Precariedad laboral, sinónimo de accidente laboral

Según los datos estadísticos de avance, facilitados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social correspondientes a los cuatro primeros meses de 2025, 236 trabajadores perdieron la vida en los 358.121 accidentes de trabajo que se han producido.

En estas estadísticas los protagonistas son los obreros que salen para ganarse el pan de cada día, y que no volverán a casa ni podrán dar de comer a sus familias por la codicia capitalista que se ceba en nuestra clase, que nos hace trabajar en condiciones precarias.

Despedazado por una máquina, electrocutado en pocos segundos, reventado al caer de un andamio, envenenado por productos químicos, enfermo de silicosis o cáncer, en accidentes de rutas eternas o con los pulmones podridos… Ese es el final que nos espera, porque los empresarios cierran filas detrás de una coartada a la que llaman “imprudencia” y nos convertimos en muertos sin nombre. Detrás quedan familias rotas y desamparadas, víctimas del terrorismo laboral. Verdaderamente sale rentable matar.

La última víctima es un transportista irunés de 50 años, que el día 23 de julio fue golpeado por una máquina de carga mientras realizaban labores de carga y descarga en la empresa Ebaki de Muxika. El trabajador de la empresa de transportes subcontratada fue atendido en el lugar en una ambulancia medicalizada, pero falleció horas después a consecuencia de las graves heridas sufridas.

Hay que denunciar que la normativa de prevención prevé esta situación y que las empresas contratantes deben tener elaborados procedimientos para que los transportistas deban esperar en la cabina o protegerse en zonas seguras. Por tanto, es necesario desarrollar procedimientos para la coordinación de actividades y controlar este tipo de riesgo. Ese día, el procedimiento o no estaba desarrollado o no se puso en marcha. Ambas opciones, deben dinamizarlas los empresarios tal y como regula la ley.

De hecho, esta misma semana hemos escuchado a la subdirectora de Osalan (Servicio Vasco de Seguridad Laboral) hacer preocupentes declaraciones en la radio pública: «aunque la ley situa al empresario como responsable y garante de la prevención, tanto los trabajadores como los sindicatos tambien son responsables». ¿Cómo va a evitar un trabajador un accidente de este tipo si la empresa no ha desarrollado un protocolo, o si estando desarrollado no interpone recursos preventivos y medios para llevarlo a cabo? Que no nos vendan la retahíla de la “responsabilidad compartida”, no, de ningún modo. La responsabilidad es únicamente del empresario, que sólo genera accidentes y muerte, y lamentablemente el papel que está desempeñando la administración es el de extender las responsabilidades a los trabajadores que no cuentan con medios, y en cambio protegen la impunidad de los empresarios. La causa básica que genera los accidentes es que la administración lleva 30 años apoyando la impunidad de los empresarios.

Una vez más, la nula cultura preventiva en las empresas, la falta de coordinación exigida por la ley en materia de prevención de riesgos laborales, y la ausencia de inversión suficiente en medidas de prevención y protección, son algunos factores determinantes en este siniestro que aún se están investigando.

La seguridad y salud de la clase trabajadora debe protegerse de manera decidida, los trabajadores tenemos derecho a entornos de trabajo seguros y saludables según la Declaración de principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT.

Cuando nos despertamos y nos despedimos de nuestros familiares no imaginamos que nuestra suerte puede truncarse, no vamos al trabajo para jugarnos la vida.

Pero no vamos a conseguir esto con direcciones sindicales laxas que colaboran cada día más con la patronal, que miran para otro lado aun cuando saben que las condiciones de trabajo son precarias. Tenemos que hacer valer nuestros derechos, de nada sirve lamentarse, es el momento de prevenir, es el momento de organizarse, de movilizarse por todos los medios posibles, huelgas hasta conseguir espacios laborales seguros. Basta ya de precariedad. No cedamos nuestra vida al capital, luchemos contra el terrorismo patronal de los asesinos que nos compran por turnos, somos la fuerza dominante para un mundo mejor.

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