El gobierno mantiene los privilegios fiscales de la Iglesia y los extiende a otras confesiones
En lugar de defender el principio democrático esencial del laicismo, garantizando la libertad de culto, pero separando claramente a la religión del Estado, el gobierno ha elegido una forma perversa de café para todos, no sólo manteniendo intactos los principales privilegios fiscales de la Iglesia Católica, sino extendiéndolos a todas las confesiones religiosas.