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Investidura de Rajoy – Comienza la resistencia contra el gobierno de la derecha y sus cómplices

Mariano Rajoy Brey ha sido elegido presidente del gobierno con el apoyo de Ciudadanos y la abstención vergonzosa de 68 diputados del PSOE. Se trata del presidente investido con menor apoyo parlamentario y popular de la historia reciente del Estado español. El gobierno que se forme ahora llevará adelante el programa de ajuste impuesto por la troika y que caerá de nuevo sobre las espaldas de la juventud y las familias trabajadoras. Al mismo tiempo, decenas de miles de personas se manifestaban por las calles de Madrid, convocadas por la Coordinadora 25S, en lo que es el comienzo de la resistencia contra el nuevo gobierno de la burguesía.

La manifestación fue impresionante, con decenas de miles de personas cubriendo el trayecto entre la Plaza de Neptuno y la Puerta del Sol. Es importante subrayar la masividad de esta manifestación cuando la convocatoria ha sido criminalizada durante toda la semana por los medios burgueses. El País la tildó hasta el día antes de «manifestación contra la democracia», y hasta el último momento estuvo rondando  la idea de que fuera reprimida salvajemente por la policía, infiltrándola de provocadores. Además, salvo IU, ninguna organización de masas llamó a la participación de manera explícita.

Fue la del sábado 29 una manifestación mayoritariamente de clase obrera, con familias, gente de los barrios y del cinturón rojo de Madrid, muchos jóvenes, un gran contingente del PCE y de IU y muchos militantes de PODEMOS. Se podía ver la rabia en la cara de la gente. Al comienzo de la manifestación, cargos públicos y referentes de Unidos Podemos como Alberto Garzón, Rafa Mayoral, Diego Cañamero, Isa Franco o Juan Carlos Monedero se sumaron a la concentración, antes de comenzar la sesión de investidura. Terminada esta, Alberto Garzón se desplazó a la Puerta del Sol donde fue recibido de forma entusiasta por los manifestantes.  La imagen de la Puerta del Sol llena de manifestantes gritando “no nos representan” mientras en el Congreso se consumaba la farsa de la investidura, es una muestra de la profundidad de la crisis del Régimen del 78.

El fin del bipartidismo

Para lograr la investidura de Rajoy, la burguesía ha necesitado fracturar y destruir la credibilidad del PSOE, el partido sobre el que ha descansado la gobernabilidad del Estado durante 22 de los 39 años de régimen. Con la abstención del 29 de octubre, el PSOE pierde su lugar en el tradicional “reparto de papeles” en el sistema de partidos español. La ruptura de este pilar del régimen añade aún más inestabilidad a la situación política y deja a Unidos Podemos como única fuerza estatal de oposición en la izquierda.

Ha quedado demostrado –y la reciente entrevista del periodista Jordi Évole a Pedro Sánchez en La Sexta así lo ha ratificado– que la dirección y el aparato del PSOE son un mero instrumento del gran capital y del IBEX35 para abortar cualquier gobierno de izquierdas que plantee una transformación profunda de la sociedad y luche por una verdadera justicia social. Pedro Sánchez reveló en esta entrevista que grandes empresas, como Telefónica, y los grandes bancos, le hicieron llegar personalmente su oposición frontal a un gobierno PSOE-PODEMOS, y le chantajearon con que iniciarían una campaña en la prensa, concretamente en El País, para desacreditarlo si apostaba por esa vía, como efectivamente sucedió. Se ha revelado, como si ya no estuviera claro para la mayoría, que tras la fachada “democrática” del régimen existe una verdadera dictadura del gran capital que impone la política que deben hacer los dirigentes del PSOE y que diseña las campañas mediáticas salvajes contra Unidos Podemos y contra cualquier alternativa a la derecha.

Las implicaciones de todo esto son de calado. Por primera vez, el papel de primera fuerza de oposición (pese a los patéticos esfuerzos de Antonio Hernando por atribuirle esa posición al PSOE) le corresponde a una fuerza que, no sólo proviene del espacio tradicional a la izquierda de la socialdemocracia (ensanchándolo), sino que es la expresión política del descontento profundo con el régimen político español y, en última instancia, con el sistema capitalista, que se expresó en el periodo de movilizaciones, sin precedentes desde la Transición, que se abrió con el 15M.

La aparición de PODEMOS en 2014 descolocó a todo el mundo, empezando por la izquierda. Obligó a resituarse a IU, proceso no exento de problemas y tiras y aflojas y que culminó con la elección de Alberto Garzón como coordinador federal y la confluencia en Unidos Podemos. Provocó también los primeros síntomas de agotamiento en el PSOE, que pese a sus sólidas raíces en la clase trabajadora española no puede escapar de la crisis global de la socialdemocracia. La irrupción de PODEMOS en las Europeas provocó la dimisión de Rubalcaba y dio lugar a la elección de un líder “joven y fresco” en la figura de Pedro Sánchez, para tratar de competir en lo que ya se evidenciaba como un nuevo tablero político.

La derecha y el capital reaccionaron también. El “Podemos de derechas” por el que suspiraba el presidente del Banco Sabadell se materializó en Ciudadanos, también con un liderazgo “joven y fresco” y con un discurso “transversal” y “regenerador” que trataba de pescar en el electorado “indignado” de “clase media”, sacando provecho de las propias debilidades del discurso de PODEMOS de entonces. Hasta la principal figura del régimen, el monarca, tuvo que dejar paso en un intento de mostrar “ánimo regenerador” ante el ambiente que había.

Una vez cerrado el ciclo electoral con la reelección de Rajoy, se evidencia que a pesar de todas las operaciones de estética del sistema, a pesar de las toneladas de mentiras y calumnias que se han vertido y a pesar, también, de los bandazos y vacilaciones de la dirección de PODEMOS, el espacio que esta lidera representa al sector más avanzado de la clase trabajadora y los sectores oprimidos de la sociedad, sector educado y templado en el periodo de movilizaciones y resistencia de 2011-2014 y que ha roto con la socialdemocracia, buscando una alternativa a su izquierda que no encuentra cabida en el capitalismo.

Preparar la respuesta al nuevo gobierno de recortes y ataques sociales

30609708436 2ba5d146b9 zFoto: José Camó/Izquierda UnidaEl gobierno que ahora se forme llevará a cabo los recortes y ajustes exigidos por Bruselas con el apoyo entusiasta de Ciudadanos y la forzada complacencia del PSOE, imposibilitado de hacer una oposición real ante la perspectiva de unas nuevas elecciones que pudieran darle la puntilla. Los datos del empleo de los últimos meses evidencian el carácter raquítico de la recuperación exhibida por el PP. En un escenario de inestabilidad económica global, la perspectiva no es la de una mejora sostenida en las condiciones de vida de la clase trabajadora que pueda amortiguar el conflicto social, sino todo lo contrario.

Se acabó la prórroga de la Troika. La Comisión Europea ya ha exigido recortes estructurales (netos) en el presente presupuesto de este año por valor de 5.500 millones de euros, y otros tantos para el año próximo, que evidentemente no van a salir de la devolución de ningún rescate bancario. Mientras, el Tribunal Supremo tumba el “Bono social” energético y obliga al Estado a indemnizar a las eléctricas con 500 millones de euros mientras sube una vez más el recibo de la luz.

La experiencia de la clase trabajadora llevará a un nuevo periodo de movilizaciones, de mayor profundidad y extensión que el de 2011-2014, con la diferencia que ahora hay un espacio político con una fuerza y presencia institucional incomparablemente mayor, que puede y debe servir de altavoz y apoyo a la construcción de poder popular en la calle. En este contexto veremos una reactivación y un reforzamiento de los movimientos sociales que crecieron o se formaron en el periodo anterior, y también una reactivación del movimiento obrero tradicional, pese al papel de freno que juegan las actuales direcciones de los sindicatos mayoritarios. Las huelgas contra las deslocalizaciones y EREs y las movilizaciones contra los recortes y las privatizaciones volverán al primer punto del orden del día.

Unidos Podemos debe liderar, en el parlamento y en la calle, la resistencia y la respuesta en el periodo que viene. El giro en el discurso del compañero Pablo Iglesias y el lanzamiento de la iniciativa Vamos! son un punto de partida para resituar a la organización ante las necesidades del nuevo periodo. Unidos Podemos tiene que ser el vínculo de la calle con el parlamento, tiene que jugar el papel de aglutinador y de dirección política de la resistencia contra el gobierno de Rajoy.

Construyendo Unidos Podemos

30528115912 81627c5be2 zFoto: José Camó/Izquierda UnidaLos marxistas de Lucha de Clases estamos comprometidos con el fortalecimiento y desarrollo de Unidos Podemos, y trabajaremos codo con codo con todos los compañeros, grupos y corrientes para asegurar en el más breve plazo un triunfo electoral que permita la llegada de Unidos Podemos al gobierno. Sin embargo, debemos ser claros. La experiencia ha demostrado que cualquier política de reformas progresivas que trate de revertir todos los recortes y ataques sociales, restaurar las conquistas sociales perdidas y avanzar en una mejora sustancial de las condiciones de vida de las familias trabajadoras, se encontrará con la oposición frontal, el chantaje y el boicot económico de la clase dominante. Ésta tratará de utilizar su poder económico para desestabilizar un eventual gobierno de Unidos Podemos y ponerlo de rodillas, como ha hecho con Syriza y Tsipras en Grecia.

Por lo tanto, sólo existe una manera de asegurar que se lleve a cabo el programa de Unidos Podemos para terminar con la precariedad laboral, reducir drásticamente el desempleo, garantizar el acceso a la vivienda y a los servicios esenciales (gas, electricidad, transporte), o alcanzar y sobrepasar los niveles de gasto social anteriores a la crisis (sanidad, educación, dependencia, etc.). Esto pasa por la nacionalización de las palancas económicas fundamentales de la sociedad –bancos, grandes empresas y latifundios–, actualmente en poder de 200 familias de súper ricos. Es la única manera de liberarnos de la presión de esta oligarquía mafiosa. Por supuesto, esta nacionalización debe hacer bajo el control de los trabajadores e indemnizando solamente a los pequeños accionistas, y serviría como punto de arranque para una planificación económica que en muy poco tiempo podría resolver los problemas fundamentales que agobian a la mayoría de la sociedad.

Se hace necesario, por tanto, fortalecer y desarrollar una fuerte corriente marxista dentro de Unidos Podemos, que pueda ser capaz de ofrecer una alternativa en las discusiones y debates que vamos a afrontar en este nuevo período, sobre cuál debe ser el programa, la táctica y la política que debe darse UP para incrementar su fuerza social, llegar al gobierno y transformar la sociedad en líneas socialistas.

 

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