NUEVO CURSO, PEORES CONDICIONES

En septiembre arranca el nuevo curso, aunque la situación va cada vez a peor. El empobrecimiento de la clase trabajadora nos afecta de lleno en la educación: precariedad, inflación, falta de recursos, privatización, represión… Todos estos problemas derivan de una misma causa y tienen una única solución.

Comienza el mes con una impactante noticia[1]: la Organización de Consumidores y Usuarios advierte que las familias se enfrentarán a un gasto medio de 500€ a la “vuelta al cole”. Esta cifra es la más alta de Europa, pues supone un 30% más que en Alemania, Italia o Francia, y significa al menos un 14% más que hace dos años. Tan solo el gasto de los libros de texto suma alrededor de 300€. Está claro que la crisis capitalista alcanza todos los aspectos de la vida y aumenta las diferencias sociales a un ritmo acelerado.

En el ámbito educativo, la crisis desenmascara esa falsa idea de la educación y la educación superior como garantía de ascensor social o de cierto bienestar asegurado: La clase social en la que se nace predetermina las posibilidades y predice el destino de una persona por encima de su capacidad o su esfuerzo. De hecho, los descendientes de las familias entre el 40% más pobre acabarán, de media, entre el 50% más pobre; y los descendientes de las familias entre el 20% más pudientes, acabará entre el 40% más rico. El lugar de nacimiento afecta tanto a la escolarización en educación infantil, como en el rendimiento escolar, la probabilidad de repetir cursos, las notas medias en bachillerato y los puestos de trabajo que se pueden ocupar[2]. Además, entre los 13 millones de personas en situación vulnerable en España, uno de cada tres trabaja y uno de cada seis tiene educación superior[3]. Queda claro que ni una titulación académica ni un empleo pueden asegurar demasiado a la clase trabajadora. Todo ello se puede ver reflejado en la juventud, donde la mitad de los estudiantes de Universidad presenta síntomas depresivos o de ansiedad moderada o grave; y uno de cada cinco (21,9%) presenta síntomas de insomnio clínico o grave[4].

La intervención de bancos y empresas en la Universidad pública ha subido más del 150% mediante la financiación de títulos o el uso de espacios.

Asimismo, estos últimos años han aumentado la privatización y el control sobre la educación. Según denunciaba Ikasle Abertzaleak en la pasada huelga del 30 de marzo, en los últimos 7 años la intervención de bancos y empresas ha subido más del 150% mediante la financiación de títulos o el uso de espacios. A su vez, las investigaciones científicas dependen de los intereses de estas empresas. En el caso concreto del sector de la salud, la mayoría de la inversión es del sector público (62% frente a 38% de las empresas privadas), aunque más tarde “las invenciones desarrolladas en centros públicos son habitualmente protegidas por una patente y, posteriormente, se traspasan a las compañías a través de una licencia de explotación de la tecnología, o cediendo su titularidad a cambio de una contraprestación económica” sin contemplar criterios de interés público[5]. A esto hay que añadir los constantes recortes y precariedad en la universidad, donde los catedráticos y profesores titulares de plantilla fija recientemente jubilados son suplidos con docentes temporales con sueldos mucho más bajos, y solo la mitad del profesorado universitario tiene contrato fijo (50,8%), cuando hace siete años era un 57,8%; afectando en mayor medida a los campus públicos de reciente creación, como en Cataluña, Madrid y Baleares[6].

Por otro lado, gran parte del beneficio de las empresas se debe a las prácticas no remuneradas universitarias, pues suponen mano de obra barata para iniciativas privadas, mientras que el alumno tiene que hacer malabares entre clases, exámenes, prácticas y, en muchos casos, horas de trabajo con las que financiar sus estudios. Es más, en 2022 se ha batido el récord de jóvenes que estudian y trabajan: uno de cada tres se ve obligado a compaginar ambas actividades[7], todo ello unido al dato que da Comisiones Obreras junto al Instituto de Economía de Internacional de la Universidad de Alicante, en el que un 75% de los asalariados menores de 25 años tiene condiciones de trabajo precarias en España; y no solo eso, sino que un 48% de los asalariados son precarios en el país[8]. Dicha precariedad está asociada a la reforma laboral de 2012, que produjo un aumento significativo de los trabajadores que cobran menos de 1.200 euros brutos al mes (en doce pagas).

Resumiendo, el estado actual de la pobreza en el Estado español y con los datos aportados por EAPN[9] (European Anti Poverty Network) evaluó la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE (At Risk Of Poverty or Exclusion) en abril de este 2023 con un alcance del 26,0% de la población residente en España, lo que supone que 12,3 millones de personas están en situación de riesgo de pobreza o exclusión social. Se destaca en el informe que “alrededor de 9.676.000 personas viven en pobreza, con ingresos inferiores a 10.088€ anuales por unidad de consumo (841€ al mes).” Unido a ello “sube el número de personas que no han podido mantener una temperatura adecuada en su hogar: un 17,1% (…). Además, también se incrementa al 5,4% el número de personas que no pudieron permitirse una comida con carne, pollo o pescado cada dos días (…). Por otra parte, se registra un incremento de las personas que llegan con dificultad a fin de mes: del 44,9% que declaraba algún tipo de dificultad en 2021 se asciende al 47,8%, lo que supone cerca de 1,4 millones de personas más y llegar, casi, a la mitad de la población española.” Todos estos datos son un claro indicio de la pésima situación con la que lidia una gran parte de la población y la imposibilidad del sistema de poner remedio y fin a los problemas del día a día de la clase obrera.

Ante el empeoramiento de las condiciones de vida, somos muchos jóvenes los que nos organizamos en el movimiento estudiantil. No hay que olvidar las últimas reformas educativas que se han llevado a cabo para recortar en derechos y, en respuesta, la movilización organizada que hemos presenciado en los últimos años, ya sea en forma de huelgas, manifestaciones, etc. Es evidente que allá donde exista un movimiento luchando por sus derechos fundamentales e incluso por su independencia política, habrá una reacción que la reprima, sobre todo si la situación de la clase dominante se tambalea. Por esta razón, el control y la represión han aumentado en todos los centros educativos. Algunos de los casos más impactantes han ocurrido recientemente, como los 34 detenidos en el campus de Vitoria-Gasteiz en marzo del 2022, por manifestarse contra la aplicación de la LOMLOE y LOSU[10]. Además de la propia detención, a estos 34 alumnos les fueron abiertos expedientes con todas las consecuencias que trae a medio-largo plazo.

Por si esto fuera poco, este septiembre están saliendo las sentencias de casos anteriores. El próximo 27 de septiembre serán juzgados “los 5 de Leioa”, a raíz de una movilización contra la represión al movimiento estudiantil organizada en 2016 en el campus de Leioa de la Universidad del País Vasco (UPV)[11]. Después de 7 años, no ha hecho más que aumentar la represión y, además, siguen pidiendo en total 40 años de prisión y multas de hasta 45.000 euros, en el caso de dos personas serían hasta 17 años de cárcel. Como han explicado públicamente, en aquella movilización contra la represión, la respuesta de la UPV fue una represión aún más dura, pues retuvieron de forma arbitraria a 5 alumnos. Tanto la fiscalía como la acusación particular de la que forman parte los cuerpos de seguridad de la UPV les quieren imputar desórdenes públicos, daños materiales, lesiones y atentado a la autoridad.

Desde la Corriente Marxista Internacional, apoyamos la lucha contra la represión y no aceptaremos que las condiciones de los estudiantes sigan siendo recortadas y las movilizaciones reprimidas. Ante el decrecimiento a nivel internacional de las condiciones de los estudiantes y la falta de una dirección política que realmente apoye y garantice una educación pública, gratuita y abierta a todos, llamamos no solo a los estudiantes, sino a toda la clase obrera a organizarse. Solo la revolución socialista es capaz de sentar las bases y condiciones para una sociedad en la que la educación no sea un recurso de la clase gobernante para formar futuros asalariados, sino que la educación sirva a cada estudiante como una puerta que abra las posibilidades y las capacidades de crecer de cada persona. Por eso, necesitamos organizarnos políticamente para construir esa dirección revolucionaria que pueda dirigir la lucha de la clase obrera a la transformación socialista de la sociedad. ¡La revolución te necesita!

[1] https://www.rtve.es/noticias/20230828/consejos-vuelta-cole-2023-ocu-inflacion-economia-familias-ahorro/2454728.shtml

[2] https://www.eldiario.es/sociedad/ascensor-social-educacion-roto-vidas-marcadas-codigo-postal-cuna_1_10347009.html

[3] https://elpais.com/sociedad/2022-10-14/el-perfil-de-la-pobreza-en-espana-uno-de-cada-tres-trabaja-y-uno-de-cada-seis-tiene-educacion-superior.html

[4] https://www.eldiario.es/sociedad/mitad-estudiantado-universitario-sintomas-depresion-ansiedad_1_10359148.html

[5] https://www.elindependiente.com/vida-sana/2019/01/29/inversion-publica-salud-acaba-empresas-privadas/

[6] https://elpais.com/educacion/universidad/2023-02-28/la-precariedad-se-desboca-en-la-universidad-apenas-la-mitad-de-la-plantilla-tiene-contrato-permanente.html

[7] https://www.canalsur.es/noticias/record-de-sisis-de-jovenes-que-estudian-y-trabajan-frente-a-los-ninis-cada-vez-menos/1863959.html

[8] https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2021/12/09/61b1eb3d21efa0e47e8b45bb.html

[9] https://www.eapn.es/estadodepobreza/descargas.php

[10] https://gedar.eus/aktualitatea/milaka-ikaslek-hartu-dute-kalea-hezkuntza-erreformen-kontra/

[11] https://gedar.eus/aktualitatea/ia-40-urteko-espetxe-zigorrak-eskatu-dituzte-leioako-5entzat/

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