50.000 trabajadores del Metal de Bizkaia convocados a una huelga de cinco días el 30 de septiembre.

Esta lucha tiene como objetivo desbloquear la negociación del convenio colectivo provincial que lleva desde 2011 sin renovarse. Se produce después de cinco días de paro realizados con gran éxito en la pasada primavera. La unidad de acción sindical de los grandes sindicatos del sector, ELA, LAB, UGT y CCOO ha sido esencial en la confianza de los trabajadores para emprender la lucha.

El sábado 21 de septiembre y como preludio a la huelga una gran manifestación unitaria de 8000 trabajadores recorrió las calles de Bilbao reivindicando recuperar el poder adquisitivo perdido y mejorar las condiciones de trabajo. La marcha mostró el ánimo y la determinación de los metalúrgicos para conseguirlo.

La huelga se ha convocado como respuesta a la intransigencia patronal de la Federación Vizcaína de Empresas Metalúrgicas –F.V.E.M.-, que tras diecinueve meses y mas de 21 reuniones negociadoras no quiere dar una respuesta satisfactoria a las reivindicaciones sociales y renovar el convenio a pesar del crecimiento económico de los últimos años.

Las secuelas de la crisis

La situación de los trabajadores, diez años después de la crisis, se puede ver claramente en la evolución de los salarios.

El servicio de Estudios del sindicato ELA analiza la evolución de los salarios desde el inicio de la crisis en el 2008 hasta el año 2017. Lo hace teniendo en cuenta el crecimiento del indice de precios al consumo.

El informe indica que existe muy poca información fiable sobre los salarios; aunque las tres Diputaciones de la comunidad autónoma tienen información significativa sobre ello. Sólo la Diputación Foral de Guipúzcoa ha publicado datos sobre ello. Estos datos son perfectamente extrapolables a los demás territorios dada la industrialización de los mismos, por lo tanto se pueden aplicar las conclusiones a la situación salarial de los trabajadores vascos después de la crisis.

Para ver si el poder adquisitivo se ha incrementado o no, tenemos que comparar la evolución que ha tenido la media del salario con la evolución del IPC. El estudio toma el 2008 como base. El crecimiento del IPC entre 2008 y 2017 fue según datos del INE, del 11,8%. Sin embargo, la subida de los salarios fue de 1,9% en el mismo periodo de tiempo. El poder adquisitivo de los trabajadores ha caído por lo tanto 10 puntos. Esta pérdida empezó en los años duros de la recesión pero se ha mantenido en el periodo de crecimiento económico. A esta pauperización de los salarios producida en la ultima década tenemos que añadir que el nivel de empleo está claramente por debajo del de 2008 y sin embargo el Producto Interior Bruto ya ha superado al de 2008. Por lo tanto se está produciendo la superexplotación de la mano de obra y un importante transvase de las rentas del trabajo a las rentas del capital. La desigualdad salarial también se ha disparado en los últimos años hasta el punto que los salarios medios del 10% con salarios mas elevados son 60,5 veces mayores que los salarios medios del 10% con menos ingresos, en el 2008 este ratio era de 38,9 veces. Subraya además el estudio la extrema precariedad de los jóvenes de 19 a 25 años cuya media de salario fue de 7.374 euros año. Se puede concluir que la juventud, con estos salarios, que no hay que olvidar, son datos que difunde la Hacienda Foral y se han obtenido de las retenciones e ingresos a cuenta sobre el rendimiento del trabajo, exponen la excepcional dependencia y precariedad de la juventud trabajadora.

Parece que las instituciones practican el viejo dicho popular: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. La ocultación deliberada y la falta de transparencia referente a los salarios y al reparto de la riqueza practicada por las instituciones y el gobierno vasco, ayuda a perpetuar las diferencias sociales y facilitan a los que están en el poder seguir manteniéndose en el. El interés patronal en mantenerlo oculto es evidente.

Este es el fondo que explica esta lucha unitaria. La necesidad de recuperar el poder adquisitivo perdido, de mejorar las condiciones de trabajo y salud laboral, de romper las cadenas de semi esclavitud que soportan los trabajadores de la subcontratación y precarios.

Por la otra parte la patronal que quiere mantener su enorme ventaja obtenida en el periodo de crisis y la desregulación a la carta que promovieron tanto el gobierno del PSOE y sobre todo el gobierno PP. Su actitud es si cabe más intransigente ante los tambores de crisis que empiezan a sonar.

Las reivindicaciones sindicales son: La recuperación del poder adquisitivo perdido. Incrementos salariales del IPC mas 2 puntos sobre las tablas y IPC más 1 punto a los salarios reales. Garantía de subrogación para todas las actividades subcontratadas en las empresas, que discriminan salarial y socialmente. Medidas que limiten la eventualidad y las ETT. Avances concretos en salud laboral, las muertes en todos los sectores de la producción han sido 37 en Euskadi en 2018 y se quiere acabar con esta lacra.

La respuesta de la patronal es totalmente negativa a estas exigencia sindicales y sólo ante la movilización anunciada ha comenzado a mover ficha de forma insatisfactoria.

En salarios la FVEM ha propuesto una subida en tablas del 4.15% sobre el convenio del año 2011. A partir de ese incremento, aumentos salariales del IPC +0.75% sobre las tablas. Un aumento que dada la enorme pérdida de poder adquisitivo es totalmente rechazada por los sindicatos. Además la subida sobre los salarios reales, -muchas empresas tienen pactos que superan los salarios del convenio-, no se aplicará a los que superen un 10% las tablas del convenio. En cuanto a la subrogación hacen una propuesta de limitarla a las empresas que subcontratan con la Administración, con tantas limitaciones que es prácticamente inaplicable en la práctica. En cuestiones muy sentidas como salud laboral introducen la letra de la ley en el convenio como concesión.

Esta lucha pone en evidencia la necesidad de la lucha unitaria para superar estas condiciones de semi esclavitud que están imponiendo en los centros de trabajo. Debe ser un ejemplo a imitar, porque si en el sector del metal, donde la organización sindical es mayor, los salarios y condiciones de trabajo y salarios han retrocedido tanto, el retroceso en otros sectores como el de servicios ha pasado hace tiempo la raya de lo tolerable. Esta lucha del Metal y la huelga de 30 días de las trabajadoras de Residencias de Guipúzcoa son el ejemplo a seguir.

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