Italia: El estado calamitoso de Refundación Comunista y las tareas de los marxistas
El noveno congreso de Refundación Comunista (PRC) se celebró en Perugia entre el 6 y el 8 de diciembre de 2013. Fue un congreso que expresó la profunda crisis en que se encuentra el partido mismo. Ni siquiera fue capaz de llegar a una decisión sobre cómo y a quién se elegirá como secretario general. ¡La única decisión real fue retrasar la adopción de cualquier decisión!
Nota introductoria:
En las semanas previas al congreso, las agrupaciones discutieron y votaron los documentos propuestos por la dirección nacional, y eligieron los delegados a los congresos provinciales y nacional.
El documento presentado por la mayoría (Moción 1), encabezada por el secretario del partido, Paolo Ferrero, recibió más del 76% de los votos. Nuestro documento (Moción 2), llamado «Sinistra classe rivoluzione – per un inizio nuovo» (Izquierda, Clase, Revolución – Por un nuevo comienzo) recibió 1.001 votos (8,4%). Un tercer documento (Moción 3), llamado «Per la rifondazione di un Partito Comunista» (Por la refundación de un partido comunista), defendido por un ala neo-estalinista, junto con una escisión oportunista de la mayoría, recibió cerca del 15 % de los votos.
El número total de votos emitidos fue menos de 12.000, casi cinco mil menos que en el octavo congreso, celebrado hace dos años en 2011. Lo que es sorprendente, sin embargo, es la diferencia con el congreso de 2008, celebrado en Chianciano, cuando votaron más de 43.000 miembros. En 2012, el partido tenía 31.000 miembros, en comparación con 2008, cuando tenía 87.000. Después de tres grandes derrotas electorales (las elecciones generales de 2008 y 2013, y las elecciones europeas de 2009) y varios reveses locales, en todas las encuestas de opinión el partido ha quedado atascado entre el 1% y el 1,5%. Cuando vamos a las puertas de las fábricas, centros de trabajo, escuelas o universidades, la respuesta más común cuando uno menciona a Refundación es: «¿Refundación Comunista? ¿Por qué?, ¿todavía existe?»
Este último congreso refleja la grave crisis a que se enfrenta el partido. La propuesta de la dirección, de «reconstruir la izquierda alternativa» es un camino que el partido ha intentado seguir en los últimos años, con resultados desastrosos [ver anteriores artículos]. Las consignas planteadas por la dirección están imbuidas de reformismo, empezando por el título mismo del documento – «por una revolución democrática». Las ilusiones sobre la posibilidad de «otra Europa» – sobre la base del capitalismo – impregnan todo el documento.
Esta situación refleja el aislamiento del PRC, tanto dentro de la sociedad como dentro del movimiento obrero. También refleja la creciente desmoralización, no sólo de los dirigentes, sino también de una capa considerable de la militancia. Tienen una visión pesimista sobre la situación de Italia y no tienen confianza en que una recuperación de la lucha de clases sea posible.
A pesar de su aparente fuerte mayoría del 76%, la dirección está profundamente dividida. Hubo una serie de enmiendas presentadas a la Moción 1. Se caracterizaron por la búsqueda de un atajo para superar el impasse en el que se encuentra el partido. Una enmienda llamó a la unidad con el Partido de los Comunistas Italianos (PDCI, una escisión derechista del PRC en 1998, sobre la cuestión del apoyo al primer gobierno Prodi). También llamaba a la unidad con el SEL (el grupo de izquierda dirigido por Véndola, Partido de la Ecología y Libertad), es decir, abogar por un giro a la derecha. Otra enmienda pedía una salida del euro, sin romper con el sistema capitalista. La ruptura con el euro se presenta como una panacea para todas las enfermedades.
La Moción 3 ganó el apoyo de una capa de compañeros de la base que honestamente piensan que todavía es posible reconstruir el partido «sobre sus propios pies». Pero se trata de un llamamiento que llega demasiado tarde y se queda demasiado corta, ya que no llama a la adopción de un programa revolucionario. Esta Moción no se opone a una alianza con el Partido Democrático («a nivel local») y llama abiertamente a «la defensa de la Constitución», es decir, la Constitución del Estado capitalista italiano ..
El Congreso no abordó los temas candentes reales a que se enfrenta la clase obrera y la juventud en Italia. Se omitió analizar las verdaderas causas de la crisis del capitalismo y no ofreció soluciones concretas a problemas tales como los salarios bajos y el desempleo, por no mencionar los problemas a que se enfrentan los trabajadores y la juventud en el ámbito internacional.
Hubo, por decir poco, una subestimación de los acontecimientos revolucionarios que están teniendo lugar en diferentes partes del mundo. Nuestro documento fue a menudo ridiculizado por estos «líderes», que afirmaron que «la revolución es imposible», y que las revoluciones árabes fueron el resultado ¡de una conspiración por parte del imperialismo occidental! Millones de trabajadores se levantan en el mundo árabe y derrocan dictadores despóticos y estos supuestos dirigentes «comunistas» son incapaces de ver lo que esto significa.
Tal partido de los trabajadores – con tales dirigentes – y sin una pizca de confianza en la clase obrera, está condenado. El colapso del aparato – donde muchos liberados están siendo despedidos y se están vendiendo muchas sedes locales – y la falta de recursos condenan lo que queda de la burocracia del partido a un mayor declive y a una mayor agudización de las luchas internas.
Todo esto sucede en un momento en que los trabajadores de Italia están empezando a moverse de nuevo, como lo demostró la huelga no oficial, impulsada desde las bases, de los trabajadores del transporte local de Génova, que llevó a la paralización de la ciudad durante cinco días a finales de noviembre. Esa huelga fue un síntoma del verdadero estado de ánimo subyacente de los trabajadores de Italia. Fue llevada a cabo contra los deseos de los dirigentes sindicales y organizada desde abajo, y es una muestra de lo que está por venir.
Debido al estado calamitoso en que se encuentra el partido, en los últimos meses FalceMartello abrió un debate sobre un programa para una alternativa revolucionaria, lanzando un movimiento político bajo el nombre de «Sinistra, classe, rivoluzione». [Ver artículo sobre la reunión nacional de julio en Bolonia ] abierto no sólo a los miembros del partido, sino también a los muchos militantes que han abandonado el partido, y al movimiento más amplio de la clase obrera y de la juventud. Hay un estado de ánimo radical en desarrollo entre los jóvenes en particular, pero esto no está conectando con Refundación debido a la bancarrota política de su dirección.
La batalla que libramos en el congreso del PRC fue parte de este proceso. Resultó ser fructífera y ayudó a dar relevancia a nuestra tendencia. Las tareas a las que se enfrentan los marxistas en Italia son enormes, pero creemos que estamos haciendo nuestras tareas y vamos a construir sobre la base de las futuras luchas del proletariado italiano.
Aquí publicamos nuestro análisis del congreso.
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La crisis de Refundación Comunista y nuestra lucha por un partido de la clase obrera
El congreso nacional de Refundación Comunista (PRC, Partido de la Refundación Comunista), celebrado en Perugia en diciembre terminó como empezó: en un estado de parálisis, donde las únicas decisiones que se tomaron fueron no tomar ninguna decisión y posponerlo todo. Desde la primavera pasada, de hecho, la característica dominante de la vida interna del partido ha sido la maniobra de posiciones por parte de las diferentes fracciones. ¿Por qué está el partido en un estado tan calamitoso?
El secretario general del partido, Paolo Ferrero, lo definió como «un congreso extraordinario no ordinario». Y, sin embargo, muy rápidamente se hundió en el pantano de una serie de enfrentamientos entre diferentes grupos sin ninguna base de principios. Esto comenzó en la comisión encargada de elaborar un borrador de documento político nacional, luego continuó en las agrupaciones locales y, finalmente, también emergió en el propio congreso nacional.
Las preguntas «¿Seremos capaces de elegir un secretario general?» y «¿Será Ferrero?» impregnó el congreso de tres días, con chismorreos en los pasillos y reuniones fraccionales, más que en los discursos oficiales. La aparentemente gran mayoría del primer documento (76% de los delegados) no produjo una propuesta viable para el borrador final ni para la elección de los órganos de dirección.
Podemos resumir la declaración final aprobada por los delegados en Perugia en ocho puntos:
- Oposición a la gran coalición gubernamental de Letta.
- Oposición a la reforma constitucional y una campaña por la representación proporcional en el parlamento.
- Centrarse en la lucha de clases y en el trabajo de base del partido.
- Una actividad sindical más «eficiente y coordinada» de los miembros del partido – aunque no se adoptó ninguna posición sobre el próximo congreso del mayor sindicato de izquierdas, la CGIL. [Nuestra resolución pidiendo al partido que apoyara el documento de la oposición dentro de la CGIL fue rechazada con 81 votos a favor.]
- Por una lucha cultural e ideológica.
- La «campaña por puestos de trabajo», que será el eje central de la actividad del partido en el próximo período.
- «La desobediencia contra de los tratados europeos», con el objetivo de «romper esta Unión Europea».
- Por una lista de candidatos de la «izquierda alternativa» en las elecciones europeas, en apoyo al candidato Alexis Tsipras.
Cualquiera que haya seguido de cerca el debate en Perugia habrá podido ver fácilmente que ninguno de estos puntos fue seriamente abordado, ni analíticamente, ni en las discusiones sobre la construcción actual del partido. La mayoría de los discursos mostraron diferentes intentos de movilizar a un sector de los delegados contra los otros, a menudo con el más trivial de los argumentos. El objetivo era trazar líneas de demarcación entre las diferentes sub-fracciones dentro del documento de la mayoría. De hecho, hubo un conflicto abierto dentro de los partidarios de la «mayoría», que no se expresó, sin embargo, en diferencias políticas claras.
En el congreso se produjo mucho alboroto sobre si fue correcto o no abuchear a un representante de otro partido de izquierda (el SEL, dirigido por Véndola) cuando dirigió un saludo a los delegados, y sin embargo, no hubo prácticamente ninguna discusión sobre los ocho puntos enumerados anteriormente, lo que significaban, en qué se basaban, sobre la forma de convertirlos en realidad, o qué resultados podemos esperar.
El borrador final no fue aprobado como un medio de decidir sobre algo (excepto, quizás, sobre la lista para las elecciones europeas). Fue adoptado con el fin de preparar, a través de la aprobación de declaraciones genéricas, el posterior conflicto sobre la elección del secretario general.
Las esperanzas de la base puestas en la nueva dirección del partido comprendían dos elementos. Por un lado, había un conflicto dentro de la facción mayoritaria [y, como explicaremos a continuación, también entre los partidarios del tercer documento]. Por otro lado, sin embargo, había una expectativa de muchos compañeros que esperaban, al menos, ver algunas directrices claras sobre el trabajo político que había que hacer una vez que el Congreso hubiera terminado.
«Essere Comunisti», la sub-fracción de derecha dentro de la mayoría, que trató de enmendar el primer documento introduciendo algunas formulaciones más leves, terminó siendo derrotada políticamente en el congreso. Su fuerza en la Comisión Política Nacional se limitó a 38 de los 125 miembros que apoyan al primer documento (la mayoría), una relación de 1 a 3 en comparación con el resto de la mayoría. La resolución final, de hecho, no adoptó ninguna de las propuestas presentadas en las enmiendas, hasta el punto de que Alberto Burgio, un líder de los «enmendadores», al dar un voto de aprobación sólo pudo declarar que, al menos, el texto «no se contradice con las demandas de los enmendadores». Era una forma diplomática de decir que no consiguieron ninguna concesión.
La «victoria» de Ferrero es de hecho muy débil con sólo una estrecha mayoría (77 de 150) en la nueva Comisión Política Nacional, que no es suficiente para garantizar su reelección como secretario del partido, ni para proporcionar la elección de un nuevo secretario. Eso explica la parálisis y el retraso en la toma de cualquier decisión.
Las divisiones dentro de la fracción mayoritaria se reflejaron en una división también entre los partidarios del tercer documento, que intentaron hasta el último minuto llegar a un acuerdo sobre el contenido de la resolución final, y que terminaron dividiéndose en la reunión de su fracción, con 29 de sus delegados a favor de presentar una resolución alternativa aparte, opuesta a la de la mayoría, y 21 a favor de la abstención. Hay un sector en esta fracción que está buscando claramente algún tipo de compromiso con Ferrero. Son las mismas personas que expresaron su decepción por el aplazamiento de la elección del secretario general. La unidad que finalmente parchearon juntos en la votación final se logró sobre una base falsa. Lo único que retrasó un conflicto abierto dentro de esta misma fracción fue el hecho de que la elección del secretario del partido fue pospuesta.
Con todo el respeto a los compañeros que votaron por el tercer documento como una rebelión (desde hace mucho tiempo) contra su propia dirección fraccional, decimos que deberían detenerse un momento y reflexionar sobre las razones del por qué un documento que pretendía convocar a «limpiar del partido», vio en su primera prueba emerger una división dentro de sus partidarios, y no sobre importantes cuestiones de principio, sino precisamente por maniobras fraccionales y sub-fraccionales – la misma conducta que habían estado criticando hasta el día anterior. Se suponía que iban a romper la camisa de fuerza de fracciones de la antigua mayoría, y en lugar de ello terminaron siendo absorbidos por la misma vorágine.
La resolución final aprobada en Perugia incluía la decisión de convocar una conferencia nacional de organización para aprobar cambios organizativos en el partido. Otra de las sesiones del congreso nacional trasladaría luego dichas propuestas a las nuevas normas de los estatutos del partido. ¿De dónde vino esta propuesta? Nunca se mencionó en ninguno de los debates previos a Perugia. El punto es que varias propuestas de organización incluidas en el primer documento, en particular sobre la composición de los órganos de dirección y la introducción de referéndums obligatorios entre los militantes, fueron rechazadas en la sesión de los estatutos del partido. Entonces, ¿cuál es su solución? ¡Muy fácil! Repetirla dentro de unos meses y ver si el resultado es diferente … De la misma manera, recordamos cómo el solemne compromiso, anunciado en febrero, de discutir el programa del partido, fue retirado poco a poco hasta que fue reducido a una conferencia ficticia (de medio día, sin documentos escritos, sin propuestas, sin resultados) y que pospuesta una vez más para convocar una conferencia programática que se celebrará en el futuro, en algún momento después del congreso.
Este fue el congreso de decisiones aplazadas, y la dirección que surgió del mismo está destinada a ser la dirección de más aplazamientos. Esta es la única síntesis realista de esta reunión de tres días en Perugia. No importa mucho si el conflicto sobre la elección del secretario general encuentra una solución dentro de los partidarios del primer documento o por medio de una coalición entre Ferrero y un sector del tercer documento, o si el candidato es Ferrero u otro de los 77 miembros de la mayoría del Comité Político Nacional. La parálisis continuará debido a que ninguno de los involucrados en este conflicto tiene otra salida. No hay «puertos seguros» hoy fuera del PRC, ni a su derecha (en el «Partido de los comunistas italianos», que es incluso más pequeño, o en el SEL), ni a su izquierda (en la coalición más radical y heterogénea llamado Roj@), que les permita conseguir más que los pequeños bocados de influencia burocrática que Refundación ya tiene actualmente. Por lo tanto, lo único que estas agrupaciones tienen en qué basarse son las posiciones que consiguieron en el congreso, y que servirán únicamente como puntos de partida para promover una mayor y amarga lucha interna.
No vamos a repetir aquí los argumentos que hemos desarrollado en nuestros discursos en el Congreso y en nuestra resolución final. Creemos que las fuerzas que se han reunido en torno a nuestro documento no deben atascarse en los debates que se están volviendo cada vez más estériles y que cada día que pasa se están volviendo cada vez en una menor fuente de estimulación para una verdadera intervención política, para una verdadera construcción del partido y para una educación marxista. «Sinistra Classe Rivoluzione» (Izquierda, Clase, Revolución), nuestra fracción dentro del partido, debe dirigir sus esfuerzos hacia campos de actividad más fructíferos. Su objetivo es convertirse en un movimiento político real implicado no solamente, y no principalmente, en las polémicas internas de Refundación, sino que debe acudir a los centros de trabajo de una manera coordinada y orgánica, a la juventud, y a todas las oportunidades que abre la lucha de clases. Debe ser un movimiento que esté abierto no sólo a los miembros de Refundación, sino a cualquier persona que quiera apoyar nuestra lucha, independientemente de si tiene afiliación partidaria. Debe ser un movimiento que actúa de una manera organizada, elaborando su propio programa y su plataforma de demandas (cuyos puntos clave ya fueron redactados en nuestra reunión nacional en Bolonia en julio pasado), luchando a través de su intervención política, de la educación de sus activistas, y con sus propios medios de propaganda y de agitación, para el avance de nuestra principal demanda: la necesidad de construir un partido obrero.
Nos alejamos de este debate estéril, pero no nos alejamos de todos aquellos compañeros y miembros del partido que esperaban encontrar una solución a la crisis del partido en los otros dos documentos presentados en el congreso (uno y tres) sólo para encontrarse una vez más con las manos vacías.
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