Madrid: el monumento al Alférez Provisional ES franquista y no fue derribado “sin avisar”
“Carmena inicia sin avisar el derribo de los monumentos franquistas” Así titulaba su “notícia” El País del pasado 1 de febrero. La escandalosa nota contiene una serie de medias verdades e insinuaciones sesgadas de las que vale la pena tomar nota.
Dice El País:
“El Ayuntamiento ha comenzado a derribar y eliminar los “monumentos franquistas” de la ciudad. Ayer, sin comunicarlo a la Comisión de Patrimonio, tiró el monolito en recuerdo del Alférez Provisional, que se levantaba en el barrio de los Jerónimos”
Es curioso que los autores de la nota entrecomillen las palabras “monumentos franquistas”. Imaginamos que lo que quieren decir es que los monumentos no son “franquistas”.
Para avalar el entrecomillado, El País decide dar la palabra a Antonio Morcillo, del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), que:
“explica que los alféreces provisionales se formaban en academias. “Salieron muchísimos y con una enseñanza militar básica, sin experiencia, se ponían al mando de la tropa”, explica. La falta de conocimientos castrenses hizo que el número de bajas fuese muy alto. “La mayoría no pasaron de la primera batalla”, dice. El experto se manifiesta en contra de la desaparición de estos vestigios. “Borrar las cosas que reflejan la historia de un bando u otro me parece una barbaridad”, sostiene.”
Vamos por partes. El hecho de que los alféreces fueran “muchísimos” y que el cuerpo sufriera un alto número de bajas no nos dice nada, absolutamente nada, sobre si el monumento es franquista o no, pero claramente el objetivo es de introducir en el lector un sentimiento de empatía por los alféreces provisionales (“muchísimos” que “sin experiencia” “se ponían al mando de la tropa”).
A Antonio Morcillo le parece que “borrar las cosas que reflejan la historia de un bando u otro” es una “barbaridad”. Es una opinión respetable (o no), pero la Ley de Memória Histórica dice otra cosa. En su artículo 15.1 dice claramente: “ Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura.” (LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura.)
Es precisamente en cumplimiento de ésta ley que el pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó el 22 de diciembre una serie de medidas para su aplicación. Durante la discusión de la proposición (presentada por el grupo socialista), la y Concejala del Grupo Municipal Ahora Madrid, Celia Mayer Duque, mencionó específicamente el cambio de nombre de 30 calles y la “eliminación de vestigios franquistas” incluyendo “ el monolito al Alférez Provisional (plaza de Felipe IV)”. (véase página 22 del diario de sesiones del Ayuntamiento de Madrid)
La mención de las 30 calles y cinco vestigios franquistas a eliminar quedó también recogida en la nota de prensa del Ayuntamiento y fue recogida ampliamente en los medios de comunicación.
La proposición fue aprobada con los votos favorables de Ahora Madrid, PSOE y Ciudadanos y el voto contrario del Partido Popular.
El caracter “sorpresivo” (“sin avisar”) de la retirada de estos vestigios franquistas del que habla El País, lo respalda en las declaraciones de la concejal y portavoz de Cultura del grupo municipal socialista, Mar Espinar que dice estar “perpleja”. Los que estamos perplejos somos los lectores de El País (o no) porque la señora Mar Espinar estuvo presente en el Pleno y debió escuchar las palabras de Celia Mayer al respecto.
Ninguno de los otros medios de comunicación (ostensiblemente más a la derecha que El País) hace ninguna mención que la retirada de vestigios franquistas se realizara “sin avisar”. Por ejemplo, La Gaceta, habla de “revanchismo histórico”, “falseamiento de la historia” y demás lindezas, pero no de “sorpresa”.
El ABC es mucho más aséptico y sí menciona que los hechos se producen en cumplimiento del acuerdo del pleno:
El Ayuntamiento de Madrid ha empezado la retirada de monumentos franquistas en la capital, en cumplimiento de la decisión del pleno municipal del pasado 22 de diciembre, en el que se aprobó, con la oposición del PP, retirar de inmediato cinco placas y monolitos que honran a personas vinculadas al franquismo.
Tampoco podemos dejar pasar la descripción que El País hace del monolito:
El monumento, en el barrio de los Jerónimos, recordaba a los componentes de esta categoría castrense, que se creó para paliar la falta de mandos medios y oficiales a los que se enfrentaba el bando nacional por las bajas sufridas en la Guerra Civil.
Fíjense, “el bando nacional”. ¡Nacional! O sea el legítimo gobierno republicano contra el que se levantaron los insurrectos franquistas debía de ser “extranjero”.
Para que no quede duda del carácter franquista del monumento, no hace falta más que ver quien lo defiende y con qué argumentos.
La nota de El País menciona “que una de las personas que protestaba por la retirada del monolito se sentó encima para impedir su traslado”. ¿Quién era esa persona? ¿Un vecino que pasaba por ahí y se solidarizó con la memória de los muchísimos alféreces provisionales? Veamos.
En la página de Facebook del Alférez Provisional se dan más detalles del caso:
El “camarada” Ricardo Alba Benayas, es, ni más ni menos que el secretario general de Fuerza Nueva.
A la defensa del vestigio franquista también ha salido, rauda y veloz, la Fundación Nacional Francisco Franco, que ha publicado un furioso comunicado. La Fundación parece estar de acuerdo con el titular de El País y la perplejidad de la concejal socialista, ya que describe el derribo como “subrepticio” y efectuado “con nocturnidad y alevosía”. Ellos, sin embargo, tienen claro que el monumento es franquista y no necesitan el entrecomillado de El País y cuando dicen “¡BASTA!” explican que hay que “defender y honrar la memoria de unos antepasados que salvaron la civilización occidental y cristiana de la tiranía comunista.”
La pregunta que en realidad habría que hacerse es: ¿cómo es posible que a más de 40 años de la muerte del dictador y a más de 8 de la aprobación de la Ley de la Memória histórica siga habiendo monumentos y nombres de calles franquistas en nuestras calles y plazas?.
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