Occidente aparta la mirada mientras que la impunidad de Israel alcanza nuevas alturas

Ya ha pasado más de un mes desde que el breve cese al fuego entre Israel y Hamás llegó a un violento fin el 18 de marzo. Desde entonces, Benjamin Netanyahu ha subido la apuesta en los extremos a los que su guerra genocida en Gaza puede llegar.

Los últimos 30 días [a fecha de la publicación del artículo, 18-04] han visto subir la intensidad de los ataques a niveles «sólo comparables a los de las primeras semanas de octubre de 2023», según el director del grupo de monitoreo de guerra aérea Airwars. Más de 1,600 personas han sido asesinadas y 4,300 han resultado heridas tan sólo en este tiempo, que incluye la fecha con mayor derramamiento de sangre vista desde 2023. Mientras tanto, los gobiernos occidentales y sus políticos han guardado silencio al respecto.

Netanyahu ha explotado los alborotos que generó el tercer mes de Donald Trump en el poder a su ventaja, no sólo reanudando la impetuosa campaña de bombardeos israelí, sino también desplegando nuevas operaciones en tierra, en particular a través del sur de Gaza.

Declarando que Israel estaba «cambiando la estrategia», Netanyahu ordenó que las Fuerzas de Defensa de Israel [FDI] establecieran el llamado Corredor de Morag, aislando a Rafah de Jan Yunis, obligando a miles de palestinos a desplazarse internamente una vez más. Esta franja de tierra de 12 kilómetros corta a Gaza en dos desde su oriente y poniente —o, en palabras de Netanyahu, «otro Filadelfia», corredor que equivalentemente, es usado de norte a sur— e incluye amplias extensiones agrícolas y áreas previamente designadas como «zonas humanitarias». Israel Katz, el ministro de defensa israelí ha advertido que «la actividad de las FDI pronto aumentará vigorosamente en nuevas locaciones a través de todo Gaza».

En Rafah, que constituye una quinta parte del territorio gazatí, más del 90% de los barrios han sido destruidos, ascendiendo a más de 50,000 unidades de vivienda. 22 de los 24 pozos de la ciudad están inhabilitados para su uso, más del 85% de la red de alcantarillado ha sido destruida, y 320 kilómetros de vías públicas están hechas añicos.

Toda la población de Gaza está atrapada en una interminable pesadilla que sólo ha empezado a empeorar. Según con la Oficina de la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, «El estado de la situación humanitaria del momento es quizá la peor vista en los 18 meses desde el inicio de las hostilidades».

Con Israel imponiendo un bloqueo total de la franja por casi ocho semanas, la ayuda humanitaria prácticamente se ha acabado. Todas las panaderías financiadas por ONU han cerrado, los mercados tienen escasez de casi todas las verduras y los hospitales están racionalizando los pocos analgésicos y antibióticos restantes. Elementos esenciales como el agua y el combustible tampoco dan abasto.

Los médicos asesinados

Desde que Netanyahu dio fin al cese al fuego, vivir en Gaza se ha tornado exponencialmente peligrosa, en especial para los trabajadores de emergencia y los médicos. El 24 de marzo, las FDI lanzaron uno de sus ataques más inhumanos destinado a un grupo de la Media Luna Roja y médicos de las Naciones Unidas que viajaban en ambulancias debidamente señaladas como tal para recuperar cuerpos de otros dos paramédicos asesinados por fuerzas israelíes.

En un corto espacio de tiempo, 15 médicos y trabajadores de emergencia fueron asesinados a sangre fría y arrojados con excavadora —junto a sus vehículos— a una fosa común. La mayoría de los cadáveres fueron recuperados hasta una semana después, cuando otro grupo de ayuda obtuvo acceso al sitio, previamente bloqueado por las FDI.

Si bien no son nuevas noticias que Israel asesine a médicos y equipo de hospitales, este ataque ha expuesto el descaro del modus operandi de las FDI y su impunidad. La explicación inicial de las FDI cuando se descubrió la fosa común fue que los vehículos de los médicos habían «avanzado sospechosamente en dirección a las tropas de FDI sin faros o señales de emergencia».

Sin embargo, la evidencia de video recuperada por la Media Luna Roja de uno de los cuerpos de las víctimas ha desmentido esta explicación. El metraje muestra al convoy conduciendo de noche con los faros encendidos y las luces de emergencia activas, con por lo menos un médico vistiendo una chaqueta de alta visibilidad y con insignias médicas claramente señalando los vehículos. Mediante las acusaciones fabricadas de ‹afiliación con Hamás› —una que las FDI siempre usan para justificar el asesinato de civiles— el Estado israelí claramente está intentando blanquear la masacre, pretendiendo cerrar la puerta para cualquier futura investigación.

Pero los ultrajes no acaban allí. Análisis de video también han contradicho las afirmaciones de las FDI de que el tiroteo ocurrió «desde lejos». Un análisis de espectrograma por expertos militares determinó que los disparos se originaron entre 43 y 12 metros del impacto —militarmente, un rango corto—. Más de 100 disparos pueden oírse en el metraje recuperado.

Además, varios de los cuerpos en la fosa común tenían manos y pies atados, sugiriendo que fueron ejecutados posteriormente a su detención. Los estudios forenses revelaron que cinco de las víctimas habrían sido ejecutadas a quemarropa con un disparo a la cabeza. Un médico forense declaró: «Los disparos fueron apuntados a la cabeza de una de las personas, al corazón de otra y la tercera persona recibió seis o siete disparos en el torso».

La unidad responsable por la masacre fue posteriormente identificada como la brigada Golani, comandada por Yehuda Vach, quien según Haaretz les decía a sus tropas «No hay inocentes en Gaza». En un video transmitido en televisión israelí, un comandante instruía a la brigada Golani previo a su reenvío a Gaza con la siguiente consigna: «Todo al que encuentren allá es un enemigo. Identifican a alguien, lo eliminan». De la Unidad 504, un equipo de inteligencia militar conocido por su extrema crueldad, incluyendo las torturas, también se informa que estuvo presente en el ataque.

Los 15 médicos asesinados se unen a la enorme lista de cuando menos 1,060 trabajadores de la salud y 399 trabajadores de ayuda humanitaria asesinados en Gaza desde que Israel comenzó la guerra.

La hipocresía europea

Mientras que Israel ejecuta su genocidio, los líderes europeos continúan conspirando en silencio y complicidad. Aunque de vez en cuando son obligados a reprender a Israel por las «condiciones humanitarias», estos hipócritas continúan proveyendo la máquina de guerra israelí con las armas e inteligencia necesaria para hacer una limpieza étnica contra el pueblo palestino.

Mientras tanto, Trump ha dejado muy en claro su simpatía por el plan israelí para llevar a cabo una nueva Nakba en Gaza. Si bien muchos líderes europeos inicialmente externaron su indignación hacia este plan genocida descarado, no pueden arrogarse ninguna superioridad moral. Al final del día, ellos también apoyan el régimen sionista tanto como los imperialistas estadounidenses, repitiendo el espurio pretexto de Netanyahu de que Israel está actuando en ‹defensa propia›. Como tal, los líderes europeos también defienden sus propios intereses imperialistas, ya sea de modo más cínico y con doble cara.

Su hipocresía no conoce límites. ¿Dónde están sus cumbres de emergencia en respuesta a los crímenes de guerra innegables, como el asesinato de médicos de la Media Luna Roja o el bombardeo del último hospital completamente funcional de Gaza la semana pasada? Mientras se esconden tras la máscara de la ‹ley internacional› y del ‹orden basado en la ley›, sus acciones demuestran que en realidad no podrían importarles menos estas sutilezas de la realidad.

Tómese a Alemania por ejemplo, que condenó el asesinato de 15 médicos por Israel y solicitó una «investigación comprensiva», sólo para luego reafirmar a sus aliados sionistas que «Alemania apoya a Israel» en una declaración oficial. Tanto Netanyahu, Olaf Scholz y el canciller electo Friedrich Merz saben que toda ‹amenaza› al apoyo incondicional de Europa a Israel es un gesto vacío, simulado sólo para mantener la fachada de democracia.

Aunque lo anterior se vuelve más y más difícil, pues el gobierno alemán ha prohibido manifestaciones pro-Palestina, criminalizado la libre expresión, y ha empezado los procesos para deportar individuos con puntos de vista pro-Palestina. Por ende, el ‹Estado de derecho› que estos líderes liberales cacaraquean está siendo subordinado a los intereses imperialistas, que ultimadamente importan mucho más que los principios democráticos.

Esto se hace evidente en el caso de la orden de arresto para Netanyahu emitida por la Corte Criminal Internacional [CCI], que se ha vuelto un dolor de cabeza para los aliados europeos de Israel. Oficiales alemanes han declarado que no cumplirán la orden de arresto, con Friedrich Merz incluso afirmando que Netanyahu será protegido de toda persecución en Alemania. Scholz ha dicho de forma similar que «no puede imaginarse» a Netanyahu siendo arrestado en suelo alemán.

El líder francés Emmanuel Macron también ha retrocedido. Tras inicialmente jurar que obraría «de acuerdo con los estatutos de la CCI» y respetar «rigurosamente» las órdenes bajo ley internacional, ahora afirma que Netanyahu gozará de «inmunidad». Esto se demostró el 6 de abril, cuando el vuelo de Netanyahu de Hungría a los Estados Unidos tuvo un desvío sobre Francia, evadiendo el espacio aéreo donde la orden de aprensión podría verse cumplida; Macron en cambio asegurando un paso seguro para su aliado israelí.

La cúspide del cinismo es la reciente afirmación de Macron sobre que Francia «hará un esfuerzo» para reconocer a Palestino como Estado. ¿Qué bien traerá esto si Francia continúa armando a Israel, que mata a cientos de palestinos cada semana? En realidad, esto no es nada mas que un pobre intento de blanquear la complicidad imperialista de Europa con la opresión de Israel y el exterminio del pueblo palestino.

Gasolina al fuego

La reanudación al fuego en Gaza continuará inflamando la ira hacia las clases dominantes tanto en Occidente como en el Oriente próximo, que continúan apartando la vista mientras miles de palestinos son masacrados, mutilados, y llevados a la hambruna. Esperaban un cese al fuego permanente para acallar la situación, pero, tal como hemos explicado, Netanyahu nunca quiso la paz. Y, tal como antes, los imperialistas occidentales se han alineado completamente con Israel, su único aliado confiable en la región.

Entre los obreros y las juventudes internacionales, la ilusión de la ‹paz bajo términos imperialistas› ha sido desechada. Cada día que pasa, los líderes occidentales se evidencian como partidarios de la violencia sin límites de Israel, no sólo en Gaza, sino en los ataques colonialistas en Cisjordania y las expansiones militares en territorio libanés y sirio.

Recientemente, ciudades, pueblos, y campos de refugiados en toda la Cisjordania ocupada se declararon en huelga en solidaridad con Gaza, paralizando por completo la sociedad. La indignación y determinación de las masas palestinas y árabes en general es innegable, y sólo continuará creciendo mientras los regímenes colindantes continúen teniendo buenas relaciones comerciales con Israel mientras que, en el mejor de los casos, se mantienen al margen sin hacer nada o directamente colaboran con Netanyahu mientras intensifica la guerra. En algún punto, las tensiones podrían escalar, potencialmente encendiendo una nueva ola de revoluciones árabes.

Darse cuenta de la cruda realidad de que un cese al fuego es insuficiente ha apagado las ilusiones pacifistas, y ha ayudado a radicalizar a millones de jóvenes y trabajadores por todo el mundo, quienes con mayor frecuencia están conectando la lucha por la liberación palestina con la lucha contra su propia clase dominante, y contra los muchos otros horrores que el capitalismo produce doméstica e internacionalmente.

Sólo aplastando a la clase dominante responsable por este genocidio —los imperialistas, el régimen sionista, y sus cómplices en el Oriente próximo— se puede liberar al pueblo palestino y acabar con los horrores creados del capitalismo.