Jorge Martín: «Mientras que la lucha por la República Catalana esté circunscrita a las 4 paredes del parlamento catalán, el estado español tiene todas las de ganar»
Reproducimos a continuación la entrevista concedida por Jorge Martín, editor de In Defence of Marxism, a la revista venezolana Bervum, en la que se repasa la actual situación en Catalunya después del 21-D y las perspectivas que se abren para el conflicto
Jorge Martín, editor de la página web «In Defence of Marxism», conversó con Bervum acerca de la lucha por la República Catalana desde el 1 de octubre de 2017, cuando se celebró el referéndum hasta nuestros días: ¿Cuáles son los principales obstáculos y posibilidades de este movimiento? ¿Obedecerán los representantes políticos al pueblo catalán?»
«El movimiento nacional de Cataluña, por su contenido y por la participación de las masas populares, es, en el momento actual, un factor revolucionario de primer orden, que contribuye poderosamente, con el movimiento obrero, a contener el avance victorioso de la reacción». Inicialmente, pudiera pensarse que estas ideas han sido expuestas en el siglo XXI por algún analista, en relación a la situación en Cataluña. Sin embargo, la autoría de estas consideraciones corresponden al político y líder del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), Andrés Nin, en un texto publicado en septiembre de 1934 bajo el título: «El marxismo y los movimientos nacionalistas». En sus líneas advierte que la emancipación nacional requiere luchar contra la clase capitalista y desbordar los límites impuestos por la burguesía. ¿Será posible para el movimiento por la República Catalana?
Mucho ha ocurrido en Cataluña desde el 1 de octubre de 2017, cuando se celebró el referéndum sobre la independencia, convocado por el Govern de la Generalitat, en el que el «Sí» obtuvo el 90.09% al alcanzar 2.020.144 votos, mientras que el «No» registró el 7,87% con 176.565 votos. Acto seguido, el 27 de octubre, el parlamento catalán declaró la independencia.
Más tarde, el 21 de diciembre de 2017, se realizaron las elecciones al parlamento de Cataluña, convocadas por el gobierno español en virtud de la intervención de las instituciones catalanas mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución española. En estos comicios, 4.393.099 votantes eligieron los 135 escaños del nuevo parlamento, cuya primera sesión se celebró el 17 de enero y se escogió a su presidente Roger Torrent, del partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). A Jorge Martín, editor de la página web «In Defence of Marxism», le consultamos: ¿Serán los independentistas leales a la lucha por la República Catalana? ¿Qué ocurrirá con la investidura del presidente de la Generalitat?
Contenido
La clave: movilización de masas y vigilancia de los independentistas
-(Bervum) Las movilizaciones motorizaron lo que se ha logrado hasta ahora en favor de la independencia de Cataluña. ¿Las masas volverán a las calles?
-(Jorge Martín) En primer lugar, lo que está claro es que en todos los momentos en los que las masas entraron en escena, como por ejemplo, en las movilizaciones del 20 de septiembre, durante el referéndum del 1 de octubre, en las huelgas generales del 3 de octubre y 8 de noviembre ha sido cuando el proceso del avance hacia la República Catalana ha dado los pasos más importantes.
Cuando el proceso ha quedado limitado a maniobras o conversaciones en el parlamento o el gobierno catalán es cuando se han hecho concesiones y la represión ha triunfado. Eso está claro.
Entonces, en mi opinión, en el próximo período también va a ser así. Mientras que la lucha por la República Catalana esté circunscrita a las 4 paredes del parlamento catalán el estado español tiene todas las de ganar. Si sale a la calle y se convierte en una movilización de masas, incluyendo huelgas generales y toma de edificios públicos y demás es cuando podemos avanzar.
De hecho, esta misma semana ha habido movilizaciones importantes. El día 16 de enero, cuando se cumplieron 3 meses del encarcelamiento de los dos «Jordis» -Jordi Cuixart, del Òmnium Cultural y Jordi Sànchez, de la organización Asamblea Nacional Catalana (ANC)- hubo movilizaciones, tanto en Barcelona, como en otros pueblos de Cataluña. También el día 17, se movilizó un grupo respetable de personas, durante la apertura de la nueva sesión del parlamento.
No va a haber ninguna otra solución que la de volver a las calles y basarse en el movimiento de las masas para seguir avanzando.
-(B) ¿Cuál es el papel de los Comités de Defensa de la República (CDR) en el logro de la República Catalana, luego de haber sido constituido el Parlament?
-(JM) Los Comités de Defensa de la República surgen en un primer momento, como Comités de Defensa del Referéndum -antes del 1 de octubre- y son impulsados desde abajo: en los barrios, las ciudades y las localidades; para la participación directa del pueblo en la organización y la defensa del referéndum. Jugaron un papel clave.
El referéndum no se hubiera producido de no haber sido por los Comités de Defensa de Referéndum y el pueblo organizado bajo otros nombres. Lo cierto es que incluso, las organizaciones independentistas habían hablado de respetar la decisión del juez de cerrar los centros electorales. Fue la gente que se organizó y durante 2 o 3 días mantuvieron esas instalaciones educativas abiertas para que el domingo 1 de octubre se pudiera celebrar el referéndum.
Posteriormente al referéndum, los comités ya se convirtieron en Comités en Defensa de la República y han tenido 3 o 4 reuniones de representantes de toda Cataluña, donde se han empezado a coordinar de una forma más concreta.
De esta manera, los comités jugaron el papel decisivo durante la huelga general del 8 de noviembre, donde organizaron más de 50 cortes de ruta en todo el territorio, incluyendo las fronteras con Francia, Aragón y Valencia, en las que participaron cientos de personas.
El papel de los Comités de Defensa de la República ahora que hay un nuevo parlamento es crucial. En primer lugar, para que la mayoría independentista -en el Parlament- se mantenga firme y leal a los principios de la República Catalana, algo que no está totalmente garantizado.
En la cúpula de los diferentes partidos independentistas -particularmente de Esquerra Republicana (ERC) y del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT)- hay voces que hablan de responsabilidad, moderación, una legislatura tranquila y demás. Están preparando de alguna forma, un retroceso en los principios de lo que ya se votó el 1 de octubre y se declaró el 27 de octubre, es decir, la República Catalana.
Entonces, la labor de los CDR es de vigilancia, de movilización y de asegurarse que los representantes políticos obedecen al pueblo. Una de las consignas de estos comités es «el pueblo manda y el pueblo obedece». Este es el espíritu que debe animar a los CDR en este nuevo período.
-(B) Los independentistas obtuvieron mayoría, pero dentro de ellos hay diferencias. Vimos que la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que realizó una campaña en pro de la República Catalana, la voluntad popular expresada el 1 de octubre y enarbolaba la defensa de los derechos sociales, aún así, no lograron el resultado deseado. ¿Cuáles son las características a lo interno de las fuerzas independentistas y cómo esto se verá reflejado en sus propuestas en el parlamento?
-(JM) La mayoría independentistas en el nuevo parlamento catalán está compuesta por 3 partidos. Uno es la CUP, que tiene cuatro diputados y una postura bastante clara: la lucha por una República Catalana sobre la base de un cambio fundamental, es decir, que esté vinculada -como lo precisaban en su slogan- a la lucha por «pan, techo y trabajo», la propiedad pública de los servicios, los derechos sociales y sindicales. Una postura de clase y social.
El otro partido que forma parte de la mayoría independentista es Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que es social-demócrata, de centro-izquierda y que está a favor de la independencia. Sin embargo, sus dirigentes no centraron la campaña en la defensa de la República, sino más bien, en la defensa de las instituciones, en contra del 155 y en restaurar de las instituciones catalanas.
De hecho, el nuevo presidente del parlamento -que no es el presidente del gobierno, sino de la cámara- es Roger Torrent, quien pertenece a este partido. En su discurso de investidura como presidente no mencionó la palabra República, ni su proclamación el 27 de octubre, ni tampoco el referéndum del 1 de octubre.
Al respecto, los representantes de la CUP señalaron que a ellos les parecía que ese discurso no era bueno y que el nuevo presidente de la cámara iba por mal camino si seguía con esas declaraciones.
Finalmente, el otro partido que forma parte de esa mayoría independentista es Junts per Catalunya (JuntsxCat) que es la lista del presidente catalán Carles Puigdemont, que se encuentra en el exilio en Bruselas y que no queda claro si podrá ser investido o no, como presidente del nuevo gobierno en las próximas semanas.
Es cierto que el presidente Puigdemont sí ha tenido una postura mucho más clara al decir «bueno, aquí lo que hay que defender es la República, las instituciones que ya nosotros proclamamos y demás». Aunque, dentro de su propia fuerza, el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) -que forma parte de esta coalición JuntsxCat- las voces son mucho más moderadas, que hablan de la necesidad de un acuerdo con el gobierno español.
El presidente Puigdemont está a favor de que nos sentemos a negociar sobre la base clara de que el pueblo catalán ha votado por una República, mientras que los otros, en mi opinión, sí están dispuestos a hacer concesiones y representan el sector que está más vinculado con grupos económicos de la burguesía catalana, que no están realmente a favor de la independencia, lo que quieren es calma y tranquilidad para poder seguir con sus negociaciones capitalistas.
Ausencias en el parlamento de Cataluña
-(B) Ocho diputados están ausentes del nuevo parlamento, 3 en la cárcel y 5 en el exilio. Si no logran tomar sus asientos cómo afectará la capacidad de decisión de los independentistas?
-(JM) Eso es un punto clave. En primer lugar, esto refleja es el carácter excepcional en las que se realizaron estas elecciones. A pesar de que estos 8 candidatos independentistas no pudieron hacer campaña en igualdad de condiciones fueron elegidos.
Respecto a los tres diputados que están en la cárcel, la mesa del parlamento catalán les ha concedido la posibilidad de votar por delegación: otro parlamentario de la misma mayoría puede ejercer el derecho de voto por él. No obstante, los 5 diputados que están exiliados en Bruselas no pidieron la delegación de voto durante la sesión de apertura pero sí la han pedido ahora.
Queda pendiente ver si la mesa del parlamento aceptará esa delegación de voto; yo creo que es posible que sea favorable, porque los independentistas también tienen mayoría en la mesa del parlamento.
Sin embargo, ya se ha anunciado que los partidos contrarios a la independencia y que están a favor del gobierno español recurrirán ante el tribunal constitucional, argumentado que al estar en Bélgica están escapando a la justicia: están voluntariamente allí y por lo tanto, no se les puede delegar el voto.
Exponen que si quieren votar que vuelvan a España, olvidando un pequeño detalle: al minuto que ellos pisen el territorio español serán detenidos, porque hay una orden de arresto pendiente contra ellos.
También vemos otra cosa que es totalmente escandalosa: el hecho de que los dos «Jordis» y Oriol Junqueras, más otro ministro del antiguo gobierno, estén en la cárcel, acusados de crímenes de rebelión y sedición no tienen nada que ver con las acciones que se realizaron. Ambos crímenes implican un levantamiento con violencia contra el orden establecido, cuando en realidad lo que sucedió en Cataluña fueron manifestaciones pacíficas, organizadas con carácter de desobediencia civil, pero en ningún caso un levantamiento armado y violento.
En segundo lugar, ellos deberían tener derecho a estar en libertad bajo fianza, pendiente de juicio. Ellos no han sido condenados todavía: el juicio ni siquiera se ha realizado. Sin embargo, el juez no solo les ha negado la fianza, también les ha negado el permiso carcelario para poder asistir a la sesión. Es decir, el juez podía haber dictaminado que se les daba permiso temporal para asistir a las sesiones del parlamento.
De tal forma que no se violen sus derechos políticos y los derechos de los ciudadanos que les votaron a su representación política. Aún así, el juez en ambos casos, ha optado por las medidas más extremas: cárcel sin fianza y negación de permiso carcelario.
Les tienen en prisiones que están a más de 500 kilómetros de sus lugares de origen. Esta es una forma del régimen español de mantener un chantaje sobre la mayoría independentista para poder ejercer presión a fin de evitar que salgan del marco establecido.
A pesar de eso, si la mayoría independentista perdiera los 5 diputados que están en Bruselas no perdería la mayoría del parlamento, porque 70 menos 5 son 65 y el bloque de partidos que está a favor del unionismo -de la unidad de España- tienen 57.
Luego, hay otros 8 diputados que pertenecen a Cataluña en Común-Podemos que formalmente, no están a favor de la independencia pero tampoco lo están del artículo 155; al tiempo que el presidente de la cámara tendría un voto de calidad. Todavía habría una mayoría, a favor de la independencia, aunque no se le concediera la delegación de voto a los diputados en Bruselas.
En cualquier caso, es una situación excepcional que demuestra la falta de garantías democráticas del régimen español en este aspecto del parlamento de Cataluña.
Golpe al régimen de 1978
-(B) El 21 de diciembre, en unas elecciones impuestas por el 155, se le atestó un golpe al régimen de 1978. ¿Cuáles son las perspectivas y posibilidades de cara a la investidura de la Generalitat que está por producirse?
-(JM) Las elecciones del 21 de diciembre fueron un golpe bastante duro para el régimen de 1978 y el bloque del 155 -la intervención del estado español contra las instituciones democráticas de Cataluña- y el motivo es que ellos habían convocado esas elecciones en condiciones excepcionales, como son la disolución del gobierno catalán y de la cámara del Parlamento catalán, algo que no tiene ningún precedente en los 40 años de la democracia española, con el objetivo de ganar esas elecciones: que en Cataluña se formara otro gobierno que no planteara que el derecho de los catalanes a ser una República y mucho menos, el de tener un referéndum para poder decidirlo.
Ellos perdieron, porque la mayoría independentista sigue existiendo con más o menos el mismo porcentaje de votos y no ha habido ningún cambio sustancial en el juego parlamentario en Cataluña. Por eso, ellos fueron derrotados en su objetivo que era eliminar esa mayoría.
Ahora bien, ¿qué va a suceder ahora? La mayoría independentista ha dicho que ellos quieren investir al presidente Carles Puigdemont, pero como sabemos, él está en el exilio en Bruselas y como dije antes, en el momento que regrese a España va a ser detenido y encarcelado, muy probablemente sin fianza.
Ahora hay una disputa sobre si la sesión de investidura podría realizarse a distancia por algún medio telemático. De tal forma que pudiera estar en Bélgica defendiendo su investidura o delegara en alguna otra persona esa defensa.
Los partidos a favor del 155 y del régimen español están totalmente en contra -Ciudadanos, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)-, se oponen a esto y han anunciado que van a recurrir ante el Tribunal Constitucional si de alguna manera la mesa del parlamento le permite a Puigdemont ser investido.
Allí está el dilema en el que nos encontramos ahora. El régimen español ha expresado su voluntad muy clara, tanto Mariano Rajoy como la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría y otros, han dicho que no van a dejar que Puigdemont sea presidente de Cataluña.
Uno podría preguntarse ¿con qué moral y autoridad ellos quieren decidir quién será el presidente? Si su propio partido -el PP- sacó solo 4 diputados en Cataluña, fue el partido que menos votos sacó -185.670- de los que tienen representación parlamentaria; sin embargo, se abroga el derecho de decidir quién puede ser o no presidente de Cataluña.
No puedo decir qué va a suceder, lo que está claro es que los partidos del 155 van a hacer todo lo posible para impedir que Puigdemont sea presidente y si la cámara catalana decide investirlo de todas formas, Rajoy ha dicho que no va a levantar el 155, así que continuaría la intervención y de nuevo no se reconocería la voluntad democrática del pueblo catalán.
Allí están los límites de la democracia burguesa española que se instauró en el año 1978, sin ninguna ruptura fundamental con el régimen franquista. Ese es el límite de la situación y solo se puede resolver mediante la movilización de las masas en las calles para que el derecho democrático básico de lo que ellos votaron se pueda ejercer en la práctica.
-(B) Contra el pueblo catalán no sólo se aplicó la represión sino que se busca ahorcarlos por vía económica. ¿Quién es el verdadero enemigo y cómo el pueblo catalán puede reponerse a sus agresiones?
-(JM) Hay personas que han descrito al movimiento por la República Catalana como uno de carácter nacionalista-burgués, en la medida que uno de los principales partidos -el PDeCAT- que antes se llamaba Convergencia Democrática de Cataluña, es un partido burgués. Históricamente ha tenido muchos vínculos con la burguesía catalana.
Sin embargo, hay que aclarar un punto: en este último período, en la medida que se ha ido avanzando con la movilización popular en la idea de la república Catalana, la burguesía catalana en realidad, ha abandonado el movimiento por la independencia totalmente; ellos están en contra.
Todas las grandes organizaciones patronales en Cataluña Fomento Nacional del Trabajo, el Círculo Ecuestre, el club de empresarios del Puente Aéreo, se han manifestado abiertamente y movilizado contra la independencia.
No sólo eso. Más de 2000 empresas trasladaron su sede social fuera de Cataluña y algunas de ellas, también su sede fiscal. Además, han amenazado con asfixiar económicamente una posible República Catalana. Ahí vemos dónde están claramente los intereses: la idea de esta república se enfrenta, no solo al régimen del 78, sino que éste está sostenido por la burguesía catalana.
Esta burguesía no ha tenido muchos problemas con el régimen del 78 y siempre ha tenido un papel protagonista dentro del capitalismo español. Tradicionalmente, este partido Convergencia llegaba a acuerdos, tanto con el PP como con el PSOE -dependiendo de quién gobernara en Madrid- para aplicar recortes contra la clase trabajadora. Así sigue la cuestión hasta ahora.
Por eso, el movimiento por la República Catalana adquiere un carácter de clase y que esté basada en los intereses de los trabajadores y no en los intereses de la burguesía catalana, que nunca ha sido republicana y mucho menos independentista.
¿Hacia una Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas?
-(B) En uno de sus artículos hacía referencia a que la lucha por la República Catalana solo tendrá éxito si se trata de una lucha contra el régimen de 1978, vinculada a la lucha por el socialismo. ¿Qué se requiere para lograr este objetivo?
-(JM) Esa es mi opinión porque en realidad, una cosa que sí tenemos que reconocer que aunque hay una mayoría a favor de la independencia, existe un amplio sector de la población que está en contra. Ese sector se concentra principalmente, en los barrios obreros del cinturón industrial de Barcelona y de Tarragona, donde hay un porcentaje importante de población que por tradición familiar y origen geográfico se sienten españoles.
También está el caso de personas que vinieron a Cataluña a trabajar en los años 60 y 70. La República Catalana para poder tener la fuerza decisiva para implantarse en estas condiciones tan desfavorables tiene que ganarse a ese colectivo o una mayoría de ese colectivo que ahora mismo no está sumado para la idea de la República.
Un sector de esa población salió el día 1 de octubre a defender el referéndum. A lo mejor no estaban a favor de la independencia pero estaban en contra de la represión del estado español. Eso es una base para poder ganarles.
En realidad, la República Catalana solo puede ganarse a este sector si huye de la idea de que es solo para los que se sienten catalanes y es una cuestión de identidad.
Entonces, creo que debemos ir en la dirección de que la lucha por la República es una cuestión de transformación social y debemos poner fin al régimen corrupto y podrido de la monarquía que nos legó el dictador Franco.
Tenemos que poner el tablero patas arriba y garantizar, como dice la CUP, un nuevo sistema de organización social y política que nos garantice «pan, techo y trabajo». Sobre esa base, sí se puede ganar a este sector de la población. Muchos de ellos, han votado en el pasado a opciones de izquierda en estas zonas obreras del cinturón metropolitano de Barcelona y de Tarragona.
Además, creo que plantear la lucha por una República Catalana desde ese punto de vista de la lucha contra el régimen del 78 nos permite ganar más apoyo fuera de Cataluña, es decir, de los trabajadores y los pueblos del resto del estado español que puedan sentirse identificados con este tipo de proyecto. Aquellos que han luchado durante estos últimos 5 y 6 años contra este régimen.
La gente que está a favor de una República en España que vean a la Catalana como una inspiración; toda la gente que está en contra de los recortes aplicados por el PSOE y el PP en el gobierno español. Todos aquellos que están en contra de las medidas de recortes de derechos democráticos, como por ejemplo, la Ley Mordaza que se ha aplicado en todo el estado español. La idea es unir la lucha por la República Catalana con la lucha general contra el régimen del 78.
Creo que esta es la forma de fortalecer el movimiento y poder llegar a una victoria. Desde mi punto de vista, la República Catalana tendría que ser como la chispa que iniciara un proceso hacia una Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas.
-(B) Planteado de esa manera: ¿Cuál sería la repercusión en la Unión Europea de la República Catalana? ¿Se contagiaría el movimiento obrero europeo?
-(JM) Creo que la experiencia de lo que nosotros llamamos el «Octubre Catalán», ese proceso de luchas que llevaron al referéndum y posterior, también ha hecho avanzar mucho la comprensión sobre qué es exactamente la Unión Europea y qué intereses defiende.
Había muchas ilusiones en Cataluña que vista la represión del gobierno español contra el referéndum, este bloque, de alguna forma, intervendría a favor de los derechos democráticos de Cataluña. Nosotros advertimos que eso no iba a ser así.
La Unión Europea es una organización capitalista en defensa de los intereses de los grandes banqueros y empresarios. Particularmente dentro de ellos, los más fuertes de Europa, es decir, la burguesía alemana. Ya vimos hace 3 años, como ese bloque capitalista aplastó la voluntad del pueblo griego de liberarse de las cadenas de la austeridad, que habían expresado en un referéndum.
Cuando la Unión Europea apoyó al gobierno español en su represión de los derechos catalanes, mucha gente en Cataluña comenzó a cuestionarse el carácter de ese bloque.
Para mí, una República Socialista Catalana también tendría que hacer un llamado internacionalista a toda la clase trabajadora y los pueblos de Europa, empezando por todos aquellos que han sufrido de forma más dura las políticas de austeridad: Portugal, Irlanda, Francia, Italia y Grecia; pero también en otros países como Holanda, Alemania y Gran Bretaña donde ha habido décadas de recortes y que en los últimos años han tenido un impacto más fuerte; para levantarnos todos y construir una Europa genuinamente del pueblo trabajador y no capitalista.
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