolar en el Colegio Nuestra Señora de Loreto. El acontecimiento ha conmocionado a todo el mundo dentro del Estado español, donde las conversaciones en la calle y los medios sobre los culpables y cómo evitar que se repitan los sucesos se han desarrollado torrencialmente desde el trágico día. 

Los comunistas nos hallamos igualmente conmocionados y apenados por el acontecimiento, pero ante todo nuestro deber es comprender para detectar cómo transformar la sociedad y eliminar de una vez por todas las causas que llevaron a Sandra al suicidio. Por esta razón, nos sumamos a la discusión aportando nuestro análisis y explicando cómo un acto individual como el de Sandra no está aislado del contexto general de miseria que crea el capitalismo día a día en nuestro país y señalando las verdaderas causas sistémicas de este acontecimiento.

Las causas concretas del acoso escolar

Digo “verdaderas” causas sistémicas porque los medios burgueses han tendido, cómo no, a reducir los acontecimientos a una crítica a los individuos envueltos en los acontecimientos y, en el mejor de los casos, al protocolo existente para intervenir desde los centros en casos de acoso escolar. Sin embargo, estas críticas están desprovistas de un análisis concreto de la situación de la educación en el Estado español y, con ello, evitan conscientemente alcanzar una crítica radical que pueda llevar a estudiantes, padres y trabajadores de los centros educativos a cuestionar las bases mismas del régimen capitalista. Es más, incluso en muchos casos los mismos medios han llegado a reivindicar justicia para Sandra señalando al mismo tiempo que los potenciales culpables no serían culpables de los problemas psicológicos que Sandra estaría sobrellevando de antes. Es el caso, por ejemplo, de El País, que se apoyaba en lo que dicen los expertos para concluir que “no hay que confundir el desencadenante con la causa” del suicidio. Sin embargo, es lo suficientemente evidente que si no hubiese sufrido acoso escolar o el centro hubiese llevado a cabo una intervención debida, Sandra hoy seguiría viva.

Sin embargo, es verdad que el suicidio es algo que se produce por distintos factores. Si somos críticos con el tratamiento de la prensa burguesa es porque esta ilustra el enfoque atomizador de las instituciones burguesas, que tratan los problemas psicológicos como meros problemas personales de cada uno. Y si bien las condiciones personales pueden jugar un papel importante, los problemas más comunes de depresión y ansiedad en la juventud son el producto de las condiciones objetivas de vida que crea el sistema y que influyen sobre ellos. Solo hace falta pensar en las perspectivas de futuro que experimenta la juventud trabajadora hoy en día: emanciparse del núcleo familiar tras los 30 años, trabajos precarios, represión de sus derechos democráticos más básicos (véanse las cargas policiales contra las protestas por los cambios en la selectividad), discriminación de género y racial en aumento; en fin, una lista incesante a la que cabe sumar que no se pueden fiar de sus profesores cuando sean víctimas de acoso escolar. 

Pero nuevamente, los medios aquí han querido ir al aspecto individual del caso señalando la complicidad de los padres de las acosadoras, más que atendiendo a las causas estructurales del acoso, las cuales tienen que ver directamente con el sistema capitalista. Un vistazo rápido a las causas primarias del acoso resulta muy revelador: los motivos de conducta y aspecto que permiten diferenciar a ciertos alumnos de las dinámicas de grupo se convierten en el motivo principal del acoso escolar, y estos incluyen cuestiones raciales y de aspecto físico que tienen presencia entre adolescentes gracias a la incesante propaganda racista de partidos burgueses en los medios, así como la publicidad sobre el aspecto físico de grandes corporaciones.

En todo caso, el capitalismo es el primer culpable de incentivar el acoso, pero también de evitar su paliación debida. El caso de Sandra se dio en un centro concertado, y tanto la familia de la víctima como los compañeros de clase han denunciado el comportamiento cómplice del centro en enturbiar e ignorar el suceso. Por mucho que dicha conducta sea reprensible, uno solo puede comprender cómo se da si entiende que dicho centro necesita evitar problemas de este tipo para garantizar su financiación pública. Ello se manifiesta también hasta en la manipulación de los resultados escolares para falsificar las tasas de éxito escolar del centro. La enseñanza privada no sólo encarece la educación o implica un grado mayor de adoctrinamiento religioso, también ofrece necesariamente una educación peor en todos los aspectos concretos: se basa en la explotación de todos los trabajadores del centro y crea intereses económicos separados de la misma educación y en contradicción con ella y que, sobre esta base, se aprovechan en muchos casos del financiamiento público para sacar provecho privado de la educación. Estos intereses son directamente responsables de la negligencia en el caso de Sandra.

Muchos lectores señalarán aquí que las escuelas públicas tampoco destacan por su calidad, y es completamente cierto. Sin embargo, ello nuevamente se debe a la gestión de los gobiernos capitalistas, los cuales, ante la crisis del capitalismo, atacan los intereses de la gente trabajadora para destinar los fondos públicos a los intereses de la clase dominante. Por eso, mientras vemos ratios de alumno/profesor ascender astronómicamente debilitando la capacidad de los profesores para detectar dinámicas de acoso entre los alumnos e intervenir eficazmente, o cómo los alumnos se cuecen a temperaturas altísimas en clase porque estudian en centros anticuados sin la infraestructura debida, el gobierno aumenta el gasto en armas o sigue inyectando enormes cantidades de dinero en los bolsillos de los capitalistas en forma de “ayudas” que se distribuyen como dividendos entre los accionistas. Este ataque a la educación pública, conquista de la lucha de los trabajadores en el pasado, es el producto de un sistema estancado que ya no puede desarrollar progreso alguno, y que para garantizar los beneficios de los capitalistas debe prepararse para la lucha con otros capitalistas por esferas de influencia (mercados, recursos naturales, etc.).

Para prevenir, hay que expropiar

El factor de la enseñanza privada es principal y, sin embargo, ha quedado encumbrado detrás de las acciones de este o aquel profesor o padre. Su responsabilidad en el suicido de Sandra no puede quedar impune, pero la prevención sólo puede realizarse tumbando la enseñanza privada en su conjunto. Estos centros, generalmente vinculados a instituciones religiosas, deben ser expropiados e integrados en la red pública empezando por aquellos que llevan años mantenidos por el financiamiento público. Con ello, se logrará una educación libre de las ideas más reaccionarias de la clase dominante transmitidas por las fundaciones educativas religiosas, así como centros educativos emancipados de los parásitos capitalistas que se lucran de la enseñanza.

A ello, hay que sumar la lucha por el mejoramiento de los ratios a 15 alumnos por aula, elemento fundamental para mejorar el seguimiento del profesorado de las conductas y relaciones entre alumnos, fundamental para la prevención e intervención de los casos de acoso escolar. Asimismo, es imprescindible asegurar gabinetes psicopedagógicos de calidad y con personal y medios suficientes en cada escuela.

Sin embargo, con esto no termina el problema. Es primero de todo y fundamentalmente el papel criminal de los capitalistas el que hace que las condiciones de depresión y ansiedad proliferen en la juventud, que las conductas agresivas de los alumnos no puedan ser tratadas con la atención debida para prevenir y encauzar a los alumnos a un buen futuro, que dicha conducta sea aprovechada por la propaganda belicista para redirigir a la juventud a defender acríticamente por las armas el régimen establecido, y que la demagogia racista y la presión ideológica de la propaganda sobre el aspecto de la gente se conviertan en puntos de apoyo para la discriminación de todo tipo. En última instancia, bajo el capitalismo no sólo no existe solución para estas cuestiones, sino que la educación permanece como herramienta para disciplinar a los futuros trabajadores y mantenerlos dóciles con los patronos así como justifica las guerras imperialistas y las atrocidades que alimentan este patrón agresivo de conducta entre ciertas capas de la juventud.

Por ello, los comunistas entendemos que solo la clase trabajadora, tomando control de las palancas de la sociedad, puede frenar las causas del acoso escolar y transformar la educación en un medio genuino de desarrollo social humano. La ausencia de los recursos para mejorar la educación se debe a su apropiación por parte de un puñado de capitalistas rapaces que especulan en vivienda, en stocks y en todo aquello con lo cual su capital pueda reproducirse indistintamente del efecto que ello tenga para la clase trabajadora. Por ello, lo primero es salir a la calle y reivindicar que todo el gasto en defensa se dirija a los servicios públicos de calidad, ni un euro más en bombas, para que cada niño pueda tener libros y una educación de calidad. Hay que expropiar sin indemnización bajo control obrero toda la industria de guerra y ponerla al servicio de los intereses de la mayoría. 

Pero si el gobierno nos dice que no hay recursos para ello, hay que tomarlos de estos capitalistas rapaces y ponerlos bajo el control de la clase trabajadora, que pueda decidir qué destino debe tener ese capital en favor de los intereses de la mayoría. Hay que expropiar, pues, a los grandes bancos (exceptuando pequeños accionistas) y poner bajo control obrero toda su riqueza producida socialmente para que no le falte de nada a alumnos y profesores, ni a pacientes y doctores.

Cabe añadir que la expropiación del gran capital financiero, inevitablemente, está atado a la mejora sustantiva de la clase obrera en muchos aspectos más allá de los servicios sociales. Por ejemplo, CaixaBank no sólo es el tercer mayor banco del estado español, es uno de los tres grandes propietarios inmuebles de las grandes ciudades del estado, así como un firme promotor de las pedagogías “innovadoras” que justifican la ausencia de recursos y cargan al profesor con la responsabilidad de una educación infrafinanciada. Su expropiación terminaría con estos problemas y pondría todos sus recursos al servicio de las necesidades de la clase trabajadora. En el fondo, expropiar a los grandes bancos es expropiar a los grandes propietarios de inmuebles, a los grandes inversores de la industria de guerra, etc. 

Contra el acoso escolar, lucha por el socialismo

Los comunistas nos sumamos a la exigencia de justicia para Sandra, pero creemos que ello solo se hará señalando a los verdaderos culpables: los capitalistas y sus políticos, que no dudaran en echar humo al asunto y esperar al próximo suicidio. Solo con la movilización y organización de la clase trabajadora sobre la base de este programa podremos crear una sociedad libre de las presiones materiales e ideológicas de los capitalistas, donde no haya motivos para ser ciegos ante el acoso escolar, ni motivos para la discriminación que lo causa. 

Para ello, hay que hacer frente a las ideas dominantes de los capitalistas y construir un partido fundado en las ideas del socialismo científico que pueda responder a sus mentiras y poner sobre la mesa este programa independiente de clase en todo el mundo. Este partido respondería a la rabia acumulada en la sociedad por toda la barbarie que desata este sistema, y acompañaría al proletariado en sus luchas revolucionarias a la toma del poder necesaria para la transformación radical de la sociedad en líneas socialistas que exige la historia.

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