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Arcelor-Mittal: la lucha de mi padre, la lucha de mi pueblo, mi lucha

Mi nombre es Yon Ander, tengo 21 años y estudio Historia del Arte en el Campus de la UPV de Vitoria-Gasteiz. Soy de Zumárraga, una localidad en el corazón de Gipuzkoa, en la que hace un año se cerró la fábrica Arcelor Mittal, fundición que daba empleo a 550 trabajadores. En las siguientes líneas, os redactaré cómo fue mi experiencia respecto al cierre de la planta como hijo de un trabajador.

Todo comenzó el verano del 2014. Mi padre empezó a trabajar unos años antes subcontratado con otra empresa en Arcelor Mittal. Anteriormente trabajaba en una fábrica de Durango (Bizkaia) en la que cada día tenía que hacer entre 2 y 2 horas y media para llegar. Llegaba agotado, jamás lo había visto tan cansado, pero me alegraba ver que al tener buena relación con los compañeros, se sentía a gusto. Al cerrar esa fábrica, decidió ponerse a estudiar y antes de terminar los dos años que duraba el grado, ya había conseguido trabajo en la fábrica que los subcontrataba en Arcelor.

Lo empecé a ver más animado, todo empezó a mejorar, además nos contaba en casa que ahí tambien tenía muy buen ambiente con los compañeros, estaba al lado de casa, a tiro de piedra se podría decir. Pero no todo eran buenas noticias. Tenían unas condiciones muy duras de trabajo. Solían trabajar de lunes a domingo, en jornadas de 12 horas. Cuando llegaba a casa, se tenía que curar las heridas, cortes y quemaduras que se hacía. Además, tenían unas condiciones muy precarias, por culpa de las malas instalaciones llegaron a morir varios obreros por caídas de grandes alturas.

A partir de aquí me empecé a concienciar de la lucha, y además comencé a estudiar en la universidad y haciendo compañer@s fantástic@s, me dí cuenta que somos más de lo que pensamos (al fin y al cabo, en Zumárraga no veía un movimiento muy grande respecto a los jóvenes), pero no sería hasta el curso del 2016-2017 cuando comencé a tener contacto con el grupo del Círculo Marxista.

Como he comentado anteriormente, toda la »movida» comenzó en el verano del 2014. Viendo el telediario en casa, anunciaron que la fábrica de Arcelor en Zumárraga cerraría durante un tiempo. Pensamos era una excusa para »asustar» a los obreros y convencerles para trabajar por un salario más bajo. También vimos que comenzaron las movilizaciones. Después de unas cuantas manifestaciones, los trabajadores volvieron a sus puestos de trabajo como si no hubiera pasado nada.

A partir de aquí, se vió mas claramente la división de ideas respecto a la fábrica: los partidarios del cierre y los que se oponían a él. Hay que subrayar, que los partidarios del cierre, estaban a favor sobre todo por la contaminación, puesto que esta fábrica, provocaba que Zumarraga-Urretxu se colocara en primera fila de los pueblos más contaminados de Euskadi.

Todo estaba bastante calmado, hasta que llegó la tormenta. Sería por febrero del 2016, estaba en mi piso de Gasteiz, el cual compartía con tres compañeros de clase, preparamos el desayuno y mientras nos preparábamos para ir a clase, una de las compañeras gritó mi nombre. Estaban anunciando que la fábrica cerraría otra vez temporalmente. Todo era silencio absoluto, solamente se me escuchaba a mí hablando por teléfono con mi madre pues ella se encontraba trabajando y pensaba que mi padre ya se habría enterado pues justamente el también se encontraba trabajando. Tenía unas ganas muy grandes de llorar. Después de las duras condiciones que les ofrecían, los comenzaron a tratar como a carne de cañón otra vez.

Cuando colgué, miré los mensajes. Tenia el móvil ardiendo por los mensajes. El pueblo se estaba moviendo. Nunca los había visto tan animados con la lucha y con el pueblo. Me sentía orgulloso de mis amigos y vecinos.

Pero otra vez marearon la perdiz. A la tarde, cuando llegue a casa, como cada día llame a mis padres, y mi padre no sabía nada del tema. Otra vez hicieron lo que quisieron y decidieron sin tener en cuenta a los trabajadores.

No quedó ahí, esta vez si se luchó. Los sindicatos comenzaron a dar más fuerte que nunca, cada vez más obreros se empezaron a unir. Los partidos políticos dejaron a un lado sus diferencias y se »unieron» para que Arcelor no se cerrara y el pueblo no se derrumbara. Hay que tener en cuenta, que en la fábrica trabajaban alrededor de 550 trabajadores incluidos los subcontratados. También, que directa o indirectamente afectaría a los comercios del pueblo, puesto que la mayoría de los trabajadores son del pueblo de unos 20,000 habitantes más o menos (teniendo en cuenta Urretxu).

La fábrica cedió en parte. Los trabajadores volvieron a los puestos de trabajo pero haciendo menos horas y sin dejar a un lado la lucha. Se celebraban concentraciones diarias, pitadas, manifestaciones en el pueblo y en Donostia y delante del Gobierno en Gasteiz.

Cada domingo, mi padre me solía llevar a Gasteiz al piso en coche, y me contaba cómo continuaba la lucha, cómo el pueblo estaba más unido que nunca y como no dejarían de luchar por sus condiciones.

Al final, el «Indio» (asi se conoce en Zumárraga-Urretxu al jefe de Arcelor Mittal), mandó cerrar la planta. Pero no terminó ahí, la lucha estaba más fuerte que nunca, las manifestaciones se hicieron a diario.

Si mal no recuerdo, los obreros serían trasladados a la planta de Avilés (Asturias) para trabajar, pero hoy en día, no se cuantos habrán ido. En cuanto a mi padre, aproximadamente una semana antes del cierre total de la planta, le vino un compañero y le dijo que en Ezkio (un pueblo muy cercano a Zumárraga), estaban buscando gente, y por suerte, le cogieron y hoy en día continúa trabajando en esa empresa, pero sin olvidar las condiciones y por lo que hay que luchar.

A la persona que no se haya aburrido antes y continúe leyendo estas líneas, a lo mejor te habrá parecido una tontería de historia o puede que te haya hecho recapacitar, pero he de decir que gracias por leer. No son fáciles estas situaciones, y la persona cercana a ti, sea madre, padre, amig@…que viva una situación parecida necesita de tu apoyo total. Estas situaciones sacan lo mejor de ti, todo tu potencial. Te hace recapacitar y concienciarte mucho más con la lucha. No hay que dar la mano para que luego te cojan el brazo. Lucha por unas condiciones dignas, y para que no te mangoneen. Siéntete orgulloso de lo que eres, pues los que estan a tu alrededor se sienten más orgullosos de ti. Sois mis amigos, hermanos, familia…sois lo mejor que me ha pasado. De verdad, de todo corazón, y con lágrimas en los ojos escribo estas últimas líneas del artículo. Jamás dejéis de luchar, como no dejaron los compañeros de Arcelor. Seas miner@, médic@, estudiante…siéntete orgulloso de lo que eres y sobre todo LUCHA! Porque SI LUCHAS PUEDES PERDER, SI NO LUCHAS ESTAS PERDIDO Jamás dejaremos de estar a vuestro lado.

Espero que de verdad te haya hecho pensar, ha sido un placer, y terminaré con las palabras que le digo cada noche a mi padre.

Kontuz lanean, gabon. (Cuidado en el trabajo, buenas noches).

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