Protestas contra Zelensky: ¿el principio del fin?

El martes por la noche se celebraron grandes protestas contra Zelensky en Kiev, Dnipro, Lviv y Odessa, después de que este impusiera una ley que socava los organismos anticorrupción de Ucrania. Ayer, estas protestas continuaron y se extendieron a otras ciudades, como Járkov, Chernivtsi, Vinnytsia, Nikolaev, Poltava y Chernihiv.

Estas manifestaciones, las primeras desde que comenzó la guerra hace tres años, llegan en un momento crítico para el régimen. Rusia avanza a un ritmo cada vez mayor en el frente y la maquinaria bélica ucraniana se enfrenta al colapso de la moral, al creciente cansancio de la guerra y a la escasez de tropas.

Zelensky toma medidas contra la oposición

El motivo inmediato de las protestas fue la aprobación por parte de la Rada del proyecto de ley n.º 12414, que en la práctica desarma a los dos principales organismos anticorrupción del país, la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO). Les retira su independencia y los somete al control del presidente, a través de la Fiscalía General.

En Ucrania se especula mucho sobre los motivos que han llevado a Zelensky y a su jefe de gabinete, Andriy Yermak, a tomar esta medida. El proyecto de ley fue aprobado con los votos del partido gobernante «Servidor del Pueblo», el partido «Patria» de Yulia Timoshenko y la «Plataforma por la Vida y la Paz», que tiene sus orígenes en el Partido de las Regiones, contrario al Maidán.

Un motivo probable es que las investigaciones del NABU, incluidas las relacionadas con un escándalo de corrupción en la adquisición y financiación de la producción de drones, se estaban acercando al círculo de colaboradores cercanos de Zelensky.

A esto se suma el hecho de que Zelensky ha estado tomando medidas para restringir los movimientos de todos sus oponentes políticos. Ha atacado al primer presidente posterior al Maidán, Poroshenko (que está siendo juzgado), al alcalde de Kiev, Klitschko, y a su antiguo sponsor oligarca Kolomoisky (actualmente se encuentra detenido), y en general a cualquiera que pueda percibirse como una amenaza política para él y para el control de su partido sobre el país. Estos ataques comenzaron antes de la invasión rusa de 2022. Otros, como el exjefe de las fuerzas armadas Zaluzhny —que, según las encuestas, es más popular que el propio Zelensky, cuya popularidad se ha desplomado—, están siendo mantenidos a distancia. Zaluzhny ha sido nombrado embajador en Londres.

Hay quienes dicen que Poroshenko y otros han formado una alianza en defensa propia y están tratando de impulsar las investigaciones por corrupción contra Zelensky a través del NABU. Cabe destacar que los hermanos Klitschko, famosos boxeadores, uno de los cuales es alcalde de Kiev y crítico desde hace mucho tiempo de Zelensky, hicieron una breve aparición en la protesta en Kiev.

Esto se hace eco de los mismos rumores que se han escuchado desde la elección de Trump en diciembre. Miembros prominentes del establishment ucraniano, como Poroshenko y Tymoshenko, han dejado claro que tienen interés en volver al poder. En su intento por lograrlo, están tratando de obtener la aprobación de la nueva administración estadounidense.

Hay otro aspecto a tener en cuenta. El NABU forma parte de una serie de instituciones, medios de comunicación, think tanks, ONGs y organizaciones de la «sociedad civil» creadas y financiadas por Occidente durante y después del derrocamiento de Maidan en 2014. Estas organizaciones están vinculadas al ala liberal de la clase dominante occidental (la burocracia de la UE, el Partido Demócrata en Estados Unidos, etc.) y participaron directamente, por ejemplo, en el caso contra el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort. Ahora que Trump está en el poder, muchas de estas organizaciones han perdido su financiación o ya no cuentan con un respaldo externo fuerte. Esto facilita a Zelensky la tarea de aplastarlas o someterlas a su control.

Sin embargo, eso no explica la rapidez y la decisión con que se ha actuado. Todo el proceso de aprobación del proyecto de ley, que fue inmediatamente promulgado por Zelensky, se desarrolló en menos de 24 horas. El procedimiento parlamentario expedito fue precedido, a finales de la semana pasada, por una rápida y contundente acción de los servicios de seguridad del SBU para detener y acusar a toda una serie de altos funcionarios del NABU. La rapidez con la que Zelensky ha actuado contra el NABU y la SAPO sugiere que estas instituciones iban a actuar contra él o sus colaboradores más cercanos.

Régimen corrupto

No hay duda de que el régimen de Zelensky está profundamente implicado en todo tipo de corrupción. Desde la victoria electoral de Zelenskiy y durante la reorganización en tiempos de guerra, se ha colocado en puestos de poder a una serie de figuras cuestionables. Algunas de ellas están amasando grandes fortunas mediante el robo y el desvío de fondos destinados a la construcción de fortificaciones defensivas, el abastecimiento de alimentos para el ejército, la fabricación de drones y la compra de armas en el extranjero. Otros se están enriqueciendo manipulando las bonificaciones concedidas a las unidades del frente, vendiendo exenciones médicas del servicio militar, ayudando a hombres en edad de ser reclutados a huir a través de la frontera, etc.

Se trata de una sociedad dominada por oligarcas, poderosos burócratas y gánsteres, cada uno con sus propios políticos a su servicio, entre los que no existe el honor. Se hacen y se rompen alianzas, sin tener en cuenta las ideas políticas ni los intereses de la nación. El principio rector de estos ladrones capitalistas es: «¿dónde puedo ganar más dinero en el menor tiempo posible?».

La razón inmediata de las protestas fue el proyecto de ley contra las agencias anticorrupción. Desde que comenzó la guerra, solo se han tolerado las manifestaciones «patrióticas» o las que han recibido el apoyo institucional de los políticos ucranianos. Las protestas contra el aumento del coste de la vida y contra el reclutamiento han sido a menudo reprimidas por las fuerzas de seguridad locales y difamadas en los principales medios de comunicación.

Una de las razones por las que se han producido movilizaciones a la escala que estamos viendo actualmente es que algunos de los empleados de las organizaciones atacadas por la ley actual están entrenados en la organización de manifestaciones «patrióticas» de este tipo.

La creación de organizaciones como el NABU forma parte de un esfuerzo de décadas por parte de Estados Unidos para crear una casta de burócratas leales a sus intereses. Esto resulta relativamente rentable en un país pobre, donde se puede reclutar a jóvenes ambiciosos para que trabajen en organizaciones respaldadas por potencias extranjeras a cambio de buenos salarios y becas para estudiar en universidades occidentales. Esta medida ha obligado a algunos de ellos a arriesgarse a organizar protestas. Es una situación similar a la que se vivió en Georgia a finales del año pasado.

Sea cual sea la motivación de los líderes de estas manifestaciones, podrían convertirse en el punto focal de un descontento más profundo contra los odiados oficiales de reclutamiento territorial (TCR) y sus métodos brutales, así como de la desmoralización general por el curso de la guerra. Tienen el potencial de convertirse en una válvula de escape para el descontento de amplios sectores de la población ucraniana.

La crisis del régimen de Zelensky no podía llegar en peor momento. En el frente, el avance ruso se acelera. El ejército ruso ha completado la ocupación de todos los asentamientos poblados de Lugansk, ha alcanzado y traspasado las fronteras de la región de Dnipropetrovsk, ha cruzado la frontera en las regiones de Sumy y Járkov con el objetivo de establecer una zona de amortiguación para Kursk y Belgorod en el lado ruso, avanza hacia el enclave estratégico de Kupyansk y, en las últimas 48 horas, parece haber iniciado la batalla final por Pokrovsk, aunque la toma efectiva de este enclave podría llevar semanas o incluso meses.

A esto se suma el aumento masivo de los ataques con drones y misiles, un campo en el que la creciente superioridad industrial de Rusia se combina con la disminución de las reservas ucranianas y occidentales de sistemas de defensa aérea y misiles.

¿El final de la partida?

En los últimos días, Trump ha hecho una serie de declaraciones grandilocuentes contra Putin y ha prometido entregar más armas a Ucrania. Pero en este caso se aplica el refrán de que del dicho al hecho hay un buen trecho. La ayuda prometida podría tardar meses en materializarse y es poco probable que tenga un impacto significativo en el curso de la guerra. Su amenaza de sanciones viene acompañada de un plazo de 50 días (que ahora nos han dicho que no es «inamovible»), que coincide bastante con el periodo en el que Putin le dijo a Trump que iba a llevar a cabo una gran ofensiva (60 días).

Zelensky no solo se enfrenta a enemigos internos, sino que también está jugando un peligroso juego al intentar equilibrar a los imperialistas europeos contra el imperialismo estadounidense. A Trump no le gusta Zelensky. Lo considera un tipo escurridizo que no se ha doblegado a su autoridad y sus instrucciones. ¿Aprovechará Trump esta situación para actuar contra él? Es difícil saberlo. Dependerá de cómo se desarrolle la crisis en los próximos días, incluida la nueva ronda de conversaciones con Rusia.

Una cosa está clara. Una parte cada vez mayor de los medios de comunicación occidentales, que hasta ahora respaldaban plenamente a Zelensky y mentían descaradamente sobre la situación real en Ucrania y en el frente, se ha sumado ahora al coro creciente de condenas contra el hombre de Kiev.

¿Es este el principio del fin del régimen de Zelensky? Solo el tiempo lo dirá.

24 de julio de 2025

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