El movimiento republicano y las diferencias existentes en su seno
En 2018 se han realizado decenas de consultas populares sobre la monarquía en pueblos, ciudades, barrios y universidades. En el 2019 ha seguido la campaña, in crescendo, hasta llegar a la consulta del reciente 22 de junio con 100 mesas en el centro de Madrid.
La cuestión catalana significó un punto de inflexión. En Cataluña, siete de cada diez catalanes rechaza la monarquía, porcentaje que según diferentes encuestas alcanza aproximadamente el cincuenta por ciento en el conjunto del Estado. El movimiento republicano se va extendiendo de forma mayoritaria entre la juventud y las clases trabajadoras. De hecho, el CIS dejó de preguntar hace bastantes años sobre la República en sus encuestas cuando se constató que subía peligrosamente el número de sus partidarios.
La Memoria Histórica
A su vez, el movimiento por la Memoria Histórica, que desde hace décadas pasó por encima del pacto tácito de la Transición de dejar a los muertos y sus dignidad enterrados en las cunetas, sigue dejando en evidencia a un Estado que los mantiene enterrados y no enjuicia a sus asesinos. El memorialismo entra en colisión con la reciente sentencia del Tribunal Supremo que reconoce como Jefe de Estado al dictador Franco mientras niega los derechos políticos que les corresponden a los presos políticos catalanes, que son representantes elegidos por el voto popular.
Mucha gente que entró al movimiento memorialista también participó luego en las diferentes plataformas republicanas que se han ido creando, o viceversa. Un movimiento no se puede oponer a otro, sino que forman parte del mismo fin, cada uno con sus objetivos concretos. En Andalucía tenemos una próxima cita, la «III Vigilia Antifascista», los próximos 17 y 18 de julio. Se exige a la Junta de Andalucía la retirada del cadáver de Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena, en Sevilla, lugar donde se glorifica al principal responsable político del aniquilamiento físico de decenas de miles de sindicalistas y militantes republicanos.
La dirección del PSOE se ha unido a diferentes eventos, con bastante ímpetu, incluida esta misma petición. Hay que recordarles que ellos gobernaban en Andalucía hasta hace pocos meses y que hace un año, y dos, esta misma demanda se les realizó a ellos enfrentándonos a la callada por respuesta.
Qué República queremos
En la última Asamblea general de «Andalucía Republicana» celebrada en Sevilla, en otoño pasado, no fue aprobado por un sólo voto el párrafo siguiente, propuesto por Málaga Republicana:
«Rechazamos frontalmente la Monarquía española y la antidemocrática Constitución de 1978 que la sustenta».
Increíblemente, visto lo visto con el movimiento masivo de los referéndums republicanos, los sectores más ligados al PCE votaron en contra. Creemos que esto no conecta con las aspiraciones más simples de la inmensa mayoría de republicanos.
En el fondo, detrás de esta diferencia, se esconde la elección entre una defensa formal de la República o la realización de toda una serie de campañas que organicen de manera práctica a un sector de las masas con objetivos claros sobre qué clase de República queremos, con qué objetivos y programa. Como defiende Málaga Republicana en su Manifiesto de diciembre de 2014: «la conquista de un nuevo Régimen republicano debe ser fruto, también, de la lucha unitaria de las fuerzas y colectivos que ya hoy nos oponemos frontalmente a la Monarquía y a la oligarquía económica, política y social en que ésta se sustenta».
O más explícitamente, como defendemos los marxistas, la lucha por los derechos democráticos básicos, como son el derecho a decidir o la memoria histórica, son la puerta para construir una República Socialista que reconozca la pluralidad nacional y que esté al servicio de la mayoría social. La realidad es que el actual régimen monárquico es el mismo régimen económico que sostiene a las 200 familias que dominan el país. Un proceso constituyente, basado en la lucha de la mayoría popular, abriría la posibilidad de construir una república democrática al servicio de los trabajadores para expropiar a los ricos. Como siempre ha ocurrido en este país en los últimos 180 años cuestionar la Monarquía, luchar por la República, significa la Revolución social. Prepararse para ella es tarea necesaria de los que laboramos para el advenimiento de la República.
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