La Global Sumud Flotilla se dirige hacia Gaza: ¿Y ahora, qué?
Hace una semana, la Global Sumud Flotilla abandonaba el puerto de Barcelona para iniciar su navegación por el Mediterráneo, con el objetivo declarado de romper el bloqueo en Gaza y establecer un corredor de ayuda humanitaria.
Su partida se da en medio de las operaciones que el gobierno de Netanyahu ha estado dirigiendo brutalmente contra Ciudad de Gaza. Por si los constantes bombardeos no fueran suficiente, los planes del gobierno israelí incluyen matar de hambre la población superviviente mediante un bloqueo de toda ayuda humanitaria. Paralelamente, en Cisjordania, los ataques y asesinatos de palestinos por parte de los colonos sionistas no paran de aumentar. Su objetivo es claro: masacrar o expulsar a todos los palestinos de su tierra.
Tal es la situación en Gaza, mientras la criminal hipocresía de los capitalistas y sus políticos en la Unión Europea -¡por no hablar de Estados Unidos!- está alcanzando niveles inimaginables. Es necesario entender esta hipocresía como la contradicción entre lo que dicen públicamente para contener la rabia que el genocidio está despertando y la pura verdad, esto es, que sin su apoyo económico, militar i político, Israel no podría continuar el genocidio.
La última exhibición en esta línea fue la amenaza del gobierno belga de reconocer el estado palestino y romper los acuerdo económicos con Israel… ¡después de que todos los rehenes hayan sido liberados y Hamás ya no “gestione” Palestina! En el estado español, aunque superficialmente el gobierno de Sánchez se haya mostrado más firme contra el genocidio en Gaza, su actitud no ha estado menos exempta de contradicciones e hipocresía. Por un lado, tenemos las declaraciones de Pedro Sánchez y del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, des de octubre del 2023, diciendo que se había cortado el comercio de armas con Israel; por otro, tenemos que des de entonces hasta ahora, se han adjudicado 46 contratos de importación de material bélico israelí, y que todavía quedan diez contratos en activo (RTVE, 25/04/25).
Está clara la jugada: el Gobierno nunca tuvo la intención de hacerlo, a parte que las empresas privadas siguieron exportando todo tipo de mercancías a Israel: según datos del DataComex -el programa que registra el comercio exterior español- el 2024 se realizaron exportaciones por el repugnante valor de 1.722.382.425,19 euros. Ahora parece que el gobierno adoptará una posición más dura, presionado por las movilizaciones populares contra el genocidio en Gaza. Así las cosas, el miércoles 8 de septiembre, Sánchez anunció que el consejo de ministros aprobaría un decreto-ley para ratificar legalmente lo que -según él- ya ocurría en la práctica, el embargo total de armas. A pesar de ello, al día siguiente ni el consejo de ministros llegó a aprobar este decreto-ley, aduciendo que “hay algunos aspectos que ultimar”. ¿Qué aspectos? Tenemos que exigir al gobierno que cumpla ya sus compromisos. A parte, viendo el historial del gobierno y su hipocresía, es necesario desconfiar de sus promesas. Al fin y al cabo, el gobierno y los capitalistas españoles no se estarían pronunciando por Palestina si no fuera por la presión en las calles. Por tanto, tenemos que exigir que el gobierno haga públicos y más accesibles todos los pactos, sean políticos o comerciales, del sector público o privado, entre el estado español e Israel, así com que cree un órgano formado por miembros de las organizaciones pro Palestina, sindicatos y organizaciones de izquierda comprometidas con la lucha contra el genocidio, encargado de asegurar el cumplimiento así del embargo como del cese total de relaciones. Como explicamos en nuestro último artículo analizando las medidas que el gobierno propone para el embargo comercial de armas a Israel, han de ser los propios trabajadores quienes se encarguen de fiscalizar y controlar que ningún barco ni avión en territorio español transporte armas ni municiones -entre otras- hacia o desde Israel.
La Flotilla ya ha partido ¿Qué podemos esperar?
Con gran dolor vemos que, a pesar de todo esfuerzo y acción, el genocidio en Gaza no hace más que agravarse. Ante este hecho, no es raro que se estén intentando todo tipo de acciones para acabar con la industria bélica israelí y con el terrible bloqueo de ayuda humanitaria.
Uno de estos intentos es la Global Sumud Flotilla, que marca las casi cincuenta flotillas con ayuda humanitaria para Gaza desde 2008, de las cuales sólo han llegado cinco. Saludamos por tanto a la tripulación a bordo de la Flotilla en esta difícil misión y deseamos de todo corazón que cumplan su objetivo declarado de establecer un corredor de ayuda humanitaria.
Ahora bien, teniendo en cuenta que Israel recibe carta blanca de las clases dominantes de Europa y de Estados Unidos para actuar con absoluta impunidad, y que hace tan solo dos meses la embarcación Madleen y su tripulación fueron secuestradas ilegalmente antes de llegar a Gaza, conviene no esperar pasivamente que esta Flotilla triunfe.
De hecho, la reacción de Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel, ante la Global Sumud Flotilla fue que sus tripulantes serían considerados “terroristas” y tratados como tal. En apenas un semana, la Flotilla ya ha sufrido dos atentados terroristas con el lanzamiento de drones incendiarios, presumiblemente organizados por el Estado israelí. Así pues, como hemos visto, los verdaderos terroristas son los macabros sionistas y la clase dominante yanqui y de los países europeos que los apoyan.
Los gobiernos europeos y el estadounidense no están haciendo nada -ni tampoco lo harán- para detener el genocidio, que para ellos es un negocio de miles de millones. Estos casi dos años de genocidio han estado repletos de promesas vacuas de embargos de armas y de acciones simbólicas por parte de los gobiernos europeos, el estadounidense y de sus instituciones, que no han afectado en lo más mínimo la capacidad genocida de israelí. Hemos intentado que la presión desde abajo les hiciera cumplir lo prometido, que acciones directas les forzasen a romper relaciones con Israel, pero los capitalistas y sus lacayos políticos nos han demostrado una y otra vez que no es suficiente.
Ellos no abandonarán voluntariamente este negocio, pues sería ir en contra de sus intereses de clase. Es necesario que la única clase social que no tiene nada a ganar con este genocidio, la que controla realmente la producción para beneficio ajeno, sea la que aísle efectivamente Israel. Y esta no es otra que la clase trabajadora.
¡Lucha de clases contra el genocidio!
Por su papel esencial en la producción, la clase trabajadora es la única que realmente puede cortar el flujo de beneficios que los capitalistas y sus lacayos políticos están ganando con el genocidio, así como ejecutar por su propia mano las promesas de aislar Israel que estos nunca cumplirán. Los métodos de lucha que en última instancia detendrían la producción -cierres de fábricas por los trabajadores, huelgas, etc.-, cuya eficiencia ha sido probada por la historia, requieren de una planificación consciente y de órganos democráticos propios que dirijan y sostengan la lucha.
Aunque desde 2023 hayamos visto por Europa ejemplos magníficos de cómo puede detener la clase obrera, o amenazar con detener, la producción o transporte de mercancías a Israel, sería necesario desarrollar el movimiento pro Palestina sobre esta vía de forma resuelta y audaz, extendiendo el movimiento por todo el estado español y Cataluña. El ejemplo más reciente han sido los portuarios de Génova, que amenazaron con bloquear el embarque de contenedores hacia Israel y con hacerlo extensivo a toda Italia y Europa, si la Flotilla es atacada. Sectores combativos de los sindicatos italianos están agitando por una huelga general en Italia si eso llegara a ocurrir. En el estado español, varias organizaciones estudiantiles y de izquierdas también están gritando por la huelga estudiantil. ¡Este es el camino a seguir!
Con todo, para que el movimiento ganase en extensión y en fuerza por esta vía, sería fundamental que los miembros actualmente activos del movimiento pro Palestina dirigieran su actividad, en primer lugar, hacia los sectores económicos clave que participan directamente del comercio con Israel: fábricas de piezas de armamento -y demás industria bélica-, los puertos, aduanas y el sector transportista que incluiría, también, el transporte de combustible.
La agitación debería empezar fomentando en estos sectores la creación de comités de trabajadores y trabajadoras pro Palestina, sin importar su filiación sindical, que pudieran decidir democráticamente cómo encarar la lucha y de qué manera arrastrar la resta de trabajadores al movimiento. La creación de varios de estos comités es lo que permitiría, a su debido momento, unir los comités de todos los sectores involucrados para golpear de forma coordinada y contundente.
Por lo que respecta a los sindicalistas que se oponen activamente al genocidio, tendrían que empezar exigiendo a sus direcciones sindicales lo fundamental: que se posicionasen en contra del genocidio y a favor del rompimiento total de relaciones con Israel. Más allá de pronunciarse públicamente, las direcciones sindicales no deberían tener ningún problema en apoyar en la práctica -o incluso en incentivar- el resto de iniciativas, como la creación de comités de trabajadores propalestinos que hemos mencionado.
Ganarse la adhesión de cada vez más trabajadores también requeriría que los miembros más conscientes pro Palestina explicasen de forma clara que el genocidio y el empeoramiento de las condiciones en casa tienen exactamente el mismo culpable: el capitalismo en su fase imperialista. Explicar que el genocidio en Gaza está siendo promovido por los intereses económicos y políticos, principalmente, del imperialismo estadounidense, que durante años ha apoyado su colonia sionista para asegurarse el control político y militar de la zona, así como mejores pactos para el petróleo con los países árabes de la región; luego, exponer que el imperialismo decadente europeo, temiendo las desinversiones estadounidenses en el continente, sigue servilmente los mandatos de la Casa Blanca, señalando a la vez los beneficios en manos privadas que la industria bélica está amasando con la venda de armas a Israel. Como último golpe de gracia, mostrar claramente que la decisión del imperialismo estadounidense de “abandonar” Europa ha comportado la exigencia, expresada por Trump, de subir el presupuesto militar, a expensas de los servicios públicos y del nivel de vida de la clase trabajadora.
Explicando el funcionamiento real del capitalismo en su fase imperialista se acabaría demostrando que guerras y genocidios no son fruto del azar ni de la voluntad de éste o aquél político, sino la expresión necesaria de la decadencia del capitalismo que, incapaz de jugar papel progresivo alguno, asfixiado por el enorme desarrollo de las fuerzas productivas y por las fronteras entre estados, se niega a morir.
Detener la producción y el transporte en base a lo planteado sería tan solo solucionar una parte del problema. La otra cara de la moneda es que mientras los recursos de la sociedad estén en manos de los parásitos capitalistas que buscan enriquecerse a costa de todo y de todo el mundo, las guerras y genocidios, como decíamos, seguirán en el orden del día. Es por eso que luchar contra el genocidio tendría que relacionarse abiertamente con la lucha contra el capitalismo, a la vez que se anima a que la clase trabajadora tome por sí misma el poder y construya una nueva sociedad sobre las ruinas de la antigua.
Más concretamente, mientras exista el capitalismo y su postrema fase, el imperialismo, Palestina no será libre, pues siempre permanecerá asfixiada por los intereses de las potencias imperialistas tanto regionales como mundiales. Un movimiento de comités de trabajadores que desembocara en jornadas de huelgas y ocupaciones en el Estado español serviría para inspirar que los trabajadores y oprimidos de Oriente Medio -y la propia Palestina- tuvieran su oleada revolucionaria que barriera del mapa tanto el imperialismo como sus regímenes reaccionarios capitalistas.
El camino se ha abierto ante nosotros y no hay tiempo que perder. Hoy, más que nunca, se bifurca en dos vías: socialismo o barbarie.
¡Fuera el imperialismo de Gaza!
¡Desconfianza absoluta en las instituciones burguesas!
¡Creemos comités de trabajadores y trabajadoras pro Palestina!
¡Viva la lucha del pueblo palestino!
¡Viva la lucha de la clase obrera!
¡Intifada mundial hasta la victoria!
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