NO pagar SU deuda. Rescatar a los trabajadores, no a los bancos
Hay prioridades a seguir que, además del último ajuste anunciado por el Gobierno en julio, se irán incrementando según la crudeza de la recesión haga imposible conseguir los objetivos del Gobierno: subida del IVA, nuevo recorte presupuestario antes de fin de año, privatización de empresas públicas o continuación de los ataques estructurales a los servicios sociales básicos (educación, sanidad…).
A pesar de los incrementos de impuestos extraordinarios ordenados por Rajoy desde principios de año, en este contexto recesivo esos objetivos van a quedar frustrados. Los 22 meses consecutivos de caída del consumo se están traduciendo en una caída de la recaudación impositiva. Los últimos datos conocidos del déficit de la administración central, en junio, suponen que en medio año ya han cubierto el objetivo de déficit público al que tenían que llegar.
Después de la crisis de Bankia, queda claro que el Estado español va a nacionalizar una gran parte de la banca en pérdidas. Los recursos para rellenar el agujero bancario serán detraídos de nuevos ajustes sociales que van a convertirse en permanentes siguiendo el camino trazado ya por Grecia, uniéndose estos nuevos recortes a los que exigen nuestros capitalistas nacionales para devaluar el coste de la fuerza de trabajo y mejor competir en el exterior.
La respuesta de la clase trabajadora
Estamos asistiendo desde hace meses a continuas movilizaciones de trabajadores de muy distintos ámbitos, educación, sanidad, servicios públicos, astilleros, etc., siendo en estos momentos la punta de lanza las movilizaciones de los mineros en la lucha por su futuro, especialmente a partir del 1 de junio en que empezaron una huelga indefinida.
Esta lucha es un emblema. Su triunfo supondría una victoria sobre las políticas de recortes que está aplicando el gobierno y daría un fuerte impulso a las luchas del resto de los sectores. En cambio, si termina en derrota sería un golpe para la moral y espíritu de lucha de los trabajadores. Y es aquí donde debemos plantearnos el papel que deben jugar los sindicatos de clase e IU: no ha habido una fuerte campaña de solidaridad organizada a nivel estatal, que debería consistir en actos públicos, colectas en los centros de trabajo, organizar giras con representantes de los mineros, etc., en definitiva, potenciar la solidaridad y la unidad de la clase obrera.
La marcha de los mineros llega a Madrid el 11 de Julio, pero además vamos a ver movilizaciones en diferentes puntos del Estado contra el cierre de ambulatorios y la no contratación de personal suficiente para atender a los usuarios. Más adelante, septiembre parece que va a ser el escenario de luchas en diferentes comunidades ante la no renovación de interinos en primaria e institutos. La Universidad amenaza con comenzar con fuertes movilizaciones unitarias entre profesores y estudiantes, casi desde el primer día de curso. Hay universidades, como es el caso de Málaga, donde todos los estamentos educativos (profesores, personal de secretaría, estudiantes) se han agrupado en Asambleas masivas y unitarias que han elegido representantes a todos lo niveles, coordinándose en órganos de lucha comunes, lo que va a suceder en más empresas ante los sectores más conservadores existentes en las direcciones sindicales.
Qué estrategia seguir
Ante todo esto, debemos cuestionar la política llevada a cabo por los dirigentes sindicales de UGT y CCOO.
La Huelga General del 29 de Marzo supuso un éxito que trajo consigo un considerable desgaste del gobierno del PP, pero a continuación la respuesta se ha ido diluyendo, se ha limitado a ir “soltando vapor”, con la consiguiente frustración y sensación de que las luchas obtienen poco resultado.
De lo que se trata es de unificar fuerzas, llevar a la práctica la unión de la clase obrera, único medio para conseguir nuestros objetivos. Los máximos dirigentes de UGT y CCOO, en cambio proponen que el siguiente paso debe ser un referéndum popular… ¡En algún momento del otoño!
A pesar de la insuficiencia manifiesta de la estrategia de lucha planteada hasta ahora por parte de los dirigentes sindicales, en esencia, cuando están planteando un Referéndum sobre los ajustes del gobierno PP, en la práctica están cuestionando e invalidando la política del PP. Hay que llegar a las últimas conclusiones de esto.
El proceso de la Huelga General del 29 de marzo sirvió para desgastar fuertemente al Gobierno del PP. Con una táctica adecuada, volviendo al camino que se dejó en febrero y marzo, el Gobierno de Mariano Rajoy (un Gobierno que está aplicando una política que no se atrevió a defender antes de las elecciones, sumisa a los intereses del capital financiero) no será capaz de resistir la legislatura.
Empezando por los conflictos actuales en astilleros y minería, para seguir con el sector mucho más amplio de empleados públicos, los dirigentes sindicales deben poner una fecha que unifique a todos. No se trata de otra Huelga general, se trata de un calendario sostenido de movilizaciones con un objetivo claro: debemos apuntar a la legitimidad del actual Gobierno hasta sus últimas consecuencias.
Desde LUCHA DE CLASES creemos que si en Izquierda Unida ofreciéramos una bandera de lucha limpia contra TODOS los recortes, de la misma manera que SYRIZA multiplicó por seis sus resultados electorales en un corto espacio de tiempo, IU se podría convertir en una clara referencia para los trabajadores, teniendo un fuerte impacto entre los trabajadores de la base de los sindicatos.
Ahora bien, para ello hay que tener claro que en las actuales condiciones de crisis aguda capitalista, ahora más que nunca, la estrategia de las mejoras a través de las instituciones y el viejo programa de la socialdemocracia se demostraron que ya no sirven. La política en las instituciones tiene que supeditarse a la defensa intransigente en la calle de todas las conquistas sociales de la clase trabajadora.
Ante la subida sin pausa del desempleo; ante la falta de inversiones para generar empleo por parte de los empresarios, motivada por la sobreproducción existente; ante la tendencia a la insolvencia e incluso quiebra inminente de importantes industrias y bancos…, los capitalistas y sus representantes políticos no van a presentar alternativa alguna, salvo pagar las deudas usureras a costa de la riqueza real que creamos los trabajadores, para que ésta sea trasvasada a los banqueros, todo ello en defensa de las leyes y propiedades de la “economía de libre mercado”. Así, en vez de invertir en empleo, los capitalistas (a través de su Gobierno) no dudan en poner ahora otros 100.000 millones para los bancos: nosotros pedimos rescatar con estos 100.000 millones a los trabajadores, que estamos mucho más necesitados y ya hemos sufrido bastante.
De cara a la Asamblea Federal de IU en noviembre, desde LUCHA DE CLASES proponemos profundizar en un programa que satisfaga los intereses más inmediatos de la clase trabajadora y sectores más humildes de la sociedad, empezando por los siguientes puntos:
Eliminación de las contrarreformas laborales de los últimos años.
Ningún cierre de empresa. Empresa que cierre, inmediatamente nacionalizada bajo control democrático de los trabajadores.
SMI de 1.000 euros al mes, al igual que toda pensión mínima. Subsidio de desempleo para todo adulto sin empleo dotado de igual cuantía.
Cancelar inmediatamente el pago de los intereses de la Deuda Pública (segunda partida de los presupuestos del Estado): más de 30.000 millones de euros en el 2012. Hay que repudiar la Deuda Pública, con indemnización para los pequeños inversores solo en caso de necesidad comprobada.
El conjunto del sector bancario y financiero debe ser nacionalizado en un solo banco público, pero no para absorber pérdidas y a continuación privatizarlo de nuevo, como pretenden PSOE y PP con las cajas, sino para hacerse cargo de todos sus activos y utilizarlos en interés de la mayoría.
Los bancos detentan una gran cantidad de viviendas vacías. Éstas deben ser nacionalizadas y utilizadas para crear un parque de viviendas sociales públicas, y alquilarlas por no más del 10% de los ingresos familiares. Los pagos de las hipotecas, (pasadas, presentes o futuras), también deben tener un tope de no más del 10% de los ingresos familiares y ser congelados en caso de desempleo: se debe garantizar así que la vivienda sea un derecho básico.
Debe llevarse a cabo una investigación completa en el sistema bancario y en las empresas que presenten “suspensión de pagos”: apertura de los libros de cuenta para los trabajadores de las mismas, YA, a fin de descubrir adónde fueron los beneficios durante la burbuja inmobiliaria y llevar al banquillo a todos los involucrados en escándalos de corrupción, financiación ilegal de partidos políticos, etc, asociados con la burbuja especulativa. Dicha investigación debería ser realizada por representantes de las Plataformas de afectados por las hipotecas, los trabajadores del sector bancario y sus representantes sindicales. No podemos confiar en los políticos de partidos implicados en la corrupción para investigar casos de corrupción.
Ante la incapacidad e irresponsabilidad manifiestas demostradas por los grandes empresarios y banqueros, demandamos la nacionalización de los centros básicos de la industria y la economía, empezando por las empresas del IBEX-35, indemnizando a los pequeños ahorradores y accionistas en caso de necesidad comprobada.
Solo así, controlando estos recursos a través de los trabajadores y de los representantes por ellos elegidos en las diferentes empresas, el Estado podrá acometer un plan democrático de producción para garantizar el bienestar de la mayoría. De esta manera se podría reducir la jornada laboral para repartir el empleo, pudiendo trabajar todo el mundo ya 35 horas semanales (sin disminución de salarios). Al mismo tiempo, el estado ahora sí tendría poder para lanzar un ambicioso plan de inversiones y obras públicas, así como para dar trabajo y hacer entrar en el conjunto de sectores de la economía a los 5,6 millones de desempleados, asegurando así una mejor sanidad, pensiones y servicios sociales en general.
Otra Europa es posible, una Europa que pase por defender a la inmensa mayoría de la población. No a la Europa de los ricos y banqueros. Ese sentimiento es el que prima en el pueblo griego, ese sentimiento también es el que ha derrotado a Sarkozy en Francia. Esa idea sí puede unir a la inmensa mayoría de la población actual de la UE. Por unos Estados Unidos Socialistas de Europa, la única solución para Europa.
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