Conductores de Uber en lucha contra la explotación

Uber y otras compañías operan protagonizando fraudes a clientes y trabajadores, aparatosos accidentes, competencia desleal y una máxima absoluta: la salvaje explotación de sus trabajadores.

Uber se sirve de las licencias VTC (Vehículos de Transporte con Conductor), creadas originalmente para que hoteles y compañías de seguros pudieran dar transporte a sus clientes sin depender de terceros. El taxi es un servicio público municipal, cuyas tarifas se fijan por el ayuntamiento, que solo puede captar clientes dentro de Madrid. Mientras, las VTC las autoriza la Comunidad Autónoma, y las tarifas las establecen empresas privadas, que varían según la oferta y demanda. Además, podrán captar clientes en toda la comunidad solo mediante contratación previa a través, generalmente, de apps. Pero la diferencia clave para estas plataformas es que una única persona o compañía tiene limitado el número de licencias de taxi que puede poseer, dependiendo del ayuntamiento entre 1 y 15, sin embargo, no existe límite alguno para la titularidad de licencias VTC.

En el Estado español es necesario que el vehículo esté vinculado a una licencia Taxi o VTC y para los taxis que el conductor disponga de una autorización especial para conducirlo. Uber es una especie de intermediario entre las personas o empresas propietarias de licencias VTC, las flotas de vehículos y los trabajadores que conducirán dichas flotas. Un antiguo conductor de Uber, que prefiere quedar en el anonimato, nos cuenta que comenzó a trabajar en la compañía tras separarse de su pareja, al no tener ahorros, necesitó trabajo urgentemente. Le proporcionaron un coche, ya usado y, en ese momento, si quería llegar a cobrar por viaje realizado tenía que alcanzar cerca de los 5.000€, lo que suponía estar jornadas de 16 horas y más, especialmente de noche, por suponer trayectos más rentables, de no alcanzarlos su sueldo se quedaría en unos 1.200€. Nos ha contado que debido al estrés que le generaba renunció tras la segunda mensualidad. Uber exige casi únicamente a sus trabajadores el carnet de conducir, lo hace para poder llegar al nivel de trabajadores más vulnerables posible.

Para que los trabajadores puedan cobrar por viaje deben alcanzar unos requisitos, que les fuerza a estar en la calle más del doble de horas que la jornada laboral. Además, como el servicio es más caro durante la noche y la madrugada, muchos intentan aguantar. Se ven obligados a trabajar con enfermedad o con sueño y se exponen (como los taxistas) a llevar tras su asiento a una persona tal vez violenta, ebria o que puede tratar de atracarlos. Ni conductores ni taxistas cobran pluses ni horas extras. Esto resulta en una rotación altísima. La consecuencia que más claramente evidencia que este tipo de compañías son un peligro es la gran tasa de siniestralidad que tienen los vehículos VTC. Los datos son aún más llamativos si tenemos en cuenta que son de la ciudad de Madrid, donde hay 15.339 licencias de Taxi del APC que trabajan, casi exclusivamente la capital, comparado con las 8.871 licencias VTC de la Comunidad Autónoma que pueden trabajar en toda ella. Es decir, que los taxis suponen cerca del doble que los VTC, estos últimos además estando más repartidos. Aún con ello el dato es que las VTC sufren un 22% más de accidentes que los taxis. 904 accidentes con VTC implicadas frente 704 con taxis implicados entre enero y septiembre de 2024 en Madrid (Telemadrid, 26/11/2024).

Debemos estos datos fundamentalmente a la altísima rotación de los conductores, que no llegan nunca a adquirir la experiencia necesaria para conducir en las grandes y caóticas ciudades de forma profesional. El cansancio es otro factor que aumenta el riesgo de sufrir un accidente. Uber no solo explota brutal e indiscriminadamente a sus trabajadores llevándolos hasta el límite de sus fuerzas, sino que, de hecho, los pone en peligro real.

Defendemos:

-una lucha conjunta de taxistas y conductores de VTC por sus derechos como trabajadores

-sanciones a las empresas e indemnizaciones a trabajadores y clientes

-la expropiación de las licencias de multipropietarios

-incorporar todo el sector al transporte público

-aumentar la capacidad y calidad de los transportes públicos, especialmente del transporte colectivo y reducir la dependencia del transporte privado

 

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