Colombia: Juan Manuel Santos y la Unidad Nacional
Si bien la votación obtenida por Santos es la más alta obtenida por un candidato a la presidencia de Colombia (9.004.221 votos) representa sólo al 30% de los colombianos registrados para votar (29.983.279 sufragantes). Permanecen, por supuesto, las sospechas de fraude y compra de votos expresadas en un artículo anterior2. Pero además la cifra de abstención del 55.5%, superior a la de 1a vuelta, es un claro ejemplo de que la mayoría de colombianos no tiene esperanza alguna en que su voto pueda ser un factor de cambio para la realidad política del país.
Santos, siguiendo la tradición familiar, ingresa a la política en los años 80 sumándose a las filas del Partido Liberal (PL) del cual se retira para fundar el 31 de agosto de 2005 el Partido Social de Unidad Nacional, el Partido de la U. Más que un verdadero partido político, la U surge como un cártel de políticos y para-políticos3 al servicio del actual presidente Álvaro Uribe Vélez. Así, la campaña “Santos presidente” empieza en la noche del 27 de febrero de 2010, cuando se conoce la sentencia C-141/10 de la Corte Constitucional que declaraba inexequible un referendo reeleccionista promovido por “La U” para que Uribe se postulase por tercera vez a la primera magistratura del Estado.4 Esa misma noche Santos se reunió con Leon Panetta, director de la CIA5 y al día siguiente con Uribe y “Uribito”, como es conocido el exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias.6 Lo que se haya acordado en esas reuniones se tradujo en el contundente triunfo en primera vuelta de Santos. Esta primera victoria sería la plataforma para promover su Acuerdo de Unidad Nacional.
Recuerdos de acuerdos
El Acuerdo de Unidad Nacional de Santos no es una nueva estrategia de la oligarquía colombiana para mantenerse en el poder, es la estrategia de siempre: establecer alianzas o enfrentamientos entre sectores del poder político para defender los intereses de la clase dominante, según las condiciones económicas y políticas del momento.
El desarrollo de las fuerzas productivas en Colombia a mediados del siglo XIX obligó a la oligarquía a establecer partidos políticos. Surgen así los partidos Liberal y Conservador (PC) quienes enarbolarán sus banderas para dividir a los pobres incitándolos a sucesivas guerras civiles. La situación de violencia y anarquía generada por las hostilidades llevó a la oligarquía a plantear La Regeneración: el primer Acuerdo de Unidad Nacional.
La Regeneración, que se implanta con la Constitución de 1886, define como consigna: “Una nación, una raza, un Dios”. La mencionada constitución, que estuvo en vigencia hasta julio de 1991, era de un carácter absolutamente reaccionario y garantizaba a la oligarquía afianzarse en el poder mientras se condenaba cualquier tipo de oposición política. Este período de nuestra historia concluiría con otra guerra civil que enfrentaría a liberales y conservadores; tan larga y dolorosa que se ha dado en llamarla Guerra de los Mil Días. La finalización del conflicto estuvo mediada por la intervención de los Estados Unidos. Un año después Colombia le entregaba a la futura potencia imperialista el departamento de Panamá.
El concepto de Unidad Nacional como tal surge años más tarde en las filas del Partido Conservador (PC) enarbolado por Mariano Ospina Pérez, un delfín de la oligarquía al igual que Santos: nieto de Mariano Ospina Rodríguez (presidente 1857-1861) y sobrino de Pedro Nel Ospina (presidente 1922-1926). La teoría se lleva a la práctica luego de los levantamientos del 9 de abril de 1948.
Ese día, a la 1:05 p.m. fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán, líder reformista y nacionalista del Partido Liberal que contaba con un fuerte apoyo de las masas. La muerte de “El Jefe”, como era conocido por sus seguidores, desencadenó una serie de levantamientos populares en toda la ciudad y que gracias a la radio, se expandieron por todo el país. Sin embargo, ni la dirección del PL, conformada por jefes políticos de la oligarquía, ni el Partido Comunista Colombiano (PCC), que se había desvinculado de las masas al rechazar a Gaitán y apoyar al oligarca liberal Gabriel Turbay Abunader en las elecciones de 1946, pudieron orientar al pueblo que, políticamente desamparado, se entregó al saqueo y a la destrucción anárquica de los edificios que representaban el poder burgués.
Las masas liberales exigían a sus jefes que les indicaran el camino de la revolución, pero estos, por el contrario se reunieron con el entonces presidente Mariano Ospina Pérez, cuya cabeza pedía el pueblo junto con la de Laureano Gómez. Ospina rechazó la propuesta del PL de entregarles el poder, a cambio propuso un Acuerdo de Unidad Nacional: Repartir la burocracia equitativamente entre los dos partidos a cambio de que la dirección liberal llamara a sus militantes a la calma. Los liberales aceptaron el acuerdo y llamaron a la rendición. Acto seguido, el gobierno, apoyado por fuerzas paramilitares conservadoras se encargarían de “pacificar” el país.
La violencia conservadora y la resistencia de las guerrillas liberales llevaron a Colombia a una situación tal que la oligarquía, en junio de 1953, derroca al presidente Laureano Gómez (jefe del PC y líder fascista) y pone como dictador al general Gustavo Rojas Pinilla.
Rojas era un simpatizante de los regímenes populistas de Getulio Vargas en Brasil y de Juan D. Perón en Argentina y quiso replicar en Colombia las experiencias de esos gobiernos. Tan pronto como el populismo y la demagogia de Rojas se empienzan a traducir en apoyo popular la oligarquía, quien siempre lo vio como un subalterno, decide derrocarlo y reemplazarlo por una Junta Militar el 10 de mayo de 1957.
Un año antes Laureano Gómez y el jefe liberal Alberto Lleras Camargo habían firmado en España el pacto de Benidorm. En el balneario ibérico, lejos de la miseria y la violencia que devoraba al pueblo, renacía la Unidad Nacional con el nombre de Frente Nacional: la oligarquía había decidido parar la violencia y alternar sus dos partidos en el poder durante dieciseis años a partir del 1958. Las guerrillas liberales, al verse traicionadas por sus jefes, se declaran en rebeldía. Uno de aquellos jefes guerrilleros era Pedro Antonio Marín que asumiría como nom de guerre el de un difunto militante del PCC: Manuel Marulanda. En 1964 Marulanda y otros guerrilleros que sobrevivieron a la Operación Marquetalia fundarían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
La Unidad Nacional desde una perspectiva de clase.
Santos propone su Acuerdo de Unidad Nacional como una prolongación del programa fascistoide de Uribe basado en los principios de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social. Ciertamente ninguna de estas políticas han llevado a la unidad del país, todo lo contrario. La seguridad democrática ha desplazado a millones de campesinos y asesinado a más de 500 sindicalistas7; la confianza inversionista ha permitido la destrucción y explotación irresponsable de nuestros recursos naturales, además de aumentar el desempleo y el subempleo8. La cohesión social ha impedido cualquier desarrollo de un proyecto político de oposición y se ha encargado de promover la ignorancia y el filisteísmo entre los trabajadores colombianos a través de los medios masivos de la burguesía.
Siendo el Acuerdo de Unidad Nacional de Santos una continuación de estás políticas, lo último que podemos esperar es un gran debate incluyente destinado a establecer estrategias para defender los intereses de la nación. Ciertamente Santos espera replicar a sus antecesores. No es gratuito que entre los jefes que apoyaron su candidatura se encuentren los descendientes de Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Guillermo León Valencia, el presidente conservador que acordó con los Estados Unidos la Operación Marquetalia. Acuerdo Nacional implica que la nación tendrá que estar de acuerdo con Santos que, a su vez, se encargará de repartir cargos burocráticos y contrataciones en acuerdo con los jefes políticos de la oligarquía. Por supuesto, todos los oportunistas son bienvenidos.
La posición del PDA
Luego de la derrota sufrida en primera vuelta el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Polo Democrático Alternativo (PDA) promovió la abstención y el voto en blanco entre su militancia. Era esta una acción coherente por parte de un partido que representa la oposición democrática al actual régimen.
Sin embargo, a dos días de haberse realizado la segunda vuelta electoral, Gustavo Petro Urrego, excandidato presidencial de esta colectividad, dirigió una carta a Juan Manuel Santos y a Angelino Garzón ofreciéndose a participar de la Unidad Nacional argumentando que los temas tierra, agua y víctimas de la violencia eran parte de los programas de ambos partidos.9
No habría extrañado una propuesta como esta de un ciudadano bienintencionado y lego en política. Pero Gustavo Petro no sólo cuenta con más de treinta años de experiencia en la acción política, sino que además hizo parte de la guerrilla reformista Movimiento 19 de abril (M-19), una guerrilla que se formó como respuesta al fraude electoral que llevó a la presidencia a Misael Pastrana Borrero, último gobernante del Frente Nacional; además, en años recientes fue la figura protagónica en el escándalo de la parapolítica.10 Es decir, no sólo Petro conoce los hechos analizados arriba sino que además conoce bastante bien el caracter criminal de la estructura militar y paramilitar que sostiene el poder político de la burguesía colombiana. Así, la acción de Petro no sólo es un ítem más para su prontuario de oportunismo y colaboracionismo, sino que además constituye una traición a la confianza de los trabajadores, su historia y tradiciones.
Conocida la carta, y habiéndose publicado en los medios la fotografía de Petro y de Santos como viejos amigos11, los medios burgueses se deleitaron cuestionando al PDA. Clara López Obregón, presidenta del PDA, procedió a aclarar que las acciones iniciadas por Petro no comprometían al Polo que se ratificaba como partido de oposición.12 Acto seguido las coordinadoras departamentales del PDA en los departamentos de Antioquia, Sucre, Santander, Cauca, Risaralda y Chocó manifestaron su respaldo a la decisión asumida por el CEN.13 Sin embargo, para desviar la atención, Petro ha promovido un debate desde hace rato aplazado, pero exigido por las bases: el papel de Samuel Moreno Rojas como alcalde de Bogotá y miembro del PDA a través de la ANAPO (Alianza Nacional Popular).14 Según informa el PDA en su página web, la presidencia del partido ha trasladado las declaraciones de Petro a la comisión de ética15. La administración de Moreno Rojas, y la ANAPO en general, se han convertido en un lastre para el PDA, debido a las actitudes colaboracionistas y traidoras de esta tendencia. Sin embargo, luego de conocer su nueva actitud con respecto a Santos y la Unidad Nacional, Petro parece un burro hablando de orejas.
Respuesta de los marxistas a la Unidad Nacional
El abandono del trabajo de base en estos últimos cuatro años redujo las fuerzas del PDA a la mitad. Las recientes acciones de Petro no ayudan a mejorar la situación. En cambio, sí funcionan para sus intereses particulares ya que está aprovechando el apoyo político obtenido como candidato a la presidencia para promover su programa oportunista entre las bases del PDA y cooptar sectores del Partido Verde y el PL.
En PCC y el MOIR, que lideran el ala izquierda del Polo se habla de exigir la expulsión de Petro. Si Petro ha podido defender en los últimos días su posición se debe a que el atraso político del PDA y la insuficiencia de su programa se lo permiten. En caso de que esta moción sea aprobada por el CEN y respaldada por el Comité de Ética, es fundamental explicar a las bases del PDA las razones políticas de esta acción, ya que el objeto de ella no es acabar con la crítica ni con el debate al interior del Polo, sino todo lo contrario. Son estas posturas colaboracionistas de Petro las que traicionan los debates que se han adelantado desde la aprobación del Ideario de Unidad.
El fracaso del socialdemócrata Jaime Dussán Calderón como presidente del PDA y el apoyo popular del moirista Jorge Robledo, han llevado al CEN ha moverse algunos grados a la izquierda. Sin embargo, un Comité Ejecutivo no es más que una camarilla si no cuenta con el apoyo de unas bases concientes y organizadas alrededor de un partido revolucionario.
En los días siguientes al 20 de junio el PDA se ha mantenido en la oposición desde el CEN, empero ha descuidado a sus bases. El error de hace cuatro años parece empezar a repetirse; mientras, Uribe empieza a hacer campaña para la Alcaldía de Bogotá16, el segundo cargo político más importante del país debido a las altas cifras de contratación pública que maneja. Su eventual triunfo sería una gran derrota para la clase obrera, sobre todo si tenemos en cuenta que el Legislativo está en manos de La U y los partidos tradicionales de la oligarquía (PL y PC).
El 9 de abril de 1948 le dejó una dura lección al proletariado colombiano: un levantamiento popular sin contar una dirección revolucionaria, no sólo es un fracaso garantizado sino que consolida a la reacción en el poder después de la derrota. El narcotráfico y el imperialismo han permitido sostener temporalmente al actual régimen de los embates de la actual crisis económica, sin embargo esto no significa un blindaje. La situación de inestabilidad financiera en Estados Unidos y Europa es una bomba de tiempo para Colombia que busca desesperadamente firmar TLC con esas potencias. En esta coyuntura no es impensable un levantamiento popular en un país en el que el desempleo, la flexibilización laboral, la falta de vivienda y la pauperización de la salud aumentan. Es deber del PDA y de sus cuadros formar a los trabajadores en las ideas del marxismo y crear un órgano de difusión que estimule el debate entre las bases de la colectividad. El reformismo ha sido insuficiente para los problemas del país, a los trabajadores y campesinos de Colombia, que todo les ha sido arrebatado, no les queda otra opción más que el socialismo.
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NOTAS
1. http://publicidad.eltiempo.com/
2. http://www.marxist.com/colombia-de-vuelta-a-la-segunda.htm
3. Políticos vinculados al narco-paramilitarismo.
4. http://colombia.indymedia.org/news/2010/02/111951.php
5. http://www.lasillavacia.com/queridodiario/7280/santos-y-cia Un año antés Santos había tenido otra reunión con Panetta en Washington: http://www.semana.com/noticias-narcotrafico/ministro-juan-manuel-santos-…
6. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-141156-2010-02-28.html
Andrés Felipe Arias es tristemente recordado, junto con su sucesor y amigo Andrés Fernández, por ser el promotor del programa Agro Ingreso Seguro que concedió millonarios subsidios a terratenientes.
7. Con respecto a la situación de Derechos Humanos en Colombia, véase Informe de la misión de parlamentarios/as de verificación de los Derechos Humanos en Colombia. Marzo del 2010.
8. http://www.portafolio.com.co/economia/economiahoy/desempleo-en-colombia-…
9. http://www.semana.com/noticias-politica/carta-petro-santos-prueba-para-u…
10. http://beta.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1638823
11. http://www.eltiempo.com/colombia/politica/reunion-petro-santos-en-busca-…
12. http://www.polodemocratico.net/REUNION-PETRO-SANTOS-NO-COMPROMETE
13. http://www.polodemocratico.net/Coordinadoras-Departamentales-del
14. http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-211275-petro-covo…
15. http://www.polodemocratico.net/La-presidencia-del-PDA-dio
16. http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/06/100622_1805_colombia_uribe_alcaldia_gz.shtml
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