Urgencias del Hospital Txagorritxu: lucha masiva contra los recortes
Una manifestación nutrida y reivindicativa secundó la convocatoria de los trabajadores del servicio de Urgencias de Txagorritxu el día 8 de junio en Vitoria. Este llamamiento a los trabajadores para defender un servicio público como es la sanidad lo han hecho después de la negativa de la Dirección de Osakidetza a ampliar la plantilla, algo totalmente necesario para evitar el colapso del Servicio de Urgencias, la sobrecarga de los trabajadores y la deficiente atención a los pacientes.
La situación dramática, angustiosa, en la que estos trabajadores: enfermeras, médicos, etc… prestan sus servicios, ha llegado al límite.
Esta lucha ya viene de lejos, como afirma José Ignacio Martínez, portavoz de las plataformas de defensa de la Sanidad pública vasca: “Estamos en una situación muy crítica como consecuencia de las políticas de recortes, desmantelamiento y privatización que ha aplicado el Gobierno vasco.”
Las cifras hablan por sí solas, la situación de precariedad de la plantilla es insostenible. “La plantilla total de Osakidetza la forman 42.000 profesionales, de los cuales únicamente 19.000 son fijos. Luego hay 12.000 interinos y entre 10.000 y 15.000 tienen contratos temporales” afirma el portavoz del Sindicato LAB. La temporalidad supera el 50%.
La Atención primaria, elemento básico de la atención sanitaria está infrafinanciada, lejos de las recomendaciones de la OMS que plantea dedicar a ella el 25% del gasto sanitario, frente al 14% que se dedica en Euskadi.
Osakidetza ha incrementado para este verano los recortes, tanto en cierre de centros como en la reducción de horarios, durante un período de tiempo más largo que en 2023 –126 ambulatorios afectados– y no garantiza la apertura de los centros con el equipo completo.
En Vitoria-Gasteiz el PAC de S. Martin, uno de los puntos de atención de urgencia extrahospitalarias, se cerró en el verano de 2019. Actualmente solo está abierto el PAC de Olagibel que tiene sobrecarga asistencial y grandes colas que esperan recibir atención sanitaria.
Además, desde febrero de 2022 las urgencias del hospital de Santiago solo se mantienen abiertas para pacientes que son derivados específicamente por la coordinación del 112 o atención primaria. Por lo tanto, solo queda en Vitoria un solo recurso de asistencia urgente hospitalaria al que acudir, el hospital de Txagorritxu, con los efectos de masificación y colapso permanente de todos conocidos, con disminución de la plantilla de médicos, enfermeras, inseguridad laboral, temporalidad, malas condiciones de trabajo…
Sin embargo el gerente de Osakidetza en Álava se exime de toda responsabilidad y culpa a los ciudadanos de un uso excesivo de las urgencias.
Ha aumentado la población en Álava y también la población mayor de 64 años, la que más atención necesita, y sin embargo disminuyen los recursos de atención urgente. Es imprescindible la reapertura del PAC de S.Martín y las Urgencias del Hospital de Santiago e incrementar el personal para hacer frente con calidad a las necesidades sanitarias que reclama la plantilla de urgencias de Txagorritxu, cuya presión es insoportable.
El gobierno vasco, PNV y PSOE, solo gasta el 5,52% del PIB vasco en 2024 en gasto sanitario en relación con la riqueza producida. Comparado con otras comunidades ocupamos en relación al PIB posiciones de cola.
Esa es la explicación de la actual situación de deterioro de la sanidad pública, una política de desmantelamiento deliberado de la asistencia sanitaria con el objetivo de ir privatizándola, que está provocando que la población se vea en la necesidad, si puede, de contratar seguros privados ante las limitaciones y demoras que sufren en la sanidad pública. Actualmente el 22,54% de la población de la Comunidad Autónoma vasca tiene un seguro privado.
La convocatoria por los trabajadores de urgencias a la clase trabajadora para defender un patrimonio común, esencial para la vida, la sanidad pública, es una necesidad. Intereses económicos poderosos, con la complicidad de sus títeres en el gobierno quieren mercantilizarla y destruirla. Ese es el camino adecuado para resolver la desesperación de los trabajadores sanitarios, que con los medios actuales no pueden atender dignamente a los enfermos, y también la manera de frenar la mercantilización de la sanidad y de luchar para mejorar y ampliar los servicios sanitarios. No es un problema exclusivo de los trabajadores sanitarios, es un problema de la clase trabajadora en su totalidad.
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