La revalorización de nuestros salarios con el IPC, un derecho irrenunciable

Yo soy un obrero de taller, en una mediana empresa vinculada al sector del acero. No soy economista y no voy a darte una sesuda explicación sobre el Índice de Precios al Consumo (IPC), sino que voy a contarte mi experiencia personal en la Mesa de Negociación sobre el punto del IPC en los últimos Convenios de Empresa.

Por poner un poco en contexto, el IPC, como referencia del aumento de los precios viene de bastante atrás, cuando el Estado Franquista puso en marcha los Planes de Desarrollo tras el parón impuesto por la Guerra Civil y los años del hambre. Si miramos por encima de nuestro hombro hacia atrás, o preguntamos a nuestros padres y abuelos, veremos que en esos años de despegue de la industrialización del país, el Estado Franquista impuso esta referencia, junto a las horas extras, para mejorar salarios de miseria, para que la familias obreras llegasen a fin de mes. Cualquier índice es discutible, o manipulable, y en esos años  oscuros vemos que lo que realmente era capaz de alegrar un poco la nómina era la sobrexplotación, las jornadas interminables, el pluriempleo.

Cuando me senté por primera vez en una mesa negociadora, en los años del “milagro económico español”, eran los años de la contención salarial, que debían garantizar los beneficios empresariales porque, eso decían, garantizaba una estructura empresarial fuerte. En esos años la referencia al IPC era aceptada ya que la inflación estaba controlada y, en un escenario de amplios beneficios empresariales, era asumible por parte de las empresas. La crisis  del 2008 demostraría la falsedad de estos puntos, pero para las familias obreras ya fue tarde. Los empresarios se quedaron con los beneficios de esos años, nosotros ganamos los EREs, los ERTEs, el paro, los desahucios,…y los recortes salariales. Se dejó de hablar del IPC y se habló de hasta donde se iba a meter el cuchillo de los recortes salariales. En nuestro caso, en  cuanto a los salarios tuvimos un recorte del 10%.

Supuestamente, superada la crisis por que lo decía la tele, pero con una realidad de estancamiento económico, el ataque al IPC, la exigencia por la patronal de su eliminación como referencia para actualizar los salarios, se ha convertido en  el primer punto del orden del día en todos los convenios que se negocian actualmente. La exigencia de la patronal sobre este tema y la poca combatividad de los sindicatos de masas han propiciado que sean cada vez mas raras las empresas que aceptan revalorizar los salarios con el IPC. Yo estoy en una de esas excepciones.

La principal razón que la patronal suele usar para atacar al IPC es que es un índice anticuado, obsoleto. La empresa no tiene porqué hacerse cargo del incremento del coste de la vida, su índice de beneficios puede ser menor y por tanto no quieren asumir ese esfuerzo. También nos dicen que las empresas con salarios por encima del convenio sectorial, debemos considerarnos bien pagados y dejar para el sectorial, que es de mínimos, esa referencia del IPC. Cualquier subida salarial debe estar vinculada  según la patronal a un aumento de la productividad y la eficiencia.

A esos argumentos  yo contesto de la siguiente manera:

Hablar de que es un índice obsoleto es simplemente el intento de un jugador de póker que va perdiendo la partida de saltarse las normas acordadas. Mientras les beneficiaron, por espacio de décadas, no tuvieron demasiado problema en aceptarlo. Ahora solo aspiran a iniciar cualquier negociación desde un valor 0. Unido a la supresión de la ultraactividad de los convenios, su objetivo es negociar a la baja los salarios  y suprimir derechos.

Fuente: Agencia Tributaria

Decir que las empresas no tienen que afrontar el incremento del coste de  vida, no soy capaz de calificarlo adecuadamente en un papel. Quien trabaja para vivir, espera que su salario le mantenga las condiciones de vida que tiene, y no que le lleve poco a poco otra vez a la chabola. Sin olvidar que solo se es una persona fuera del trabajo, y  no en él, donde eres una unidad de producción, un número. Nuestro salario no solo debe servir para la mera subsistencia sino también para relacionarnos con los demás y disfrutar del tiempo libre, el arte, la cultura etc.

Poner de excusa que el índice de beneficios es menor que el IPC, no deja de ser otro ejercicio de trilero. Trasladado a euros contantes y sonantes, cualquier margen de beneficio es superior con mucho a cualquier incremento de nómina, el crecimiento de los beneficios empresariales por encima de los salarios, reflejado en el Observatorio de márgenes empresariales, lo expresa claramente.

Hablar de que cualquier subida salarial debe estar vinculada a un aumento de la productividad y la eficiencia, es el intento consciente de forzar el esfuerzo físico y mental del trabajador. Sin tener en cuenta además que la productividad y la eficiencia necesitan de inversión y planificación. Que son factores más determinantes que el trabajo, que tiene todos los minutos que pasa en su puesto controlados.

Solo puedo añadir que la defensa del IPC es la defensa del salario actual que tienes ahora. Puedo decirlo más alto, pero no más claro. Siendo como es un índice que se gestiona independientemente de la realidad de los hogares, soy consciente de que no es el más justo, o el mas real. Pero es el que tenemos y siempre será mejor que partir de 0.

Hay muchos grados de precariedad, y con eso juega la patronal. Solo los obreros unidos y organizados podrán defender su actual nivel de vida y conquistar nuevas cotas de libertad para sí y sus hijos.

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