¡Acabemos con la PAU! ¡El futuro es nuestro!
Más de 300.000 estudiantes de 2º de Bachillerato se enfrentan estos días a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) o Selectividad, una prueba implantada por el régimen franquista en el siglo pasado y que dura hasta nuestros días. En teoría, un mecanismo para la “igualdad de oportunidades” basada en el “mérito” de cada estudiante, en la realidad, una prueba clasista y segregadora, en la que unos pocos tienen su futuro asegurado, mientras que la abrumadora mayoría de estudiantes de familias obreras se lo juegan todo.
Contenido
Competencia, estrés e incertidumbre
Este año acaba el modelo de examen implantado por la pandemia, que permitía optar con más flexibilidad y descartar parte del temario. Conviene recordar que este cambio, que venía anunciándose desde hacía tiempo, no se concretó hasta el mes de octubre de este curso, tras quejas y movilizaciones del estudiantado. Ya que, bajo el sistema educativo actual, el último curso de bachillerato gira en torno a la preparación de la prueba y su resultado “lo es todo”, resulta vergonzoso que ni los profesores ni los alumnos tuvieran la información necesaria desde septiembre.
Esta semana, precisamente, se examinan aquellos estudiantes que lucharon y fueron reprimidos con violencia por los antidisturbios a principios de curso. Como decía un estudiante a los medios: “Me parece que estábamos manifestándonos por una causa justa, ya que es nuestro futuro y tenemos derecho a saber cómo va a funcionar la EBAU, igual que lo supieron otros alumnos de segundo de Bachillerato. Este sistema nos machaca y nos agota. Y lo que estamos viviendo ahora mismo como estudiantes, lo viviremos posteriormente como trabajadores; estamos viendo cómo la policía es un actor de defensa para los sectores privilegiados de la sociedad”.
Poco después de las huelgas de octubre, la DANA afectó a pueblos enteros en el País Valencià. No debemos olvidar que quienes lo perdieron todo (sus casas, sus escuelas, etc.) y sufrieron las consecuencias materiales y psicológicas de la tragedia, se examinan también ahora al igual que el resto de jóvenes del Estado.
Esto se suma a que los estudiantes ya de por sí sufren una gran presión y ansiedad, que no son cosa de un par de días de nervios, sino producto de todo un curso (o cursos) en el que se repite constantemente el mantra “compite y vencerás”. Si quieres estudiar lo que te gusta, probablemente te exigirán dos años de perfección absoluta, pues las notas de corte que piden más de un 13 sobre 14 se han disparado en apenas los últimos diez años de 4 a 73 titulaciones en todo el Estado. Esto pesa como una losa sobre los estudiantes, pues en algunas comunidades, más de la mitad acaban matriculándose en carreras que no eran su primera opción. Las consecuencias del estrés, la ansiedad por el futuro, los obstáculos de los estudiantes que no poseen los privilegios de las familias adineradas y un mundo en barbarie son, cuanto menos, esperables. La epidemia de salud mental es un problema de primer orden, que va en aumento silenciosa e ininterrumpidamente: según algunos estudios psicológicos, el 30% de los alumnos universitarios ha tenido ideaciones suicidas, de hecho, el suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes entre 12 y 29 años.
De la competencia salvaje no brota la excelencia precisamente. La realidad nos demuestra que llegamos mucho más lejos, tanto individual como socialmente, mediante la cooperación.
Dime de qué clase eres y te diré qué nota tienes
Como en todo, la condición de clase determina nuestras condiciones de existencia. Es de sobra conocida la brecha entre los estudiantes provenientes de familias ricas y de pobres, y entre los estudiantes de los centros privados-concertados y de la pública. Lo que en un principio fue un parche insuficiente aunque positivo (que la media de dos años de bachillerato sume más, el 60% de la nota final, y se reste algo de peso a un examen de un par de días) bajo el sistema actual, se convierte en garante de la desigualdad. En las escuelas privadas-concertadas y religiosas, se hacen exámenes extra para subir nota “hasta que los alumnos logran un 10 en Bachillerato”. Así, no es de extrañar que los sobresalientes en Bachillerato se repartan de la siguiente manera: en la privada, lo consigue el 27,4% de los alumnos; en la concertada, el 23,9%; y en la pública, cae al 17,9% (datos de 2022). Sin embargo, existen grandes desajustes entre los sobresalientes en los cursos de Bachiller y en la PAU, principalmente en los del sector privado-concertado, y también respecto al rendimiento futuro en la universidad: las investigaciones corroboran que los de la pública tienen hasta un 63% más de posibilidades de sacar buenas notas en sus carreras que los de la privada o concertada.
Pero la nota es solo la punta del iceberg. Las diferencias abismales de clase se manifiestan desde el punto de partida mismo, y se reproducen y agravan a lo largo de todo el recorrido educativo. Está claro que las familias adineradas pueden permitirse los recursos necesarios (gastos escolares, materiales de mejor calidad, profesores particulares…) a los que muchas familias obreras mayormente no tienen acceso. Los discursos sobre la meritocracia, el esfuerzo, el ascensor social… son falsos ideales que chocan con la experiencia real de miles de jóvenes. El 48,8% de los alumnos pobres repite curso en algún momento de su recorrido escolar, frente al 8,9% de los ricos (ESCS, 2018). Hay miles de obstáculos que afectan al rendimiento de los más pobres, y si alguno sobrevive, no faltan voces que se aprovechan para gritar: “esfuérzate más”.
¡Por el acceso libre al conocimiento y la formación!
La Selectividad, la EvAU, la PAU, etc. son una herramienta más para fomentar la competencia entre estudiantes y regular el acceso a la universidad según las “necesidades del mercado”. Ante una demanda desbordante y una oferta muy limitada, nos obligan a competir, nos responsabilizan a los estudiantes por la falta de plazas y la falta de inversión en educación. Al igual que la clase capitalista necesita un “ejército de reserva” de trabajadores desempleados, le interesa igualmente dejar fuera a una parte sustancial de los alumnos.
El conocimiento no debería tener barreras: exigimos que se habiliten más plazas hasta cubrir la demanda en cada carrera universitaria, ciclo de FP o curso. Nadie debería quedarse fuera, ni por razones de plazas, ni por razones económicas. Exigimos el fin de la PAU, un examen arbitrario de un par de días no evalúa nuestras capacidades reales, lo que debería contar es el conocimiento adquirido a lo largo de los dos años de Bachillerato. Exigimos, asimismo, una educación 100% pública para todos, en la que no caben centros privados, concertados ni religiosos.
En la Comunidad Autónoma de Madrid, los estudiantes y profesores universitarios, junto con otras capas de la comunidad educativa, llevan luchando firmemente en varias jornadas de huelga contra los recortes de Ayuso. También los estudiantes de FP se han movilizado contra la escasez crónica de prácticas, que son necesarias para completar su formación. En todo el Estado español, los estudiantes se han movilizado este curso contra el genocidio en Palestina, ante el desastre de la DANA, contra la crisis de la vivienda y mucho más. No estamos dispuestos a tolerar el sistema capitalista en decadencia, que pone el beneficio privado de un puñado de multimillonarios por delante de las necesidades de la mayoría de la sociedad.
Queremos una universidad 100% pública y gratuita, de acceso libre, con plazas que se ajusten a la demanda, con más becas para los alumnos que lo necesiten, gestionada democráticamente por los estudiantes y trabajadores: ¡fuera las empresas privadas de la universidad! Queremos acabar con la PAU y con toda prueba segregadora. Queremos acabar con este sistema educativo al servicio del capital y de sus intereses. Queremos tener acceso al conocimiento y a la formación, con plenos recursos, con infraestructuras de calidad y condiciones dignas para sus trabajadores. ¡Queremos construir un mundo nuevo, donde la educación no esté estrangulada y limitada, sino que esté al alcance de todos! ¡Únete a los comunistas para acabar con el capitalismo y todas sus lacras!
Puedes enviarnos tus comentarios y opiniones sobre este u otro artículo a: contacto@comunistasrevolucionarios.org
Para conocer más de la OCR, entra en este enlace
Si puedes hacer una donación para ayudarnos a mantener nuestra actividad pulsa aquí