«Las guerras comerciales son buenas» – Trump amenaza la frágil economía mundial

En la última semana, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump anunció su intención de aumentar los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, amenazando con iniciar una guerra comercial peligrosa con el resto del mundo. Esta podría hundir a la economía mundial en otra profunda depresión. Los comentarios recientes de Trump en Twitter constituyen nada menos que una declaración de guerra comercial – del país capitalista más poderoso del mundo.

Estos no son tweets vacuos. Son extremadamente graves y también extremadamente peligrosos para la economía mundial. Esta disputa podría escalar fácilmente y sumir al mundo capitalista en una depresión profunda, como en la década de 1930. Los inversores y los gobiernos están nerviosos, por expresarlo suavemente.

Así, en un tweet del pasado 2 de marzo, Donald Trump dijo:

“Cuando un país (EEUU) está perdiendo muchos miles de millones de dólares en el comercio con prácticamente todos los países con los que hace negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar. Por ejemplo, cuando tenemos un déficit de $100 mil millones con cierto país y se hacen los listos, no comerciamos más; y nosotros a ganar a lo grande ¡Es fácil!”

Después de todo, no fue el Crash de Wall Street el causante de la Gran Depresión, sino la introducción de políticas y aranceles para empobrecer al vecino lo que llevó a las guerras comerciales. Esto a su vez, fue lo que causó un colapso sin precedentes en el comercio mundial, que sólo encontró una solución con la Segunda Guerra Mundial.

Hemos explicado repetidamente que hemos entrado en un período convulsivo con cambios bruscos y repentinos El desafío de Trump es otro ejemplo de esto.

Trump está jugando con fuego

Trump está jugando con fuego, pero esto no es nada nuevo. El aumento previsto en los aranceles del 25 por ciento en las importaciones de acero y del 10 por ciento en las de aluminio invitará a tomar represalias a otros países, incluidos China y la Unión Europea. Canadá, Brasil, Corea del Sur y México sufrirán el mayor golpe. Trudeau dijo que la medida era “absolutamente inaceptable» y prometió represalias. Wang Hejun, un funcionario del Ministerio de Comercio de China dijo que la imposición de aranceles por tales motivos era una insensatez:

«El espectro de la seguridad nacional es muy amplio y sin una definición clara podría fácilmente llevar a abusos. Si al final la decisión de los Estados Unidos perjudica los intereses de China, sin duda tomaremos las medidas necesarias para proteger nuestros legítimos derechos.»

Trump respondió diciendo que impondría tarifas aún más elevadas. China, que posee la mitad de la producción de acero del mundo, también se ve afectada por la sobreproducción y el exceso mundial de acero por lo que está tratando de desprenderse de éste en los mercados mundiales a precios bajísimos. Esto está golpeando a los EEUU. Algunos en los EEUU, como es lógico, se oponen a tal ‘dumping’; mientras que Europa ya impuso dos docenas de medidas antidumping contra las exportaciones de acero de China.

Pero las implicaciones del comportamiento de Trump tienen un mayor alcance. Trump está amenazando con derribar todo el sistema de comercio mundial construido desde la guerra.
¡No es extraño que el anuncio haya hundido las bolsas de todo el mundo! Wall Street en el momento de escribir, sufrió la cuarta caída consecutiva

Mendigar a tu prójimo

El anuncio de Trump va mucho más allá de las tarifas impuestas a las lavadoras y paneles solares, según lo propuesto en enero. Ha invocado la seguridad nacional como la base de nuevas barreras comerciales. Trump parece referirse realmente a los negocios:

En otro tweet, Donal Trump expresó:

“Debemos proteger a nuestro país y nuestros trabajadores. Nuestra industria del acero está en mal estado. ¡SI NO TIENES ACERO, NO TIENES UN PAÍS!”

Este era un compromiso para cumplir sus promesas de campaña en defensa de los trabajadores y de la industria de los Estados Unidos de la injusta competencia extranjera.

La reacción fue predecible. Cecilia Malmström, comisionada de comercio de la UE, dijo que la Unión Europea no tiene más remedio que impugnar esos aranceles e imponer los suyos propios y otras medidas de represalia. “Nos arriesgamos a ver un efecto dominó peligroso a partir de esto», dijo. “No me gusta usar las palabras ‘guerra comercial’, pero no veo cómo [las acciones de EEUU] no puedan interpretarse como parte de un comportamiento bélico», dijo Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Él sugirió que podrían afectar a productos estadounidenses como las motocicletas Harley-Davidson, el whisky bourbon y la ropa vaquera. Los funcionarios de la UE elaborarán una lista de hasta 2.800 millones de euros que abarcan a más de 100 bienes estadounidenses que podrían sufrir represalia, que incluirá acero de EEUU y productos agrícolas como arroz, maíz, zumos de naranja y arándanos. Estos entrarían en vigencia dentro de los 90 días posteriores a la aplicación de cualquier tarifa de los EEUU. Roberto Azevêdo, director general de la OMC, advirtió que el mundo corría el riesgo de caer en una guerra comercial. “El potencial de escalada es real», dijo. «Una guerra comercial no interesa a nadie”.

«Pero seamos claros: nadie ganaría una guerra comercial», explicó Ben Inker de GMO.

Daño, inflación e incertidumbre

El FMI lanzó una declaración instando a la calma. “Las restricciones de importación anunciadas por los Estados Unidos probablemente  causen daños no sólo fuera de los EEUU sino también a la misma economía de los EEUU, incluidas sus manufacturas y en la construcción, que son los principales usuarios de aluminio y acero», dijo Gerry Rice, portavoz del Fondo.

«Esto realmente podría ser un gran problema», dijo Brad McMillan,  director de inversiones para la Red Financiera de la Commonwealth. “El efecto neto de los aranceles… será el daño económico, mayor inflación y mayor incertidumbre geopolítica».

Electrolux, el mayor fabricante de electrodomésticos de Europa, dijo que estaba suspendiendo $ 250 millones de inversión en una fábrica de cocina en Tennessee que había anunciado en enero.»Estamos preocupados sobre el impacto que las tarifas podrían tener en la competitividad de nuestras operaciones estadounidenses», afirmó la compañía sueca.

Ivan Scalfarotto, un alto funcionario comercial italiano, dijo: “Esto no tiene justificación… y está perjudicando a la economía mundial”, apuntando a los € 4.800 millones en acero que Italia exportó a EEUU en 2017, así como a los € 1.000 millones en aluminio. “Nuestros productores no están contentos y tienen razón de no estarlo. Pero esto no se trata sólo de proteger nuestro interés nacional, se trata de proteger nuestras reglas.»

El Instituto Americano del Hierro y del Acero dijo que estaba “complacido» con el anuncio de las tarifas. “The Aluminium Association” dijo que  “apreciamos» el compromiso del presidente de ayudar a la industria.

América primero

Pero Trump no está preocupado por los efectos en otros países. Él sólo está preocupado por los intereses estadounidenses, tal como él lo ve. Su lema es ‘América primero’ y al infierno el resto del mundo. Como él dijo: “Las guerras comerciales son buenas».

En sus primeros días en el cargo, vetó la Asociación Trans-Pacífico, el mayor acuerdo comercial en una generación. Tiene la intención de revisar el TLCAN, el “peor acuerdo en la historia».

En junio de 1930, el presidente Hoover promulgó la Ley Smoot-Hawley que impuso aranceles contundentes a los productos importados. Canadá y Europa tomaron represalias con la introducción de aranceles proteccionistas, que sirvieron para profundizar la Depresión, a medida que el comercio mundial colapsaba.

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Las políticas proteccionistas de Herbert Hoover convirtieron la Depresión en una crisis comercial mundial / UL

Claramente, dada la intensificación del comercio mundial desde entonces, las consecuencias de una guerra comercial hoy son mucho peores que en la década de 1930. Todos los países están inextricablemente unidos a la cadena del capitalismo mundial. Todos los países están subordinados al mercado mundial.

Trump fue elegido al prometer “volar el sistema», y podría estar en camino de hacerlo. Si se lo desafía con una demanda en la OMC, Trump podría decidir ignorarla. Esto, a su vez, ayudaría a socavar toda la base del comercio internacional.

La administración estadounidense dijo que 2018 sería el año en que acumularía tropas comerciales en las murallas. Esto es material peligroso.

El mundo se desploma

«Hoy es un gran día para Estados Unidos», declaró Peter Navarro, autor de “Muerte a manos de China”, que actúa como asesor comercial del presidente. «Ese es el genio de Trump», dijo.

El anuncio también está relacionado con la guerra civil en relación a la política comercial dentro de la Casa Blanca, donde los aislacionistas están ganando terreno. Esto no tiene precedentes.

Por lo tanto, es probable que veamos una mayor escalada de las tensiones globales. Hemos ingresado en un territorio donde las luces rojas parpadean. Cegado por su propio “genio», Trump está siendo impulsado a una guerra comercial como nunca antes habíamos visto desde la década de 1930.

Estas acciones pueden convertirse en el catalizador de una recesión mundial. Han pasado diez años desde el comienzo de la recesión mundial de 2008, que fue la más profunda desde la década de 1930, y todavía nos afecta en la actualidad.

Sobre la base de un ciclo comercial de diez años, estamos a punto para otra recesión en breve. El momento exacto es difícil de predecir, si no imposible, ya que hay muchos factores involucrados. A esto hay que sumar que el sistema capitalista ha llegado a sus límites y se ha agotado claramente. La presente ‘recuperación’ es la más débil de la historia. Este es un síntoma de su declive terminal.

Sobreproducción

El sistema capitalista ha estado sujeto a crisis periódicas de sobreproducción, donde el limitado poder adquisitivo de las masas entra en colisión con la expansión cada vez mayor de las fuerzas productivas.

Los capitalistas superan esta contradicción invirtiendo las ganancias del trabajo no pagado a la clase trabajadora [la Plusvalía]. Esto sirve para expandir el mercado. Sin embargo, el aumento de la inversión simplemente da como resultado una mayor capacidad productiva y una mayor producción de productos básicos para su venta. Como el capitalismo está motivado por la maximización de las ganancias, la caída de las ventas tendrá como resultado la caída de las ganancias, lo que provocará una crisis.

Como explicó Marx en El Capital (volumen 3):

«La causa última de todas las crisis reales sigue siendo la pobreza y el consumo restrictivo de las masas en comparación con la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas de tal manera que sólo el poder absoluto del consumo de la sociedad sería su límite».

Por lo tanto, en última instancia, la causa de la crisis capitalista es la sobreproducción y el limitado poder adquisitivo de las masas.

Por supuesto, hay muchas otras contradicciones inherentes al sistema capitalista, pero la tendencia a la sobreproducción es la principal.

Sentados sobre montañas de dinero

Una de las principales consecuencias de la caída de 2008 fue el rescate del capitalismo por el Estado. Esto también significó la introducción de la austeridad en todas partes. Sin embargo, los recortes en los niveles de vida experimentados por la clase trabajadora también significaron un recorte en el mercado para los capitalistas.

Esta “falta de demanda» tuvo un efecto de reducción de la inversión. ¿Por qué invertir cuando no se puede usar la capacidad que ya se tiene?

Por lo tanto, a pesar de las tasas de interés históricamente bajas y la abundancia de dinero barato, no ha significado una mayor inversión por parte de las grandes empresas. Gran Bretaña, está sentada en una montaña de efectivo de 700 mil millones de libras. Donde invierten dinero es en ganancias improductivas. Las empresas han estado comprando sus propias acciones para engordar sus precios. Los accionistas se hacen más ricos, pero no han hecho nada socialmente útil.

Los capitalistas se han convertido en una clase parasitaria de rentistas. Quieren ganar dinero no por medios productivos sino simplemente a través de la especulación. Las inversiones rentables en la producción se han agotado a medida que el “exceso de capacidad» se generaliza. ¿Por qué molestarse en producir, cuando se puede ganar más dinero con el manejo de arriesgados activos financieros?

Los administradores de activos operan como los buitres del capitalismo, apoderándose de las compañías, despojándolas de sus activos y arrojando a los trabajadores al paro. La centralización y concentración del capital continúa a medida que las adquisiciones se vuelven endémicas.

Una pequeña élite mueve su capital alrededor del mundo al capricho de la clase multimillonaria, lo que le da al proceso un carácter aún más convulsivo e impredecible. El capitalismo monopolista, donde un puñado de corporaciones gigantes domina la economía mundial, ha llevado a la sociedad a un callejón sin salida.

Ahogados en deudas

Se suponía que los gobiernos y los bancos estaban reduciendo los niveles de deuda, que se habían vuelto peligrosamente altos. Pero con dinero barato, los niveles de deuda han seguido aumentando.

El stock total de la deuda soberana de los países de la OCDE ha aumentado de 25 billones de dólares en 2008 a más de 45 billones este año. La relación deuda / PIB en la OCDE promedió el 73 por ciento el año pasado, y sus miembros debieran tomar prestados 10,5 billones de libras de los mercados este año. Debido a que gran parte de la deuda acumulada después de la crisis financiera se prevé que venza en los próximos años, las naciones desarrolladas tendrán que refinanciar el 40% de su saldo de deuda total en los próximos tres años, dijo la OCDE. Esto conducirá a una mayor turbulencia.

William White, presidente del comité de revisión económica y de desarrollo de la OCDE, escribió:

«La política monetaria global ha sido ‘ultra fácil’ durante muchos años. Sin embargo, está quedando claro que ahora está atrapada en una trampa de la deuda producto de su propia creación.

«Simplemente cruzando los dedos y rezando para que ‘nunca llegue a suceder’ parecería imprudente, por decir poco.

«Continuar en el camino monetario actual es ineficaz y cada vez más peligroso. Pero cualquier reversión también implica grandes riesgos. Se deduce que las probabilidades de que otra crisis explote continúan aumentando”.

Incluso algunos estrategas del capital son conscientes de que se avecina otra crisis. Pero no tienen salida. Hagan lo que hagan estará mal. Aumentar las tasas de interés, como algunos están haciendo, hará que la carga de la deuda sea intolerable. Aquellas empresas que dependen de crédito barato se hundirán. Esto en sí mismo podría precipitar una nueva depresión.

“Esta necesidad de acción preparatoria se amplifica, dado que nuestro alcance para reaccionar con políticas macroeconómicas anticíclicas ahora es limitada”, continúa White.”Estas políticas pueden desatar el desorden que deseamos evitar. Mucho mejor prepararse para lo peor, incluso cuando esperamos lo mejor”. (Financial Times, 18/2/18)

Capital ficticio

«La esperanza brota eterna en el pecho humano», dijo Shakespeare. Los capitalistas se aferran a falsas esperanzas ya que no hay forma de evitar las contradicciones del sistema capitalista. Sin embargo, es más bien como el fantasma omnipresente de Banquo en Macbeth que los persigue.

Todo apunta a una enorme depresión. Al igual que antes del colapso de 1929 o de la recesión de 2008, vemos un ‘mercado alcista’. Los mercados actuales se han ido por las nubes y no se corresponden con la realidad económica.

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Los paralelismos con el Crack del 29 son innumerables / Dominio público

En términos de la relación precio / ganancias ajustada cíclicamente de Robert Shiller, las valoraciones de la bolsa estadounidense son tan altas como en 1929. “Esto debería ser un motivo de preocupación, no de jactancia», escribió Martin Wolf en el Financial Times.(30/1/18)

El mercado de valores se basa en gran medida en el capital ficticio, que son valores no respaldados por la riqueza real. Está impulsado puramente por la especulación, como en el pasado. Las obligaciones garantizadas por deudas [apalancamiento] y otras “armas financieras de destrucción masiva» de la crisis anterior han resurgido, esta vez con explosivos más peligrosos.

Las deudas están aumentando, mientras que los salarios reales están estancados o cayendo. Las ganancias corporativas son saludables, pero los salarios se reducen y la producción es plana. Han hecho todo lo posible para extraer al máximo las últimas ganancias del trabajo no pagado a la clase trabajadora. La inversión en la industria está estancada. Después de todo, la ‘recuperación’ ha durado nueve años y no tiene mucho más recorrido.

En el filo de la navaja

Cualquier accidente puede desencadenar una depresión. Y cuando llegue, será contagiosa. Será un acontecimiento mundial. La globalización simplemente significará una crisis globalizada. Todos los valores ficticios acumulados en la última década serán destruidos a medida que los mercados bursátiles colapsen a nivel mundial. Esto tendrá un efecto dominó en la economía real, ya que la producción se detendrá y el crédito se agotará.

Cuando Estados Unidos introdujo la Ley Smoot-Hawley en 1930, principalmente para proteger la agricultura estadounidense, la caída ya estaba en marcha. Sin embargo, las restricciones impuestas a la agricultura tuvieron resultados devastadores en Europa Central. Estas economías se habían endeudado hasta las cejas con los bancos franceses y británicos. Cuando dejaron de pagar, provocaron una crisis bancaria que causó bancarrotas en los Estados Unidos.

Con los aranceles impuestos por otros países, todo escapó fuera de control. Los gobiernos se lanzaron a una devaluación competitiva para mantener su participación en el mercado menguante. La depresión había producido rivalidades en todas partes. Fue esto lo que convirtió una caída en un colapso del comercio mundial y en la Gran Depresión.

El sistema está quebrado

Todo esto refleja el callejón sin salida del sistema capitalista. La propiedad privada de los medios de producción, junto con el Estado-nación, se han convertido en barreras gigantescas para el desarrollo económico.

La última recesión de 2008 representó un punto de inflexión fundamental. Marcó el comienzo de una época de crisis, turbulencia y agitación. Introdujo austeridad y ataques masivos contra la clase trabajadora. Este es el significado de la crisis capitalista. El sistema ya no puede permitirse las reformas del pasado. Las contrarreformas están en el orden del día.

Esto ha resultado en una reacción violenta contra el capitalismo. Existe una creciente ira y amargura en la sociedad dirigida contra los ricos y miembros de la clase dominante. Esto explica la enorme polarización de clase dentro de la sociedad. El viejo orden se está desmoronando y los partidos capitalistas están en crisis.

Esto explica el apoyo al Partido Laborista y a Corbyn, quienes parecen ofrecer una alternativa. Marx explicó que el Viejo Topo de la Revolución excavaría su camino bajo tierra y que al final irrumpiría en la superficie.

Una nueva depresión del capitalismo y una posible nueva Depresión tendrán efectos devastadores, mucho más salvajes que en el período anterior. Millones se politizarán mientras buscan una salida a la crisis.

Todos los intentos de parchear el sistema capitalista estarán condenados. No hay salida para la clase trabajadora sobre la base del capitalismo.

Sólo una economía planificada socialista, bajo el control democrático de la clase trabajadora, puede ofrecer una salida real y duradera. Sólo si abolimos el afán de lucro y la tiranía de la “economía de mercado» podremos usar el talento y los recursos de la sociedad para el bienestar de todos.

Las amenazas de Trump personifican la crisis del sistema. Si cumple con sus amenazas de imponer elevados aranceles, entonces pueden cumplirse todos los presagios siniestros. Como en la década de 1930, el sistema capitalista descenderá en una espiral descendente catastrófica. Sólo la transformación socialista de la sociedad puede salvar a la humanidad de semejante desastre.

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