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Portugal: los recortes del gobierno de derecha preparan una explosión social

Entre las medidas propuestas en el presupuesto de 2012 que fue presentado al Parlamento el lunes 17 de octubre, están el corte de las pagas extras de verano y de Navidad para todos los funcionarios públicos que ganen más de € 650 al mes (lo que significa una reducción del 20% en sus ingresos), los aumentos del IVA para determinados productos (en algunos casos del 6% al 23%), una extensión del recorte salarial del 5% para los funcionarios públicos en 2012, recortes en las pensiones, una reducción del 50% en el pago de horas extras y una propuesta que permitiría a las empresas alargar la jornada laboral 30 minutos cada día sin ningún pago adicional.

El gobierno espera lograr recortes en el gasto público del orden de un 4,4% del PIB y aumentar los ingresos en un 1,7% del PIB. El presupuesto también incluye un plan de privatización masiva en 2012 para recaudar € 4.000 millones. Esto incluye la venta de la aerolínea nacional TAP, la compañía gestora de aeropuertos ANA, la rama de transporte de mercancías de los ferrocarriles CP, y el servicio de correos CTT, el próximo año, así como la venta de participaciones en las compañías de energía y electricidad EDP y REN, este año.

Incluso si todas estas medidas se aprobaran y fueran aplicadas, la deuda de Portugal todavía llegaría al 100,8% del PIB en 2012 (frente al 93,3% en 2010) y aumentaría al 106,8% en 2013, antes de empezar a reducirse. El gobierno tiene la intención de reducir el déficit presupuestario del 9,8% del PIB en 2010, al 5,9% en 2011 y al 4,5% en 2012, antes de llegar al límite de la UE del 3% en 2013.

Sin embargo, el anuncio de este paquete de austeridad coincidió con una revisión a la baja de las previsiones económicas tanto para el 2011 como para el 2012. La última estimación prevé una contracción del 1,9% del PIB en 2011 y del 2,8% en 2012 (frente a una estimación anterior de caída del 2% para el 2012 que se estimaba en mayo de este año, cuando Portugal firmó el plan de rescate con la Unión Europea). Esta sería la peor recesión de la economía de Portugal desde 1975. Estas medidas se suman a los recortes de austeridad salvaje ya aplicados en el presupuesto de 2011 por el anterior gobierno socialdemócrata del Partido Socialista y que fueron acordados como parte del plan de rescate de la UE de € 78 mil millones .

Al mismo tiempo que el gobierno presentaba su proyecto de presupuesto, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, Olli Rehn, advirtió que estos recortes podrían no ser suficientes, señalando que Portugal se encaminaba a un déficit presupuestario para 2011 igual al 8,3% del PIB, en lugar del 5,9% que se había acordado como parte del rescate financiero. Esto significa que se necesitan €3.400 millones de ingresos adicionales o de recortes en el presupuesto.

El gobierno está confiando fuertemente en el aumento de las exportaciones del país con el fin de cumplir con sus objetivos, y prevé un aumento del 4,8% en las exportaciones para el año 2012. Sin embargo, las perspectivas económicas poco halagüeñas para el resto de Europa y la economía mundial en su conjunto hacen que este sea un objetivo muy optimista. El desempleo, que fue del 8,3% en 2006, se espera que alcance el 13,4% el próximo año.

Además, las familias van a pagar la mayor parte de este plan de ajuste salvaje (6,2 millones de euros o un recorte generalizado del nivel de vida del 5%), seguido por el Estado (€ 3,2 mil millones de dólares en recortes) y con contribución de sólo 650 millones de euros por oarte de los capitalistas en aumento de impuestos y recortes en las ayudas. En general, el gasto público en subsidios sociales se reducirá en un 4,3% y la masa salarial del Estado se reducirá en casi un 15% a través de reducciones salariales, despidos y los recortes en las pagas extras. La mayoría de aumento en recaudación por impuestos también proviene de los aumentos del IVA que afecta más a la clase trabajadora.

El problema es que, al igual que en Grecia, los recortes masivos tendrán el efecto de contraer la demanda interna y por lo tanto, agravar todavía más la recesión. El Ministerio de Finanzas griego prevé una fuerte contracción del consumo privado del 3,5% este año y un 4,8% el próximo año.

Rui Barbara, un economista en el Banco Carregosa, citado por la agencia Reuters señaló que estas medidas pueden tener el efecto de empeorar todavía más la recesión: «Por un lado se puede entender el plan del gobierno para tratar de poner de relieve que somos diferentes a Grecia, pero por otro lado, existe el riesgo de un efecto bola de nieve con más recesión, menores ingresos y una recesión más profunda. » Los «mercados» comparten esta visión pesimista y ya en julio Moody’s rebajó la calificación de la deuda de Portugal al nivel de bonos basura.

El primer ministro de derecha Pedro Passos Coelho confía en que este presupuesto será aprobado por el parlamento, donde su coalición gobernante obtuvo una cómoda mayoría tras las elecciones del 5 de junio. Entre el partido «Socialdemócrata» (derecha) y el Partido Popular controlan más del 56% de los escaños en el Parlamento. Los resultados de las elecciones, en las que el Partido Socialista (socialdemócratas) del ex primer ministro José Sócrates fue derrotado aplastantemente, creó un ambiente de confianza en la clase dominante en que el gobierno de la derecha tenía un mandato claro para aplicar estas políticas de austeridad.

Pero esa es una lectura completamente equivocada. En realidad, la derrota del Partido Socialista, cuyo voto cayó del 36 al 28%, perdiendo aproximadamente 1/3 de sus votos, fue precisamente el resultado de la aplicación de las políticas de austeridad que se habían encontrado con una feroz resistencia en el calles, incluyendo una huelga general en noviembre de 2010 (La huelga general y las tareas de la izquierda). Los partidos de izquierda fueron incapaces de capitalizar esa oposición. El Partido Comunista mantuvo su voto por un estrecho margen con 7,9%, mientras que el Bloco de Esquerda, BE, perdió casi la mitad de sus votos (del 9,8% al 5,1%).

Desgraciadamente, las direcciones de estos dos partidos no ofrecieron una alternativa clara a la grave situación económica a la que se enfrenta a Portugal. La medida más radical que defendían era una «auditoría» de la deuda y su «renegociación». En realidad, frente a una crisis económica extrema, la única alternativa a los paquetes de austeridad masiva es un programa socialista claro, comenzando por el repudio de la deuda y la nacionalización de los bancos y los sectores clave de la economía. Cualquier otra propuesta era vista como poco realista. En realidad, Grecia ya está «renegociando» su deuda con la troika, lo cual ha significado aún más recortes de austeridad.

En el caso del BE, que había logrado un excelente resultado en 2009 sobre la base de aparecer como una clara alternativa a la izquierda de la social-democracia, sus dirigentes y congresistas y los miembros del Parlamento Europeo han estado bajo fuerte presión de la opinión pública burguesa que les llevó a votar a favor del plan de rescate griego (que no significa otra cosa que un programa brutal de ajuste), a favor del bombardeo de Libia, etc. Su apoyo al candidato presidencial del Partido Socialista en enero de este año, el mismo PS que en el gobierno estaba llevando a cabo recortes de austeridad, no les hizo ningún favor. El BE no tiene las mismas raíces sociales entre la clase obrera que el Partido Comunista, y por lo tanto una gran parte de los votos de protesta radical que atrajo en el 2009 ahora los ha perdido.

Algunos sectores de la población, dándose cuenta de la profundidad de la crisis económica, y ante la ausencia de una alternativa seria a la izquierda, decidió votar por el Partido Socialdemócrata (de derechas) de Passos Coelho, como una opción «fuerte» para hacer frente a la crisis. Sin embargo, sería completamente erróneo interpretar los resultados de las elecciones (con una participación históricamente baja) como una indicación de apoyo sólido y duradero entre la mayoría de la población para un ataque contra la clase obrera. ¡Todo lo contrario!

Ya antes de la propuesta de presupuesto, la poderosa central sindical CGTP, dirigida por el Partido Comunista convocó manifestaciones contra las medidas de austeridad en el 1º deOctubre. Ese día, 130.000 se manifestaron en Lisboa y otros 60.000 en Oporto, la segunda ciudad del país. Uno de los manifestantes, citado por AFP, resumió el estado de ánimo: «La gente está muy desanimada. Ya no creen en nada y se han rendido… pero están empezando a ver la necesidad de manifestarse en contra de las políticas del gobierno”.

Ese mismo día, los sindicatos anunciaron una serie de huelgas a realizarse entre el 20 y el 27 octubre. Después de ver los detalles del presupuesto, los sindicatos (CGTP y UGT) han anunciado una huelga general, posiblemente, para el 24 de noviembre. Revelando el estado de ánimo de ira que ha sido creado por la acumulación de recortes y austeridad, en la explicación de la convocatoria de la huelga general, el dirigente de la CGTP Armenio Carlos hizo un llamamiento a utilizar el artículo 21 de la Constitución que dice que «toda persona tiene derecho a resistir cualquier orden que viole sus derechos, libertades o garantías y a repeler por la fuerza cualquier forma de agresión cuando el recurso a la autoridad pública es imposible. » El hecho de que ambos sindicatos (CGTP y UGT) estén unidos en esta acción también es importante, ya que durante las dos décadas precedentes a la huelga general del año pasado no hubo unidad de acción.

En el día internacional de movilización del 15 de octubre, 40.000 personas se manifestaron en Lisboa, como parte del movimiento conocido como “Geração à Rasca” (Generación en apuros). En realidad, el movimiento español de los indignados fue precedido por una movilización masiva de la juventud portuguesa el 12 de marzo, cuando, convocados por la iniciativa Geração à Rasca, cientos de miles de jóvenes salieron a las calles en todo el país (300.000 solamente en Lisboa ).Esta protesta fue un indicio de la enorme acumulación de ira que se estaba acumulando, pero también del hecho de que los partidos y organizaciones de izquierda tradicionales no le ofrecían un canal de expresión.

Un indicio de la amplitud de la oposición a estas medidas fue la manifestación de policías fuera de servicio del 28 de septiembre protestando contra los recortes salariales. Cuando sus compañeros que estaban de servicio trataron de impedir que llegaran al Ministerio de Hacienda, acabaron uniéndose a sus compañeros manifestantes y marchando juntos (vídeo ).La protesta fue parte de una «semana de indignación», convocada por el sindicato de agentes de la policía y las asociaciones profesionales.

Aún más preocupante desde el punto de vista del gobierno es el movimiento de protesta en las filas del Ejército. En una conferencia de prensa el 14 de octubre, la Asociación Nacional de Sargentos (ANS) criticó abiertamente las medidas de austeridad del gobierno, sobre todo los recortes de la paga extra de verano y navidad, que significaba un «empeoramiento de lo que ya era una situación muy difícil». El presidente de la ANS, Antonio Lima Coelho advirtió que están «al servicio del pueblo portugués y no de ninguna institución específica,» y que «nadie debe pensar que las Fuerzas Armadas pueden ser utilizadas en la represión contra los conflictos sociales que estas medidas podrían provocar «.

La ANS también anunció que han convocado a un «encuentro nacional» de las Fuerzas Armadas , con la participación de la Asociación de Sargentos, la Asociación de Oficiales de las Fuerzas Armadas (AOFA) y la Asociación de suboficiales (AP), el 22 de octubre, para discutir qué medidas de protesta van a tomar.Cuando se le preguntó sobre una posible escalada de las protestas por parte de los militares, Lima Coelho dijo que «las revoluciones no son avisadas, cuando se producen, lo hacen porque tienen que producirse», aunque agregó que espera «por el bien del Estado de Derecho, que este escenario no se pondrá en marcha «. Estas advertencias no deben tomarse a la ligera, sobre todo teniendo en cuenta el papel desempeñado por las Fuerzas Armadas en la revolución portuguesa del 74.

Tanto el Partido Comunista como el Bloco de Esquerda, han anunciado su pleno apoyo a la huelga general convocada por los sindicatos. Viendo la experiencia de Grecia y la gravedad de la crisis económica en Portugal, una huelga general de 24 horas por sí misma probablemente no será suficiente para obligar al gobierno a retroceder, sino que tendría que ser parte de un plan más amplio para llevar la lucha a un nivel superior.

Los partidos de izquierda también tienen la responsabilidad de ofrecer una clara alternativa a las medidas de austeridad y a la crisis del capitalismo. Desafortunadamente, hasta ahora, la respuesta de los dirigentes del Partido Comunista y del Bloco de Esquerda no ha ido más allá de los límites del capitalismo. La dirección del PCP identifica correctamente el paquete de austeridad como un asalto a los derechos de los trabajadores y las condiciones de vida y una transferencia masiva de riquezas hacia el Capital (Sobre a reunião do Comité Central do PCP). Sin embargo, en una continuación de la fallida teoría de las dos etapas, se insiste en el hecho de que las medidas impuestas por la troika representan la colonización económica del país y una pérdida de la soberanía nacional, y, a raíz de este análisis, se propone una «lucha patriótica», que incluya no sólo los trabajadores sino también a las «clases intermedias y anti-monopólicas» con el fin de luchar por «La política patriótica y de izquierda» para un «Portugal con un futuro». Las medidas concretas que se proponen son en realidad muy vagas (renegociación de la deuda, «desarrollo económico», la defensa de la «soberanía nacional», y un «Portugal más justo, más desarrollado y soberano»). Nada de esto ofrece una manera concreta de salir de la crisis del capitalismo.

La dirección del Bloco de Esquerda, por su parte, también tiene razón en su crítica de las medidas del gobierno, pero cuando se trata de ofrecer una alternativa, sus propuestas son muy limitadas. Estas se centran en cinco puntos: 1) la implicación de los acreedores privados en la renegociación de la deuda pública y su auditoría, 2) la creación de un «fondo de rescate nacional», financiado a través de la lucha contra la evasión fiscal, impuestos a los ricos y un impuesto a las transacciones especulativas, 3) la recapitalización de los bancos estatales, y 4) la oposición a la privatización y la defensa de los servicios públicos, 5) el rechazo a los recortes de salarios y pensiones (A luta social contra a austeridade). Estas medidas son, de hecho, tan moderadas y limitadas en su alcance, que muchas de ellos ya han sido adoptadas o están siendo discutidas por la UE, incluyendo la idea de un impuesto a las transacciones de capitales especulativos.

El punto crucial que está ausente en la política de la dirección tanto del PCP como del BE es una explicación clara de que ésta es una crisis del sistema capitalista y que, para combatirla, hay que plantear una alternativa socialista. Proponer la renegociación de la deuda (y su auditoría, según lo propuesto por el BE) no es realmente revolucionario, ni siquiera es progresista. En Grecia, la deuda se está ya renegociando (a través de una serie de «quitas») debido a la creciente toma de conciencia, incluso por parte de la UE, el BCE y el capital financiero alemán que es impagable. La propuesta del BE de la participación de los acreedores privados en las negociaciones sobre la deuda es lo que la troika ya está haciendo en Grecia. Todas estas propuestas se mantienen dentro de los límites del sistema capitalista. El problema es que el sistema capitalista está en crisis, y en Portugal tenemos un caso de extrema gravedad de esta crisis.

La tarea de las organizaciones de izquierda es la de levantar reivindicaciones en defensa del empleo, los servicios públicos y los niveles de vida, y en contra de los programas de austeridad, como parte de un programa general de lucha contra el sistema capitalista. Este sólo puede ser un programa socialista, comenzando por el repudio de la deuda, la nacionalización de los bancos y los sectores clave de la economía y un llamamiento a la clase obrera de Europa para una lucha unida contra el sistema capitalista como tal. En el proceso de las encarnizadas luchas que se llevarán a cabo en los próximos meses y años, hay que unir a los elementos más avanzados de la clase obrera portuguesa y jóvenes activistas sobre la base de esta perspectiva.

19 de octubre de 2011

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