La lucha contra violencia hacia las mujeres – un movimiento internacional en busca de la revolución

Este 8 de marzo en Italia no será el mismo que el de otros años. Vivimos en un sistema que ya no es capaz siquiera de garantizar condiciones de vida dignas para la mayoría de la gente y esto se refleja en particular en la terrible situación a la que se enfrentan las mujeres. En los últimos meses, sin embargo, en docenas de países de todo el mundo hemos visto a cientos de miles de mujeres expresar su ira contra el sistema, y ​​tomar las calles en defensa de sus derechos.

El pasado octubre, decenas de miles de mujeres polacas sorprendieron al mundo con su huelga contra las nuevas restricciones al derecho al aborto que el gobierno se proponía introducir.

El aborto es ilegal en Polonia, y sólo se concede en casos de violación, graves defectos en el embrión o en situaciones que amenazan la vida de la mujer. El gobierno nacionalista había decidido que incluso estas limitadas concesiones eran demasiado liberales. Sin embargo, el gobierno pagó un alto precio por su arrogancia: las mujeres rompieron la paz social que duraba 25 años y el proyecto de ley tuvo que ser retirado.

En Brasil, el aborto está garantizado de la misma manera que en Polonia. El año pasado, el movimiento de mujeres bloqueó las restricciones adicionales planteadas por Cunha, el Presidente de la Cámara Baja del Parlamento, destinadas a penalizar más a las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual.

En octubre pasado también hubo movilizaciones de masas contra la violencia contra las mujeres en Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y México, a raíz del violento asesinato atroz de Lucía Pérez, una joven de 16 años de edad, en Mar de la Plata, que fue secuestrada, violada, torturada y empalada.

En Turquía, hubo enormes movilizaciones de las mujeres que obligaron al gobierno a retirar su proyecto de ley sobre las llamadas bodas forzosas, en el que las niñas víctimas de violación no sólo tendrían que aceptar la violación en silencio, sino también ¡casarse con el violador! . El mismo gobierno turco arrogante, que desde agosto pasado ha encarcelado a miles de activistas de izquierda, maestros, intelectuales y funcionarios públicos, se vio obligado a retroceder a causa del movimiento.

Todo el mundo puede ver lo que está sucediendo en los Estados Unidos con el movimiento de millones de mujeres contra Trump, que se ha extendido a un movimiento más amplio de los trabajadores y los jóvenes en contra de su política reaccionaria.

No hay duda de que la escalada de la violencia contra las mujeres ha impulsado este movimiento, pero también es parte de una protesta masiva más generalizada contra el declive de las condiciones de vida en general y contra el nuevo gobierno.

Italia también vio al menos 200.000 personas salir a la calle en Roma el pasado mes de noviembre en una manifestación contra la violencia hacia las mujeres. Al menos siete millones de mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia en Italia. En Europa, el 33% de la población femenina ha sufrido algún tipo de violencia. El año pasado en Italia 116 mujeres murieron, tres cuartas partes de los cuales a manos de un miembro de la familia, y el 67% a manos de sus parejas. A pesar de la campaña en los medios de resaltar siempre todo caso que involucre a los inmigrantes con el fin de fomentar el racismo y justificar el aumento de las medidas de represión del Estado, las cifras muestran que el problema no es de «ley y orden».

La violencia contra las mujeres está estrechamente relacionada con el sistema económico en el que vivimos y, por tanto, la lucha contra la violencia hacia la mujer implica una lucha contra el capitalismo.

El capitalismo es violencia

Womens March Liverpool commons.wikimedia.orgwikiFileSigns at Womens March Liverpool.jpgLos casos trágicos que vemos, a menudo con violencia extrema, están conectados directamente con las presiones de la vida cotidiana en las familias ordinarias. Y no hay duda de que esta presión ha aumentado con la profundización de la crisis económica. En Italia, la mayoría de las muertes han tenido lugar en Lombardía, una de las zonas económicamente más desarrolladas. No podemos tratar el fenómeno de manera simplista como resultado del atraso cultural. En Italia, menos del 46% de las mujeres tienen empleo, uno de los porcentajes más bajos de Europa. Sin embargo, aun cuando las mujeres tengan trabajo, su independencia económica no está garantizada. La falta de un estado del bienestar significa que para las mujeres, incluso tener un trabajo, puede convertirse en una carga intolerable, especialmente para las mujeres con niños o personas mayores a quienes deben cuidar. Esto significa que no es suficiente exigir puestos de trabajo para las mujeres. Hay que mirar a las condiciones de vida en general, teniendo en cuenta los limitados servicios sociales, sistemas educativos, sanitarios y de pensiones.

A esto, también hay que añadir que debido al papel social asignado a las mujeres en este sistema económico, hay una lucha ideológica de la clase dominante para limitar en gran medida la libertad sexual de las mujeres y relegarlas al papel de criar y cuidar a los niños.

Es dentro de la familia, en todas sus manifestaciones, donde la sociedad coloca la responsabilidad última del cuidado de los seres humanos, y dentro de ella la mujer juega un papel fundamental, ya que son las mujeres quienes dan a luz y este aspecto biológico condiciona su papel en la familia. Esta es la razón de que sean necesarias tantas luchas duras y amargas para conseguir el derecho al aborto, que existe en Italia, pero que se ha visto limitado por el llamado derecho a la «objeción de conciencia» del personal médico. Hasta un 70% del personal médico, de hecho, ejerce esta opción, para negarse a realizar abortos, lo que significa que este importante derecho en muchos hospitales no está en absoluto garantizado. E incluso aquellas mujeres que logran abortar resultan víctimas de las campañas oscurantistas de castigo de la Iglesia Católica y del llamado Movimiento por la Vida.

Los cuerpos de las mujeres no son plenamente suyos

Y este hecho, en el contexto social y económico dado, condiciona aún más las relaciones entre los sexos, al promover la idea de una relación de propiedad de los hombres sobre las mujeres.

Los estudios y las estadísticas muestran que la violencia contra las mujeres tiende a ocurrir en los casos en que las mujeres se sienten psicológicamente más frágiles, víctimas de la amargura de la vida y, a menudo obligadas a depender, tanto económica como emocionalmente, de sus parejas. Las relaciones forzadas y el estado de explotación general en que se encuentran las mujeres, son las condiciones típicas en que el carácter patológico del sentido de la propiedad sobre la mujer madura en los hombres. Este tipo de relación también se expresó históricamente en el derecho penal y familiar de Italia. Baste recordar que en Italia los delitos de violencia sexual eran considerados como «delitos contra la moral y las buenas costumbres» y sólo en 1996 se convirtieron en «delitos contra la persona».

A finales de los años 1980, gracias al desarrollo del movimiento de las mujeres, hubo una proliferación de centros «antiviolencia» para las mujeres. Estos eran principalmente asociaciones privadas autogestionadas por las mujeres, que crecieron también gracias a la financiación proporcionada ocasionalmente por las autoridades locales. Pero, con el tiempo, la financiación disminuyó, y muchos de esos centros han tenido que cerrar. Ellos son sin duda importantes, pero de ninguna manera lo suficiente para hacer frente al problema. No es suficiente luchar contra la violencia simplemente trabajando en la autoestima y la independencia de las mujeres.

La libertad y el capitalismo

El año pasado vimos el movimiento por el derecho al matrimonio del mismo sexo, que reveló la indignación de grandes capas de la juventud contra todos los fanáticos de dentro y de fuera del gobierno.  Finalmente, el gobierno Renzi aprobó una versión de compromiso de la ley (no hay ninguna mención del matrimonio, sino sólo de las uniones civiles, y las parejas del mismo sexo no tienen derecho a la adopción ni a que sus compañeros tengan el derecho a la custodia de los hijos del otro). Todos los diversos grupos de interés aplaudían el «coraje del gobierno», ignorando convenientemente no sólo lo que habían dejado fuera de la ley, sino también el hecho de que este era el mismo gobierno que había introducido la Ley del Empleo [muy similar a la reforma laboral aprobada por el gobierno de Hollande en Francia], y que había recortado las pensiones y la asistencia sanitaria. Todas estas medidas han dado lugar a un aumento de los despidos y a un desempleo creciente. Este fue un ataque importante no sólo al movimiento obrero en su conjunto, sino también y, en particular, a las capas más débiles y más discriminadas de la clase obrera (como los inmigrantes, las mujeres y los homosexuales).

Los derechos civiles no son abstractos y generales, libremente disponibles para cualquier persona. Están estrechamente relacionados con las condiciones materiales de vida de quienes los ejercen. ¿Cómo pueden las personas ejercer su derecho a expresar sus relaciones personales y vivir su vida libremente, bajo un régimen de inseguridad constante en el trabajo, con la falta de servicios sociales, con alquileres exorbitantes, etc.?

Hay que luchar por eliminar la base social que alimenta la violencia y la discriminación

feminismCreemos que las dificultades que encuentra el movimiento – al menos aquí en Italia – para establecer una estrategia de lucha clara para cambiar realmente el estado de las cosas, está relacionado con la naturaleza de clase de los que dirigen el movimiento. Ellos aceptan el actual gobierno, y se limitan a la simple crítica de tal o cual ley aprobada por el gobierno Renzi. No abordan el problema de cómo luchar contra los que persiguen intereses que son diametralmente opuestos a los de los trabajadores. Estas personas viven una vida cómoda, estas mujeres intelectuales de alto vuelo, etc., pueden pasar su tiempo en charlas de fantasía acerca de los derechos, etc., mientras que tienen familias idílicas, preciosas casas con todas las comodidades y también, por supuesto, personal de servicio para cuidar de todo ello.

Sin embargo, el actual movimiento internacional de las mujeres tiene la posibilidad de desafiar a la clase dominante y a sus gobiernos. Debemos aprovechar esta oportunidad para desarrollar una estrategia ganadora y declarar la guerra a aquéllos que son realmente responsables del deterioro continuo de las condiciones de vida de la clase obrera.

En los últimos años tanto los gobiernos de «centro-izquierda» como de «centro-derecha» han atacado nuestros intereses. En menos de tres años, el gobierno Renzi logró introducir el derecho de despedir sin causa justa, y recortes significativos en la educación, la sanidad, las pensiones y el gasto de los ayuntamientos. También desreguló el uso de la tierra pública, y permitió iniciar las llamadas grandes obras, en realidad regalos a los especuladores a costa de servicios realmente útiles. Todo esto ha sido sazonado con campañas arrogantes y grotescas, como «la Alegría de Vivir y Procrear», o el famoso «Día de la Fertilidad». El insulto final fue el decreto de rescate bancario cuando fueron entregados 20.000 millones de euros de dinero público a los banqueros y los patrones. En los últimos años hemos visto la transferencia de inmensos recursos de los bolsillos de los trabajadores a los de los empresarios.

La ira de los trabajadores se expresó en el referéndum del 4 de diciembre, que llevó a la renuncia de Renzi, pero está claro para todos que el gobierno actual es sólo un «gobierno de Renzi sin Renzi».

Una plataforma de lucha

emancipatin of womenLas más de dos mil mujeres que asistieron a la asamblea «Non una di meno» («Ni una menos»), celebrada en Bolonia los días 4-5 de febrero adoptaron un programa de ocho puntos e hicieron un llamamiento a los sindicatos para convocar una huelga de las mujeres. Los ocho puntos exigen mayores garantías para las mujeres, el derecho al aborto, la inversión en la cultura de las mujeres, la oposición al sexismo, el racismo y la misoginia, pero también el fin de la precariedad del empleo, un salario mínimo garantizado, permisos de residencia para todos [los inmigrantes], y oposición a la reforma educativa de Renzi.

Lo que es sorprendente, sin embargo, es el hecho de que, en relación con el derecho al aborto, a lo que siguió inmediatamente la demanda de poner fin a la objeción de conciencia de los médicos, se planteara la demanda de la despenalización de los abortos clandestinos, que son a su vez el resultado de la «objeción de conciencia», «para que todos puedan ejercer su derecho a la auto-determinación»

Consideramos que esta es una exigencia defensiva, pero también muy peligrosa, ya que abre aún más la puerta a los abortos clandestinos. No hay que huir de la necesidad de luchar por la aplicación del derecho al aborto completo, protegido y adaptado a las necesidades de las mujeres en los centros de salud públicos. Y la única manera de garantizar este derecho es abolir el derecho a la objeción de conciencia para el personal médico, lo que implicaría el despido inmediato de cualquier persona que no cumpla con la obligación de proporcionar este servicio.

Lo que también se encuentra en la lista de demandas es un llamamiento para restablecer la red estatal de clínicas de planificación familiar, según lo establecido en la Ley 194 (la ley actual sobre el derecho al aborto) que también incluiría los centros contra la violencia. Sin lugar a dudas, las actuales, a menudo poco fiables e insensibles, instalaciones públicas, con profesionales que no están adecuadamente formados, meramente revelan el carácter agresivo del Estado. Esto no es lo que necesita una mujer. Sin embargo, tenemos que luchar por una red financiada públicamente que cubra al conjunto del país, para que todas las mujeres, desde las grandes ciudades hasta los pueblos más remotos de Calabria, independientemente de su situación económica o nivel cultural, tengan acceso a servicios en los que puedan confiar y donde puedan encontrar respuestas a sus problemas.

Por esta razón debemos exigir una red garantizada y extensa de clínicas tanto de planificación familiar como de centros contra la violencia, financiada con fondos públicos, bajo la gestión colectiva de representantes de los sindicatos, de los movimientos de mujeres y también de las mujeres implicadas que utilizan estos servicios.

Podríamos añadir más puntos, como el lanzamiento de un proyecto masivo de construcción de viviendas municipales, para un auténtico relanzamiento del estado de bienestar que liberaría a las mujeres de la servidumbre del trabajo doméstico: con una extensa red de guarderías gratuitas, que cubra las horas de trabajo reales, una red de estructuras de apoyo público para las personas mayores, por no hablar de los servicios de lavandería, así como la promoción de empresas públicas que proporcionen servicio de comidas y de limpieza del hogar.

Para proporcionar la financiación para un plan de este tipo, debe quedar claro que tendríamos que nacionalizar los bancos y las grandes empresas, que en los últimos años han recibido enormes fondos del estado, y hacer que todo esto esté disponible para cubrir las necesidades sociales, bajo el control democrático de los trabajadores.

El llamamiento al movimiento obrero

El movimiento de mujeres ha hecho un llamamiento a los sindicatos para promover la huelga de mujeres del 8 de marzo. Se podría imaginar que este llamamiento implica una campaña para movilizar a todas las trabajadoras y que no vayan a trabajar ese día, con el fin de causar el máximo impacto y apoyar las demandas del movimiento con la fuerza suficiente. Este es el objetivo de una huelga, y es por eso que debe tener una amplia participación y debe ser realizada a conciencia. Sin embargo, el llamamiento fue hecho sin una estrategia de cómo lograr esto.

El otro problema es que los líderes de los sindicatos han aceptado todas las contrarreformas – enumeradas anteriormente – impulsadas por el gobierno. La CGIL, en particular, es responsable de haber abandonado a los trabajadores en medio de la batalla, en primer lugar por haber renunciado a la lucha contra la Ley de Trabajo en diciembre de 2014, a continuación, haciendo lo mismo en mayo de 2015 durante la lucha contra la llamada «Buona Scuola» [buena escuela], a pesar de la participación masiva en esas luchas. La secretaria de la CGIL Susanna Camusso ha maniobrado con habilidad para no tener que responder a la convocatoria de una huelga de las mujeres, dejando libertad a las estructuras sindicales locales para que las promuevan o no.

Por consiguiente, el llamamiento es visto como lo que es, un acuerdo diplomático entre los grupos feministas que lo plantearon y las burocracias sindicales que han respondido solamente a medias. La convocatoria de la huelga – aparte de los sindicatos más pequeños (USB, Cobas, Cub, Uses, SGB, en su mayoría sindicatos escindidos de los principales sindicatos oficiales) – ha sido emitida por el FLC-CGIL (sindicato del profesorado). Por desgracia, parece que el verdadero objetivo es simplemente proporcionar cobertura legal – con la oficialización de huelga – para aquellas mujeres que ya habían decidido participar en la huelga del 8 de marzo en lugar de organizar un día genuino de lucha que podrían llevar a la paralización del país.

No podemos estar satisfechos solamente con las pocas protestas a las que tuvieron que enfrentarse algunos líderes sindicales en asambleas locales. Tenemos que trabajar para desafiar la posición de estos líderes sindicales aparentemente inamovibles. Debemos promover un verdadero movimiento desde abajo, en todos los niveles de los sindicatos y centros de trabajo, con la participación de todos los hombres y mujeres trabajadores y la juventud para paralizar el país. Necesitamos construir un movimiento que exprese la ira real de la clase obrera, capaz de forzar a los líderes sindicales a convocar una huelga real, una huelga general política, para derribar al gobierno. Este debe ser el objetivo real, no el llamamiento sumiso de la asamblea «Non una di meno» sobre el gobierno para que establezca un plan de lucha contra la violencia, ¡pues sabemos muy bien lo que podría resultar de eso!

Los movimientos de masas que están en erupción por todo el mundo desafían al capitalismo y a las normas que lo rigen. Estos movimientos nos pueden inspirar aquí en Italia para poner fin a esta letanía de aprobar mociones de movilización y de diplomacia ritual de los políticos, y ayudarnos a focalizar en la necesidad de construir una alternativa real, donde los recursos económicos estén en manos de los que trabajan, y donde podamos construir una sociedad que ponga fin a la explotación del hombre por el hombre y de la mujer por el hombre.

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