Gran Bretaña: Represión policial en Bristol en las protestas contra los ataques a los derechos democráticos

Una nueva ley propuesta por los conservadores, que otorgaría a la policía poderes represivos sin precedentes, ha provocado una ola de ira y manifestaciones. En Bristol, el fin de semana pasado, la policía convirtió una protesta pacífica de 5.000 personas en un furioso caos.

Esta ira hacia la policía se produjo tras la brutal represión de una vigilia pacífica en Londres, en memoria de Sarah Everard, presuntamente asesinada por un oficial de policía hace dos semanas.

El establishment está en pie de guerra por la manifestación convocada con la consigna: “matar el proyecto de ley”, en Bristol el domingo pasado, que terminó con violentos enfrentamientos con la policía.

El ministro del Interior, Pitri Patel, condenó las protestas, en las que se incendiaron furgonetas de la policía y se rompieron las ventanas de las comisarías, como «violencia y desorden».
Pero los verdaderos matones se encuentran en el establishment: los que defienden un sistema que condena a millones a la pobreza, por la riqueza de unos pocos.

Draconiano

Durante el fin de semana, se organizaron manifestaciones con el lema de «matar el proyecto de ley» en todo el Reino Unido contra la nueva ley de seguridad de los conservadores. El proyecto de ley sobre la policía, el crimen, las sentencias y los tribunales otorgará a la policía poderes draconianos para detener protestas pacíficas que considere «ruidosas» o «perturbadoras para el público». Esto significaría que el derecho a protestar ya no existiría, ya que la policía podría reprimir cualquier reunión pública.

Este ataque de los conservadores a nuestros derechos democráticos básicos fue simplemente la punta del iceberg para quienes salieron a protestar. No es coincidencia que solo una semana antes, la policía de Londres aplastara violentamente una vigilia pacífica para llorar la muerte de Sarah Everard , quien aparentemente fue asesinada a manos de un oficial de policía en servicio.

La ira contra la policía se ha estado gestando durante años, o incluso décadas. Millones están hartos del acoso racista cotidiano hacia los jóvenes negros y asiáticos, como lo destaca el movimiento Black Lives Matter, con protestas en Bristol el verano pasado que terminaron con el derriboo de la estatua del esclavista Edward Colston.

A pesar de innumerables indagaciones e investigaciones, los hombres negros siguen muriendo a manos de la policía, mientras que los responsables rara vez, si es que alguna vez ocurre, se enfrentan a la justicia. La reciente muerte de Mohamud Hassan, poco después de abandonar la custodia policial, parece ser simplemente el más reciente de una larga lista de casos de este tipo.

La policía suele ignorar a las mujeres que sufren agresiones sexuales y violaciones. Y ahora, con las nuevas leyes promulgadas por los conservadores, los culpables del ‘crimen’ de derribar estatuas de racistas pueden enfrentar sentencias de prisión de hasta 10 años, ¡seis años más que los violadores condenados!

Hipocresía

Por supuesto, según el establishment, nada de esto es ‘mafia’, sino simplemente el funcionamiento de la ‘ley y el orden’.

En cuanto al «desorden» y la «criminalidad», los propios conservadores son expertos mundiales, con su manejo catastrófico de la pandemia.

Para que no lo olvidemos, el gobierno conservador es responsable de la muerte de casi 150.000 personas por COVID, ya que las ganancias de los empresarios se priorizan sobre la vida de las personas. Los jóvenes se enfrentan especialmente a un futuro extremadamente sombrío, con el desempleo que se disparará. Y al mismo tiempo, los ricos amigos de los conservadores han recibido miles de millones de libras en forma de contratos corruptos y donaciones estatales.

Por tanto, ¿es de extrañar que miles hayan llegado al punto gritar «¡ya basta!»? ¿Y que esta ira acumulada explotara como consecuencia de las provocaciones de la policía?
Incluso antes de la manifestación, el mensaje de las autoridades de Bristol había sido: «No vengas, no protestes, la policía ya ha prohibido la protesta». Con la amenaza de fuertes multas, las autoridades imposibilitaron la organización de una marcha disciplinada.

Es indicativo del estado de ánimo, que a pesar de estas advertencias, más de 5.000 personas en Bristol decidieron tomar una posición política contra el proyecto de ley y todo el sistema corrupto.

Atroz

Desde el principio, parejas de policías se acercaron a los manifestantes y comentaron mensajes críticos con Priti Patel. A los que portaban pancartas se les advirtió que eran «ilegales». La presencia policial se desvaneció hasta cierto punto, a medida que crecía el número de manifestantes. Pero se vislumbraba la sensación de que estaban preparados para intervenir de forma más agresiva.

La multitud se alejó de College Green, en una marcha improvisada por el centro de la ciudad. Los números inevitablemente disminuyeron a medida que pasaban las horas, pero un grupo, tal vez un millar de personas, hizo una protesta sentada frente a la estación de policía de Bridewell.

En respuesta, la policía antidisturbios salió con unidades montadas y perros. Pronto comenzaron a golpear a los manifestantes con porras. Hay informes de que la policía utilizó gas pimienta, convirtiendo lo que había sido una marcha pacífica en una batalla campal.

La respuesta violenta, provocada por algunos manifestantes por estos ataques, se ha convertido, por supuesto, en el foco del día para el establishment. Inmediatamente están utilizando estos hechos para intentar justificar el otorgamiento de los nuevos poderes represivos a la policía. ¡Patean a un perro furioso y luego piden un collar más apretado cuando comienza a gruñir!

Como marxistas, no nos sumamos a este hipócrita coro de denuncias. En última instancia, es el capitalismo y todas sus instituciones, incluidos los conservadores y la policía, los responsables de la violencia a escala sistémica.

Al mismo tiempo, sin embargo, debemos señalar que romper algunas ventanas de comisarías de policía no nos acercará más a terminar con este sistema opresivo y podrido. Esto solo puede lograrse mediante una lucha organizada de la clase trabajadora, basada en un programa socialista para transformar la sociedad.

Organicémonos

En la actualidad, las cúpulas de los sindicatos y del Partido Laborista están frenando esta lucha. Imaginémonos cuán poderoso sería el movimiento si los dirigentes del movimiento obrero se movilizaran y organizaran a sus bases. Y del mismo modo, si el dirigente laborista, ‘Sir’ Keir Starmer canalizara la enorme ira de millones contra el establishment, en lugar de hincarse de rodillas para sostenerlo.

En lugar de que algunos miles salieran a protestar en un puñado de ciudades, podríamos ver un movimiento de masas de millones de trabajadores y jóvenes. Ante esto, ninguna cantidad de leyes conservadoras represivas podría frenar la lucha.

Los trabajadores y los jóvenes no pueden confiar en Keir Starmer, ni en ninguno de los agentes del establishment en el movimiento obrero, para liderar este movimiento. Por lo tanto, es vital que la izquierda aproveche el momento para expulsar a quienes nos detienen y transformar los sindicatos y el Partido Laborista en vehículos de lucha.

Al final, la policía y los conservadores sirven para defender los intereses de la clase dominante. Solo con una lucha de clases decidida, quitando el poder de las manos de los multimillonarios y sus agentes, veremos el fin de todos los horrores y la violencia de este sistema.

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