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La realidad que se vive en los centros de trabajo: dos cartas de trabajadores de Michelín

La realidad diaria de los trabajadores en los centros de trabajo se hace cada vez más dura, la profundidad de la crisis, las reformas laborales, el paro masivo, el colaboracionismo con las empresas de los aparatos sindicales, ha permitido elevar la explotación de la mano de obra hasta límites insoportables. No sólo en las pequeñas empresas donde la organización sindical es más difícil, también, lo demuestran estas cartas, en grandes empresas como es la factoría de Michelín de Vitoria en la que trabajan 3.200 operarios, sin contar las subcontratas; y en la Renault, como nos estremecimos al escuchar el audio del trabajador con su encargado, retratan el ambiente que se vive en los centros de trabajo. Difundimos estas cartas de trabajadores de Michelín, publicadas en junio de 2016 en «La leñera», órgano de la CGT-Michelín de Vitoria-Gasteiz.

LA ENTREVISTA

Llevo muy poco tiempo en esta fábrica y desde el primer día me llevé una nefasta impresión de las formas que utiliza el de recursos humanos o personal, por el trato que tuve durante la entrevista.

No quiero dar muchas pistas, pero nada más entrar en la sala me encuentro una silla pegada a la pared a una distancia considerable del que me iba a entrevistar. Como entiendo que es natural, doy los buenos días y me siento en la silla (o no, jejeje, dije que no quiero dar pistas), y la primera reacción de mi interlocutor fue de muy malos modos, que quién me había mandado sentarme; en un acto reflejo volví a levantarme esperando órdenes, como si estuviese ante un organismo militar en vez de una empresa privada. Seguidamente me dijo que podía sentarme y acercar la silla a su mesa.

Creo que su intención era clara y está muy estudiada, quieren que entremos a trabajar con presión y quieren dejar claro quién es el macho alfa, marcando su territorio desde el principio.

Este trato durante la entrevista plagada de preguntas personales -que no quiero ni nombrar-, comentándolo en el bocadillo, por lo visto se lo hacen a todos y me parece súper reprobable y humillante, que te traten de esa forma como si fueses una simple marioneta que manejan a su antojo, ya que todo lo basan en productividad, objetivos y caminar por la senda marcada y se comenta que si te desvías un pelo sanción al canto.

El militarismo exalta valores y modelos de comportamiento como: autoridad, disciplina, orden jerárquico, obediencia, acción y voluntad, en lugar de razonamiento y pensamiento crítico y eso mismo me he encontrado en este curioso recinto a orillas del Pisuerga.

Ya en el taller me indicaron que la organización del trabajo se basa en un sistema jerarquizado, más bien militarizado, donde los trabajadores seríamos los soldados rasos, a los cabos chusqueros se les llama portavoces y son los que van con el cuento al sargento de turno llamado M.A.M., luego está el teniente, llamado jefe de taller, el comandante que es el jefe de servicio, y así hasta el director que podría ser el capitán general.

Y ya se sabe, dentro de un ejército hay que defender la bandera que en este caso es de color azul y tiene como símbolo o mascota un muñeco hinchable, ¡hay que joderse!.

He trabajado en varias empresas, hasta he tenido jornales en el campo y en ningún sitio he visto esta forma de actuar. Me sorprende que nos reúnan todos los días cinco minutos a golpe de sirena para darnos la tabarra de que hay que producir más y mejor, e incluso nos echan la culpa de todo lo que sucede, aunque estuviésemos de descanso o pasase en el taller de al lado.

Se comenta que cuando mejor se trabaja es por la noche y los fines de semana porque no hay que aguantar a todo el enjambre de gente con galones ni a la jauría de técnicos que no hacen más que tocar las “pelotas” al personal.

A mí siempre me ha gustado trabajar de lunes a viernes y durante el día, me opongo a esas opiniones ya que entiendo que las noches y fines de semana deben ser para descansar, pero quizá con el tiempo cambie de opinión, ya veremos.

Entré en la web de CGT y vi la posibilidad de enviaros un artículo, por si tenéis a bien publicarlo en “La Leñera”.

Poco más que decir, bueno, en el taller en el que estoy veo también que la gente va a su rollo y las relaciones son un poco frías, de momento no tengo intención de afiliarme, pero por lo que veo y me cuentan sois el único sindicato insumiso ante esa alienación, por eso tenéis todo mi apoyo.

(fdo) Un trabajador sorprendido.

PARA VOSOTROS, LOS JÓVENES

Llevo trabajando en esta fábrica más de 35 años. Los cambios se van sucediendo, pero no voy a contaros nada sobre máquinas ni tecnología. Lo que más noto es el cambio generacional de la propia gente.

Siempre he pensado que la juventud trae cosas positivas, ganas de comerse el mundo, alegría, sueños. Pero también conlleva tener un montón de pájaros en la cabeza, yo también los tuve.

Pero he de confesaros que últimamente a la mayoría, que no a todos, no os comprendo. Vuestros pájaros son del tamaño de las cigüeñas, estáis obsesionados con los coches, los móviles y el dichoso fútbol, y yo también soy fútbolero, pero no por encima de todo.

Sois generaciones que habéis estudiado, que tenéis el mundo de internet a mano, mucha información, pero desde el respeto, cada vez parecéis más básicos. Parece que no os preocupa en absoluto vuestras condiciones laborales dentro de Michelín, que al fin y al cabo son parte de vuestras propias vidas. No leéis nada ni os informáis, no plantáis cara a nada, vaya sangre …

Con la pasada negociación de convenio me he quedado alucinado de vuestro desinterés, como si no fuese con vosotros.

Vengo de una época en que vivimos enfrentamientos serios con la empresa, estuvo incluso despedido en su día; creo que es importante estar en un sindicato, ir a que te expliquen las cosas y decir lo que no te gusta que se está haciendo, y lo digo yo, que llevo un montón de años afiliado a uno que me vende en cuanto puede, pero aún así me parece importante.

Lo que pase de aquí al futuro será lo que vosotros queráis pelear, a mi me queda ya poco en este convento, os doy este sermón porque no os entiendo, ¿creéis que los derechos caen del cielo? ¡moveros, hombre, que tenéis que hacerlo! Apoyad al sindicato que consideréis mejor o más honesto e intentar participar.

Con el móvil no vais a solucionar nada y Ronaldo o Messi no van a venir a ayudaros. ¡Ale, será lo que queráis que sea, convenceros de ello!.

Gracias si lo publicáis, uno que lleva 35 años aquí.

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