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Ucrania y el movimiento a favor de la UE – la necesidad de una alternativa de la clase trabajadora

Barricadas, fogatas, cócteles molotov y enfrentamientos con las fuerzas especiales de la policía (Berkut) durante los últimos días en Kiev han puesto de manifiesto un país profundamente dividido al borde de la guerra civil. Lo que está en juego ya no es ser miembro de la UE, sino el futuro de Ucrania en su conjunto.

Toda la retórica sobre movilizaciones masivas pacíficas y no violentas a favor de la UE, que se ha ventilado en los medios de comunicación de Europa y América con fines de propaganda, oculta deliberadamente los repetidos actos de violencia por parte del ‘Pravy Sektor’ («Sector Derecho”- un grupo de extrema derecha que ha ido ganando terreno dentro de la oposición) en contra de activistas de izquierda, sindicalistas y activistas LGBT. Los incendios han causado grandes daños en Kiev y ahora los acontecimientos se están acelerando. Estamos entrando en una nueva etapa convulsa en la crisis ucraniana.

El nuevo giro de los acontecimientos en Ucrania llegó el 16 de enero, después de que la Rada (Parlamento ucraniano) introdujera leyes contra la protesta orientadas a criminalizar a los manifestantes. Estas leyes – que fueron apoyadas por el presidente Viktor Yanukovich y su Partido de las Regiones, así como por el Partido Comunista de Ucrania – se aprobaron sin debate, con una rápida votación a mano alzada por los diputados leales al presidente, en lugar del habitual sistema de votación electrónica.

Además de criminalizar «actividades extremistas» (definidos en términos muy generales), las leyes también incluían la prohibición de la colocación de tiendas de campaña y carpas no autorizadas en las zonas públicas, la responsabilidad penal por «difamación» (es decir, la difamación de funcionarios públicos), el control a través de Internet y de los medios de comunicación, la categorización de las ONG como «agentes extranjeros», y así sucesivamente. El hecho de que el procedimiento parlamentario fuera pasado por alto durante la votación de las leyes tuvo el efecto de provocar aún más a los manifestantes. La restricción de la libertad de reunión y de la libertad de expresión no sólo fue dirigida contra el movimiento de la Plaza Maidan a favor del ingreso de Ucrania en la UE, llamado también EuroMaidan [como el actual movimiento se ha dado a conocer] y los nacionalistas, sino que podría extenderse a todas las capas de la sociedad, introduciendo de hecho un estado de emergencia permanente.

La Derecha Radical y la EuroMaidan

El 19 de enero, una manifestación masiva fue organizada contra estas «leyes dictatoriales». Alrededor de 200.000 personas salieron a las calles en el centro de Kiev, coreando «¡Gloria a Ucrania!» y exigiendo la caída del gobierno, así como la retirada de las leyes. Se produjeron violentos enfrentamientos en la calle Hrushevskoho, cuando miles de manifestantes trataron de llegar al Parlamento. Los enfrentamientos continuaron hasta el 21 de enero, cuando dos personas murieron por disparos de la infame Berkut, y otro durante los disturbios. La policía cargó brutalmente contra los manifestantes, golpeando y amenazándolos en todo el país. En algunos lugares, las personas que habían sido detenidas fueron dejadas desnudas en la nieve, y a los heridos se les negó la asistencia médica.

La demanda de que Ucrania se una a la UE es, en realidad, un reflejo distorsionado de un deseo de cambio entre las masas – un deseo de escapar de las condiciones desesperadas a que se enfrentaron las masas en los últimos 20 años de dominio de los oligarcas (sólo para dar una ejemplo, el PIB cayó un 1,1% en 2013). La falta de una alternativa de izquierdas, donde el Partido Comunista de Ucrania (PCU) está fuertemente comprometido con Yanukovich, preparó el terreno para el surgimiento de los elementos reaccionarios dentro del movimiento EuroMaidan.

La presencia de diferentes grupos nacionalistas, fascistas y reaccionarios dentro del movimiento EuroMaidan marcó la pauta desde el principio. El “Sector Derecho” organiza los enfrentamientos militares con la policía y tiene una función de coordinación en el movimiento.

La cuestión no es si todos los ucranianos que participan en Maidan son fascistas o no, sino quién domina el movimiento actualmente. Está claro que las consignas anti-izquierdistas y la hostilidad hacia la izquierda y los activistas sociales han ido creciendo en las últimas semanas. Las banderas rojas no son bienvenidos en estas concentraciones, no sólo por el papel del PCU, que votó a favor de las leyes, sino también por el efecto de años de propaganda anti-comunista, de glorificación de la UPA (Ejército Insurgente Ucraniano, formado por las unidades de las SS y colaboracionistas durante la Segunda Guerra Mundial) y por los artículos y discursos que incitan al odio, todos los cuales han sido factores en la situación política actual.

Ya en diciembre, hubo ataques contra la Confederación Ucraniana de Sindicatos Libres, con la destrucción de su tienda de campaña en el Maidan y el robo de un generador. Los Nazis atacaron a feministas y anarquistas, y graffitis nazis están en todas partes. Se organizaron acciones violentas, incluso antes del comienzo de las protestas, cuando matones fascistas atacaron una presentación de los escritos de Trotsky sobre Ucrania, llamando al gran revolucionario «satánico y homosexual» y, por supuesto, «Judío bolchevique» ( «Свободівцям» не сподобався «Троцький і незалежна Україна», istpravda.com.ua)

La Revolución Nacional que propugna la derecha ucraniana radical ha atraído el interés de todos los grupos neo-fascistas de Europa. Según informó el sitio web de Searchlight, John Morgan, el director de la editorial ultraderechista Arktos, dio un discurso en Kiev el 15 de enero. Una entrevista con Anton Volyshin, del partido Svoboda, ha sido publicada en el sitio web de Forza Nuova, neofascistas italianos, donde el futuro de Ucrania es representado como el «estado-núcleo de la civilización ortodoxa» («Intervista a Svodoba», Forza Nuova). Organizaciones de derecha radical están unidas en un frente con los liberales y algunos izquierdistas contra el gobierno, pero su objetivo es la construcción de su Revolución Nacional, una vez se haya agotado la etapa liberal. Esta es una caricatura extraña de la teoría estalinista de las dos etapas, a la que aún están adheridos algunos activistas de izquierda que creen que un cambio hacia la izquierda es posible después de la caída de Yanukovich. ¡Será interesante ver cómo el “Sector Derecho”, las fuerzas de choque de la ANU-ONURS, y otros partidos nacionalistas le darán a la izquierda de esta posibilidad!

La pesadilla social de Ucrania y la intervención rusa

La dramática situación en que se encuentra el pueblo ucraniano es la consecuencia de 25 años de gobierno de diferentes bandas de oligarcas, patrones, ex burócratas estalinistas y criminales que dirigen el país. Han saqueado el país, cerrado fábricas, vendido los servicios públicos a la UE, a los EE.UU. y Rusia, y han logrado casi un monopolio de los medios de comunicación y el control de la «opinión pública». La emigración masiva también ha tenido un gran impacto en la estructura social, dejando regiones enteras habitadas sólo por adolescentes y ancianos. 1.342.276 ucranianos están trabajando actualmente en la Federación de Rusia, donde no se requiere una visa durante 90 días, y otros 600.000 se encuentran en Italia, de los cuales sólo 153.000 están empleados legalmente. Las remesas de los ucranianos que trabajan en el extranjero representan el 25% del PIB de Ucrania, donde un 9% proviene de Rusia y el 6,5% de Italia. La llamada «Revolución Nacional» de hoy está dirigida contra el imperialismo ruso. Sin embargo, los lazos entre los dos países son fuertes, al igual que los lazos que se han desarrollado con la Unión Europea.

¿Está Ucrania en el camino de la balcanización? De la lectura de un artículo del historiador británico derechista Orlando Figes, en la revista Foreign Affairs, uno podría deducir que la supuesta «fragilidad inherente» de la identidad del país está en la raíz de todos los problemas. La realidad es de hecho muy diferente. Las protestas también han afectado a algunas regiones de Ucrania oriental, mientras que en la región de Transcarpacia – en Occidente – no hay mucho entusiasmo por el movimiento EuroMaidan. La idea de una fractura entre el este y el oeste del país está siendo muy promocionada por los medios de comunicación europeos y estadounidenses, y es una idea conveniente para todas las fuerzas de la reacción en cuestión, fascistas ucranianos pro-occidentales, los intereses de Rusia, e incluso Yanukovich mismo. La desintegración de Ucrania sería un movimiento reaccionario criminal, y tendría como efecto un nuevo colapso en los niveles de vida de las masas.

¿Es una guerra civil realmente posible? Los marxistas desarrollamos perspectivas; no miramos bolas de cristal. La crisis económica de Ucrania puede empeorar aún más, siguiendo las tendencias negativas de la UE y de Rusia. Ya estamos bien familiarizados con la situación en lo que respecta a la UE, así que debemos echar un vistazo más de cerca a la economía de Rusia. En el período de octubre de 2013 a enero de 2014 se produjo una devaluación del rublo. Las tasas de intercambio del rublo con el euro y el dólar han estado alcanzando nuevos récords. Hasta junio de 2013 hubo un tipo de cambio estable de 40 rublos por euro y 31 rublos por dólar. Ahora un euro equivale a 48 rublos y un dólar se cambia por 35 rublos, con una devaluación efectiva interanual de alrededor del 8%. Los rusos han perdido en los últimos meses algo así como del 20% al 30% de su poder adquisitivo, con las inevitables consecuencias sobre el mercado interno de Rusia en el próximo período, y todo esto está lo directamente relacionado con las medidas de austeridad y las privatizaciones dictadas por la OMC y llevadas a la práctica por el gobierno ruso.

Vladimir Putin ha concedido a Ucrania un préstamo enorme de alrededor de 15 mil millones de dólares, lo que podría tener grandes repercusiones en el interior de la propia Rusia, donde el proceso de privatización continúa. El sistema sanitario, la educación y los derechos de los trabajadores están constantemente bajo ataque por el supuesto régimen «anti-imperialista» de Putin, que está desmontando todo lo que queda de las conquistas sociales de la era soviética. Un periodista cercano al Kremlin, el infame Mijail Leontev, un admirador del general Kornilov y Pinochet, está apelando a la desintegración de Ucrania, afirmando que «no es un Estado». El apoyo de Moscú a Yanukovich es contrarrestado por la ayuda de EE.UU. a la oposición, como lo demuestra la presencia del senador John McCain en la Plaza Maidan. Funcionarios de la UE también han estado en Kiev, y han emitido declaraciones en contra de los abusos policiales.

La hipocresía de la burguesía europea no deja de asombrar. Ellos estaban tratando de llegar a un acuerdo con Yanukovich y su primer ministro Azarov cuando el gobierno de Ucrania se negó a suscribir el Tratado de Asociación, y ahora muestran su solidaridad con las protestas. Pero ¿están realmente dispuestos los líderes de la UE a romper con el Kremlin y con Gazprom? La dependencia de Alemania de las materias primas rusas es significativa. Uno debe preguntarse por qué estos llamados «campeones de la democracia» no están dispuestos a dar visados ​​gratuitos a los ucranianos. Los capitalistas europeos quieren el gas y el petróleo ruso, el acceso al mercado de Ucrania y a los trabajadores de Ucrania para su explotación, mientras que Rusia quiere tomar el control de Ucrania en su conjunto.

En Ucrania, las potencias imperialistas están haciendo un movimiento que forma parte de un juego mucho más grande. La administración Obama ha declarado categóricamente que sus intereses estratégicos se centran en otras partes del mundo, lo que hace que el proyectado sistema de defensa antimisiles de Bush para la Europa del Este haya dejado de ser prioritario. Al mismo tiempo, la Rusia de Putin tiene el objetivo de desempeñar un papel más importante, aprovechando la disminución de la influencia de EE.UU. y las divisiones que han surgido dentro de las potencias de Europa Occidental. En este juego, no hay ningún sector al que los marxistas puedan apoyar.

Tenemos que recordar que hace sólo unos meses, el Partido de las Regiones de Yanukovich, estaba listo para firmar un acuerdo de asociación con la UE. Él es un representante de los oligarcas de la zona oriental de Ucrania, los dueños de las minas de carbón en el Donbass. Éstá buscando la mejor oferta y el problema ahora es que la UE tiene muy poco que ofrecer.

Al mismo tiempo, cuando los entonces líderes «pro-occidentales» ucranianos asumieron el cargo después de 2004, la política económica que aplicaron no fue muy diferente de la del Partido de las Regiones. No hay cuestiones de principio implicadas aquí, sólo intereses diferentes. Es por eso que un compromiso entre Yanukovich y los líderes más «razonables» de la oposición sigue siendo una posibilidad, lo que dejaría a los reaccionarios de extrema derecha congelándose en las calles. Sin embargo, seguiría siendo un acuerdo frágil en la medida que Ucrania seguiría siendo un campo de batalla donde las diferentes potencias están luchando entre sí por la influencia.

Es asombroso observar cómo algunos en la izquierda, en particular entre las sectas estalinistas, estarían preparados para dar su «apoyo» al Kremlin si Rusia “invadiera” Ucrania, un escenario de ciencia ficción política que sólo existe en las mentes perturbadas de estas personas. Estos estalinistas son la imagen especular de los llamados socialistas «democráticos» que apoyan a la «juventud» del EuroMaidan, mientras que cierran convenientemente los ojos a los símbolos y acciones de los fascistas. La ausencia de un análisis de clase es lo que ambos tienen en común. Se comportan como aficionados en un partido de fútbol. Los estalinistas ven en Putin un «comunista», mientras que algunos que incluso dicen ser trotskistas salen en defensa de la «democracia» de Europa, ¡de esa misma Europa de la Troika con su austeridad permanente!

Por una alternativa obrera genuina en una Ucrania socialista democrática

Hay claramente un protagonista ausente en los acontecimientos de Ucrania: la clase obrera como fuerza política independiente. No se hace mención del papel de la clase obrera en ninguno de los discursos de Yanukovich, de Klitschko, de Yatsenyuk (líder de «Patria», el partido de Timoshenko) o de Tyagnibok (líder de «Svoboda»). Esto no es un mero descuido de su parte. Los trabajadores de Ucrania están en un estado de pobreza y miseria permanente, con la emigración a otro país como única vía de escape. Los salarios están en caída libre, y la crisis industrial se está extendiendo a las regiones orientales. La agricultura ha sido prácticamente destruida en las provincias de Galitzia y Volhynia, y un acuerdo con la UE destruiría el mercado interior del país, con la inundación de productos alemanes y polacos; mientras que una Unión Aduanera con Rusia promovería la importación de mercancías rusas.

Las masas ya han experimentado los efectos desastrosos de los estrechos lazos económicos con Rusia. Una Ucrania dentro de la Unión Europea sería igualmente una pesadilla para las masas, como la situación actual de Rumania, Polonia y del resto de los países del antiguo bloque soviético demuestra claramente.

Dada la falta de una alternativa de clase en Ucrania, la clase obrera y la juventud se verán obligadas a aprender la verdadera naturaleza de los líderes reaccionarios de la oposición a través de una experiencia dolorosa y amarga.

Esta es una lucha por la supervivencia de la clase trabajadora de Ucrania, reducida a la pobreza extrema por los bandidos que han gobernado el país en los últimos años. Cualquier llamada «Revolución Nacional» significaría la llegada al poder de un régimen despiadado y brutal, de la misma manera que la actual posición de la oposición contra las «leyes dictatoriales» no implica de ninguna manera una conversión a la «democracia» por parte de los fascistas y nacionalistas.

Por otro lado, los líderes del Partido Comunista de Ucrania, que han colaborado con los crímenes de Yanukovich en los últimos años, han causado un inmenso perjuicio a la clase obrera al identificar al «comunismo» con una fuerza política que no tiene otra alternativa que oponer al régimen actual y que simplemente respalda a la que es una de las alas de la elite burguesa quiere imponerse en el país. La clase obrera va a aprender a través de la experiencia que tiene que plantearse la tarea de emerger como una fuerza política independiente y luchar contra el régimen capitalista, que ahora tiene el control en Ucrania.

Esta tarea comienza con la construcción de una genuina tendencia marxista dentro del movimiento obrero de Ucrania.

  • ¡Defender los Sindicatos Libres contra los ataques de los fascistas y la Policía!
  • ¡No a la UE, ni a la Unión Aduanera con Rusia!
  • ¡Por la nacionalización de las empresas ucranianas bajo control obrero!
  • ¡Defender el derecho a la libertad de expresión y de reunión y los derechos democráticos!
  • ¡Organizar grupos de autodefensa contra los reaccionarios!
  • ¡Por una alternativa de los trabajadores!
  • ¡Por una Ucrania democrática socialista en un mundo socialista democrático!

 

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