El gobierno y la universidad: ¿mejorar la calidad sin tocar la propiedad privada?

El martes 1 de abril el Consejo de Ministros aprobó un proyecto de reforma para el decreto aprobado el año 2021 que regula los requisitos para abrir nuevas universidades. La reforma busca hacer más exigentes las condiciones requeridas para la apertura de nuevas universidades. Dado que hace más de 27 años que no se abre ninguna nueva universidad pública en este país, y en el mismo período de tiempo se han abierto 32 privadas, la reforma parece un ataque a la privada. Sin embargo, la reforma no consiste en nada más que un intento de paliar el problema, mientras la pública sigue infrafinanciada y la privada sigue en claro auge.

La oposición del PP y la postura del PSOE

La reforma ha llevado a un enfrentamiento entre el gobierno y PP, especialmente Ayuso, quien ha vociferado que el gobierno trata de llevar a cabo un ataque “ideológico” con el cual romper la unidad nacional. La ha tachado de limitación a la “libertad”, y ha defendido la colaboración público-privada. Está muy claro que el ataque de la presidenta de la Comunidad de Madrid solo tiene que ver con su “libertad” para extraer beneficios de la educación superior.

Por lo que se refiere al gobierno, pese a que la reforma pretende frenar la apertura de centros privados, su respuesta a las críticas muestra el verdadero carácter de la reforma: “Esto no va de universidades públicas contra privadas. Esto va de universidades buenas contra malas” dijo la ministra de educación Pilar Alegría. Esto es, al PSOE le importa poco si alguien se enriquece o no a costa de la educación superior ni si los jóvenes de clase trabajadora tienen acceso a dichos servicios. Si esto no va de públicas o privadas, desde luego no va de hacer accesible la universidad a quienes no pueden pagarla.

El PSOE tampoco se ha esforzado mucho en mejorar la situación de la pública: pese a la aprobación de la LOSU en el marzo de 2023, la cual prescribe un mínimo del 1% del PIB en financiación pública para las universidades, esta ha permanecido estancada en el 0,7-0,8% mientras el gobierno participa del rearme europeo.

Todo esto sumado a la progresiva privatización de la universidad y la creciente precariedad de sus trabajadores. De nuevo vemos cómo su política está regida por la paz social, busca evitar la lucha de clases: presionado por la izquierda por el descontrol de la privatización de la educación superior, busca limitarla, sin atreverse a tocar los intereses de los empresarios.

La necesidad de una respuesta comunista

En un contexto de crecimiento de la universidad privada, la respuesta del PSOE es, según dicen, buscar una mejor calidad educativa sin importarle los efectos que ello tiene para la clase obrera. En lugar de buscar el estímulo de la universidad pública de calidad, en lugar de transformar todos estos proyectos en públicos, se reproducen los intereses capitalistas en la enseñanza. Sabemos que la solución no pasa por manos de ninguno de los partidos burgueses. No se puede dejar de lado la verdadera esencia de los ataques al sistema público de universidades: un ataque a las conquistas históricas del proletariado alcanzadas por medio de su lucha por una educación de calidad que garantice un nivel cultural y de vida dignos. Los ataques a la universidad pública solo confirman una cosa: que dichas conquistas solo serán definitivas cuando hayamos acabado con el capitalismo.

Ante esta nueva oleada de ataques, es más importante que nunca defender el aumento de la inversión en la universidad pública, mejorar las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores universitarios y expropiar sin indemnización a los centros privados. Los métodos de lucha deberían ser la organización, discusión democrática de estudiantes y trabajadores universitarios, y la huelga. Madrid marca el paso en este sentido, con asambleas, manifestaciones y huelgas en la lucha por una educación pública y de calidad los próximos 28 y 29 de abril.

Sin embargo, pensamos que hay que ir más allá y asegurar los recursos que se necesitan, y que se encuentran en manos de un puñado de multimillonarios, mediante la expropiación sin indemnización de bancos y grandes empresas, todo ello a través del establecimiento de una democracia estudiantil y obrera que permita poner estos recursos al servicio de los intereses de trabajadores y estudiantes, así como del conjunto de la sociedad.

Para que todo ello pueda realizarse a nivel político, hace falta una organización que luche contra los intereses capitalistas para llevar hasta las últimas consecuencias revolucionarias estas consignas. Si estás de acuerdo con nosotros, no lo dudes: ¡únete a nosotros!, ¡únete a los comunistas!

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